Muchas parejas lle- van años viviendo juntas únicamen

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Siglo nuevo
M
uchas parejas llevan años viviendo
juntas únicamente porque se complementan de
maravilla en la cama, aunque
en todo lo demás no tienen afinidad. Como el caso de Margarita y Enrique, quienes tienen
tres hijos, llevan más de 30 años de matrimonio y a pesar
de que se aborrecen mutuamente, se necesitan para hacer
el amor y alcanzar el placer del
orgasmo. Su química amorosa
se reduce a que cada uno sabe
cómo llevar al otro al éxtasis.
Durante sus años de matrimonio han tenido fuertes
enfrentamientos que han incluido desde amenazas verbales hasta golpes, pasando por
pleitos judiciales y separaciones que al paso de los días se
‘solucionan’ porque ellos terminan abrazados en la cama.
Estas parejas que viven para mantener viva la pasión no
saben cómo mejorar su vida
en común, pues aunque hacen
esfuerzos por corregir su convivencia sólo alcanzan una relativa calma cuando se gozan
sexualmente. La unidad que logran se reduce al momento
del placer, pero ¿qué pasa con
toda su vida de familia?
Si bien es cierto que al inicio de toda relación de pareja,
la pasión hace que los dos busquen cada momento y rincón
para deleitarse mutuamente,
con el paso de los días, las obligaciones, preocupaciones
y frustraciones del cotidiano
vivir les van llevando a un ritmo sexual diferente al que vivían. Ya no es la pasión desbordada la que los motiva a la
vida sexual sino una relación
donde se suma un proyecto
de vida en común y relaciones
sexuales amorosas.
Es por la inexistencia de esos planes en conjunto, que
las parejas que viven solamente unidas por el sexo son más
susceptibles de caer en la infidelidad o en la experimentación de relaciones grupales, de
intercambio de parejas o en la
realización de tríos.
Así, la experiencia profesional y estudios en el ámbito de
la sexualidad humana nos indican que es una mala estrategia sostener una relación de
pareja basándose únicamente
en la química sexual. En primer lugar, porque el tiempo
de convivencia de la pareja y
sus hijos se ve seriamente obstaculizado por una falla en la
comunicación.
Si bien la relación sexual
es una manera de comunicar
amor, pasión y deseo, definitivamente no es la única forma
de encontrar coincidencias entre los amantes. Aquellos matrimonios cuya única zona de
entendimiento es la cama tienden a terminar –y en ocasiones
a terminar mal- con un sentimiento de vacío y la sensación
de que al correr de los años esa
relación no les aportó nada a
su persona. Y algo muy importante: la posición cómoda de
vivir creyendo que la felicidad
de la pareja está únicamente
fincada en lo sexual da pie a resentimientos mutuos y, finalmente, al hastío.
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