Un Viaje por la Isla de Ellis y la Isla del Ángel: La Experiencia de los

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Un Viaje por la Isla de Ellis y la Isla del Ángel:
La Experiencia de los inmigrantes
Capítulo 15 (1840–1920)
¿Cómo era la experiencia de ser inmigrante en los Estados Unidos
al final del siglo diecinueve y a principios del siglo veinte?
15.1 Introducción
En 1886, la Estatua de la Libertad, un regalo de Francia, fue inaugurada en una isla en el Puerto de Nueva York. La colosal estatua,
con su antorcha de la libertad en alto, causaba una fuerte impresión
en los cientos de miles de inmigrantes que pasaban delante de ella
cada año. Uno de los recién llegados, Edward Corsi, recordó lo que
sintió cuando vio a la Señora de la Libertad por primera vez:
Miré a la estatua con una sensación de desconcierto, dudando de
su realidad. Cerniéndose como una sombra a través de la niebla,
llevó el silencio a la cubierta del Florida. Este símbolo de los
Estados Unidos—esta enorme expresión de lo que, como ya nos
habían enseñado a todos, constituía el significado íntimo de este
nuevo país al que llegábamos—imponía un gran respeto entre los
inmigrantes llenos de esperanza. Muchas de las personas mayores
entre nosotros, cargadas con mil recuerdos de lo que dejaban
atrás, habían estado llorando en público desde que entramos en
las estrechas aguas en nuestro trayecto hacia un final desconocido. Pero ahora, ya calmados por la realidad del símbolo de la
libertad de Estados Unidos, se secaron las lágrimas.
—Edward Corsi, In the Shadow of Liberty
(En la sombra de la libertad), 1935
Inmigrantes llegan al Puerto de
Nueva York, 1915.
Millones de inmigrantes llegaron a los Estados Unidos al
final del siglo diecinueve y a
principios del siglo veinte.
Muchos llegaron con muy
pocas posesiones y escaso
dinero. Tuvieron que vencer
muchos obstáculos para adaptarse a la vida en su nueva
patria.
Corsi comprendió lo que la Estatua de la Libertad representaba
para los inmigrantes que llegaban en busca de la libertad. La poetisa Emma Lazarus, que creció en una familia de inmigrantes, lo
comprendió también. Estas palabras que ella escribió están inscritas
en la base de la estatua:
Dadme vuestros seres pobres y cansados,
Dadme esas masas ansiosas de ser libres,
Los tristes desechos de costas populosas,
Que vengan los desamparados que las tempestades batan
Mi antorcha alumbra un umbral dorado
—Emma Lazarus, “El Nuevo coloso”, 1883
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A finales de los 1800, muchos
15.2 Por qué lo europeos emigraban
a los Estados Unidos
El poema de Lazarus sugiere que Estados Unidos era un país lleno
de oportunidades para los pobres del mundo y la gran masa de los
oprimidos. Para los 1880, esto ya había sido una realidad durante
varias décadas. Grandes oleadas de inmigrantes habían llegado al
país, por lo menos desde la década de 1840. Algunos de los inmigrantes que optaron por venir a Estados Unidos procedían de Asia,
México y Canadá, pero la gran mayoría cruzaba el Océano
Atlántico desde Europa. Entraban en el país principalmente a través
del puerto de la Ciudad de Nueva York.
Desde la década de 1840 hasta la de 1890, la mayoría de estos
europeos procedieron del norte y oeste de Europa. Millones de
irlandeses, británicos, alemanes y escandinavos cruzaron el océano
para hacerse americanos. A finales de los 1800, sin embargo, la
inmigración desde el sur y el este de Europa aumentó de manera
constante. Italianos, griegos, húngaros, polacos y rusos comenzaron
a dominar las listas de pasajeros en los buques de vapor. Para todos
estos inmigrantes, los motivos para mudarse de país pueden
dividirse en factores de expulsión y factores de atracción. Los
factores de expulsión son problemas que hacen que las personas
abandonen su país de origen, mientras que los factores de atracción
son los que les llevan a emigrar a un determinado país.
judíos en Europa sufrieron persecución por sus creencias y
su cultura. Esta hostilidad era
especialmente fuerte en Rusia.
El primer pogromo, o matanza
organizada de judíos, en Rusia
ocurrió en 1881. Ataques como
éste reflejaban un brutal antisemitismo que obligó a más de
un millón de judíos a salir de
Rusia hacia los Estados
Unidos.
Dificultades que expulsan a la gente de Europa El crecimiento
de la población y el hambre fueron dos importantes factores de
expulsión que obligaron a los europeos a emigrar o a abandonar su
patria. Gran parte de Europa experimentó un rápido crecimiento
de la población en los 1800. Este crecimiento dio lugar a ciudades
atestadas de gente, a una falta de suficientes puestos de trabajo y
a una escasez de alimentos. Malas cosechas agravaron el malestar
de la gente. Una plaga que pudría las papas fue la causa de que
muchos irlandeses se murieran de hambre en la década de 1840.
La Gran Hambruna Irlandesa produjo una oleada de emigración
irlandesa hacia los Estados Unidos.
Otro factor de expulsión fue la escasez de tierras de cultivo.
Durante los 1800, la mecanización del campo condujo al crecimiento de la industria agrícola en grandes extensiones de terreno en
Europa. De esta manera, tierras comunes, tradicionalmente a disposición de todos, se combinaron y se cerraron con vallas. Muchos
campesinos fueron expulsados de las tierras que cultivaban y
acabaron sumidos en la pobreza. Incluso familias con grandes
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patrimonios se enfrentaban al problema de la escasez de tierras. En
algunas partes de Europa las tierras se dividían entre todos los hijos
herederos a la muerte de los padres. Después de unas cuantas generaciones de tales divisiones, las parcelas resultantes eran demasiado
pequeñas para mantener a una familia. Esta falta de tierra para cultivar obligó a muchos europeos a cruzar el Atlántico.
Algunos inmigrantes pensaban ir a los Estados Unidos sólo para
hacer fortuna y regresar después a sus países de origen. Otros, sin
embargo, no tenían ningún deseo de volver. Gran parte de esa gente
emigraba debido a un cuarto factor de empuje: la persecución religiosa. Judíos rusos y polacos, por ejemplo, huyeron de sus aldeas
para evitar los ataques mortales de la gente que aborrecía su
religión. Lázaro escribió su poema de la Estatua de la Libertad
refiriéndose a este grupo de inmigrantes. Lázaro había oído las historias que contaban los refugiados judíos provenientes de Rusia.
Describieron los pogromos, o ataques organizados contra los
judíos, que los habían obligado a abandonar su país. Inmigrantes
armenios, muchos de ellos católicos, contaban historias similares
sobre persecuciones y matanzas a manos de los turcos en el Imperio
Otomano que era, en su mayor parte, de religión musulmana.
Las Oportunidades llevan a los europeos a los Estados Unidos
Uno de los grandes factores de atracción para los inmigrantes
europeos era la idea de una vida en una sociedad libre y democrática. Anhelaban vivir en un país en el que pudieran tener la oportunidad de realizar sus sueños. Factores menos abstractos, o más concretos, como los recursos naturales y puestos de trabajo, también
ejercían una fuerte atracción.
Los Estados Unidos poseía extensos terrenos para la agricultura,
una gran variedad de minerales y abundantes bosques. Alemanes,
escandinavos y otros grupos del este de Europa llevaron su destreza
para la agricultura a las suaves colinas y a las llanuras de la región
central del país. Introdujeron nuevos tipos de trigo y otros granos
que ayudaron a convertir esa región en el granero del país. Los
inmigrantes europeos también buscaban oro y plata. Trabajaban en
las minas de hierro y carbón. Talaban los árboles de los bosques
para hacer madera de construcción.
El rápido crecimiento de las industrias ofreció puestos de trabajo a trabajadores no calificados, al igual que a los campesinos italianos, polacos y húngaros que llegaban a raudales a las ciudades a
finales de los 1800. Estos nuevos inmigrantes también trabajaban
en el sistema ferroviario, que se hacía cada vez más extenso, y a
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veces sustituían a trabajadores irlandeses y chinos. Las compañías
de ferrocarriles americanas hacían publicidad en toda Europa.
Ofrecían deslumbrantes descripciones de las Grandes Llanuras, con
la esperanza de vender la tierra que recibían como donación del
gobierno.
Un mayor motivo de atracción, sin embargo, eran los mensajes
personales de amigos y familiares que ya habían emigrado. Sus cartas, conocidas como cartas de América, a veces eran publicadas en
los periódicos o leídas en voz alta en lugares públicos. Con frecuencia las cartas exageraban los hechos. Los europeos llegaron a pensar en Estados Unidos como la “tierra de leche y miel” y un lugar
donde las “calles están pavimentadas con oro”. Las cartas de
América consiguieron convencer a muchas personas que emigraran
a los Estados Unidos.
La mayoría de los inmigrantes
europeos llegaron a este país
en buques de vapor. Los más
pobres entre ellos cruzaban el
Atlántico en tercera clase—el
espacio abierto debajo de la
cubierta principal que en su
época alojaba el mecanismo
de dirección de los veleros.
Las condiciones allí eran tan
estrechas y hacinadas que
muchos pasajeros pasaban la
mayor parte del tiempo en
cubierta.
Mejoras en el transporte facilitaron la inmigración Después de
la Guerra Civil, la mayoría de los inmigrantes europeos cruzaron el
Atlántico en buques a vapor, tecnológicamente más avanzados que
los veleros. Lo que en el pasado había sido un viaje de tres meses,
ahora sólo necesitaba dos semanas. Algunos pasajeros podían permitirse cabinas en los cómodos pisos superiores de la nave. Pero la
mayoría tenía que conformarse con tercera clase, la zona abierta
debajo de la cubierta principal.
En la tercera clase, cientos de personas, extrañas las unas a las
otras, compartían enormes habitaciones donde dormían en literas de
metal. El movimiento de la nave con frecuencia los ponía enfermos.
El mareo, los alimentos en mal estado y los sucios inodoros se
combinaban para crear un terrible hedor. Durante el día, los pasajeros se amontonaban en la cubierta principal para respirar aire
fresco.
15.3 Hacia la Isla de Ellis y más allá
Al final del siglo diecinueve y a principios del siglo veinte, los
inmigrantes europeos llegaban cada día por miles al Puerto de
Nueva York. Después de todo lo que habían pasado, ansiaban pisar
tierra firme. Los pasajeros de primera y segunda clase—los que
ocupaban los pisos superiores—hicieron precisamente eso. Después
de un breve examen a bordo, desembarcaban en los muelles del Río
Hudson. Los pasajeros de tercera clase, sin embargo, tenían que
hacer frente a un último obstáculo: la Isla de Ellis.
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La Estación de Inmigración de la Isla de Ellis, construida en
1892 en un pequeño trozo de tierra en el puerto, era la puerta de
entrada para la mayoría de los inmigrantes europeos que llegaban a
Nueva York. Los pasajeros pasaban por una serie de edificios donde
se encontraba el personal de la Oficina de Inmigración. Éste era
un momento de gran ansiedad para los inmigrantes. Un grupo de
funcionarios los examinaban de cerca para asegurarse de que eran
aptos para entrar en el país. Algunos de ellos no pasaban la
inspección.
Las Inspecciones médicas en la Isla de Ellis Fuera del edificio
principal en la Isla de Ellis, los funcionarios le daban una etiqueta
de identificación a cada inmigrante. La inspección médica comenzaba tan pronto como los inmigrantes entraban en el edificio. Los
médicos del Servicio de Salud Pública observaban a la gente que
cruzaba a través de la sala de equipajes y subía las empinadas
escaleras hacia la enorme Sala de Registro, o la Gran Sala. Este
breve período de observación se conocía como el “examen de seis
segundos”. Las personas que cojeaban, respiraban con dificultad o
de otra forma mostraban signos de enfermedad o discapacidad eran
apartadas a un lado para hacerles una inspección más minuciosa.
En la Gran Sala los inmigrantes eran sometidos a un examen
físico y a una prueba de los ojos. Durante el breve examen médico,
el doctor hacía una revisión para comprobar una variedad de problemas de salud, usando una tiza para marcar la ropa de los inmigrantes con un símbolo si sospechaba que tenían una enfermedad o
cualquier otro problema. Por ejemplo, una L (para lame, en inglés)
significaba una cojera o dificultad para caminar, una H (para heart)
indicaba una posible enfermedad cardíaca y una X un problema
mental. Los discapacitados o los que tenían enfermedades incurables se enfrentaban a la deportación, el retorno forzoso a su país
de origen.
La marca más temida era la E (para eye) que indicaba una
enfermedad de la vista. El médico comprobaba la presencia de tracoma, una infección contagiosa que podía conducir a la ceguera.
Cualquier persona con tracoma sería rechazada sin duda alguna. De
hecho, esta enfermedad era responsable de la mayoría de las
deportaciones.
La Isla de Ellis tramitó la entrada de millones de inmigrantes
entre 1892 y 1954, fecha en la
que se cerró definitivamente.
En la década de 1980 los principales edificios fueron restaurados y con ellos se creó un
museo. La Isla de Ellis es
ahora parte del Monumento
Nacional de la Estatua de la
Libertad.
Los inmigrantes temían el examen de la vista porque un
resultado adverso a menudo
significaba el ser deportados.
Los médicos levantaban los
párpados del inmigrante para
hacer la inspección. Algunos
utilizaban sus dedos, mientras
que otros utilizaban herramientas tales como un abotonador.
Comprobaban la presencia de
infecciones, en especial la
contagiosa enfermedad del
tracoma, que podía conducir a
la ceguera.
Entrevistas jurídicas en la Gran Sala Los inmigrantes con pro-
blemas médicos eran enviados a una zona de detención. El resto
hacía cola avanzando lentamente hacia la parte de atrás de la Gran
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Sala para hacer la entrevista jurídica. Uno por uno, se situaban
frente al inspector principal, que generalmente trabajaba con un
intérprete. El inspector hacía una serie de 29 preguntas, comenzando por “¿Cuál es su nombre?”
Antes se creía que muchos nombres se acortaban o cambiaban
en la Isla de Ellis, pero en realidad esos cambios eran poco frecuentes. Las listas de pasajeros, incluyendo las 29 preguntas y
respuestas, se hacían en el puerto de salida en Europa. Los inmigrantes daban su nombre, edad, sexo, raza, estado civil, ocupación,
lugar de destino y otros datos. Los oficiales del buque escribían las
respuestas en la lista de pasajeros. En la mayoría de los casos, los
inspectores de la Isla de Ellis se limitaban a hacer las preguntas de
nuevo para verificar que las respuestas coincidían con las de la lista
de pasajeros.
La cuestión más delicada era, “¿Tiene usted un trabajo esperándolo en los Estados Unidos?” Los inmigrantes que querían
demostrar que podían triunfar en su nuevo país a veces respondían
que sí. Sin embargo, la Ley de Foran, una ley aprobada por el
Congreso en 1885, hizo ilegal el que los empresarios de los Estados
Unidos importaran extranjeros como obreros contratados. El objetivo principal de la ley era evitar que se contrataran nuevos inmigrantes para sustituir a trabajadores en huelga. Cualquier inmigrante
que admitía que había firmado un contrato de trabajo con un
empresario en los Estados Unidos podía ser detenido.
Alrededor del 20 por ciento de los inmigrantes no pasaban el
examen el médico o la entrevista jurídica. Esto no significaba que
se les negara la entrada. Los que padecían enfermedades tratables
eran enviados a un hospital en la Isla de Ellis para recibir terapia.
Allí podían permanecer durante días o semanas hasta que un médico les diera de alta. Otros inmigrantes tenían que esperar un proceso judicial ante una Junta Especial de Investigación. Estos inmigrantes se quedaban en dormitorios en el segundo y tercer piso del
edificio principal, donde dormían en literas de hierro que se parecían
a las de la tercera clase del buque en el que habían llegado.
Los miembros de la junta revisaban los detalles del caso de
cada inmigrante y escuchaban el testimonio de los amigos y familiares del detenido, si alguno de ellos vivía cerca. La junta votaba
a favor de aceptar la casi totalidad de los inmigrantes que llegaban
ante ella. Al final, alrededor del 2 por ciento del total de los inmigrantes eran deportados.
La mayoría de los inmigrantes que pasaban por la Isla de Ellis
permanecían muy poco tiempo en el examen médico y jurídico. Sin
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Además de recibir un examen
médico, los inmigrantes hacían
cola para someterse a una
entrevista jurídica. Un inspector hacía una serie de preguntas para comprobar que los
inmigrantes podían entrar en el
país legalmente. Los inmigrantes que superaban la
prueba médica y la jurídica
quedaban libres para irse. Los
que no pasaban las pruebas
eran retenidos durante días, o
incluso semanas, hasta que
sus casos se decidieran.
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embargo, todo el proceso, incluido el tiempo de espera, duraba
varias horas agonizantes. Finalizaba con la entrevista jurídica.
Los inmigrantes que pasaban esta prueba final quedaban libres.
Aliviados de haber pasado por aquella dura experiencia, se embarcaban en un transbordador con destino a la Ciudad de Nueva York
y una nueva vida.
Más allá de la Isla de Ellis: La vida en las ciudades Algunos de
los nuevos inmigrantes europeos se ponían rápidamente en camino
hacia las granjas de la región central del país. Sin embargo, la
mayor parte de los puestos de trabajo estaban en las ciudades, por
lo que la mayoría de los inmigrantes se quedaban en Nueva York o
tomaban los trenes con destino a Boston, Cleveland, Chicago u
otros centros industriales. Como resultado, las poblaciones urbanas
crecieron desmesuradamente. De 1870 a 1920, la proporción de
americanos que vivían en las ciudades subió de un golpe de alrededor del 25 al 50 por ciento.
Los inmigrantes recién llegados tendían a vivir en los distritos
menos deseables, donde la vivienda era más barata. Estas zonas con
frecuencia incluían las fábricas y las tiendas que les proveían con
sus medios de subsistencia. En medio del bullicio y la suciedad de
la ciudad, los inmigrantes se hacinaban en casas de vecinos y otros
destartalados edificios y tugurios (barrios pobres). En 1914 un
inmigrante italiano describió así ese tipo de zona en la ciudad de
Boston:
Las casas de vecinos abarrotadas de gente y las calles
sucias de este barrio pobre
étnico ofrecen una perspectiva
de la vida dura de los inmigrantes urbanos. Esta escena,
sin embargo, también revela
por qué estas zonas eran tan
atractivas. Los olores, los
sonidos y la vitalidad étnica
servían para sostener y apoyar
a los nuevos americanos en un
difícil momento de transición.
Aquí existía una congestión como nunca había visto antes. Dentro
de los límites de la mitad de una milla cuadrada se hacinaban
treinta y cinco mil personas, apiñadas unas sobre otras hasta tal
punto que el mismo cielo parecía estar ausente. Estas calles del
casco antiguo de Boston, tan estrechas que parecían callejones,
eran una masa de basura. El aire estaba cargado de hollín y
suciedad. Malos olores surgían de todas las direcciones… Mil
ruedas de actividad comercial giraban sin cesar día y noche,
haciendo ruidos que destrozaban los nervios más resistentes.
—Constantine M. Panunzio, The Soul of an Immigrant
(El Alma de un inmigrante), 1969
Por lo general los inmigrantes se asentaban entre la gente de
su mismo país de origen. Se sentían cómodos entre personas que
hablaban el mismo idioma, comían la misma comida y tenían las
mismas creencias. Como consecuencia, las diferentes zonas de la
ciudad tenían sabores étnicos muy particulares. Jacob Riis, escritor
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y fotógrafo, se imaginó un mapa de comunidades étnicas en Nueva
York. “Un mapa de la ciudad”, escribió en 1890, “con colores para
designar nacionalidades, tendría más rayas que la piel de una cebra
y más colores que cualquier arco iris”.
15.4 Reacción a los nuevos inmigrantes
europeos
Mientras que con frecuencia
Los inmigrantes solían llegar a los Estados Unidos con poco dinero
y pocas posesiones. A causa de su pobreza y falta de educación, la
mayoría no era bien recibida en la sociedad americana. Sin el apoyo
necesario, se veían obligados a trabajar duro para salir adelante.
Con el tiempo, algunos ahorraban lo suficiente para salir de los barrios pobres e incluso tal vez poder comprar una casa. Algunos
abrían pequeñas empresas, como una tienda de comestibles o una
sastrería. Pero muchos permanecían atrapados en peligrosos puestos
de trabajo en las fábricas con salarios tan bajos que apenas alcanzaban para poder pagar sus cuentas. Un accidente en el trabajo o una
recesión económica podría dejarlos sin empleo y, posiblemente,
hambrientos y sin hogar.
los inmigrantes adultos tenían
dificultades para asimilarse,
sus hijos hacían la transición
mucho más fácilmente. La educación era la clave para su
americanización. A medida
que aprendían a hablar inglés
y estudiaban la historia de
América y la educación cívica,
se iban adaptando rápidamente a su nueva patria.
Los Inmigrantes recibían ayuda de varias fuentes A finales de
los 1800, el gobierno no prestaba ningún tipo de ayuda o asistencia
a los trabajadores desempleados. Se esperaba que pudieran valerse
por sí mismos. Pero los inmigrantes necesitados tenían varios
lugares donde recurrir para conseguir ayuda. Por lo general las
primeras fuentes de ayuda eran familiares o amigos que podrían
proporcionarles vivienda y comida.
Si fuera preciso, los necesitados podrían solicitar asistencia de
una sociedad de ayuda al inmigrante. Estas organizaciones étnicas
comenzaban como grupos sociales en el barrio. Se reunían principalmente en iglesias y sinagogas, tiendas de comestibles y bares—
los centros de vida de la comunidad de inmigrantes. A veces pasaban el platillo para recolectar dinero para una familia necesitada.
Con el tiempo, las sociedades de inmigrantes locales se unían para
formar organizaciones regionales y nacionales, como la Alianza
Nacional Polaca y los Hijos de Italia en América.
Durante la década de 1890, un tipo de organización de apoyo,
llamada casa de beneficencia, surgió en los barrios étnicos de
muchas grandes ciudades. Una casa de beneficencia era un centro
comunitario que ofrecía una variedad de servicios para los pobres,
especialmente para los inmigrantes. Podría ofrecer tal vez
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guarderías para niños, así como clases, clínicas de salud y actividades de recreo para toda la comunidad.
Los inmigrantes podrían tal vez recurrir también a los dirigentes
políticos en busca de ayuda. Estos dirigentes eran poderosos líderes
que dominaban la política local en muchas ciudades. Su posición
les permitía proporcionar puestos de trabajo y servicios sociales a
los inmigrantes a cambio del apoyo político de los inmigrantes que
podían votar. Estos partidarios políticos con frecuencia votaban por
el dirigente y su lista de candidatos en las elecciones locales.
La Asimilación de los inmigrantes Muchos inmigrantes conser-
vaban sus idiomas y sus viejas costumbres mientras se iban
adaptando poco a poco a la vida americana. Esto era especialmente
cierto en el caso de los inmigrantes de mayor edad que vivían en
barrios étnicos. Sin embargo, los hijos de los inmigrantes solían
asimilarse a la sociedad americana mucho más fácilmente que sus
padres.
La educación era el principal instrumento de asimilación. Los
niños de los inmigrantes estudiaban la historia de América y la educación cívica, y aprendían a hablar inglés en las escuelas públicas.
Deseosos de encajarse, adoptaban con entusiasmo las costumbres
americanas.
Algunas organizaciones patrióticas ejercían presión para promover la americanización de los inmigrantes, pues creían que el
aumento de la inmigración suponía una amenaza para los valores
y las tradiciones americanos. Mediante iniciativas, tales como la
publicación de guías para los nuevos ciudadanos, fomentaban la
lealtad a los valores americanos.
Los oponentes de la inmigración alegaban que la
“basura” de Europa se estaba
vaciando sobre las costas de
América. Los partidos políticos
incluían propuestas anti-inmigratorias en sus plataformas.
Por ejemplo, en 1892 el Partido
Demócrata declaró que el país
no debería convertirse en “el
vertedero de reputados delincuentes y de los pobres de
profesión de Europa”.
Algunos americanos rechazan a los inmigrantes A muchos
americanos no les agradaban los recientes inmigrantes, debido en
parte a las diferencias religiosas y culturales. La mayoría de los
primeros inmigrantes eran protestantes del norte de Europa. Más
tarde llegaron oleadas de inmigrantes del sur y del este de Europa
que con frecuencia eran católicos o judíos. Sus costumbres les
parecían extrañas a los americanos de ascendencia del norte de
Europa, que muchas veces dudaban que estos inmigrantes más
recientes pudieran americanizarse. Mucha gente también los
culpaba de los disturbios laborales que se habían extendido por
todo el país a finales de los 1800. Temían especialmente que los
anarquistas y socialistas extranjeros pudieran socavar la democracia
americana.
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La aversión y el temor dieron lugar a demandas para limitar la
inmigración y su impacto en la vida americana. Esta política de
favorecer los intereses de los americanos nacidos en el país sobre
los de los inmigrantes se llama nativismo. El nativismo tenía una
larga historia en los Estados Unidos. Antes de la Guerra Civil, los
nativistas se habían opuesto a la inmigración de los católicos de
Irlanda. En la década de 1850, formaron un partido político secreto
conocido como el de los Know-Nothings (los que no saben nada),
porque cuando alguien les hacía una pregunta acerca del grupo, a
los miembros se les decía que respondieran, “no sé nada”.
Cuando la principal fuente de inmigración se desplazó al sur y
al este de Europa a finales de los 1800, el nativismo volvió a surgir.
A los nativistas no sólo les molestaban las diferencias religiosas y
culturales, sino que también veían a los inmigrantes como una amenaza económica. Los trabajadores nativos temían que los inmigrantes les quitaran sus puestos de trabajo y que provocaran una
reducción en los salarios. Los inmigrantes con frecuencia trabajaban por menos dinero y, a veces, actuaban también como
esquiroles, trabajadores sustitutos en conflictos laborales.
En 1894 un grupo de nativistas fundó la Liga de Restricción de
la Inmigración. Esta organización quería limitar la inmigración al
exigir que todos los recién llegados presentaran una prueba básica
para demostrar que sabían leer y escribir. En 1897 el Congreso
aprobó dicho proyecto de ley, pero el presidente lo vetó. Veinte
años más tarde, sin embargo, otra proyecto de ley de alfabetización
se convirtió en ley. Mientras tanto, los esfuerzos encaminados a
reducir la inmigración continuaban. Durante la década de 1920,
el Congreso comenzó a aprobar leyes de cuotas para limitar el flujo
de inmigrantes europeos en los Estados Unidos.
15.5 Inmigración de Asia
Aunque la inmigración después de la Guerra Civil provenía principalmente de Europa, cada año muchos inmigrantes también llegaban de Asia. Hicieron contribuciones importantes para el país.
También provocaron fuertes reacciones nativistas.
Los Inmigrantes chinos buscan la Montaña de Oro Ya leíste
sobre los miles de trabajadores chinos que tendieron las vías del
ferrocarril a través de la Sierra Nevada para el Ferrocarril del
Pacífico Central. Miles de personas se sumaban a los enjambres de
prospectores que exploraban el Oeste en busca de oro. De hecho,
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los chinos se referían a California, el sitio de la primera fiebre del
oro, como la Montaña de Oro.
La gran mayoría de los inmigrantes chinos eran hombres.
Llegaban en tropel a California principalmente a través del puerto
de San Francisco. La mayoría anticipaba trabajar duro y volver a
casa ricos. Sin embargo, por lo general, acabaron por quedarse en
los Estados Unidos.
Además de encontrar empleo en la minería y la construcción de
los ferrocarriles, los inmigrantes chinos trabajaban en la agricultura.
Algunos habían llegado por primera vez a Hawai como obreros
contratados para trabajar en las plantaciones de azúcar. Allí ganaron
la reputación de ser trabajadores responsables y estables. Los propietarios de explotaciones agrícolas en el territorio continental de
los Estados Unidos se dieron cuenta del valor de su mano de obra
y comenzaron a traer a los chinos a California. Los chinos estaban
dispuestos a hacer la ardua labor que se requería en los campos de
cultivo y que muchos trabajadores blancos se negaban a hacer. Para
principios de la década de 1880, la mayor parte de los trabajadores
agrícolas en el estado eran chinos.
Muchas empresas contrataban a los chinos porque éstos estaban
dispuestos a trabajar por menos dinero. Esto permitió a los propietarios reducir aún más los costos de producción pagando también
menos a los trabajadores blancos. Como resultado, se creó una
fricción entre los blancos de la clase trabajadora y los inmigrantes
chinos.
Disturbios callejeros estallaron
contra los inmigrantes chinos
en varias ciudades de América
a finales de los 1800. Este
grabado muestra una revuelta
anti-china en Denver en 1880.
Las fuerzas anti-inmigrantes
culparon a los chinos de los
problemas económicos de
aquel momento. En consecuencia, se prohibió la inmigración china por 10 años.
La Ley de Exclusión: Se cierran las puertas a los chinos
Durante la década de 1870, una depresión y una sequía causaron
muchos estragos en la economía de California. En búsqueda de un
chivo expiatorio, muchos californianos culparon a los trabajadores
chinos por sus males económicos. Los chinos constituían un blanco
fácil. Su apariencia era diferente a la de los blancos americanos
y su idioma, religión y otros rasgos culturales también eran muy
diferentes. Como resultado, muchos chinos se convirtieron en víctimas inocentes de disturbios callejeros durante los cuales muchos de
ellos fueron expulsados de sus hogares e incluso asesinados.
El nativismo anti-chino tenía una fuerte componente racial. A
los chinos se les consideraba personas inferiores que nunca podrían
americanizarse. El economista Henry George reflejaba este punto
de vista racista en su caracterización de los chinos como “salvajes
de los peores, traicioneros, sensuales, cobardes, crueles”.
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Los nativistas exigían que se limitara la inmigración china, o
que se redujera. Su clamor condujo a la aprobación de la Ley de
Exclusión China de 1882. Esta ley prohibía la inmigración de trabajadores chinos, calificados o no calificados, por un período de 10
años. También impedía a los chinos que ya residían en el país a
convertirse en ciudadanos. Por primera vez, los Estados Unidos
había restringido la inmigración basándose únicamente en la
nacionalidad o la raza.
La Ley de Exclusión China todavía permitía a algunos chinos
entrar en el país, incluyendo comerciantes, diplomáticos, profesores, estudiantes y familiares de los que ya eran ciudadanos. Pero
la ley alcanzó su objetivo. La inmigración procedente de China se
redujo desde un máximo de casi 40,000 personas en 1882 a sólo
279 dos años después.
A partir de 1910, los funcionarios de inmigración procesaban a los inmigrantes asiáticos
en la Isla del Ángel de la Bahía
de San Francisco. Algunos de
los recién llegados se
enfrentaban a prolongadas
detenciones. Aquí un inmigrante chino es sometido a
una entrevista jurídica.
La Isla del Ángel: La Isla de Ellis del Oeste Aunque la Ley de
Exclusión China fue muy efectiva, algunos chinos lograron eludirla
mediante el uso de documentos y nombres falsos. En reacción, los
funcionarios federales desarrollaron procedimientos más estrictos
para la tramitación de los documentos de los inmigrantes asiáticos.
También decidieron sustituir el antiguo centro de tramitación de
inmigrantes en San Francisco por uno nuevo y más seguro situado
en la Isla del Ángel en la Bahía de San Francisco.
Terminada en 1910, la Estación de Inmigración de la Isla del
Ángel era conocida como “la Isla de Ellis del Oeste”. Fue diseñada
para que se cumpliera la ley de exclusión y para mantener a los chinos aislados de amigos y familiares en el continente e impedir que
se escaparan. En la Isla del Ángel los inmigrantes eran sometidos
primero a un minucioso examen médico. Luego se enfrentaban a
una intensa entrevista jurídica, mucho más complicada y detallada
que la de la Isla de Ellis. Los funcionarios esperaban poder excluir
a los chinos que declaraban falsamente ser familiares de ciudadanos
americanos.
Los entrevistadores hacían a los solicitantes preguntas específicas acerca de su pueblo natal, su familia y la casa donde vivían.
También interrogaban a los testigos. Este proceso podía durar días.
Los que no pasaban las entrevistas podían apelar, pero el proceso
de reunir evidencias adicionales podía durar mucho tiempo. Los
solicitantes solían ser detenidos por semanas, meses, o incluso años.
Los chinos detenidos en la Isla del Ángel permanecían encerrados en barracas de madera. Estas viviendas estaban apiñadas y eran
insalubres. Los detenidos se sentían deprimidos y frustrados por
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Capítulo 15
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haber sido detenidos tan cerca de su objetivo. Desde sus barracas
podían ver la península a través del agua. Algunos tallaban poemas
en las paredes para expresar sus sentimientos. Un chino detenido
escribió:
Prisionero en este edificio de madera, día tras día,
Mi libertad retenida; ¿cómo puedo soportar hablar de ella?
—de Ronald Takaki, Strangers from a Different Shore
(Extranjeros de una costa diferente), 1989
Muchos chinos nunca llegaron al continente. Aproximadamente
el 10 por ciento eran puestos a bordo de buques y enviados de vuelta
a China al no haber pasado el examen médico o la entrevista legal.
Otros grupos de Asia emigran a los Estados Unidos La Ley de
Exclusión China creó una escasez de obreros agrícolas. Los agricultores de gran escala concentraron su atención en Japón, y más tarde
en Corea y Filipinas, para conseguir trabajadores. Estos otros inmigrantes asiáticos pasaban por experiencias similares a las de los chinos. Muchos emigraron primero para trabajar en las plantaciones de
azúcar de Hawai. Llegaban a los Estados Unidos a través de la Isla
del Ángel para trabajar en los huertos, los viñedos y las granjas de
California, Oregón y Washington. Algunos trabajaban para los
ferrocarriles y otras industrias.
Algunos inmigrantes japoneses arrendaron granjas y tuvieron
gran éxito en el cultivo de frutas y verduras. Formaron barrios étnicos que les proporcionaban sus necesidades económicas y sociales.
Los coreanos tuvieron menos éxito. Sólo un pequeño número se
trasladó de Hawai al continente a principios de los 1900 donde llevaban vidas más aisladas. Los inmigrantes procedentes de Filipinas
se establecían por toda la Costa Oeste y participaban en las cosechas de frutas y hortalizas. En el invierno muchos de estos filipinos
trabajaban en hoteles y restaurantes.
A pesar de sus contribuciones, todos los inmigrantes asiáticos se
enfrentaban al prejuicio, la hostilidad y la discriminación. En 1906
los sentimientos anti-asiáticos en San Francisco llevaron a la ciudad
a segregar a los niños asiáticos en escuelas separadas de los blancos.
Cuando el gobierno de Japón protestó, el Presidente Theodore
Roosevelt se involucró en el asunto. Con la esperanza de evitar
ofender a la nación más poderosa del Asia oriental, el presidente
Logró convencer a la junta directiva de las escuelas de San Francisco
para que revocara la orden de segregación. A cambio, obtuvo una
promesa de Japón para examinar cuestiones relacionadas con la
inmigración.
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Algunos inmigrantes asiáticos
detenidos en la Isla del Ángel
tallaban poemas en las paredes de las barracas. Los poemas describían tanto la depresión como también la determinación de los detenidos.
Algunas leyes estatales prohibían a hombres japoneses
casarse con mujeres no
asiáticas. En el sistema de
novia por encargo las familias
organizaban el matrimonio
entre un hijo que vivía en los
Estados Unidos y una hija
en Japón. Los futuros novios
intercambiaban fotografías
y datos personales.
Capítulo 15
241
En 1907 y 1908, los gobiernos estadounidense y japonés llevaron a cabo negociaciones secretas mediante una serie de notas.
Estas notas se dieron a conocer como el Acuerdo de Caballeros
(Gentlemen’s Agreement). Al final, los funcionarios japoneses
accedieron a no permitir a trabajadores a emigrar a los Estados
Unidos. Sin embargo, insistieron en que a las esposas, a los hijos y
a los padres de los japoneses que vivían en los Estados Unidos se
les permitiera inmigrar.
15.6 La Inmigración del Norte y del Sur
Las costas oriental y occidental eran las principales puertas de
entrada para los inmigrantes a los Estados Unidos a finales de los
1800 y a principios de los 1900. Pero los inmigrantes también cruzaban las fronteras del norte y sur del país. Antes de 1900, la gente
pasaba a través de las fronteras terrestres en su mayoría sin someterse a ningún control. Incluso más tarde, la longitud y el aislamiento de las fronteras del país hicieron el cumplimiento de las
leyes de inmigración casi imposible. Los europeos y los asiáticos
a veces cruzaban por tierra para evitar las restricciones a la inmigración. Sin embargo, la mayoría de los que llegaban de esta manera eran franco-canadienses del norte o mexicanos del sur.
La demanda de mano de obra
Cruce de la frontera sur: Los Inmigrantes de México A finales
migratorios. Otros, como estos
de los 1800 y a principios de los 1900, las restricciones legales
sobre la inmigración china y japonesa aumentaron. Como consecuencia, la población de trabajadores agrícolas de Asia en los
Estados Unidos se redujo. Los agricultores comerciales en el Oeste
comenzaron a depender de una fuente diferente de mano de obra:
México. A finales de la década de 1920, los mexicanos constituían
una gran parte de los trabajadores agrícolas de California. Muchos
mexicanos también se convirtieron en trabajadores agrícolas migratorios y trabajadores de la construcción en Texas.
Los mexicanos habían vivido en el área de Texas, Nuevo México,
Arizona y California, desde los primeros asentamientos de los
españoles. A finales de los 1800, más mexicanos se trasladaron a
esta área, en parte para escapar de la pobreza y la agitación social en
México. Para 1890, muchos mexicanos emigraban hacia el
Suroeste. Por esta época, los ferrocarriles comenzaban a extender
242
Capítulo 15
barata a finales de los 1800
contribuyó a un aumento de la
inmigración procedente de
México. Inmigrantes mexicanos trabajaban en diversas
industrias, desde los ferrocarriles y fábricas de acero
a las fábricas de conservas.
Cientos de miles de personas
laboraban en los campos como
trabajadores agrícolas
hombres, trabajaban como
mineros.
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sus líneas ferroviarias a través de la frontera, lo que hizo el viaje
más rápido y fácil.
Los mejores salarios en los Estados Unidos atraían a muchos
mexicanos. Algunos llegaron para trabajar en las vías del ferrocarril. Otros trabajaban en las minas de cobre de Arizona. Y otros trabajaban en las granjas y en las plantaciones de cítricos que florecían en toda la región gracias a la expansión de la irrigación. La
Revolución Mexicana, que comenzó en 1910, empujó a aún más
mexicanos a través de la frontera.
Al igual que otros grupos de inmigrantes, los mexicanos a
menudo sufrían a manos de los americanos nativos. Se les aceptaba
tal vez como mano de obra barata, pero generalmente eran despreciados como inferiores a los americanos blancos. Las actitudes
racistas hacia los mexicanos, especialmente los de piel oscura, llevaron a la discriminación. Se les mantenía en empleos de bajo nivel
y por lo general se les negaba el acceso a los servicios públicos,
incluidos los restaurantes. A muchos niños mexicanos sólo se les
permitía asistir a escuelas segregadas.
La mayoría de los inmigrantes
franco-canadienses vivían en
comunidades en Nueva
Inglaterra y por lo general trabajaban en fábricas de tejidos
y campamentos de tala de
madera. Otros abrieron negocios que servían a clientes
franco-canadienses. Esta tienda de ropa de Rhode Island
anunciaba ventas de liquidación tanto en francés como
en inglés.
Cruce de la frontera norte: Los Franco-canadienses Muchos
canadienses también llegaron a los Estados Unidos después de la
Guerra Civil. Entre 1865 y 1900 más de 900,000 inmigrantes llegaron de Canadá. Algunos de estos eran protestantes de habla inglesa, pero un número mayor consistía en católicos de habla francesa.
Llegaron principalmente de la provincia de Quebec.
Al igual que otros inmigrantes, los franco-canadienses buscaban
mejores oportunidades que las que tenían en su país. Por lo general,
viajaban en tren para atravesar la frontera de los Estados Unidos.
Pero la mayor parte no iba demasiado lejos hacia el sur. La mayoría
se establecía en Nueva Inglaterra y alrededor de los Grandes Lagos.
Allí trabajaban principalmente en fábricas de tejidos y campamentos de tala de madera.
Con su idioma, religión y costumbres, los franco-canadienses se
diferenciaban de la sociedad de habla inglesa que los rodeaba. Al
principio, se resistían a la americanización y preferían mantener sus
lazos históricos y culturales con Quebec. En parte, a causa de su
aparente falta de voluntad para asimilarse, los franco-canadienses
eran atacados por los nativistas. En 1881 un oficial de Massachusetts
declaró:
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Capítulo 15
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Los franco-canadienses son los chinos de los Estados del Este. No
les importan en absoluto nuestras instituciones… Su propósito es
simplemente permanecer por algunos años como extranjeros…
Son una horda de invasores industriales y no una corriente estable
de colonos.
—Oficina de Estadísticas del Trabajo del Estado de
Massachusetts, Doceavo Informe Anual, 1881
Los inmigrantes europeos, asiáticos, mexicanos y franco-canadienses se enfrentaban a acusaciones de que ellos no estaban dispuestos a convertirse en miembros de la sociedad americana. Con el
tiempo, todos demostrarían que los nativistas estaban equivocados.
Establecerían vibrantes comunidades étnicas y sus culturas se convertirían en piezas vitales del mosaico americano.
Este gráfico muestra el número
Enlaces con el presente
15.7 Las Tres grandes olas de inmigración
de inmigrantes legales que han
La inmigración siempre ha sido una parte importante de la vida
americana. Los inmigrantes ayudaron a poblar y a colonizar los
Estados Unidos. Han desempeñado un papel determinante en la
configuración de nuestra historia y cultura.
Desde 1820, la inmigración a los Estados Unidos ha llegado en
tres grandes oleadas, o incrementos. La primera oleada, desde 1820
hasta alrededor de 1870, llegó en su mayoría del norte y oeste de
Europa. La segunda ola, desde aproximadamente 1880 a 1920,
incluyó personas de todas las partes del mundo, pero especialmente
del sur y este de Europa. Una tercera gran oleada comenzó en 1965
y continúa hoy en día. Puedes ver estas oleadas en el gráfico.
llegado a los Estados Unidos
de diversas partes del mundo
a partir de 1820. Las oleadas o
incrementos en la inmigración
que se muestran aquí reflejan
con frecuencia los principales
acontecimientos o políticas de
la época.
Estos recién llegados entraron
en los Estados Unidos en 1920,
el último año sin restricciones
Inmigración a los Estados Unidos, 1820–2000
a la inmigración de Europa. En
Principales acontecimientos que afectaron a la inmigración
1921 el Congreso aprobó la
primera de una serie de leyes
1845–1849
La Gran Hambruna Irlandesa
destinadas a reducir la inmi-
1882
La Ley de Exclusión de los Chinos
gración al país. Estas leyes uti-
1914–1918
La Primera Guerra Mundial
lizaban cuotas para limitar el
1924
La Ley de Orígenes Nacionales*
número total de inmigrantes,
1929–1941
La Gran Depresión
así como el número de per-
1939–1945
La Segunda Guerra Mundial
sonas de un determinado país
1965
La Ley de Inmigración**
a las que se les permitía la
* Estableció un sistema de cuotas que ponía límites a la inmigración de algunos países
** Abolió el sistema de cuotas, lo cual redujo los límites a la inmigración
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Capítulo 15
entrada.
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Estas fluctuaciones en la inmigración reflejaban muchos factores. La política de inmigración, por ejemplo, ha tenido un enorme
impacto. A principios de la década de 1920, se aprobaron leyes que
limitaban considerablemente la inmigración de casi todas las partes
del mundo. Se mantuvieron en vigor durante más de 40 años.
Grandes guerras también han tenido un efecto sobre la inmigración.
Lo mismo se puede decir de las crisis económicas, como la Gran
Depresión de la década de 1930.
Cambios en la política de inmigración en 1965 desencadenaron
la última gran oleada de inmigración. Para 2003, el número de personas nacidas en el extranjero que vivían en los Estados Unidos
alcanzó los 33 millones, casi el 12 por ciento de la población. Al
igual que los inmigrantes anteriores, los recién llegados plantean
cuestiones acerca de cómo nos definimos como pueblo y como
nación.
Resumen
A finales de los 1800 y a principios de los 1900, un gran número de
inmigrantes llegaron a los Estados Unidos. La mayoría emigró
desde Europa, pero muchos de ellos también llegaron de Asia y de
otras partes de América del Norte. Todos consideraban a los
Estados Unidos como una tierra de oportunidades, pero también
tenían que enfrentarse a obstáculos para entrar en los Estados
Unidos y asimilarse a la cultura americana.
Factores de expulsión y atracción Las ciudades abarrotadas de
gente, los disturbios civiles, la escasez de alimentos, la tierra y los
puestos de trabajo expulsaban a los inmigrantes de sus países de
origen. La promesa de riquezas, los puestos de trabajo, la tierra y la
libertad los atraía a los Estados Unidos.
A través de la Isla de Ellis A finales de los 1800, los europeos
cruzaban el Atlántico en buques a vapor, muchos de ellos en tercera
clase. En el Puerto de Nueva York los pasajeros eran sometidos a
una inspección médica y jurídica en la Estación de Inmigración de
la Isla de Ellis. La mayoría de estos nuevos inmigrantes encontraban
hogares entre la población de los barrios étnicos de las grandes ciudades o en las explotaciones agrícolas en la región central del país.
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A través de la Isla del Ángel Los asiáticos emigraban a los
Estados Unidos en cantidades menores que los europeos. Chinos,
japoneses, coreanos y filipinos encontraban trabajo principalmente
en las granjas de la Costa Oeste. A partir de 1910, los asiáticos
tenían que pasar por una rigurosa inspección en la Estación de
Inmigración de la Isla del Ángel antes de poder entrar en el país.
A través de las fronteras norte y sur Otros inmigrantes procedían
de México y del Canadá francés. Los inmigrantes mexicanos
tendían a establecerse en el Suroeste y en California. Los inmigrantes del Canadá francés se establecían principalmente en Nueva
Inglaterra y los estados de los Grandes Lagos. Ambos grupos étnicos se enfrentaban con muchos de los mismos obstáculos que los
inmigrantes de otros países.
Nativismo Algunos americanos se oponían a la inmigración masiva, sobre todo de Asia y del sur y este de Europa. La fuerte oposición de los nativistas condujo a la persecución de los inmigrantes y
a restricciones en la inmigración.
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