El Clarí-n de Chile Macroeconomía: ¿de agua dulce o salada? autor Alejandro Nadal 2009-10-28 13:45:06 Si algo aclaró la crisis de 2008-2009 es que esta generación de economistas no tenÃ-a la más mÃ-nima idea de cómo funciona una economÃ-a monetaria. La gran mayorÃ-a tenÃ-a un compromiso ideológico con una teorÃ-a del mercado cuyo nulo contenido cientÃ-fico impidió ver los sÃ-ntomas de la hecatombe. Su enamoramiento con las fáciles recetas del neoliberalismo los llevó a una cosmovisión en la que las crisis no existen. Sin embargo, hoy casi todos los economistas (en Estados Unidos, Europa, Japón, China y Brasil) aceptan que se necesita algún tipo de intervención estatal para sacar del atolladero a la economÃ-a. Y si bien es cierto que los dividen preguntas sobre los instrumentos de la intervención estatal o la duración de dicha acción, casi nadie se preocupa si lo califican de keynesiano. Esto es un cambio mayúsculo. Después de todo, hasta hace poco keynesiano era un epÃ-teto peyorativo. Pero hay que decirlo con claridad: no estamos frente a la transformación que se necesita. Y es que el calificativo keynesiano es resultado de un largo proceso en el que la obra de Keynes fue, primero, edulcorada, después, tergiversada y, finalmente, destruida. En Estados Unidos la diferencia entre economistas keynesianos y los que pensaban que la intervención gubernamental era inútil comenzó a ser descrita con la expresión macroeconomistas de agua salada y de agua dulce en 1988. Los de agua salada eran los economistas ubicados en las universidades del litoral marÃ-timo de Estados Unidos (Harvard, MIT, Princeton y Stanford). Los de agua dulce estaban en las orillas de los Grandes Lagos (Chicago y Minnesota). A decir verdad, las aguas se mezclaron y muchos economistas de agua salada se convirtieron en peces diádromos, adaptados tanto al agua de mar como a la de los rÃ-os que deben remontar para desovar. La macroeconomÃ-a de agua salada navegaba pensando que ocasionalmente era necesaria la intervención del gobierno para restablecer los equilibrios que por algún problema el mercado no habÃ-a podido consolidar. Es decir, el mercado tenÃ-a la propiedad de alcanzar una posición de equilibrio, pero a veces surgÃ-an obstáculos que se lo impedÃ-an y ahÃ- se requerÃ-a la acción del gobierno. Los tripulantes de esta embarcación: Samuelson, Solow, Modigliani y otros. Los macroeconomistas de agua dulce (Friedman, Lucas, Sargent) estaban convencidos de que esa intervención era inoperante porque los agentes en la economÃ-a podÃ-an adaptarse muy rápidamente a la acción del gobierno. Lo único que surge cuando el gobierno se entromete es inflación y desempleo. La posición de los macroeconomistas de agua salada estuvo asociada con el nombre de Keynes. Pero esto es parte de la confusión de los últimos 70 años. Para la macro de agua salada, la preocupación de Keynes por el desempleo se reducÃ-a a identificar las rigideces del mercado que impedÃ-an alcanzar una posición de pleno empleo. La intervención estatal debÃ-a concentrarse en eliminarlas. Eso es absurdo. El proyecto de Keynes partÃ-a de la base de que aun sin obstáculos ni rigideces en el mercado laboral (o algún otro), el capitalismo podÃ-a mantener niveles de desempleo intolerables. Este proyecto tenÃ-a un componente teórico profundo cuyo ingrediente central es la incertidumbre, definida como un estado de cosas que no puede ser objeto de un cálculo probabilÃ-stico para medir niveles de riesgo. Como la incertidumbre afecta las decisiones de inversión y de composición de la cartera de activos de todos los agentes económicos, es imposible asegurar la estabilidad de los mercados. A ese proyecto analÃ-tico estaban asociadas implicaciones de polÃ-tica económica muy importantes. El ingrediente subversivo en ese esquema no pasó desapercibido para un mundo académico firmemente anclado en las creencias religiosas de los mercados eficientes y bien portados. Por eso, a partir de 1936, año en que Keynes publicó su TeorÃ-a general, sus aportaciones fueron desvirtuadas, recuperadas y finalmente destruidas por una comunidad académica cada vez más temerosa de emprender un trabajo genuinamente cientÃ-fico. Esa historia es demasiado larga para contarse en este espacio. Pero es importante llamar la atención sobre esta evolución con el fin de disipar un poco la confusión e ir sentando las bases de una transformación en la investigación y la docencia. De todos modos, una conclusión es clara: los keynesianos tienen muy poco que ver con Keynes y, por otro lado, la escuelita de agua dulce quedó rebasada por los acontecimientos. EpÃ-logo: la expresión marinero de agua dulce se utiliza en sentido peyorativo para denotar navegantes que no pueden aventurarse más allá de un lago o rÃ-o. El corolario es que el verdadero marinero es aquél que cruza los siete mares. Ahora que si se aplica la metáfora a nuestro paÃ-s, no se puede evitar concluir que la macroeconomÃ-a de la SecretarÃ-a de Hacienda y del Banco de México no es ni de agua dulce ni de agua salada. Esos marineros zozobran desde hace mucho en un charco de agua estancada. http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 19 November, 2016, 22:55 El Clarí-n de Chile http://nadal.com.mx La posición de los macroeconomistas de agua salada estuvo asociada con el nombre de Keynes. Pero esto es parte de la confusión de los últimos 70 años. Para la macro de agua salada, la preocupación de Keynes por el desempleo se reducÃ-a a identificar las rigideces del mercado que impedÃ-an alcanzar una posición de pleno empleo. La intervención estatal debÃ-a concentrarse en eliminarlas.La posición de los macroeconomistas de agua salada estuvo asociada con el nombre de Keynes. Pero esto es parte de la confusión de los últimos 70 años. Para la macro de agua salada, la preocupación de Keynes por el desempleo se reducÃ-a a identificar las rigideces del mercado que impedÃ-an alcanzar una posición de pleno empleo. La intervención estatal debÃ-a concentrarse en eliminarlas.La posición de los macroeconomistas de agua salada estuvo asociada con el nombre de Keynes. Pero esto es parte de la confusión de los últimos 70 años. Para la macro de agua salada, la preocupación de Keynes por el desempleo se reducÃ-a a identificar las rigideces del mercado que impedÃ-an alcanzar una posición de pleno empleo. La intervención estatal debÃ-a concentrarse en eliminarlas. http://www.elclarin.cl _PDF_POWERED _PDF_GENERATED 19 November, 2016, 22:55