La nueva piel de paneles dorados perforados, fabricados con

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también hacen referencia a los perfiles de las estructuras originales
y crean una sensación de continuidad entre lo viejo y lo nuevo. En
cierto modo, la cubierta está diseñada para reunificar un lugar fragmentado, con una serie de intervenciones y ampliaciones que, gracias
a este elemento, entran en resonancia formando un nuevo conjunto.
La sección remodelada que construye la fachada a la calle cuenta
con una cubierta ondulada que se adapta a los edificios victorianos
existentes en cada extremo. El pabellón central se convierte en el
hall de acceso al nuevo centro escolar y su envolvente dorada continua convierte la fachada en cubierta y la cubierta en fachada,
construyendo una pieza maciza dominada por la expresividad del
color oro.
En la misma línea, el estudio de arquitectura francés CUT ha renovado un centro comunitario de 1960 ubicado en un suburbio de
París, añadiendo un revestimiento perforado de oro que hace referencia a las fachadas pintadas de amarillo del edificio original. Esta
nueva envolvente engalana las fachadas y, en cierto modo, las eleva
a la categoría de lujo, planteando la paradoja de llevar el boato a un
centro social de la periferia marginal de la capital francesa.
La nueva piel de paneles dorados perforados, fabricados con aluminio anodizado, se ha instalado sobre los muros existentes, rehabilitando así unas fachadas que mantenían un altísimo grado de deterioro.
La identidad del edificio no se veía recompensada por la negligencia
con la que fue construido en la década de 1960 y a pesar de la cual, el
inmueble se había convertido en un hito para el barrio. La fachada
de oro busca reforzar esa identidad, tornando la pobreza de la construcción original en un objeto de joyería contemporánea.
Además, los paneles anodizados se extienden un par de metros
más que el techo original para ocultar las maquinarias técnicas que
cualquier edificio actual requiere. Esta mera extrusión del volumen
otorga al edificio reformado una presencia mejorada que hace de su
esbeltez un símbolo de distinción.
Estos dos edificios públicos ejemplifican bien la fijación de la arquitectura contemporánea por ofrecer mecanismos que dignifiquen
los edificios y que, mediante este logro, otorguen mayor dignidad e
identidad colectiva a sus usuarios, aunque para ello haya que recurrir
al color del oro.
zazpika 4 3
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