Salvador Mazza y la Misión de Estudios de Patología Regional

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Salvador Mazza y la Misión de Estudios de Patología Regional
Argentina (M.E.P.R.A)
Dr. Carlos Miguel Ripoll
…”La historia de la Enfermedad de Chagas y la lucha que se libró y se sigue manteniendo
contra este flagelo, está llena de grandeza y miserias, de actos de generosidad y
abnegación así como de mezquindades e intereses contradictorios.”
En nuestro país, la lucha contra la Enfermedad de Chagas está marcada por un ilustre
nombre, el doctor Salvador Mazza y varias personalidades que le estuvieron vinculadas, de
uno y otro modo. (Hugo Castagnino, 1986).
Salvador Mazza, hijo de inmigrantes italianos, nace el 6 de junio de 1886 en la ciudad de Rauch,
provincia de Buenos Aires. Cursó estudios primarios en una escuela salesiana del barrio de
Almagro y egresa del Colegio Nacional de Buenos Aires en 1902. Publicó trabajos en las revistas
del Centro de Estudiantes de Medicina, Círculo Médico y del Jardín Zoológico, referidos sobre
todo a emponzoñamiento animal y depuración biológica de aguas cloacales. Colaboró en varias
publicaciones y realizó traducciones de artículos científicos. Para ayudarse en sus estudios
enseñaban latín y francés en colegios particulares.
Egresa de la Facultad de Medicina con el título de médico en 1910, siendo nombrado
inmediatamente bacteriólogo en el Instituto Nacional de Bacteriología (actual Instituto Carlos G.
Malbrán), división a cargo del profesor Rudolf Kraus.
Le encomendaron la organización del lazareto de la isla Martín García (un laboratorio para a
búsqueda de portadores sanos de cólera en inmigrantes que ingresaban al país provenientes de
Europa, Medio y Cercano Oriente). Mientras tanto cumplía funciones docentes en la Universidad
de Buenos Aires.
En Martín García, Mazza aplicó las más recientes metodologías de estudio de epidemias
aprobadas por las convenciones internacionales de higiene pública y recomendó practicar estas
investigaciones en todo el país. Ese fue su primer trabajo científico destacado.
Llegó a ser titular a cargo de la cátedra de Bacteriología. Fue también Jefe del Laboratorio Central
del Hospital de Clínicas de Buenos Aires. Se incorporó al Ejército durante un corto período y
trabajo durante ese intervalo en la modificación de la vacuna antitífica que se inoculaba entonces
a los conscriptos. Realizo varios viajes por Europa, donde visitó los centros científicos más
afamados de París, Berlín, Hamburgo y Londres. Concurrió al Instituto Pasteur de Argelia.
En Túnez se vinculó con el gran entomólogo y bacteriólogo Charles Nicolle, Premio Nobel de
Medicina. Nicolle ejerció gran influencia sobre Mazza, con quien desarrolló una gran amistad e
influyó para el desarrollo posterior en nuestro país de un centro que se dedicaría a la patología
regional.
Mazza no había sido indiferente a los estudios de Carlos Chagas y a su transitorio fracaso en
Buenos Aires. Quizá todos los datos aislados y contradictorios que había escuchado sobre la
nueva enfermedad y sus propias investigaciones en animales, lo llevaron a sugerir la creación de
un instituto en nuestro país que se dedicara a estudiar las enfermedades propias de la región.
CONCEPCIÓN Y CREACIÓN DE LA M.E.P.R.A.
Mazza fue designado Director del Laboratorio del Instituto de Clínica Quirúrgica y como tal recibió
a Nicolle en octubre de 1925, permaneció unos días en Buenos Aires y en compañía de Mazza,
Anderson, Dios y Zuccarini se trasladaron a la ciudad de San Salvador de Jujuy. Visitaron la
localidad de San Pedro donde tomaron contacto con el Dr. Guillermo Paterson, precursor en el
estudio de las “patologías regionales” (la enfermedad y su relación con las condiciones sociales y
geográficas) con quién se trasladaron a Arroyo Colorado para estudiar microfilarias. Visitaron
luego la localidad de Perico y la Quebrada de Humahuaca. Al regresar expresó Nicolle: “Aquí, en
este remoto punto del país, deben ustedes fundar vuestro instituto y evitarán así que el fárrago de
la metrópolis, con sus intrigas e intereses dominantes, ahogue el propósito de la institución y
desvíe a los hombres de su empeño; además porque la semilla está echada por Guillermo
Paterson, el primer malariólogo argentino”.
El Gobernador de Jujuy, Don Benjamín Villafañe, intuyo de inmediato la importancia de lo
expresado por Nicolle y comprometió toda su colaboración al respecto, si la obra se realizaba en
Jujuy, gestionando con posterioridad la donación de una casa y treinta mil pesos.
En febrero de 1926 Mazza regresa a Jujuy, reúne a médicos locales y constituye la primer filial de
la “Sociedad Argentina de Patología Regional del Norte”, primer agrupamiento médico de la
provincia, se designa como primer presidente al Dr. Guillermo Paterson. Sus metas serían “las de
propender al mejor conocimiento de las enfermedades, especialmente las de carácter
infectocontagioso, así como de sus agentes productores y los medios más eficaces para
prevenirlas y curarlas”. Idéntica tarea realizó en las restantes provincias norteñas.
Una comisión argentina presidida por Mülhens, del Instituto de Enfermedades Tropicales de
Hamburgo, e integrada por Dios, Petrocci y Zuccarini encuentra en Tucumán, después de
examinar la sangre de millares de personas, los dos primeros casos argentinos de parasitismo por
T. cruzi. Estos hallazgos no podían restituir todavía a la enfermedad la importancia que le había
atribuido la escuela brasilera en sus estudios originales de las décadas previas.
Años más tarde Salvador Mazza halló en la Argentina nuevos mamíferos portadores de T.cruzi,
prueba fehaciente de la intervención de un ciclo zoonótico en la historia natural de la infección de
Chagas. Posteriormente diagnosticó casos humanos agudos indiscutibles con esta enfermedad. El
diagnóstico no sólo era clínico sino que estaba avalado por el hallazgo del Trypanosoma cruzi en
la sangre.
ACTIVIDAD DE LA M.E.P.R.A
El profesor José Arce, que se desempeñaba como Rector de la Universidad de Buenos Aires
(U.B.A.) y jefe del Instituto de Clínica Quirúrgica, presentó al Honorable Concejo Universitario, el
26 de febrero de 1926, su proyecto de ordenanza por el que se creaba la Misión de Estudios de
Patología Regional Argentina (M.E.P.R.A.) y se aceptaba la casa que el gobierno de Jujuy ofrecía
en carácter de donación.
Mazza firmó el contrato con la U.B.A. para desempeñarse como jefe de la M.E.P.R.A. el 21 de
marzo de 1929, en julio de 1930 recibió el edificio construido para tal fin en las afueras de la
ciudad de San Salvador de Jujuy, actual rectorado de Universidad Nacional de Jujuy.
Dice el Profesor Dr. Olindo Martino en “Salvador Mazza, trascendencia de su obra como médico e
investigador”.
“Fue en ese verdadero oráculo del conocimiento donde comenzó a gestarse la epopeya de la
Escuela de Medicina Regional y Tropical en la Argentina. La M.E.P.R.A. constituyó un magno
crisol de esforzada labor. Allí la inteligencia compartida y el mutualismo interdisciplinario se
prodigaron con llamativa rigurosidad científica para aquella alborada del siglo. Fructíferos veinte
años de ininterrumpida labor desarrolló el maestro junto a sus leales discípulos, entre los que se
encontraban: Flavio Niño, Miguel Jörg, Salomón Miyara, Cecilio Romaña, Guillermo Paterson, los
hermanos mendocinos Germinal y Redento Basso, Canal Feijoo, Alvarado y tantos otros. Esta
adelantada institución cumplió substanciales funciones: asistencial, diagnóstica, de cirugía
experimental, de relevamiento epidemiológico, de programas de vacunación, docente y de
extensión universitaria.
En 1930 la M.E.P.R.A. inició sus publicaciones científicas, que llegaron a 72, referidas a diversos
aspectos de las patologías regionales. La calidad de los trabajos fueron excepcionales, con
abundancia de fotografías y esquemas o dibujos, historiales muy completos de pacientes,
descripciones histológicas y anatomopatológicas.
Se recopilaron los primeros 1000 casos agudos de la enfermedad de Chagas, con una detallada
descripción de sus formas anatomoclínicas, dándole un valor médico y sanitario insospechado. Se
estudió con acabada rigurosidad clínico-epidemiologica el complejo patógeno que mantiene la
infección leishmaniásica en la naturaleza, hecho que permitió demostrar la existencia del primer
caso de Kala-Azar americano, a la par que se logró descubrir aparentemente el único caso de
Botón de Oriente en la provincia de Jujuy.
Fueron también relevantes los estudios epidemiológicos que demostraron la extensión de la
endemia chagásica en la Argentina y en otros países. Se mapeó la distribución geográfica del
Triatoma infestans y los índices de infestación domiciliarios. Mazza participó también del estudio
de la distribución geográfica de la Leishmaniasis en la Argentina estableció la existencia de fiebre
amarilla en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia); alentó el estudio entomológico de los flebótomos,
artrópodos transmisores de la Leishmaniasis cutánea natural en el perro y en el caballo. Se
emprendieron importantes estudios de transmisión y de patología experimental en modelos
animales con cepas de Trypanosoma cruzi”.
La M.E.P.R.A. editó también monografías sobre asuntos de interés nacional, algunas de ellas
correspondieron a tesis de doctorado.
Mazza, gestor de una epopeya sanitaria no igualada en el país hasta el día de hoy, recorrió el
norte en automóvil, a caballo o en sulky y todo el país en su vagón sanitario. Este fue el primer
vagón de ese tipo construido en la Argentina, llevaba la denominación E 600 y mostraba en su
costado el escudo de la Misión. Ese vagón ferroviario, de trocha angosta, estaba equipado con un
laboratorio y consultorio completos, especialmente diseñados por Mazza, y alojamiento para
animales de experimentación y/o estudio.
La M.E.P.R.A. se constituyo en uno de los centros de estudio de las enfermedades tropicales más
importantes de la época. Mazza fue maestro y consultor de innumerables médicos del país y del
extranjero.
El 26 de junio de 1946, luego de avances y retrocesos y los eternos problemas presupuestarios,
se decide el traslado de la M.E.P.R.A. a Buenos Aires. Mazza fallece de una afección cardiaca el
7 de noviembre de ese año en México, en la plenitud intelectual de sus 60 años, mientras
estudiaba, junto a los científicos brasileros Francisco Naranja y Emanuel Dias la problemática de
la enfermedad de Chagas en Monterrey.
La muerte de Mazza significó también la pérdida y destrucción de casi todo el material de trabajo
atesorado a lo largo de tan intensos 20 años de labor. Pudieron contabilizarse más de 300
publicaciones originales efectuadas por Salvador Mazza y sus colaboradores de la MEPRA. El Dr.
Rubén Posee relató que pudo presenciar acongojado el remate de libros, papeles, premios
internacionales y objetos personales de Mazza, que se realizó luego de la muerte de su esposa en
una casa del barrio de Belgrano en Buenos Aires.
La M.E.P.R.A. fue disuelta el 16 de mayo de 1959, por resolución Nº 251 del Consejo Superior de
la Universidad Nacional de Buenos Aires, su material desperdigado, desaprovechada la colección
de preparados y una de las histotecas de enfermedades regionales más importantes de
Sudamérica.
Argentina perdió, lamentablemente, la que debería haber sido su escuela de Medicina
Tropical.
El vagón de la MEPRA permaneció largo tiempo en la estación Boulogne y se remató en 1950,
siendo adquirido por un médico de la localidad de Lincoln.
…”Mazza era un hombre de carácter áspero y pasional, no tuvo la habilidad de ganar la simpatía y
protección de los poderes públicos o de las camarillas universitarias, acusándolos de atender más
a sus ambiciones personales que a las necesidades del país”; Dr. Miguel Jörg, su principal
colaborador.
…”el trabajo de Mazza fue decisivo para el conocimiento continental de la Enfermedad de
Chagas”; Zilton Andrade, patólogo brasilero autor de relevantes estudios sobre la enfermedad de
Chagas.
…”Es de estricta justicia reconocer que, mucho del conocimiento ampliado sobre la enfermedad
que se logró durante los años de labor de la MEPRA, fue el germen de innumerables conceptos
que recién han comenzado a fructificar en nuestros días y que parecen novedosos e ingeniosos
hasta que se revisa la antigua bibliografía de ese entonces”; Francisco Laranja y Emanuel Dias,
relevantes científicos brasileros, uno de los padres de la cardiología brasilera el primero y estrecho
colaborador y continuador de la obra de Carlos Chagas el segundo.
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