LA DECADENCIA DE CASTILLA Salamanca en el siglo XVII “Salamanca, en el siglo XVI, vivió un periodo de esplendor (...). En el siglo XVII, por el contrario, entró en un periodo de decadencia material y cultural. A ello contribuye, por una parte, el establecimiento de la corte en Valladolid (1600-06), con la consiguiente atracción de profesores, estudiantes (en 1604 se cierra el Colegio Mayor Trilingüe) y gentes de diversa profesión que habitaban en la ciudad y, por otra, las repercusiones que en Salamanca tuvieron los acontecimientos de carácter nacional. Así, la expulsión de los moriscos hizo salir de Salamanca a 500 familias, provocando la despoblación de los barrios de San Cristóbal y San Mateo y la destrucción de sus viviendas y talleres; las guerras mantenidas con Europa supusieron fuertes pérdidas, así en la guerra mantenida con Francia la ciudad aportó, en 1684, 200 hombres equipados; en la Guerra de Sucesión (1701-15) la ciudad costeó armas y municiones, y la Universidad pagó una compañía de 100 hombres y donativos al rey Felipe V (...). La actuación del Concejo, reflejando la mentalidad de la época y la influencia de las instituciones eclesiásticas, empleaba grandes sumas de dinero en fiestas religiosas (Así, en 1601 se declaraba patrón de la ciudad a S. Juan de Sahagún y en 1618 patrona a la Virgen de la Vega). Como se ve, ni Concejo ni reyes hacen cosas para salvar a la ciudad de su decadencia, agravando ésta las catástrofes naturales, como fue el caso de la inundación de S. Policarpo, en enero de 1626, que causó los mayores daños de la historia de la ciudad: 200 muertos, 500 casas destruidas en el extrarradio y otras muchas en el interior, 10 arcos del puente romano arrastrados, 8 conventos en ruinas... En cuanto a la vida cultural, la Universidad tampoco vivía sus mejores momentos. Pues la disciplina se relajó hasta tal punto que los estudiantes sólo la visitaban para matricularse y examinarse, mientras los estudios los realizaban en los Colegios (...); baste decir, como ejemplo, que uno de los cuatro colegios mayores que había en la ciudad, el de Santiago el Cebedeo (o de Cuenca), dio en cincuenta años seis cardenales, veinte arzobispos y ocho virreyes”. VV.AA., El Barroco en Salamanca, Salamanca, IME. Ayto. de Salamanca, 1991, p. 16s. Décimas sobre el estado de la Monarquía Toda España está en un tris y a pique de dar un tras; ya monta a caballo más que monta a maravedís. Todo es flamenco país y toda cuarteles es; al derecho o al revés su paz alterado han el rebelde catalán y el tirano portugués. A España se ha trasladado de Italia y Flandes la guerra, siendo señor de la tierra el atrevido soldado; la campiña y el poblado roba su codicia impía con militar osadía; que es la guerra, en conclusión, para muchos perdición, para pocos granjería Ignórase la ocasión de este mal, que aspira a eterno, si es de España mal gobierno o es divina permisión; creo que ambas cosas son: que Dios, por nuestros pecados, para castigar culpados, aunque su remedio advierten, permite que en nada acierten los sabios ni los letrados. Todos al conde, a mi ver, se quejan por varios modos; y pues dél se quejan todos, razón deben de tener; la verdad debe de ser que el insufrible dolor del excesivo rigor de tributos y de pechos, se aumente más con despechos del ministro superior. […] Cataluña, lastimada con marciales desafueros, suplicando por sus fueros está ya desaforada; que suele tal vez, negada a los vasallos la audiencia, apurarles la paciencia; e, irritada la lealtad, perder a la majestad el respeto y la obediencia. […] La guerra de Portugal, que se juzgaba por breve, con tanto espacio se mueve, que va aspirando a inmortal; tanto espíritu marcial, tanta gente levantada, a pie y a caballo armada, tanto aparato, ¿qué ha sido? Mucha costa y gran rüido. ¿Y tanta jornada? Nada. Sátiras políticas de la España moderna Selección de Teófanes Egido, 1973. (Atribuidas a F. de Quevedo)