Curso 2013 – 2014 Grupo de Montaña RUTA: Los acebos de Robregordo Emblema de la Navidad y de la dicha hogareña, el acebo ha sufrido por eso mismo mucha persecución. Su madera, blanca, flexible, muy dura y compacta, ha sido codiciada por ebanistas y torneros. Preocupadísimas por la suerte (en este caso, mala) del 'Ilex aquifolium', las autoridades comunitarias del ramo se apresuraron en su día (1983) a declararlo especie protegida –la primera de la región–. Cuando pensamos en acebos en la Comunidad de Madrid, lo primero que nos viene a la mente es el pueblo de La Acebeda, lugar en el que, al margen del nombre, apenas queda rastro de ellos. O por lo menos no hay tantos como en el vecino Robregordo. Y es que aunque el topónimo invite a pensar sobre todo en robles gordos, que los hay, esta otra localidad registra el mayor asentamiento de acebos de Madrid. Quizas sea esta ignorancia, la única ley que ha librado del expolio a los acebos de Robregordo. FICHA TÉCNICA TIPO DE RUTA: No circular. LONGITUD: 3 km. Aproximadamente. DURACIÓN APROXIMADA: 1 hora andando. DESNIVEL: 100 m. INTERES DE LA RUTA: Natural y paisajístico. DIFICULTAD: Muy baja DISTANCIA DESDE MADRID: 88 Kms. Ejemplar de acebo DESCRIPCIÓN DE LA MARCHA: Interior del bosque Nos acercamos hasta el campo de fútbol de Robregordo (km 89 de la antigua carretera al puerto) y, tomando como referencia el fondo norte, trepar por la ladera más próxima junto a un murete de piedra hasta desembocar en una pista forestal. Tal camino le conducirá, en ligera subida, hasta la puerta de la finca que atesora las reliquias botánicas. El paseante podrá disfrutar con las vistas de las montañas circundantes: al norte, el pico límite de las Tres Provincias; a levante, la mole de la Cebollera Nueva; y al sur, los lejanos canchales de la sierra de La Cabrera. Una vez pasada la verja, seguimos subiendo por el camino y al poco tiempo –cuánto honor– al señor acebo. Comenzaremos a ver algunos ejemplares agrupados en rodales a la vera del camino, los acebos forman copas de hasta seis metros de altura. Sus hojas, de color verde oscuro en el haz, lustrosas, crespas y con espinas en el margen, tapizan todo el año estas cúpulas vegetales que, junto con sus drupas rojizas, proporcionan sustento y cobijo a especies aladas y herbívoras. Seguiremos subiendo un poco más hasta llegar a un claro a nuestra derecha donde encontraremos un gran bosque que da cobijo al ganado, que sabedor del cálido microclima que rige bajo estas bóvedas –hasta diez grados por encima de la temperatura exterior–, buscará su amparo cuando el frío arrecia y fuera ruge la ventisca. COLEGIO SAGRADO CORAZÓN GRUPO DE MONTAÑISMO Rutas: Los acebos de Robregordo Curso 2013-2014