Marte y Rea Silvia: historia de una genealogía (Ov. Fast. 3.9-70)

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Marte y Rea Silvia: historia de una genealogía (Ov. Fast. 3.9-70) [63-78]
ISSN (en línea) 2362-4841 / ISSN (impresa) 0325-1721
Anales de Filología Clásica /26 (2013)
Marte y Rea Silvia: historia
de una genealogía
(Ov. Fast. 3.9-70)
"" Maricel Radiminski
UBA - Conicet / [email protected]
Resumen
El presente trabajo se propone estudiar la relación literatura – poder político
en Ov. Fast. 3.9-70, episodio que narra la violación y el consecuente embarazo
de Rea Silvia por parte de Marte, situación necesaria tanto para el nacimiento
de Rómulo y de Roma como para el de Augusto. El encuentro entre el dios,
desarmado y transformado en amator, y la vestal, es descripto en términos
propios de la elegía de asunto erótico. Siguiendo el concepto de genealogía
desplegado por Pasco-Pranger (2006), intentaremos demostrar que en el pasaje
citado Ovidio se apropia del mito fundacional y lo resignifica al plantearlo en
términos elegíacos.
Palabras clave
Ovidio
Fasti
Rea Silvia
Marte
poder
Abstract
The aim of this paper is to analyze the relationship between literature and
political power in Ov. Fast. 3.9-70, episode in which the poet narrates the rape
of Rhea Silvia by Mars and her consequent pregnancy, necessary for the birth
of Romulus, Rome and Augustus, as well. The description of the encounter
between the god, unarmed and turned into amator, and the vestal follows the
model of the erotic elegy. Following Pasco-Pranger’s concept of genealogy
(2006), we intend to show that Ovid appropriates the foundational myth and
gives it a new meaning by formulating it in elegiac terms.
Key words
Ovid
Fasti
Rhea Silvia
Mars
power
63
64
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[63-78] Maricel Radiminski
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sumpserit Annales (nihil est hirsutius illis)
facta sit unde parens Ilia, nempe leget. (Ov. Tr. 2.259-60)
“Que tome los Annales (nada es más áspero que ellos),
naturalmente, leerá cómo Ilia se convirtió en madre”
Introducción
1. Para el texto de los Fasti, seguimos
la edición de BÖmer (1957-8). La
edición de Alton - Wormell – Courtney
(1988), citada por gran parte de
la crítica contemporánea, no se
encuentra aún en nuestro poder.
2. Para una breve recapitulación
acerca de las diferentes tradiciones mitológicas de Rea Silvia /
Ilia, cf. López Fonseca (1991)
3. Este episodio ha recibido distintos
tratamientos por parte de la crítica especializada. Entre otros, Richlin (1992)
menciona el pasaje en cuestión en un
estudio de género acerca de las violaciones en Ovidio; Hinds (1992) lo aborda a
la luz de la figura de Rómulo en relación
con el género literario y la ideología
augustal; Connors (1994) lo explora
desde una perspectiva intertextual con
los Annales de Ennio; Barchiesi (1997)
lo analiza en función de la intersección
entre el género literario y la herencia
cultural, política y social de Roma; Merli
(2000) estudia la figura de Marte como
amator; King (2004) se detiene en la
relación entre el protocolo sexual, el
autor y el lector masculinos y el contexto augustal; Murgatroyd (2005) lo trata
desde el punto de vista mitológico y
Pasco-Pranger (2006) lo retoma en el
marco de un estudio de la genealogía
romúlea y, por ende, augustal.
4. Más allá de las múltiples características que adopta la elegía desde sus
orígenes, lo cierto es que, en Roma,
el género elegíaco, cultivado por
el desconocido Galo y los famosos
Tibulo, Propercio y Ovidio, se caracteriza, fundamentalmente, por abarcar
asuntos eróticos propuestos por un
enunciador masculino designado como
amator que narra los infortunios de sus
aventuras amorosas. No obstante, es
sabido que Tibulo introduce variantes
al respecto con el llamado “ciclo de
Sulpicia” (3.8-12; 3.13-18), donde el
ego enunciador es femenino, y con
los poemas 1.7, 2.5 y 3.7, de asunto
cívico – patriótico. En esta última línea
se incluye, también, el libro cuarto del
poemario de Propercio, perspectiva
en la que se inscriben los Fasti.
5. Las cuatro Leges Iuliae son del 18
a.C., al igual que la Lex de adulteriis
coercendis y la Lex de maritandis
ordinibus (Fedeli, 2009:145)
6. Esto es lo que lleva a Millar
(1993:1;16) a considerar a Ovidio,
nacido en el 43 a.C. y poeta a partir
de los 20’s, como el poeta netamente
augustal del período y, a su poesía de
los últimos diez años, como la más ‘augustal’ frente a autores como Virgilio,
Horacio, Propercio y Livio, a quienes
denomina ‘triunvirales’ dado que sus
producciones emergen con resabios e
influencias de ese período anterior.
En el marco del estudio de la problemática del discurso literario y del discurso del poder en los Fasti1 de Ovidio, nos proponemos indagar y explicitar en
un episodio puntual de dicho poema el funcionamiento de la relación literatura - poder político. Postulamos que el pasaje que narra la violación de Rea
Silvia / Ilia2 por parte de Marte y el consecuente embarazo de la vestal3 (Fast.
3.9-70) constituye un lugar clave para el desarrollo de nuestra propuesta dado
que remite a un momento crucial de la historia romana, a saber, el nacimiento de Rómulo, condición sine qua non para la existencia de Roma y, por consiguiente, del Princeps. Lejos de dejar ver indicios de violencia propios de una
violación, el encuentro entre la vestal y el dios presenta características propias
de la elegía de asunto erótico4 al describir una situación cuasi idílica en la que,
por un lado, la joven, estando dormida, es penetrada sin darse cuenta y, por
otro, la deidad concreta su empresa sin hacer notar su presencia ni la utilización de la fuerza. A la luz de las profundas transformaciones culturales y
sociopolíticas de la Roma de fines del s. I a. C. y principios del siguiente en las
que se inscriben los Fasti, mostraremos que el relato de ese encuentro sexual
en un registro propio de la elegía de asunto erótico se vincula con la singular
apropiación y resignificación ovidiana del mito fundacional romano en cuanto valor simbólico constitutivo de la identidad de Roma. Para ello, nuestro
análisis partirá del concepto de genealogía desplegado por Pasco-Pranger
(2006) y también tendrá en cuenta, dadas las particularidades del texto en
cuanto a su temática, su factura métrica y su contexto de producción, las relaciones entre el registro elegíaco y el registro épico respecto del tratamiento del
tema fundacional.
Contexto, calendario y poder
Compuestos durante el período lindante entre el Principado y el Imperio, los
Fasti de Ovidio se inscriben en un momento de cambio para la historia romana. En ese entonces, como en todo momento de transición, la misma ciudad
de Roma se encuentra en una instancia de transformación en la que conviven
tanto los preceptos ideológicos instalados por el régimen vigente como las
expectativas generadas por el gobierno a venir. Esto no es un dato menor ya
que la relación literatura – poder político se encuentra necesariamente atravesada por los vaivenes del contexto político, social y cultural del que ambas
categorías participan. No en vano señala Fedeli (2009:135) la dificultad que
implica referirse a la literatura y al poder durante el período augustal si no se
establece una periodización, puesto que el vínculo entre el Princeps y la literatura se modifica a lo largo del tiempo. Así pues, al comenzar su actividad
literaria cuando la llamada pax augusta ya es un hecho y el poder del Princeps
está consolidado, el poeta desarrolla su obra paralelamente al proceso de moralización de las costumbres5; tiempo después presenciará también el fallecimiento de Augusto (14 d. C.) y el posterior surgimiento del Imperio6. Si bien
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la fecha de composición del texto no ha sido determinada7, se estima que los
Fasti comenzaron a gestarse en Roma durante la última etapa del gobierno
augustal y que, tras el edicto de relegatio que recibió Ovidio en el 8 d. C., fueron revisados en Tomi8, incluso con Tiberio a la cabeza del Imperio.
Los Fasti desarrollan, asimismo, una temática estrechamente relacionada con
el poder. El calendario, elemento fundamental para toda sociedad, resulta de
primordial ingerencia en la vida cotidiana de una comunidad ya que, en cuanto encargado de cuantificar y de calificar el tiempo, otorga una significación
a los meses y los días y establece diferentes patrones de conducta para cada
jornada, operaciones con las cuales propone (y, tal vez, impone) la organización
del acontecer. Por ende, el calendario se vincula directamente con los vaivenes
políticos y los cambios gubernamentales; tanto es así que el mismo Augusto
tuvo oportunidad de corregirlo9. Como sostiene Newlands (1995:11), “the
subject Ovid chose for the Fasti, the Roman calendar, was not a politically
neutral one (…) through the festivals nonchronological reenactment of the
Roman past, [it] served to define and delineate Roman power, Roman history
and Roman identity”. El calendario es, entonces, una herramienta celebratoria
y llamada a ordenar la intangible categoría del tiempo y, por ende, a organizar
temporalmente una sociedad10.
De este modo, a través de sus tempora cum causis (Fast. 1.1) Ovidio se apropia
de un elemento que opera como partícipe necesario de los cambios y transformaciones culturales propias del contexto de producción en el que se inscribe y lo recrea bajo la forma de un poema que conjuga esa compleja relación
entre literatura y poder. Claro está, en virtud de la solemnidad de sus alcances
en cuanto al tema nacional, el calendario como tema literario difícilmente
podría ser compatible con el metro elegíaco11. No obstante, en el caso de Ovidio, como señala Hinds (1992a:82) “genre must be understood (as it is all too
rarely) as a dynamic principle, not a static one, which involves here not just
observance but also creative transgression of the expected bounds of elegy”.
Ovidio es consciente de esto y, quizás, por eso mismo decide dedicar los Fasti
a Germánico, para marcar, así, la transición del período histórico en cuestión.
En este sentido, el autor caracteriza a su dedicatario como un hombre de letras
(“si licet et fas est, vates rege vatis habenas / auspice te felix totus ut annus eat”,
Fast. I.25-6 [Si es lícito y está permitido, como poeta, guía las riendas de este
poeta, para que con tus auspicios transcurra feliz el año entero12]), invoca al
sobrino de Tiberio, personaje asociado a la domus augusta (y, por ende, al poder)
y le habla de vates a vates, a los efectos de subrayar el entrelazamiento entre
ambas discursividades.
Genealogía
El calendario de Ovidio es, a su vez, etiológico, y sus etiologías, en cuanto
pretenden explicar el origen de los festivales, las instituciones y los personajes representativos que hacen a la identidad romana, presentan un constante
movimiento hacia el pasado. Según Pasco-Pranger (2006:39), esta indagación
retrospectiva va en busca de los personajes y elementos característicos del
pasado romano y los trae a colación a manera de ejemplo para el lector contemporáneo de los Fasti, con lo cual la acción poética de Ovidio, más que orientar
hacia el pasado, parece apuntar hacia el presente e, incluso, hacia el futuro. Este
movimiento hacia atrás con vistas al presente / futuro no funciona de manera
inocente ya que, como expresa el poeta, al hablar de cultos de anclaje histórico
7. Para la fecha de composición de los
Fasti, cf. Pasco-Pranger (2006:23-7).
8. La ciudad de Tomi, ubicada en
las costas del Mar Negro, actual
ciudad de Constanza (Rumania),
fue el lugar del exilio del poeta.
9. Según Brind’Amour (1983:11), tras la
muerte de César los pontífices fijan un
año bisiesto cada tres años, cosa que
Augusto corrige en el 8 (a.C.) a través
de un edicto que, a su vez, otorga al
mes sextilis el nombre de augustus.
10. Cf. Pasco-Pranger (2006:23)
11. Como señala Pasco-Pranger
(2006:14), “the calendar is by
definition national, public, and
political, all characteristics arguably
antithetical to amatory elegy”.
12. Todas las traducciones son nuestras.
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y de los motivos de la señalización de los días (“sacra recognosces annalibus
eruta priscis / quo sit merito quaeque notata dies”, Fast. 1.7-8 [reconocerás los
cultos extraídos de los antiguos anales y por qué razón fue designado cada
día]), se propone narrar el origen de la domus Augusta:
invenies illic et festa domestica vobis;
saepe tibi pater est, saepe legendus avus, quaeque ferunt illi, pictos signantia fastos,
tu quoque cum Druso praemia fratre feres. (Ov. Fast. 1.9-12)
Aquí encontrarás también las fiestas de vuestra familia. A menudo tendrás
que leer el nombre de tu padre, a menudo el de tu abuelo; los honores que,
grabados en los pintados fastos, ellos obtuvieron, tú también los obtendrás
junto a tu hermano Druso.
13. Pasco-Pranger (2006) sintetiza
su propósito en p.15; en pp. 28-34
aborda los Fasti a partir del concepto de
genealogía, ligado al de dinastía; y en
pp.34-51 se explaya acerca del poema,
del proyecto anticuario de Augusto y
de su preocupación por apropiarse de
las antigüedades e inmortalizarlas.
Ovidio se refiere a los miembros de la familia de su dedicatario a través de
términos que implican parentesco. El plural “vobis” (Fast. 1.9) señala a Germánico y lo ubica dentro del colectivo familiar, pasando por su padre Druso
Claudio Nerón, su abuelo Augusto y su primo hermano Druso. Esta cadena,
en cuyo último eslabón se ubica Germánico, resalta los vínculos familiares
(avus, pater) y los actualiza (vobis), estableciendo así la construcción del abolengo imperial. El hecho de que Ovidio decida extender la dinastía de Rómulo hasta Germánico en vez de terminarla con Augusto demuestra, a nuestro
juicio, un intento por señalar que, lejos de culminar con el Princeps, la genealogía Iulia continúa, cosa que desplaza al pater patriae del centro de la cuestión
y lo sitúa como uno más, restándole visibilidad y, por ende, desdibujando su
poderío. Esto nos interesa particularmente ya que, como señala Pasco-Pranger,
uno de los principales conceptos a través de los cuales Ovidio erige su calendario es, justamente, el de genealogy que, junto con los de dynasticism y antiquarianism, funciona como herramienta para la recuperación, actualización y
manipulación de ese pasado que se pretende traer a colación13. Así pues,
Pasco-Pranger (2006:46) sostiene que en los Fasti la figura de Rómulo en tanto
primer arquitecto del calendario utiliza este elemento de su creación para
establecer su propia versión de la genealogía a la que pertenece, a fin de propagarla e instalarla a su modo para legitimar así su propio estatus. En esta
línea, no resulta casual que Rómulo haya comenzado el primero de los diez
meses de su almanaque conmemorando al dios Marte, de cuya paternidad se
jacta poco después de narrar el encuentro entre la divinidad y la vestal:
‘arbiter armorum, de cuius sanguine natus
credor, et ut credar, pignora multa dabo:
a te principium Romano dicimus anno: primus de patrio nomine mensis erit.’ (Ov. Fast. 3.73-6)
Árbitro de las armas, de cuya sangre se me considera hijo (y, para que se me
considere hijo, daré muchas pruebas), a partir de ti damos comienzo al año
romano: el primer mes tendrá el nombre de mi padre.
En este par de dísticos Rómulo plantea su ascendencia divina no como un hecho
sino como una posibilidad: no afirma ser el hijo de Marte, sino que se presenta a
sí mismo como sujeto de un verbo en voz pasiva (“credor”, Fast. 3.74) y utiliza el
mismo recurso a la hora de presentar pruebas que afirmen su supuesto abolengo
(“credar”, Fast. 3.74). No obstante, en su organización del calendario llama a su
padre “primus” (Fast. 3.76), adjetivo no casualmente ubicado al inicio del pentámetro y que remite a una idea fundacional y lo denomina “arbiter armorum”
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(Fast. 3.73), también al comienzo del verso, identificando así al dios con el ejercicio de la guerra. Sin embargo, sabemos que Numa, rey pacifista por excelencia,
tiempo después modifica la confección calendárica original y desplaza el mes
de marzo hacia el tercer lugar (Fast. 1.43-4). De esta manera, el rey etrusco,
representante de la paz y capaz de negarle el derramamiento de sangre al mismo
Júpiter (Fast. 3.339-46), aplaza la llegada del mes de Marte y, en su lugar, ubica
al mes de Jano. El arbiter armorum se corre de escena momentáneamente para
dar paso a la treintena de un dios que, como señala Barchiesi (1997:21-22), no
solo puede ver tanto la pax como los bella sino que sus intervenciones en el relato
no presentan derramamiento de sangre. Si bien la cronología de la narración
sitúa la modificación de Numa como una acción posterior al ordenamiento del
calendario por Rómulo, los Fasti mencionan dicho episodio apenas comenzado
el primer libro, donde se admite que la disposición de Quirino, que sabe más de
armas que de astronomía, ha sido un error (Fast. 1.27-32). En definitiva, Ovidio
retira las armas del primer plano desde el mismo esqueleto del calendario y
encuentra así sustento material para su poesía dispuesta a cantar un asunto
solemne en el soporte métrico de la elegía.
Que otros canten las armas
La acción de Numa en el primer libro tiene su fundamento dado que los lineamientos de los Fasti y sus tempora cum causis son claros:
Caesaris arma canant alii: nos Caesaris aras
et quoscumque sacris addidit ille dies (Ov. Fast. 1.13-4)
Que otros canten las armas de César. Nosotros cantaremos sus altares y
todos los días que él añadió a las festividades religiosas.
Ovidio rechaza los arma desde el principio de su texto y así separa su obra de la
materia bélica y, por extensión, épica, para dedicarse a asuntos de otro tenor. El
tercer libro de los Fasti mantiene esta misma sintonía, a tal punto que se inicia
con el desarme del dios Marte y su involucramiento en cuestiones amorosas:
Bellice, depositis P14 clipeo paulisper et hasta,
Mars, ades et nitidas casside solve comas!
forsitan ipse roges, quid sit cum Marte poetae:
a te, qui canitur, nomina mensis habet.
ipse vides manibus peragi fera bella Minervae: num minus ingenuis artibus illa vacat?
Palladis exemplo ponendae tempora sume
cuspidis! invenies et quod inermis agas. (Ov. Fast. 3.1-8)
¡Belicoso Marte, depuestos por un momento el escudo y la lanza, hazte
presente y suelta tus brillantes cabellos del casco! Quizás tú mismo preguntes
qué tiene el poeta en común con Marte: de ti tiene su nombre el mes que
es celebrado. Tú mismo ves que las feroces guerras son promovidas por las
manos de Minerva: ¿acaso ella está menos disponible para las artes elevadas?
Con el ejemplo de Palas, ¡tómate el tiempo de dejar la lanza! Encontrarás,
también, qué hacer desarmado.
El libro comienza con la palabra bellicus al inicio del primer verso, que invoca a
un Marte guerrero cuyo nombre aparece, recién, al principio del verso siguiente.
14. El signo “P” indica, a lo largo
de nuestro trabajo, la cesura
pentemímera del hexámetro.
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El texto se abre, entonces, presentando al dios a partir de aquello que más lo
caracteriza, la guerra, e instándolo a disociarse de dicha característica (“depositis clipeo paulisper et hasta”, Fast. 3.1; “ades et nitidas casside solve comas”,
Fast. 3.2). No casualmente el vocativo “bellice” (Fast. 3.1), que designa aquello
que el dios debe dejar atrás, se ubica al comienzo del hexámetro, metro épico,
mientras que el nombre de la divinidad encabeza el primer pentámetro del mes,
es decir, el metro elegíaco. Asimismo, la palabra bellicus es seguida de “depositis” (Fast. 3.1) y separadas del resto del hexámetro por la cesura pentemímera
(béllice dépositís P), mientras que, en el pentámetro, a Mars se le indica “ades”
(Fast. 3.2) y no incluye ningún término bélico ni armamentista hasta después
del corte central propio de este tipo de verso (Márs ades ét nitidás P cásside …).
Así, se insta a Marte a apersonarse para celebrar su mes (“Mars ades” Fast. 3.2)
pero con los arma deposita, lo cual marca una aproximación inicial al cambio de
las batallas por la literatura y, también, a la posposición de la épica en pos de la
elegía. Un verso después (Fast. 3.4), el vates pondrá a Marte de su lado a través
de la práctica literaria, de modo tal que, como lo hizo con Germánico en Fast.
1.26, el dios es asimilado a la actividad poética, cosa que el pasaje subraya a
través de la callida iunctura que cierra el verso 3 (“Marte poetae”).
15. A este respecto, Barchiesi (1997:1923; 62-64) desarrolla el vínculo entre el
proemio del tercer libro de los Fasti y
Amores 1.1, donde el poeta se aparta de
la temática de arma violentaque bella
y del gravis numerus (Am.1.1.1) para
dedicarse a la elegía. El autor vincula
el desarme de Marte y las cualidades
de Minerva presentes en los Fasti
con Am.1.1.7-12, donde las funciones
de ambos dioses se ven trastocadas
por la intervención de Cupido.
Dios y poeta comparten el mes que compete a este libro, con lo cual el vates,
jugando en el propio terreno de sus dísticos, le pide a Marte que se desarme
y pone como ejemplo a Minerva (“Palladis exemplo”), diosa capaz de dedicarse tanto a los fera bella como a las ingenua artes15 y a la que el mismo dios
guerrero no podrá conquistar (3.678-96). De este modo, el dios bellicus protagonista de este mes se hará presente pero pasará a estar inermis, al menos por
un rato (paulisper).
El episodio
a) escenario y violación
16. Para la construcción de Marte como
amator en este pasaje, cf. Merli (2000).
El poeta del amor no retiene el escudo y la lanza de Marte en vano. Como puede
verse a continuación, el abandono de las armas por parte del dios implica su
conversión en amator y nada menos que de una instancia elegíaca16. Es en este
sentido que el desarrollo del episodio hace hincapié en la vestal, personaje que
no tiene lugar en el calendario oficial. De hecho, Ovidio no le asigna un día
concreto a esta historia sino que la ubica antes de la primera jornada del mes y
la cuenta para mostrarle a Marte que él ya ha estado desarmado con anterioridad
(“tunc quoque inermis eras”, Fast. 3.9) y que ha sido para protagonizar un encuentro amoroso (“cum te Romana sacerdos / cepit”, Fast. 3.9-10):
tunc quoque inermis eras, cum te Romana sacerdos
cepit, ut huic urbi semina magna dares.
Silvia Vestalis (quid enim vetat inde moveri?)
sacra lavaturas mane petebat aquas.
ventum erat ad molli declivem tramite ripam;
ponitur e summa fictilis urna coma:
fessa resedit humo, ventosque accepit aperto pectore, turbatas restituitque comas.
dum sedet, umbrosae salices volucresque canorae
fecerunt somnos et leve murmur aquae;
blanda quies furtim victis obrepsit ocellis,
et cadit a mento languida facta manus. (Ov. Fast.3.9.20)
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Entonces también estabas desarmado, cuando la sacerdotisa romana te tomó
para que dieras tu magnífica semilla a esta ciudad. Silvia la vestal (pues ¿qué
prohíbe que se proceda a partir de allí, en la mañana buscaba agua para lavar
los objetos sagrados. Había llegado a una ribera que descendía por un suave
sendero, quitó de encima de su cabello una tinaja de barro y, agotada, se
sentó en el suelo y recibió los vientos con el pecho descubierto y arregló sus
cabellos despeinados. Mientras estaba sentada, los sauces sombríos, las aves
cantoras y el leve murmullo del agua le produjeron sueño. El blando reposo,
furtivamente, sorprendió a sus ojitos vencidos y su mano, vuelta lánguida,
cayó de su mentón.
Inermis se encuentra Marte cuando comienza el episodio de su encuentro con
Rea Silvia, cuya primera parte es reconstruida por Ovidio a partir de los Annales de Ennio17. El episodio se abre con la presentación de la vestal, cuya descripción se enmarca, a nuestro entender, en un cuadro elegíaco que focaliza a Ilia.
Desde el comienzo del relato, la vestal, en pleno ejercicio de sus funciones,
con una tinaja sobre su cabeza y dispuesta a lavar los objetos sagrados, expresa una actitud activa. Al igual que la Cintia de Prop. 1.1.1 (“Cintia prima suis
miserum me cepit ocellis”, [Cintia, la primera, me cautivó con sus ojitos]), ella
es, pues, quien “captura” o conquista a este dios desarmado (“cum te romana
sacerdos cepit” Fast. 3.9-10) y su acción es acorde al motivo genealógico y
fundacional (“ut huic urbi semina magna dares”, Fast. 3.9-10). Esta premisa
inscribe el episodio en un marco que alude constantemente a la pasividad del
dios desarmado, ya que su captura por parte de la vestal se vincula con la
procreación (semina), lo cual deja al descubierto y resalta no solo la actividad
sexual sino también la propia fertilidad de la sacerdotisa. El proceso de invisibilización de la acción del dios y el relieve que adquiere la idea de la fecundación generan una incompatibilidad con la diosa a la que Ilia rinde culto y
con las funciones propias de las vestales18. El texto anticipa, así, que el fruto
de este encuentro no habrá de pasar por desapercibido sino que será el germen
de la ciudad de Roma (“huic urbi”, Fast. 3.12).
A su vez, el aspecto físico de esta Romana sacerdos dista mucho del de una
mujer consagrada al sacerdocio: contrariamente a la apariencia convencional
de las vestales, que llevan el pelo recogido y el cuerpo cubierto19, Ilia se encuentra con el escote a la vista (“aperto pectore”, Fast. 3.15-6) y sus cabellos están
alborotados (“turbatas (…) comas”, Fast. 3.16); se halla fessa20, es decir, cansada, palabra que insiste en el tono erótico del pasaje21 dado que suele denominar las consecuencias del acto sexual22 y, recordando nuevamente a Cintia
(Prop.1.1.1), posee ocelli, término propio del vocabulario elegíaco23 utilizado
para designar la mirada de la puella24. Dichos ocelli son, a su vez, victi por la
quietud que, al sorprenderlos de manera furtiva (furtim), vincula esta unión
con los amores propios de la elegía de asunto erótico.
Más aún, Silvia camina por un sendero mollis que la conduce hacia un locus
amoenus25, sitio propicio tanto para el ejercicio romántico como para el literario26 y del que, como señala Parry (1964:282), Ovidio suele servirse para situar
episodios que involucran actividad sexual y violencia. Asimismo, la tranquilidad y armonía que se desprenden de este paisaje pastoril adormecen a nuestra sacerdos en un contexto literario codificado y provisto de árboles sombríos,
cantos de pájaros y murmullos del agua (Fast. 3.17-8). En este espacio, la actitud de la vestal empieza a adquirir características pasivas: en primer lugar,
abandona la posición vertical que tenía al inicio del relato (“petebat”, Fast. 3.12)
para sentarse en el suelo (“resedit”, Fast. 3.15; “sedet”, Fast. 3.17) y,
17. Para el trabajo intertextual
entre Ennio y Ovidio acerca del
episodio del sueño de Ilia, cf.
Connors (1994:100-108).
18. Según Schniebs (2006:64), la observancia de la pudicitia es, para el código
cultural romano, un rasgo propio de la
mujer nuclear. Esta característica supone
una conducta sexual pasiva que supone
la negación de la mujer como sujeto y
como objeto erótico. Esto se refleja no
solo en la actitud pasiva a la hora del
sexo sino en el comportamiento femenino en cuanto a la vestimenta, el lenguaje
corporal, etc. La mujer sexualmente
activa representa el antagonismo de la
mujer nuclear y, por ende, es asociada
a las prostitutas y, también, al varón,
sujeto sexualmente activo. La puella
elegíaca, ni matrona ni meretriz, se ubica
en un estadio intermedio y se presenta
como un tipo de mujer sexualmente
activa y protagonista del deseo erótico,
capaz de generar y de sentir placer
(2006:71). En este sentido, Rea Silvia no
podría ser jamás una puella elegíaca. En
relación con esto, Beard (1989:13-17)
habla de una doble condición en las
vestales puesto que, si bien suele
aceptarse que el culto a Vesta nace en el
interior de las familias reales, se admite
que las vestales pueden representar o
bien a las hijas de los antiguos reyes, o
bien a sus esposas, cosa que permite atribuirles carácter tanto de virgines como
de matronae, sobre todo dadas ciertas
similitudes como la observancia de la
pudicitia, la vestimenta y la semejanza
entre los castigos que reciben las vestales que no respetan su virginidad y las
mujeres que cometen adulterio. Beard
también sostiene que se ha pensado que
las vestales conservan algo de carácter
masculino, similitud que responde al
goce de los privilegios asociados con los
hombres (disponían del servicio de un
lictor; poderes testamentarios; etc.). Si
bien Beard señala que el debate acerca
del exacto estatus sexual de las vestales
no está cerrado (1989:12), lo cierto es
que la virginidad de estas sacerdotisas,
característica inherente a ellas y a su
estatus sexual, no está puesta en discusión, con lo cual el protagonismo de un
episodio amoroso por parte de una vestal es algo inviable y sujeto a punición.
19. Cf. Guerra Gómez (1987:258)
20. Cf. Ov. Met. 2.422; 577; 3.163; 443.
21. Cf. Merli (2000:41 n. 10)
22. Cf. Adams (1993:195-6)
23. Merli (2000:42-44) se explaya
acerca del uso erótico de este término
y del empleo que le da Ovidio.
24. Cf. Adams (1993:167-8).
25. Para el estudio del locus
amoenus, cf. Schönbeck (1962).
26. Cf. Pasco-Pranger (2006:91)
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finalmente, quedarse dormida, situación en la que será violada por Marte y
cuyo relato el poeta condensa en un solo dístico:
Mars videt hanc visamque cupit potiturque cupita,
et sua divina furta fefellit ope. (Ov. Fast. 3.21-22)
Marte la ve, desea a la que vio, posee a la que deseó y con su divino recurso
disimuló su asalto.
27. Cf. Adams (1993:167-8)
28. Al respecto, Merli (2000:38) señala
que el rol pasivo de Ilia refuerza la
connotación de velocidad que crea la
escena de la violación, ya que Marte
concreta su empresa en solo tres verbos
que recuerdan la fórmula cesariana
“veni vidi vici” y dejan en la escena
una sensación de inmediatez, cosa
que insiste en la celeridad del agente
divino y, a su vez, en su invisibilización.
29. Los Fasti exhiben violaciones
agresivas y violentas como las de Lara
(2.583-616) y Lucrecia (2.723-852),
episodios que Ovidio ubica próximos
al de Rea Silvia y en los que las víctimas
agredidas manifiestan sufrimiento
durante el forzamiento. No obstante,
como sostiene Richlin (1992:169), las
violaciones en los Fasti son “a mixed
bag” dados los múltiples tratamientos
que Ovidio ofrece de esta temática.
30. Con respecto a la invisibilización
de Marte durante la violación, vale
señalar que en el apartado que Adams
dedica a las armas como metáforas
sexuales (1993:19-22), se incluye el
término hasta como una forma de
aludir al pene (1993:19) y a la palabra
inermis como símbolo de impotencia,
cosa que se ilustra en Ov.Am.3.7.71
(p.21). El hecho de que en Fast.3.1
Marte sea invitado a deponer la lanza
para quedar así inermis al momento de
la violación podría interpretarse como
parte del furtum del dios, que logra
acceder a la vestal haciéndose pasar
por un agente “inofensivo” desde el
punto de vista sexual. Por su parte,
King (2004:111-112) interpreta la lanza
(hasta) como símbolo de fertilidad.
Una vez dormida, la actitud activa de la vestal queda atrás, al punto que, durante la escueta visita del dios, Rea Silvia es descripta en términos pasivos: Marte
es el sujeto de las acciones de videre, capere y potiri, mientras que la vestal es el
objeto contemplado, deseado y poseído (“visam (…) cupita (…) potitur”, Fast.
3.21). Su pasividad es tal que ella ni siquiera parece ser consciente del hecho, ya
que no solo es visitada por Marte mientras duerme sino que, además, el mismo
dios se encarga de disimular (“fefellit”, Fast. 3.22) el encuentro sexual, también
designado como las relaciones adúlteras elegíacas (“furta”, Fast. 3.22)27. La eficacia con la que el sigiloso28 Marte oculta su intervención contrasta, según Murgatroyd (2005:70; 91-2), con el estado de gran vulnerabilidad en el que se
encuentra la joven que, dormida, no se percata de lo que ocurre y, por ende, no
puede pronunciarse al respecto. A diferencia de lo que sucede en otros episodios
de los Fasti próximos al de Rea Silvia, en los que las violaciones son crueles y
sombrías e implican el sufrimiento de la víctima29, en el caso de la sacerdos la
narración del ultraje conserva el clima de calma y quietud transmitido al inicio
del pasaje y no rompe con ese efecto de paz y tranquilidad. El violador se invisibiliza30 y la víctima no se reconoce como tal pues no se entera de lo que ocurre.
Incluso, el efecto de lectura tiende a generar la visualización de una escena que,
más que agresiva, parece amorosa. A continuación, el sueño se marcha una vez
que el dios cumple su objetivo:
somnus abit, iacet ipsa gravis; iam scilicet intra
viscera Romanae conditor urbis erat. (Ov. Fast. 3.23-24)
Se marchó el sueño, ella queda embarazada; ya era claro que en sus
entrañas estaba el fundador de la ciudad de Roma.
Nótese que el sujeto de abeo es somnus y no Marte, detalle que insiste en la
figura invisible de esta deidad. Tras ello, la vestal despierta embarazada y en
su vientre lleva nada menos que al futuro fundador de la ciudad de Roma
(“ipsa gravis (…) Romanae conditor urbis erat”, Fast. 3.24) haciendo efectivo
lo anticipado en Fast. 3.10.
b) El sueño de la vestal
31. Para un paralelismo entre Ilia y
Ovidio, cf. King (2004:209-210)
Ilia despierta de su siesta y, confundida, cuenta aquello que soñó. La inclusión
de esta escena por parte de Ovidio remite a la versión del mito fundacional
en Ennio (Ann. 1.34-50 Sk.) quien, a su vez, construye el sueño de la vestal
inspirándose en el sueño de Nausicaa de Homero (Od. 6.15-40). Según Connors
(1994:105-6), Ennio toma el elemento del sueño como vehículo para construir
un paralelismo entre Ilia y él mismo, ya que “just as she brings forth Rome’s
history, he brings forth Rome’s new poetry, which utters Rome’s history in
Homer’s meter”. Así las cosas, Ovidio retoma la versión de Ennio y la vuelca
al metro elegíaco, sirviéndose del elemento onírico para llamar la atención
acerca de su propio programa literario31:
languida consurgit nec scit, cur languida surgat,
et peragit tales arbore nixa sonos:
Marte y Rea Silvia: historia de una genealogía (Ov. Fast. 3.9-70) [63-78]
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‘utile sit faustumque, precor, quod imagine somni
vidimus! an somno clarius illud erat?
ignibus Iliacis aderam, cum lapsa capillis
decidit ante sacros lanea vitta focos. inde duae pariter, visu mirabile, palmae
surgunt: ex illis altera maior erat,
et gravibus ramis totum protexerat orbem,
contigeratque sua sidera summa coma.
ecce, meus ferrum patruus molitur in illas— terreor admonitu, corque timore micat.
Martia, picus, avis gemino pro stipite pugnat
et lupa: tuta per hos utraque palma fuit.’
dixerat et plenam non firmis viribus urnam
sustulit; implerat, dum sua visa refert. (Ov. Fast. 3.25-40)
Se levantó lánguida sin saber por qué se levantaba lánguida y recostándose
contra un árbol dijo tales palabras: “¡que sea útil y fausto, ruego, lo que vi en
la imagen del sueño! ¿O acaso aquello era más que un sueño? Estaba entre
los fuegos troyanos cuando la cinta de lana sujeta a los cabellos cayó ante los
hogares sagrados. De allí al mismo tiempo surgen, admirable de verse, dos
palmeras: una de ellas era más grande que la otra y había protegido todo el
orbe con sus pesadas ramas y había tocado las estrellas con su alta copa. He
aquí, mi tío paterno alza su espada contra ellas. Me veo aterrada al advertirlo
y mi corazón palpita de terror. El ave de Marte, el pájaro carpintero, y la loba
pelean por el árbol gemelo; cada una de las dos palmeras fue protegida por
ellos”. Esto había dicho y con fuerzas débiles levantó el recipiente lleno; lo
había llenado mientras contaba lo que había visto.
Rea Silvia abre los ojos con el mismo cansancio con el que se había adormecido (“languida manus”, Fast. 3.20; “languida consurgit … languida surgat”,
Fast. 3.25) y sin saber por qué (“nec scit”, Fast. 3.25). Su sueño está cargado de
simbolismo, tanto sexual como histórico: por un lado, se señala la pérdida de
la virginidad de la sacerdotisa a través de la caída de sus vittae, que resbalan
frente a los fuegos de Troya (“ignibus Iliacis”, Fast. 3.29), imagen que vincula a
la vestal ovidiana (y a sus futuros hijos) con Eneas y, por ende, con la posterior
gens Iulia, familia adoptiva de Augusto. Asimismo, el desprendimiento de las
cintas de lana ocurre frente a los sacri foci, es decir, en un ámbito religioso,
con lo cual nuestra vestal incumple con su deber en el mismo escenario en el
que debería ejercerlo. No obstante, mientras cuenta el sueño de su embarazo,
Ilia toma la urna que traía vacía al comienzo del episodio (Fast. 3.14), antes
de la interacción con Marte; como parte de sus obligaciones, la vestal llena la
tinaja de agua y, polisémicamente, se retira llevándola “plenam” (Fast. 3.40).
Ilia pide que la visión que tuvo en sueños sea utile faustumque, y claro que lo
será: la ensoñación metaforiza a los gemelos con dos palmeras, una más grande que la otra, ambas atacadas por Amulio32 y protegidas por una loba y un
pájaro carpintero, animales consagrados a Marte33, lo cual permite insistir en
la suerte que Rómulo y Remo habrán de correr al nacer. Cabe destacar que la
palmera que simboliza a Rómulo es más grande que la de su hermano (“maior”,
Fast. 3.32) y es la encargada de protegere orbem y de contingere sidera coma, de
modo tal que Rea Silvia designa a su hijo como agente de protección del mundo
y como dueño de la grandeza necesaria para tocar el cielo con sus manos. En
este sentido, el discurso de la vestal funciona de manera profética, ya que
32. Cf. Liv. AUC. 4.3; Plut. Rom. 3.5
33. Como figura en Plut. Rom. 4.2,
la loba y el pájaro carpintero, ambos
consagrados a Marte, intervinieron
en la alimentación de los gemelos.
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anticipa no solo los pormenores de la leyenda fundacional sino también la
enorme talla que tendrán tanto la ciudad venidera como el fundador de gravibus ramis, hechos que remiten, sin duda, a la utilitas por la que Ilia suplicaba
en Fast. 3.27.
34. Como señalan Barchiesi (1997:6263) y Merli (2000:44-45), Ovidio sabe
que el desarme de Marte comienza
en Tib. 2.5.51-4, pasaje en el que el
dios deja las armas en la ribera para
yacer junto a la Romana sacerdos: “Te
quoque iam uideo, Marti placitura
sacerdos Ilia, Vestales deseruisse focos,
/ concubitusque tuos furtim uittasque
iacentes / et cupidi ad ripas arma relicta
dei” [También veo ya que tú, sacerdotisa
que habrás de agradar a Marte, Ilia,
abandonaste los fuegos vestales; (veo)
tus encuentros a escondidas, las cintas
cayéndose y las armas del deseoso
dios abandonadas en las riberas].
35. Siguiendo a Barchiesi (1989:63),
“l’elegia é nel complesso molto piú divertente se un certo pubblico di Ovidio
(…) riconosceva la pertinenza reciproca
di certi trattati narrativi: il carattere rustico, aggressivo e lutulento del fiume,
la sua opposizione all’amore, l’effetto
straripante dell’allusione enniana”.
36. “Ilia, pone metus: tibi regia nostra
patebit, / teque colent amnes: Ilia,
pone metus”, Am. 3.6.61-2 [Ilia,
depón tus miedos: para ti se abrirá
mi casa real y los ríos te celebrarán: Ilia, depón tus miedos].
37. “Ne me sperne, precor,
tantum, Troiana propago”, Am.
3.6.65 [no me rechaces, solo eso
te ruego, progenie troyana].
38. “Illa gemens patruique nefas
delictaque Martis”, Am. 3.6.45 [ella,
que lamenta con gemidos el crimen
de su tío y el delito de Marte].
39. “Sola placet, ‘timeo’”, Am. 3.4.32
[solo me gusta la que (dice) ‘tengo miedo’]. Nótese que el sintagma “sóla placét timeó” del primer hemistiquio del
pentámetro recuerda tanto léxica como
métricamente el “tú mihi sóla placés” de
Prop. 2.7.19 y Tib. 3.19.3, que más tarde
Ovidio retoma en Ars 1.42. Asimismo,
en Fast. 5.608 (“et timor ipse novi causa
decoris erat” [el mismo miedo era la
causa de su extraño atractivo]) es el
miedo el que hace atractiva a Europa.
40. “Rusticus est nimium, quem
laedit adultera coniunx, / et notos
mores non satis urbis habet / in qua
Martigenae non sunt sine crimine nati
/ Romulus Iliades Iliadesque Remus”,
Am. 37-40 [Tosco en exceso es aquel
al que ofende la esposa adúltera, y no
conoce lo suficiente las costumbres
de la ciudad en la que los hijos de
Marte no nacieron sin crimen, Rómulo
hijo de Ilia e hijo de Ilia Remo].
41. Acerca de la extinción de
fuego sagrado como prodigium, cf. Parker (2004:568).
No es esta la primera vez que Ovidio traslada la figura de Rea Silvia al terreno amoroso34: Am. 3.4 y 3.6 toman a Ilia como exemplum para justificar los
encuentros entre el amator y la puella, que en ambos casos se ven obstaculizados: en Am. 3.4, un durus vir complica los planes del enunciador al ponerle custodia a su mujer y, en Am. 3.6, lo hace un río caudaloso y
empantanado, descripto con características similares a las que los poetas
neotéricos adjudican a la épica35, postulando así a Ilia como argumento para
que la elegía tenga lugar. De un modo similar, durante el sueño de los Fasti
Ilia teme por la seguridad de sus hijos (“terreor admonitu, corque timore
micat”, Fast. 3.36) y ese es el único momento del relato en que se la ve turbada. No obstante, esta tranquilidad no es frecuente en la Ilia ovidiana. Se
la puede observar en estado de perturbación en Am. 3.6, donde el río Anio
le pide que deponga sus temores36, para lo cual insiste con la exacta repetición de este pedido en ambos versos del dístico y a la manera de un ruego
elegíaco37. Vemos entonces que el episodio de Fasti no es el único intento de
Ovidio de incluir a esta vestal en asuntos eróticos. Sin embargo, el forzamiento que los Fasti describen en un solo dístico no tiene lugar en el poemario elegíaco ovidiano, donde apenas se lo menciona38. La Ilia de Amores,
también de origen troyano, con las vittae caídas (Am. 3.6.56) y poseedora de
ocelli (Am. 3.6.57) sabe que ha sido violada y su reacción es consecuente
(“eripiente metu”, Am. 3.6.70; “tremente sonos”; Am. 3.6.72). Es esta Ilia
atemorizada y angustiada la que agrada al dios río (“Ilia cui placuit…”, Am.
3.6.47 ss.), detalle relevante si tenemos en cuenta que en Am. 3.4, poema en
el que también se trae a colación el encuentro entre Marte e Ilia, el miedo es
uno de los rasgos de la mujer que llama la atención del amator39. Por su parte,
Am. 3.4 invoca brevemente a Rea Silvia a partir de su maternidad40. Lejos de
condenar a la vestal devenida en madre, tales versos no solo reivindican su
encuentro non sine crimine con el dios y exaltan el linaje de los gemelos al
designarlos como Martigenae e Iliades, sino que también le recuerdan al lector cuáles son los mores de Roma. Ahora bien, la vestal de los Fasti no tendrá
la misma suerte:
Silvia fit mater P; Vestae simulacra feruntur virgineas oculis opposuisse manus.
ara deae certe tremuit pariente ministra,
et subiit cineres territa flamma suos. (Ov. Fast. 3.45-8)
Silvia se convierte en madre. Cuentan que las estatuas de Vesta llevaron sus
manos virginales a sus ojos. Ciertamente, el altar de la diosa tembló al parir
su servidora y la llama aterrada se hundió bajo sus cenizas.
El miedo de Ilia en 3.6 no es en vano, ya que en este poema el parto de la vestal no es bien recibido por el sacerdocio: las estatuas tapan sus oculi (no sus
ocelli) con sus manos virginales y tanto el templo como la llama sagrada manifiestan su parecer. El ocultamiento del fuego sagrado41 marca así lo terrible
del hecho y deja al descubierto la connotación negativa del parto de la sacerdos.
La cesura pentemímera (P) del primer hexámetro separa a la mater Silvia del
culto de Vesta y de las otras sacerdotisas (Sílvia fít matér (P)…); la Ilia madre
ya no tiene lugar entre sus colegas vírgenes y, a partir de aquí, desaparece de
escena.
Marte y Rea Silvia: historia de una genealogía (Ov. Fast. 3.9-70) [63-78]
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El mito fundacional
Lo que resta del episodio sigue la línea de Tito Livio (AUC 1.4) y se concentra
en Rómulo y Remo, al presentar una enumeración de los avatares por los
que han pasado los gemelos en la instancia inmediata a su nacimiento (Fast.
3.49-58). Así, se hace mención a Amulio y a su orden de exterminarlos (Fast.
3.49-52); a la loba y al pájaro carpintero que los alimentan (Fast. 3.53-4); a los
cuidados de Fáustulo y a Acca Larentia (3.55-8). Dicha enumeración se realiza a partir del lugar común (“quis (…) nescit”, Fast. 3.53; “non ego te (…)
taceam”, Fast. 3.53-4), cuya familiaridad funciona para el lector como una
suerte de recapitulación.
El texto se detiene inmediatamente después en la juventud de los gemelos:
Martia ter senos proles adoleverat annos,
et suberat flavae iam nova barba comae: omnibus agricolis armentorumque magistris
Iliadae fratres iura petita dabant.
saepe domum veniunt praedonum sanguine laeti
et redigunt actos in sua rura boves.
ut genus audierunt, animos pater editus auget, et pudet in paucis nomen habere casis,
Romuleoque cadit traiectus Amulius ense,
regnaque longaevo restituuntur avo.
moenia conduntur, quae, quamvis parva fuerunt,
non tamen expediit transiluisse Remo. (Ov. Fast. 3.59-70)
La prole de Marte había crecido dieciocho años y ya asomaba una joven
barba de pelo rubio. Los hermanos hijos de Ilia daban las leyes reclamadas a
todos los campesinos y a los conductores de las manadas. A menudo llegan
a casa alegres por la sangre de los ladrones y devuelven a sus campos los
bueyes tomados. Cuando escuchan acerca de su linaje, su padre excelente
incrementa sus ánimos y los avergüenza tener su nombre en tan pobres
casillas. Amulio muere atravesado por la espada de Rómulo y los reinos son
recuperados por el abuelo entrado en años. Se construyen las murallas que,
aunque eran pequeñas, no evitó traspasar Remo.
La descripción de los jóvenes Rómulo y Remo está signada por su abolengo.
Ovidio enfatiza tanto la maternidad de Ilia (“Iliadae fratres”, Fast. 3.62) como
el vínculo entre ella y Marte (“Martia proles”, Fast. 3.59); los gemelos son
llamados tanto hijos (proles) como hermanos (fratres); pertenecen a una domus
y es, justamente, al conocer su linaje (“ut genus audierunt”, Fast. 3.65) cuando entienden que están llamados a asumir una posición de mayor relevancia.
La excelencia de su padre es la que los anima a proseguir, cosa que, de
alguna manera, remite a las habilidades guerreras de Marte y vuelve a traer
a colación las armas que aquel había hecho a un lado en Fast. 3.942. De hecho,
la prosapia paterna los insta a augere animos, verbo del que deriva el nombre
otorgado al Princeps43. Los jóvenes gemelos aspiran a asuntos mayores y, así,
deciden cambiar las pequeñas casillas que de momento alojaban su buen
nombre por un proyecto más vasto: la creación de una ciudad. El texto alude
directamente a la fundación de Roma (“moenia conduntur”, Fast. 3.69) y, a
su vez, anticipa la actitud de Remo durante el proceso fundacional que, como
es sabido, no tendrá el mejor final (“non tamen expediit transiluisse Remo”,
Fast. 3.70).
42. Cabe recordar que en Fast. 3.171-2,
Marte ha dejado de lado el casco
pero sigue con la lanza en mano.
43. Para el significado del verbo augeo
y su vinculación con el término Augustus, cf. Ernout – Meillet (1951:100101). A su vez, en Ov.Fast.1.609-13
Ovidio despliega la etimología del
nombre del Princeps y deja en claro
la relación entre augere y Augustus.
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[63-78] Maricel Radiminski
Ahora bien, ¿por qué Ovidio incluye esta narración en sus Fasti, da por hecho la
violación de la vestal, focaliza en ella gran parte de la narración e invisibiliza la
acción del dios? A continuación haremos algunas consideraciones al respecto.
44. Según Murgatroyd (2005:92),
este episodio presenta a un dios
violador que arremete contra una
vestal virgen en plena misión sagrada,
tomándola en un sueño para satisfacer
el propio deseo y, luego, abandonándola embarazada. Dados los vínculos
de Augusto con Marte y Vesta, la
actitud de Gradivo sería “(a) form of
subversion—deflation of the emperor”.
45. Cf. Fantham (2002:202).
Aunque hubiera podido empezar el mes de Marte con cualquier otro episodio,
Ovidio decide comenzar el tercer libro de su calendario con esta historia, cosa
para la que el poeta no ofrece un motivo aparente pero, tampoco, un impedimento concreto (quid enim vetat inde moveri”, Fast. 3.13). El mes de marzo
(y, con él, la historia de Roma) comienza, entonces, con una violación, es decir,
con un episodio de violencia que, en cuanto presenta a una figura dominante
que ejerce su fuerza sexual sobre una figura dominada, supone una relación
de poder en la que éste actúa por la fuerza, más aún cuando, como afirma
Edwards (1993:70), las relaciones sexuales en el discurso moral y social romano se construyen como relaciones de dominación y subordinación y de superioridad e inferioridad. En un sentido similar, Skinner (2008:228) señala que
“rape scenes critique the surface decorum of Augustan art and poetry. There
is a patent intention to shock and even offend, but their shock value requires
the reader’s underlying agreement that rape is an ugly business”. No obstante, dado que el forzamiento de la vestal no es percibido por la joven, que poco
a poco va perdiendo su actitud activa hasta quedarse dormida y ser penetrada en completo estado de pasividad, es el lector quien debe notar el uso de la
fuerza por parte del dios Marte e interpretarlo como tal. El dios inermis (quizás,
haciendo alarde de esta misma condición) disimula su ultraje y penetra a la
vestal dormida, aportando así su semen para el nacimiento del fundador de
Roma44. El germen de la ciudad eterna es, entonces, una violación desdibujada, un episodio agresivo que, aunque disimulado, no deja de implicar violencia, acontecimiento que, paradójicamente, el mismo Marte va a traer a
colación como un episodio feliz (“vel quod erat de me feliciter Ilia mater”,
Fast. 3.233 [o bien porque a partir de mí Ilia fue madre felizmente]).
Por supuesto, los arma de Rómulo acarrean consecuencias. Poco después Quirino, hijo de Marte pero también Iliades, emplea esta violencia en la construcción de su familia, consigue la mano de las sabinas a partir de las armas (“quod
petis arma dabunt”, Fast. 3.198 [lo que pides te lo darán las armas]) y, también,
decreta la muerte de su hermano Remo, hecho que, si bien se hace a un lado
en Fast. 4.843, es aludido en Fast. 2.143 (“te Remus incusat” [a ti te acusa
Remo]). No casualmente el pasaje que nos compete termina con una breve
alusión al traspaso de las murallas de Roma por parte de Remo (Fast. 3.70), lo
cual trae a colación tanto la muerte del gemelo como la profanación de los
límites de la ciudad durante su mismo nacimiento. Algo similar ocurre con la
vestal, cuya penetración implica la transgresión del límite impuesto por su
virginidad. Como señala Parker (2004:568), las vestales protegen el fuego sagrado de Roma, con lo cual la castidad de estas sacerdotisas posee una función
simbólica: la penetración de estas devotas impenetrables es equivalente al
quebranto de las inquebrantables murallas de la ciudad. Rómulo y Remo nacen
con el fuego sagrado escondido y Roma nace con una interferencia en el ritual
religioso de su fundación; la actitud de Rea Silvia es rechazada por la misma
Vesta y la de Remo recibe el castigo de la muerte; y si la turbación del fuego
sagrado promueve diferentes avatares que pueden ser perjudiciales para Roma,
no es distinto lo que vaticina la historia de su fundación, donde la alusión
(aunque indirecta) al fratricidio de Rómulo pone sobre el tapete el modelo de
guerras civiles que el proyecto pacificador de Augusto intenta dejar atrás45.
Esto convierte a Ilia en una figura directamente vinculada con el poder: su
maternidad propiciada por un dios desarmado dentro de un marco elegíaco,
además de impulsar el nacimiento de Rómulo y Remo y, a su vez, el
Marte y Rea Silvia: historia de una genealogía (Ov. Fast. 3.9-70) [63-78]
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derrocamiento de Amulio por parte de ellos, da origen a la fundación de Roma
e instaura la violencia como una marca determinante de la ciudad venidera,
que será, también, la ciudad de Augusto.
Esta marca es la que recorre la bellica genealogía de Rómulo, de la que él mismo
debe dar crédito, para lo cual rinde culto a su padre al dedicarle el primer mes
del año cuya organización y disposición es meramente romúlea. No obstante,
el ordenamiento del calendario por Rómulo, quien sabe más de arma que de
sidera, es erróneo y, por acción de Numa, al mes de Marte le corresponde el
tercer lugar. La caracterización de Numa en el tercer libro de los Fasti se describe, según Hinds (1992b:131), como diametralmente opuesta a la de Rómulo, imposibilitando así cualquier eventual convergencia entre ambos. Ovidio
propone, así, la deposición de las armas por parte de Marte para poder vincularlo con las ingenuae artes e invitarlo a relacionarse con Rea Silvia, todo esto
en un contexto en el que las armas y la paz conviven de diferentes maneras.
De esta forma, nuestro vates cuenta la leyenda de Roma desde un punto de
vista nuevo, combinando material narrativo y estilístico de diversa proveniencia (como, por ejemplo, Ennio y Livio), dinámica en la que, precisamente,
consiste la elegía46.
Conclusiones
Según hemos observado, la unión entre el dios de la guerra y la vestal es condición necesaria para dar origen a Rómulo y a Remo y, por extensión, a Roma
y al mismo Augusto. Queda así planteado en términos elegíacos el principio
de la historia de Roma, ciudad cuyo fundador nace del vientre de una joven
virgen consagrada a la religión.
Ovidio empieza el libro tercero mostrando el comienzo del año (y, por ende,
de los propios Fasti) propuesto por Rómulo. Este gesto no es casual ya que
al invocar a Marte, Rómulo y Remo, y Roma, establece no solo una línea de
parentesco entre los diferentes íconos de la ciudad, sino que también habilita
la formación de una genealogía que, en este caso, se entiende en términos
dinásticos (no hablamos de cualquier familia sino de la gens Iulia). De la pertenencia a esta genealogía Rómulo deberá dar crédito con pruebas contundentes, razón por la cual decide honrar a su padre al otorgarle el primer mes
del año. Conmemorar a Marte es, para Rómulo, la reivindicación de su propio
abolengo. Sin embargo, la intervención de Numa aplaza la llegada del mes de
Gradivo, permitiendo así al poeta dejar al dios inermis y convertirlo en amator.
Asimismo, la dedicatoria del poema a Germánico desplaza a Augusto del final
del árbol genealógico de la gens Iulia, lo corre del centro de las miradas y le
resta individualidad en pos de su sucesor. Por medio de sus dísticos, Ovidio
relega a Augusto al igual que Numa a Marte y, del mismo modo, le quita las
armas al dios.
Este Marte amator no llegará a lamentar la no correspondencia de su puella:
por el contrario, con su disfraz inermis logra poseerla en cuestión de instantes
y sin hacerse notar. El cuerpo de Rea Silvia es forzado por Marte pero esta
violencia, esfumada, no es percibida como tal por la joven. A diferencia de
la Rea Silvia de Ennio, invadida por el miedo y la desesperación, y de la de
Tito Livio, cuyo forzamiento por parte del dios se plantea en términos de
duda (AUC. 1.4.2), la sacerdos de Ovidio no parece haber sufrido violencia
alguna a la hora del encuentro sexual. En efecto, todo transcurre durante un
46. Cf. Merli (2000:52).
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plácido sueño propiciado por un espacio más que confortable. Si bien parece
ser la joven de cabellos alborotados y escote a la vista quien logra capturar al
dios y concreta el objetivo de otorgar magníficas raíces a la futura ciudad de
Roma (Fast. 3.10), lo cierto es que el ayuntamiento tiene lugar estando la vestal
dormida, con lo cual es el dios el responsable de la maternidad de Ilia y, por
ende, de haber franqueado los límites de la virginidad de la joven. Lo mismo
ocurre con la ciudad. Ovidio recupera, a su vez, la versión de Ennio, primer
poeta épico latino, y la retoma para contar la propia, ya no en hexámetros sino
en dísticos elegíacos. De este modo, muestra la indisoluble convivencia entre
arma y arae, elementos latentes en el encuentro entre Marte y Rea Silvia, unión
necesaria para que Rómulo pueda tener lugar y, junto con él, Roma y, junto a
ella, César y, junto a él, Augusto y, junto a él, Germánico, y así sucesivamente.
Recibido: 31 de marzo de 2013. Aceptado: 14 de mayo de 2013
Marte y Rea Silvia: historia de una genealogía (Ov. Fast. 3.9-70) [63-78]
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