El Clarí-n de Chile Con las encuestas del CEP ocurre algo similar a la creencia en Jehová autor Rafael Luís Gumucio Rivas 2009-09-08 19:42:51 Las castas polÃ-ticas han inventado que las encuestas del Centro de Estudios Públicos son algo asÃ- como las Tablas de la Ley, que Moisés recibió en el Monte SinaÃ-. No en vano Chile siempre ha pretendido ser la Inglaterra de América del Sur: cumpliendo perfectamente los horarios, la socióloga Segovia aparece solemnemente para leer los preceptos divinos, contenidos en la encuesta Julio-agosto. El público, mayoritariamente, está compuesto de periodistas, muy acostumbrados a jugar con las cifras, en la Fenicia de América del Sur donde de lo único que se habla es de platas más o platas menos; al fin y al cabo, cualquiera de los dos candidatos del bipolio si, por desgracia, resulta elegido, favorecerá a los ricos y dejará, en el mismo páramo a los pobres.  Los "duques" de Venecia esperan los resultados de la palabra de Jehová en sus respectivos comandos. ¿Quién pierde, quién gana, quién crece o decrece, quién pasará a la segunda vuelta? Es algo que cada "duque" interpretará a su amaño; las cifras nunca han sido una realidad, sino un sujeto de interpretación; es evidente que quien ganó más puntos fue Marco EnrÃ-quez-Ominami – remontó de 13 a 17-; Frei disminuyó de 30 a 28% y fue castigado en casi todos los atributos, sin embargo, su comando está convencido de que ganó sólo porque Marco E-O no alcanzó – según ellosa poner en peligro su paso a segunda vuelta; Piñera se mantuvo en 37 puntos – igual que la encuesta inmediatamente anterior. Jugar con estos números es música pitagórica.  Con el CEP siempre va a ocurrir algo como la fe en Dios: en primer lugar, hay ateos que opinan que el CEP es un organismo de la derecha económica, propagandista del neoliberalismo, y qué duda cabe que lo es; hay ateos muy conocidos como el primer ministro Disraeli que, con razón, decÃ-a que hay tres tipos de mentiras, siendo la peor de ellas la estadÃ-stica; Winston Churchill afortunadamente no creÃ-a en las encuestas – si las hubiera seguido es muy posible que Inglaterra hubiera firmado la paz con Alemania, en la semana del 24 al 28 de mayo de 1940 – (Recomiendo leer Cinco dÃ-as en Londres, mayo de 1940, Churchill solo frente a Hitler, de John Lukacs, 2001). El 24 de mayo MASS Media Observation trató de medir la opinión pública en Inglaterra, justo cuando Hitler era dueño de casi toda Europa:  Ansiedad optimismo dudas hombres 27% 30% 21% mujeres 31% 18% 30%  Clase alta y media 40% 23% Clase baja 23% 23% (Lukacs, 2001:111)  Como se puede ver, si el Primer Ministro hubiera seguido a la opinión pública, expresada en la encuesta, hubiera ganado el pacifismo de Lord Halifax y, por cierto, Hitler serÃ-a el dueño del mundo, (no hubiera desaparecido el Imperio Británico, ni comenzado la Guerra FrÃ-a entre la URSS y Estados Unidos), pero especular sobre "si acaso" es inválido en historia.  Hay una segunda categorÃ-a que podemos llamar los agnósticos respecto a las encuestas, algo asÃ- como la famosa apuesta de Pascal: si metes la ficha en Dios, gana; si apuestas a que Dios no exista, también gana. Si le crees un poco al CEP, gana; si duda de su metodologÃ-a, también gana. Como las encuestas dan para distintas interpretaciones, a quienes les va es a los agnósticos – son tan oportunistas como los encuestados, siempre se van al ganador-.  El 72% de apoyo a Michelle Bachelet es casi igual que el porcentaje de chilenos que se declaran católicos y, a lo mejor, un poco menor que los admiradores de la Virgen del Carmen. Ningún presidente de Chile a través de la historia ha gozado de tal popularidad; don Pedro Aguirre Cerda, o antes, José Manuel Balmaceda, fueron transformados en Ã-conos populares después de su muerte – lo mismo ocurre con Salvador Allende-; es que el igualitarismo chileno sólo puede amar a su presidente si muere o se suicida.  No siempre la Presidenta fue la Virgen del Carmen chilena: en buena parte de su gobierno fue ninguneada por la derecha y por algunos duques de la Concertación; nuestra lÃ-der ignoraba muchas materias de la economÃ-a – entre otras, como la tonterÃ-a del tipo de cambio-, pero como es una mujer muy inteligente, responsable y estudiosa, en pocos dÃ-as aprendió los más recónditos laberintos de la economÃ-a y finanzas públicas. El mismo Eduardo Frei, que hoy anda vestido de café, como los seguidores del Carmelo criticaba a su gusto a la Presidenta, en cada metida de pata. ¡Por favor, no sean tan olvidadizos! Hace no más de un año, unas bestias machistas decÃ-an que nunca más en Chile habrÃ-a una mujer Presidenta o volverÃ-amos al mundo ideal de Carmen Polo de Franco, quien decÃ-a. "los hombres a pelear, las mujeres a cocinar".  Como Michelle Bachelet simboliza la Virgen del Carmen, Eduardo Frei sueña con que le haga el milagrito de pasarle unos pocos de sus devotos, a fin de que logre ganar al millonario Piñera. Al parecer, la pareja Michelle-Eduardo representarÃ-an la "Bella y la Bestia"; esto de que la Virgen MarÃ-a no tiene pecado original, parece que no es endosable – según me dijo un cura amigo mÃ-o-. Recuerdo que mi padre me contaba que en una reunión del Partido Conservador, donde habÃ-a más sacerdotes que laicos, el senador Héctor RodrÃ-guez de la Sota, que era candidato presidencial del Partido, en 1932, y llegó tercero - igual que puede ocurrirle a Eduardo Frei – en un momento de desesperación tomó la palabra un hijo de don Abdón Cifuentes – lÃ-der máximo de la libertad de enseñanza- diciendo: "Gumucio no considera que la Virgen del Carmen va a hacer el milagro para que gane don Héctor RodrÃ-guez de la Sotta. Gumucio le http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 19 November, 2016, 22:58 El Clarí-n de Chile respondió: <si la Virgen se va a molestar en hacer el milagro, que lo haga completo, y que gane don Héctor RodrÃ-guez de la Sotta sin elecciones".  Por desgracia, para don Eduardo Frei las vÃ-rgenes y los santos hace tiempo que han dejado de ser democratacristianos y se sospecha que se han inclinado un poco a la derecha, y los muy perezosos se niegan a trabajar a favor del candidato católico, prefiriendo la asesorÃ-a financiera especulativa de Sebastián Piñera que, a lo mejor, salva al Banco del EspÃ-ritu Santo de la quiebra.  Dejemos todas estas fantasÃ-as religiosas y veamos algunos aspectos, un tanto falaces, de las encuestas en general:   Jorge Arrate tiene toda la razón: siempre las encuestas CEP subvaloran la votación de la izquierda extraparlamentaria; en 1993, la encuesta dio 3,1% para Max Neef y 2,6% para Eugenio Pizarro; en la elección, el primero obtuvo 5,5% y, el segundo, 4,7% ( se equivocó en una diferencia de un 4,6%).  En 2005, Tomas Hirsch obtuvo en la encuesta un 3,9%, y en la elección un 5,4%  La encuestas también distorsionan en contra de la derecha: en 1989, la encuesta CEP dio Francisco J. Errázuriz un 11,4%, y obtuvo un 15,4%. En 2005, en la caso de LavÃ-n-Piñera, la encuesta dio a LavÃ-n 20% y a Piñera un 17%; el resultado fue completamente al revés: Piñera un 25,4%, LavÃ-n un 23,2%. En total, entre la encuesta y la elección hay un 11% de error.  En consecuencia, es erróneo cientÃ-ficamente sostener que la segunda vuelta será entre Frei y Piñera, cuando sólo hay un margen de diferencia del 11% entre Frei y Marco E-O. En el caso de 2005, el segundo lugar se definió en la campaña de los dos últimos meses.   Los juegos se segunda vuelta pueden ser cábala, tarot u horóscopo: en primer lugar, porque tiene un inmenso margen de error sobre el tercio de los encuestados; es imposible prever los traspasos de uno al otro sin considerar el escenario histórico. Todos los autores que han tratado el tema de la segunda vuelta – en el mundo- la consideran una elección completamente diferente que la primera – y ha ocurrido empÃ-ricamente. Especular sobre la segunda vuelta es una mera entretención para jubilados.  Rafael LuÃ-s Gumucio Rivas 07/09/09  http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 19 November, 2016, 22:58