OCCIDENTALES (liturgias)

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OCCIDENTALES (liturgias)
La celebración litúrgica, ya desde muy pronto y sobre todo a partir del
siglo IV, se fue diferenciando en sus estructuras y en su lenguaje según se
desarrollaba en Oriente y Occidente, y también según los centros geográficos y
las personalidades que la fueron creando. «Las diversas tradiciones litúrgicas
nacieron por razón misma de la Iglesia. Las Iglesias de una misma área
geográfica y cultural llegaron a celebrar el misterio de Cristo a través de
expresiones particulares, culturalmente tipificadas» (CCE 1202).
De las «familias» o «ritos litúrgicos» así surgidos en Occidente, las
principales son:
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La liturgia romana, la principal, centrada en Roma, la que
mas extensión e influjo fue teniendo en Italia, el norte de África, el norte
de Europa, y a partir del tiempo carolingio, en el siglo VIII, en toda
Europa. Sus textos y organización fueron obra grandes papas como
Damaso, León Magno, Galesio, Vigilio y Gregoriano Magno, en los
siglos IV-VI. Es la que mas conocemos y la que ha sido objeto en el
Concilio Vaticano II de la más amplia y profunda reforma, con la revisión
y edición de todos sus libros litúrgicos;
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Pero además surgieron otros ritos litúrgicos occidentales,
algunos de los cuales luego apenas han dejado huella o han
desaparecido; unos tenían mayor independencia de lo que iba
configurándose como rito romano, otros eran más cercanos a él; todos
ellos recibieron influjos de las liturgias orientales y ejercitaron a su vez
influencias entre si; dependía mucho también de quien había llevado el
anuncio de la fe a una región geográfica determinada, así como de sus
características políticas y culturales;
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Así en el norte de África parece que hubo unos primeros
desarrollos peculiares de la celebración ya a partir del siglo III, que luego
desaparecieron; en el norte de Italia surgieron la liturgia de Aquileya y la
Ravena, y en el sur de Italia la de Benevento; en Portugal la de Braga; y
la liturgia celtica, en las islas británicas, de la que quedan pocos libros
(por ejemplo, el antifonario de Bangor);

De estas liturgias desaparecidas la principal fue la galicana,
que no sobrevivió a la unificación carolingia, ahogada por el influjo de la
liturgia romana, pero que antes había tenido vida y había influido
fuertemente en otras regiones y liturgias, a través de sus libros litúrgicos
que todavía se conservan en parte; sus características principales eran
la movilidad de algunas partes de la Plegaria Eucarística (no solo del
prefacio, como en la romana), las oraciones dirigidas a Cristo (mientras
que en la romana solo se dirigen al Padre), un lenguaje mas largo y
desarrollado (frente a la concisión de los textos romanos), y el modo de
recitar el Padrenuestro, en el que la comunidad va contestando con un
«amen» a cada una de las peticiones del presidente;
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Pero las dos liturgias occidentales, aparte de la romana,
más importantes, y que todavía perviven, ahora revisadas en sus libros
litúrgicos, son la liturgia ambrosiana o milanesa, en el norte de Italia, y la
liturgia hispánica.
De ambas se habla en los términos correspondientes.
Hay que nombrar también, en otro sentido, las liturgias de la Iglesias
Reformadas a partir del siglo XVI: aunque derivadas claramente de la romana,
luego, al separarse, se fueron diferenciando en sus textos y ritos, sobre todo en
algunos sacramentos.
El Concilio Vaticano II, en el año 1963, declaro que «la Iglesia concede
igual derecho y honor a todos los ritos legítimamente reconocidos y quieren
que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios, y desea que,
donde fuera necesario, se revisen íntegramente con prudencia, de acuerdo con
la sana tradición, y se les conceda nuevo vigor, teniendo en cuenta las
circunstancias y necesidades de hoy» (SC 4). Y es que «la riqueza insondable
del misterio de Cristo es tal que ninguna tradición litúrgica puede agotar su
expresión. La historia del nacimiento y del desarrollo de estos ritos testimonia
una maravillosa complementariedad. Cuando las Iglesias han vivido estas
tradiciones litúrgicas en comunión en la fe y en los sacramentos de la fe, se
han enriquecido mutuamente y crecen en la fidelidad a la tradición y a la misión
común a toda la Iglesia» (CCE 1201).
Porque «la Iglesia es católica: puede integrar en su unidad,
purificándolas, todas las verdaderas riquezas de las culturas» (CCE 1202).
Ambrosiana. Hispánica. Orientales (liturgias, ritos).
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