Jornadas “Biblia y salud”

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Jornadas “Biblia y salud”
Salud y Salvación
«Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que
todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios
no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve
por él. El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está
condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios».
(Jn 3,16-18)
Estos versículos son parte de un discurso pronunciado por Jesús en el
contexto del diálogo con Nicodemo. Podríamos decir que se trata de un
“evangelio en miniatura”, de una síntesis magistral de todo el cuarto
evangelio. Es una profesión de fe. Lo que la comunidad de Juan cree
acerca de Jesús, el evangelista lo pone en labios del Señor en un contexto
bautismal: «Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no
puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que
nace de Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: Ustedes
tienen que renacer de lo alto». (vv 5-7).
La venida o entrega del Hijo, “el unigénito”, tiene como finalidad la
salvación del mundo. El verbo σῴζω está en subjuntivo aoristo pasivo: que
sea ahora salvado. En el cuarto evangelio este verbo aparece otras 5 veces:
5,34: «No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es
para la salvación (swqh/te subjuntivo aoristo pasivo: que sean ahora
salvados) de ustedes».
10,9: «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará (swqh,setai indicativo
futuro pasivo: será salvado); podrá entrar y salir, y encontrará su
alimento».
11,12: Sus discípulos le dijeron: «Señor, si duerme, se curará (swqh,setai
indicativo futuro pasivo: será salvado)».
12,27: «Mi alma ahora está turbada, ¿Y qué diré: «Padre, líbrame (sw/so,n
imperativo aoristo activo: ¡sálvame!) de esta hora? ¡Sí, para eso he llegado
a esta hora!»
12,47: «Al que escucha mis palabras y no las cumple, yo no lo juzgo,
porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvarlo (sw,sw subjuntivo aoristo
activo: que sea ahora salvado)».
salus: salud, salvación. Salutem dicere: saludar, desear salud. De allí
derivan salutare: saludar y salutaris: saludable, salvadora. Salvare y
salvator son del latín tardío con influencia cristiana.
Σωτηρία: salud, salvación, liberación, preservación.
Σωτήρ: salvador, redentor, liberador.
El evangelio según san Juan no ofrece muchas historias de milagros.
Apenas 7 signos (shmei,wn).
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Transformación del agua en vino en las bodas de Caná (2,1-11).
Curación del hijo de un funcionario real (4,46-54).
Curación del paralítico de la piscina de Betsata (5,2-18).
Multiplicación de los panes y los peces (6,1-14).
Caminata sobre el mar (6,15-25).
Curación de un ciego de nacimiento (9).
Revivificación de Lázaro (11,1-45).
Tres de estos relatos son curaciones
4,46-54: la enfermedad debe haber sido grave: «Señor, baja antes que mi
hijo se muera».
A Jesús no le preocupa tanto la curación del muchacho cuanto la fe del
funcionario: “«Vuelve a tu casa, tu hijo vive», le dijo Jesús. El hombre creyó
en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Mientras
descendía, le salieron al encuentro sus servidores y la anunciaron que su
hijo vivía. Él les preguntó a qué hora se había sentido mejor. «Ayer, a la
una de la tarde, se le fue la fiebre», le respondieron. El padre recordó que
era la misma hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y entonces
creyó él y toda su familia. Este fue el segundo signo que hizo Jesús cuando
volvió de Judea a Galilea”.
5,2-18: otra situación de enfermedad crónica: “estaba enfermo desde hacía
38 años” y de abandono: «No tengo a nadie que me sumerja en la piscina».
Jesús le ordena: «Levántate (:Egeire: verbo que se usará para decir que
Jesús resucitó [21,14] o que Lázaro volvió a la vida [12,1.9.17 ]), toma tu
camilla y camina».
Al final de la historia, ese hombre postrado y desamparado será capaz no
sólo de cargar su camilla en sábado sino de dar testimonio de Jesús
diciendo que: Ihsou/j evstin o` poih,saj auvto.n u`gih/Å Jesús es el que lo había hecho
sano.
9: Ciego de nacimiento. Los discípulos dan por sentado que esa
enfermedad es consecuencia del pecado, sólo se preguntan si es por
pecado del ciego o de sus padres (lo que sería más lógico ya que el ciego lo
es de nacimiento y antes del nacimiento-al menos para el judaísmo- es
imposible pecar). Los padres no quieren declarar por temor a ser
expulsados de la sinagoga. El curado no sólo declara en favor de Jesús
ironizando con los judíos sino que profesa su fe en Él con palabras y gesto.
Según la OMS, salud es el estado completo de bienestar físico y social
que tiene una persona. Podemos decir que el Jesús de Juan procura este
estado de bienestar bio-psico-social de los que son curados, sacándolos de
sus situaciones de muerte, marginación y postración. Nunca se dará de
modo pleno ya que los sanados siguen estando sujetos a las leyes
naturales y a los vaivenes de la historia.
Gerardo García Helder
Mgter. en Sagradas Escrituras
Lic. en Psicología
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