El Sindrome

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Recuerda que tu perdón se encuentra firme en
Cristo. Sin embargo, quizá en ocasiones
continuarás sufriendo las consecuencias de tu
aborto como el arrepentirte de haberlo hecho, el
sentir remordimiento y una pérdida. Agregamos
algunas sugerencias que te podrían ayudar cuando
te sientas así:
! Dedica veinte minutos, no más, de tu tiempo
para estar a solas.
! Escucha música edificante que da honor a la
misericordia de Dios.
! LEE TU BIBLIA. Reflexiona en las
enseñanzas de las Escrituras sobre la fidelidad
y el amor de Dios (2 Timoteo 2:13; Salmos
9:9; 34:18: 36:5).
! Dale gracias a Dios por tu salvación, por tu
vida y por toda su bondad. Da gracias a Dios
por todo lo que te ha dado en la vida.
! Ya que pase el tiempo en que sientes
remordimiento, ¡DETENTE! Dale gracias a
Dios. Recuerda que estos sentimientos serán
cada vez menos intensos y menos frecuentes
mientras tu relación con Dios crece.
“Nos hace sufrir,
pero también nos
compadece, porque
es muy grande
su amor.”
Lamentaciones 3:32
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Ármate de valor
y reconócelo
Se necesita valor para admitir que quizá necesites
ayuda. Tú decidiste tener un aborto que parecía
ser la única salida en ese momento. Entonces, ¿por
qué te sientes tan culpable?
Ten valor y reconoce que la decisión que tomaste
fue la equivocada y ahora estás sufriendo las
consecuencias. No tendrás paz en tu conciencia si
niegas tu culpa. El consejero en el centro de
abortos probablemente no está sufriendo. Aquellos
que te presionaron a hacerlo, probablemente no
están sufriendo, sólo tú.
Reconoce que TÚ fuiste quien decidió dejar morir
a un embrión. A pesar de lo que te hizo tomar esta
decisión, admite que te equivocaste. Los
sentimientos de arrepentimiento, de culpa y de
remordimiento están presentes en tu vida ya que
tu conciencia te condena. Pero ahora no te des
por vencida, ya que hay esperanza: ¡Esperanza en
Dios!
precio por tus pecados al ser el inocente Cordero
de Dios, al ser sacrificado para no tomar en cuenta
tu pecado.
“Ciertamente él cargó con nuestras
enfermedades y soportó nuestros
dolores, pero nosotros lo consideramos
herido, golpeado por Dios, humillado.
Él fue traspasado por nuestras
rebeliones, y molido por nuestras
iniquidades; sobre él recayó el castigo,
precio de nuestra paz, y gracias a sus
heridas fuimos sanados. Todos
andábamos perdidos, como ovejas,
cada uno seguía su propio camino, pero
el Señor hizo recaer sobre él la
iniquidad de todos nosotros”
(Isaías 53:4-6).
Enfoca tu atención hacia la cruz de tu Salvador y
contempla lo maravilloso que son el amor y la
misericordia de Dios hacia TI. Cree en su promesa
preciosa de perdón.
Desahógate
El perdón
El aborto es un pecado contra Dios y contra ti
misma. Reconoce tu pecado ante Dios, tu Padre.
Él te ha perdonado. Él envió a su Hijo amado a
cargar con tu pecado y tu culpa. Jesús pagó el
No esperes más. Si no te haz dado la oportunidad
de sentirte triste por la pérdida de tu bebé . . .
hazlo ahora. Adelante, deja correr tus lágrimas en
la presencia de tu Señor, Jesucristo. Es su perdón
el que te permite afligirte sin sentirte desesperada.
Dícelo a él en voz alta, paso por paso lo que te ha
pasado y deja que tu corazón te duela. Destapa
toda tu herida para que él se acerque y la sane.
Pon en ÉL todos tus pensamientos, tus pesadillas
y tus sueños deshechos en cuanto a tu bebé. “El
que con lágrimas siembra, con regocijo
cosecha” (Salmos 126:5). Deja que el Señor te
sane con su gozo.
Perdona a los
demás y a ti misma
Porque Dios te perdona, ¡perdonate a ti misma!
Dios ha perdonado por medio de su Hijo todos
tus pecados. Honra a Dios al hacer lo mismo.
Ahora examina tu corazón. ¿Hay alguien más que
ves como culpable por tu decisión de tener un
aborto? Perdónalo así como Dios te ha
perdonado.
Vivir con el
remordimiento
Una vez que le pidas a Dios que te perdone, deja
ir a la culpa. Cuando prometemos perdonar,
prometemos que no echaremos en cara la culpa a
nadie, ni a nosotros mismos. No sientas
remordimiento otra vez, especialmente cuando te
sientes sola y deprimida. Esta es la trampa del
diablo para que desconfíes de la capacidad de
Dios para perdonar y para olvidar tus pecados.
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