Agenda Juan Pablo Proal Más que películas de baja calidad o de humor involuntario, el cine de narcos en México esconde entre sus miles de cintas historias verdaderas, algunas financiadas por los capos de la droga de las décadas de los setenta y ochenta. El director José Luis Urquieta revela que los narcotraficantes buscaban inmortalizar su vida en una cinta. Incluso él estuvo tentado a llevar a la pantalla grande la biografía del capo Oliverio Chávez, quien en 1991 protagonizó un célebre tiroteo en el penal de Matamoros. "Estaba a punto de ir a este narcotraficante que estaba preso hablarle y decirle quiero hacer tu película mano". Fernando Durán, director de "El Federal de Caminos", comenta que las historias que dieron origen a las películas del cine de narcos eran del dominio público, aunque no se publicaban en los medios de comunicación por el control que el PRI ejercía en la prensa. -¿Si hoy tuviera los recursos, qué historia contaría? - Ya no haría una película de ficción, sino un documental. -¿Y de qué trataría? -De la corrupción, de cómo los gobernantes solapan al narcotráfico. -¿Considera que estos filmes eran una apología a la violencia? -En ninguna película murieron tantos como en la guerra contra el crimen organizado. Durán recuerda que los capos "pedían que fueran filmadas sus vidas, querían demostrar que tuvieron éxito en la vida, "su éxito"". El cine de narcos en México tiene su antecedente en las películas de contrabandistas de los años sesenta. Sus principales exponentes consideran a Juan Orol como el precursor del género. "La Banda del Carro Rojo" (1976) es ubicada como la película más representativa. Actuaron bandas gruperas como Bronco, Los Cadetes de Linares y Los Tigres del Norte. Más anecdótico, Rubén Galindo, productor de "La Banda del Carro Rojo", recuerda que durante la filmación de esa película en Bronxville, Nueva York, la policía intentó detener a Mario Almada y a Pedro Infante hijo. Ambos protagonizaban un tiroteo que casi les cuesta ir a dar a la cárcel. Con el tiempo, ese policía ayudaría a grabar más filmes del género. En la década de los ochenta, el productor Reyes Montemayor, uno de los máximos exponentes con películas como "El Traficante" y "Pistoleros Famosos", fue detenido por narcotráfico. Ante la infiltración de los capos en la industria cinematográfica, el director Gilberto Gascón, autor de "Perro Callejero", se quejaba en su gremio, comenta José Luis Urquieta: "Esos cuates le están metiendo dinero del narco a las películas y se quejaba de eso y yo entre mí le dije ¿cuál es la diferencia? al fin y al cabo hay muchísimo dinero de gente del gobierno 1/3 Agenda que se los roban a montones y no hay quien les diga nada". Urquieta revela que en los llamados "videohomes" el dinero del narco está aún más presente. Calcula que al menos la mitad de estas cintas son financiadas por los capos, tal como ocurre con los "narcocorridos". Aunque lo mismo ocurría con el "cine de narcos": "Los narquitos decían yo quiero salir de galán, yo quiero matar a Mario Almada ¡Nomás que Mario Almada les cobra por ese tipo de muerte, les cobra lo doble!". Una noche extraviada de la década de los ochenta, el capo Rafael Caro Quintero asistió a un concierto de los hermanos Mario y Fernando Almada. Al término del espectáculo, el narcotraficante lanzó un ofrecimiento a los actores: conformar una sociedad para filmar películas. Mario Almada no recuerda con exactitud la fecha del encuentro, pero sí la respuesta de él y de su hermano: "No, gracias". Este episodio podría parecer una anécdota aislada, pero no, es un ejemplo de la estrecha relación que sostuvieron los capos de las décadas de los setenta y ochenta con los representantes del entonces llamado "cine de narcos". Los productores y directores de esa época se acostumbraron a escuchar ofertas por parte de los capos para llevar al cine sus biografías y ser inmortalizados en la pantalla grande. El actor Mario Almada recuerda, incluso, que era común observar a narcotraficantes durante las filmaciones. Hacia finales de la década de los ochenta, reemplazado por el cine de ficheras, el llamado "cine de narcos" inició su declive. Aun así, Mario Almada y actores del género continuaron con la temática en la variante "videohome". Los directores Fernando Durán y José Luis Urquieta, como el resto de sus contemporáneos, llevan más de diez años sin filmar largometrajes. Atribuyen su inactividad a la ausencia de salas que difundan cine mexicano. 2/3 Agenda 3/3