CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA POR LAS VOCACIONES 1 INDICACIONES AL MATERIAL El material de la celebración está pensado para poder escoger de él las partes que más interesen y poder adaptarlo a la situación de cada comunidad. Las oraciones están tomadas de las misas por las vocaciones religiosas. Así mismo la propuesta de lecturas está tomada del leccionario VI. MONICIÓN DE ENTRADA Sed todos bienvenidos y bienvenidas a esta celebración. En el día de hoy queremos que esta eucaristía nos ayude a dar gracias a Dios por la vocación de cada uno de nosotros. Y, a su vez, le pedimos que mande operarios a su mies. Porque el Señor cuenta con cada uno de nosotros para construir su Reino y anunciar que Él es el Señor de la vida. Partiendo de la misión que desea confiarnos, pidámosle, a través de esta eucaristía, que todos los que formamos la Iglesia y la familia claretiana descubramos cuál es nuestra forma de ser signos y portadores del amor de Dios. Especialmente, pidamos que haya jóvenes valientes que se entreguen desinteresadamente al servicio del Reino a través del sacerdocio, de la vida misionera claretiana y del compromiso laical. Oración colecta (pág. 920 del Misal Romano, “por las vocaciones religiosas”) Señor, Padre santo, tú que invitas a todos los fieles a alcanzar la caridad perfecta, pero no dejas de llamar a muchos para que sigan más de cerca las huellas de tu Hijo, concede a los que tú quieras elegir con una vocación particular llegar a ser, por su vida, signo y testimonio de tu reino ante la Iglesia y ante el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo. MONICIÓN A LAS LECTURAS En la primera lectura, del profeta Jeremías, se nos invita a confiar en Dios y a no tener miedo para poder ir donde Él nos envíe. El salmo nos mueve en esa misma dirección de estar abiertos a realizar la voluntad del Señor. Por último, Mateo, en el Evangelio nos propone pedir operarios al dueño de la mies, ya que hay gente que necesita de otros para cubrir sus necesidades y conocer la Buena Noticia. 2 LECTURAS (LECCIONARIO VI) PRIMERA LECTURA A DONDE YO TE ENVÍE, IRÁS Lectura del libro de Jeremías 1, 4-9 Recibí esta palabra del Señor: —«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.» Yo repuse: —«¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.» El Señor me contestó: —«No digas: "Soy un muchacho", que a donde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor. El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo: —«Mira: yo pongo mis palabras en tu boca.» Palabra de Dios SALMO RESPONSORIAL Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10. 12 (R.: 8a y 9a) R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» R. Como está escrito en mi libro: «Para hacer tu voluntad.» Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R. Tú, Señor, no me cierres tus entrañas, que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre. R. 3 EVANGELIO LA MIES ES ABUNDANTE, PERO LOS TRABAJADORES SON POCOS † Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 35-38 En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: —«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies». Palabra del Señor Oración de fieles (pág. 781 del libro de la sede) Guiados por el Evangelio de Jesús, que sigue vivo, invoquemos al Señor, que nos enriquece con la fuerza del Espíritu diciendo “Padre, escúchanos”: - Para que el Papa, los obispos y toda la Iglesia realicen su misión evangelizadora en medio del mundo. Oremos. - Para que los pueblos y naciones luchen por los valores del Evangelio, que traen la paz, la justicia y la verdadera libertad. Oremos. - Para que los sacerdotes y personas consagradas anuncien con ilusión el Evangelio de Jesús en el mundo. Oremos. - Para que siempre haya corazones jóvenes que estén dispuestos a seguir la llamada de Dios y dedicar su vida, como Jesús, los profetas y los apóstoles, al servicio de sus hermanos los hombres, siendo testigos de la esperanza. Oremos. - Para que los hogares cristianos se sientan testigos del Evangelio y fomenten la vocación cristiana de sus hijos. Oremos. - Para que cada comunidad se comprometa a ser comunidad evangelizadora y siembre con valentía la llamada de Cristo entre sus miembros. Oremos. - Para que todos los aquí reunidos seamos responsables de anunciar a Jesucristo y animemos a quienes deciden consagrarse al servicio del Evangelio. Oremos. 4 Presentación de los dones (El sacerdote invita a la Asamblea a poner junto al vino y al pan su propia vida y la intención de que el Señor mande operarios a su mies). Oración sobre las ofrendas (pág. 921 del Misal Romano) Recibe complacido, Padre santo, los dones que te presentamos, y concede una vida de comunión fraterna y en libertad de espíritu a cuantos se han propuesto seguir con alegría a tu Hijo por la senda difícil de la perfección. Por Jesucristo nuestro Señor. Oración después de la comunión (pág. 921 del Misal Romano) Te rogamos, Señor, que des fuerza a tus hijos con estos alimentos celestiales, para que, manteniéndose fieles a su vocación evangélica, sean en todas partes la imagen viva de tu Hijo. él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Acción de gracias PORQUE TE ADORO Porque nos amas, tú el pobre. Porque nos sanas, tú herido de amor. Porque nos iluminas, aun oculto, cuando la misericordia enciende el mundo. Porque nos guías, siempre delante, siempre esperando, te adoro. Porque nos miras desde la congoja y nos sonríes desde la inocencia. Porque nos ruegas desde la angustia de tus hijos golpeados, nos abrazas en el abrazo que damos y en la vida que compartimos te adoro. Porque me perdonas más que yo mismo, porque me llamas, con grito y susurro y me envías, nunca solo. Porque confías en mí, tú que conoces mi debilidad te adoro. Porque me colmas y me inquietas. Porque me abres los ojos y en mi horizonte pones tu evangelio. Porque cuando entras en ella, mi vida es plena te adoro. José Mª Rodríguez Olaizola, sj 5