La Buena talla. Escultora Johanna Hamann expone su cuarta individual. Luis E. Lama La de Johanna Hamann es una trayectoria extraordinaria. Con apenas dos exposiciones escultóricas individuales es considerada como una de las artistas más representativas de nuestro medio, por la seriedad de su planteamiento, la autoexigencia y la entrega absoluta con la que ha enfrentado cada una de sus presentaciones. La obra de Johanna Hamann se ha caracterizado por un constante enfrentamiento a la vida a través de una obra que se dirige directamente al espectador que ubica en cada una de sus propuestas lo registrado en la memoria o en el subconsciente. Desde esta perspectiva son memorables sus vientres desgarrados, los esqueletos metálicos y esas estructuras en aparente descomposición con las cuales nos representaría en la Bienal de La Habana. Johanna Hamann estudió en la Universidad Católica entre 1971 y 1976, sin embargo, recién realiza su primera exposición en 1983, con una obra que la establecería como una de nuestras escultoras destacadas. Dos años después expone en Camino Brent y en 1988 realiza su última muestra, dedicada a la gráfica en Galería Trilce. Hamann es una destacada dibujante y ha participado como escultora y artista gráfica en importantes eventos nacionales e internacionales con obras en las que sorprendía la energía que desprendía del cuerpo escultórico, del nervioso tramado de su dibujo y el poder que emanaba de su materia plástica. Quizás una de sus piezas más notables se viera en el Concurso de esculturas al Aire Libre, en el cual ella propuso una pieza que le merecería un premio especial. Eran dos torres desmoronándose a modo de símbolo de una década marcada por la angustia de vivir. Ubicando a su obra entre lo plástico y lo ideológico, polos no necesariamente excluyentes, ella obtenía un equilibrio difícilmente logrado por otro artista en el país. Por eso, los contenidos de su obra ameritan un encuentro reflexivo que terminará sobrecogiendo al espectador. Esto se reafirma en la exposición actual que ha tomado cerca de tres años de elaboración y que inaugura este miércoles en la Municipalidad de Miraflores. Sobre ella, Francisco Tola de Habich sostiene: … “El fierro o el serrucho que atraviesa y desgarra la madera o piedra, que penetra y descompone un cuerpo humano, es como un símbolo de una situación social e histórica, pero también de una condición humana (arquetípica) que Johanna Hamann expresa intensamente en sus esculturas. No como resignación o nihilismo, sino siempre a través de la paradoja y la belleza del arte – como en una Crucifixión – pero en términos de los instintos y de la existencia, afirmando lo Johanna Hamann. Artista Plástica www.johannahamann.com [email protected] que somos: seres en proceso de destrucción, confrontados con la precariedad y la muerte, mientras la resistencia vital y la creatividad se oponen, creando el momento de la tensión que las trasciende, revelándonos la dignidad de la vida y al mismo tiempo, al arte como su expresión cultural más profunda y compleja”. Johanna Hamann es una artista que merece nuestro respeto y admiración. Su nueva obra, estamos seguros, habrá de consolidar las consideraciones que hasta el momento nos ha merecido una brillante, rigurosa trayectoria. … Luis E. Lama Caretas, 4 de noviembre de 1991 Johanna Hamann. Artista Plástica www.johannahamann.com [email protected]