630 "LA ULTIMA BATALLA" DE C. S. LEWIS Josefina Errázuriz Introducción C. S. Lewis fue hasta su muerte, acaecida en 1963, profesor de Literatura Medieval y Renacen, tista en la Universidad de Cambridge. Sin embargo su campo de interés es mucho más amplio, lo que se refleja en su obra. Escribe sobre temas teológicos y hace profundos análisis psicológicos en diferentes géneros literarios, incluso cuentos para niños. El más conocido de sus libros es, sin duda, The Screwtape Letters. Su interés fundamental es religioso-teológico y en teología lo atrae especialmente la lucha entre el bien y el mal en el hombre y la sociedad, el problema del dolor, la Gracia, la oración y sobre todo la Escatología. De confesión anglicana su teología, muy profunda, refleja una honda vivencia esquivando caer en seca erudición. Joseph Pieper lo llamó el mayor teólogo laico de este siglo. Fue un maestro de la lengua y puso su habilidad al servicio de su imaginación e inteligencia escribiendo para todos con una atrayente y fresca profundidad llena de matices. The Last Büttle, cuento sobre el que trata este artículo, es el último de una serie de 7 libros que en conjunto titula The Chconicles o/ Narnia. En ellos narra, dentro de un marco de literatura medieval, la historia de un mundo maravilloso. No se trata de algo que acontezca en un planeta de nuestro sistema, no, se trata de "otro mundo", diferente al nuestro, con un tiempo y espacio propios que, sin embargo, por ser como el nuestro obra del mismo Creador, tiene con él conexiones misteriosas por El deseadas. Todos estos libros están concebidos como cuentos para niños, pero la imaginación, cariño y recursos literarios de Lewis son de tal categoría que hacen de estos pretendidos cuentos mfantilos verdaderas obras maestras de estilo, pro. fundidad y suspenso inesperados. Se rebasa los límites del simple cuento para entretener, ni contener, escondida tras símbolos adecuados al desarrollo de la trama, una visión cristiana de ia historia como historia de Salvación. La genialidad, la poesía con que Lewis va haciendo vividos y atrayentes los misterios profundos de nuestra fe hace desear que estos libros tuvieran difusión en nuestro idioma. Se logra en ellos una profundidad humana tal que, como en el caso de El Principito de SaintExupéry, mientras más edad se tenga al leerlos, más se los goza y aprecia. En el 6? libro de la serie, The Magigian's Nephew, se narra la creación de este mundo, la creación de Narnia. Esta llega a la existencia suscitada por el Casto de Asían, el león. De este canto poderoso y vital va brotando la vida como de su fuente, tanto la vegetal como la animal. Y surge como un gozoso desborde d¿ amor. Los animales de Narnia son muy especiales, son animales elegidos entre los demás por Asían, su Creador. Se les concede el don de hablar. Esto significa que son inteligentes y libres y tienen una dignidad que diríamos humana. No por eso dejan de ser lo que son. Es increíble, asombrosa, la imaginación y destreza con que Lewis hace hablar y actuar a cada uno según su propio ser. Los perros piensan, hablan y actúan como perros, los caballos como caballos, los ratones como ratones. Los árboles también hablan y tienen espíritus: bailan y caminan a su modo. Todo Narnia está poblada de creaturas maravillosas como ninfas, faunos, duendes, unicornios, gigantes, centauros . . . nada que haya imaginado el hombre en sus más fértiles sueños deja de tomar su puesto y alegrarnos aquí. ¡ Es una orgía de maravillas, gozo y aprecio por lo real y lo posible! Pero desde el comienzo el mal se introduce en este universo feliz traído por un ser humano. Y desde entonces el gozoso desarrollo de la vida 6.31 querido por Asían para los suyos es amenazado por el mal. Mal encarnado por una bruja que quiere la desgracia de todos y, en definitiva, destruir este mundo. El primer libro, The Lion, the Witch and the Wardrobe, nos cuenta cómo Asían, en su amor llega a dar la vida por salvar a los que, tras cientos de años habían llegado a estar dominados y esclavizados por la tiranía de la bruja. Narnia, de ser un lugar de sol, canto, akgría y libertad se había transformado en un pueblo esclavo donde se eternizaba un invierno triste y monótono. Tras la inmolación, Asían resucita más fuerte que nunca y devuelve la alegría y goce de vivir a los suyos. Los libros restantes tratan de la posterior historia de Narnia. Muestran cómo la salvación ya lograda es continuamente puesta en peligro por los ataques del mal en diferentes etapas de su historia. La simbología cristológica que tiene su punto culminante en el primer libro es completada en éstos que narran las peripecias del vivir en el mundo de lü'S fieles de Asían. Y así llegamos al último de los libros, The Last Battle en que la lucha entre el bien y el ma] llega a su paroxismo. Todas las fuerzas del mal, en un último ímpetu, se confabulan para llevar a Narnia a la esclavitud, para destruirla. Las fuerzas del bien, encabezadas por el último rey de Narnia, son tan pequeñas que provocan angustia. La tensión que atraviesa el libro entero y no permite parar de leer llega a un punto culminante en la última batalla. Poco a poco va apareciendo y haciéndose más evidente que, iras todas las maldades y egoísmos, hay "alguien" que encabeza en forma oculta y da su fuerza a quienes hacen el mal. Y que otro tanto sucede con quienes hacen el bien aunque todos permanecen libres para hacerlo. Tenemos así, tras símbolos de literatura infantil en marco medieval, tras situaciones muy humanas, comprensibles y al alcance de todos, una inmensa riqueza de verdades cristianas, una gran riqueza bíblica y teológica. El libro que nos ocupa trata, en forma especial y extraordinariamente vivida, nuestras creencias acerca del final de Jos tiempos y la vida definitiva tras ellos. Es el Señor y único dueño de Narnia y el Universo. Es su Creador (Cf. The Magigians Nephew. Caps. 8 y 9; Cf. Génesis, Cap. I)1, Sal vador (Cf. The Lion, the Witch and the Wardrobe. Caps. 14, 15 y 16 y The Magigians Nephew pg. 136) y su Meta (Cf. The Last Battle, pgs. 13 y 14; Cf. Colosenses 1, 16-18a; Cf. San Agustín *, La Ciudad de Dios. Libro 22, cap. 1, pg. 1626). Narnia en su porción escogida, su pueblo predilecto (Cf. The Magigians Nephew, pgs. 115119; cf. The Last Battle, pg. 180; cf. Efesios 5, 25-27). Es el Hijo del Emperador de Más Allá de los Mares (Cf. The Lion, the Witch and the Wardrobe, pg. 75). Su poder es indescriptible y sus actitudes impredecibles: "El no es el esclavo de las estrellas sino su hacedor", "No es un león domesticado" {The Last Battle, pg. 16). Viene en situaciones límites cuando es invocado, pero es necesario que antes cada uno haya luchado valientemente, a fondo y hasta el límite de sus posibilidades contra los enemigos. Cuando todo aparece perdido llega poniendo alegría, sobreabundancia de vida y confirmando que lo único verdadero y fuerte es lo que en El se ha apoyado. Así sucede en los demás libros pero, en éste, es necesario que los suyos mueran luchando, sostenidos solio por la fe, para encontrarlo todo —todo lo que en esta vida han amado— pleno, gozoso y más apasionante aún en "Su País". A Asían sólo lo ven los que, tras una vida de búsqueda y fidelidad entregada, El les concede el don de verlo. Verlo es el don máximo a que todo narniano aspira. Así, Tirian, el último rey de Narnia, ante el anuncio que Asían ha llegado exclama: "Es demasiado hermoso para creerlo". "No puedo pensar sino en estas maravillosas noticias" (ibid. pg. 14). El ambiente que crea el autor antes de un encuentro con Asían es el de una expectación aterrada y gozosa, difícil de igualar o describir. Tash y los hombres de las tierras tórridas Asían, el León Tash es el espíritu del mal personificado. Aparece aquí como el Anticristo. Es representado con la figura de un hombre con cabeza de cuervo. Su cuerpo tiene consistencia como de humo y se puede mirar a través de él. Su cercanía oscurece el sol, produce intranquilidad, angustia y un frío mortal. A su paso la vegetación Es el personaje central tanto de este libro como de todcs los anteriores. Todo tiene vida si está referido a El. Lo que de El se aparta se vuelve malvado y estúpido: se descompone. 1 l.as citus bíblicas ladlcaí fan los posibles textos en hubiera nutrido la visión de Lewis. Para citas de C. wis: Colección The Chronlcles of Narnia, Collicrs N. Y. 2 Pnra citas de San Agustín: Obrus <Je San Aguslín l:nquir¡d¡on, Tomo IV; La Ciudad c)s Dios, Tomo? XVII. Personajes del libro "The Last Battle" que ^e S, LeBooks. B.A..C. XVI y 632 MfiRRflHMttMHMHH Temible paso a la felicidad va muriendo y se extiende un insoportable olor a muerto. Ejerce su influjo sobre quienes obran mal (cf. San Juan 8,44). Es el dios que veneran los hombres de las tierras tórridas, tradicionales enemigos de Narnia. Esta es una nación marcada por su fe. Creen en un dios cruel e implacable que exige sacrificios humanos y lleva a su país a conquistar el mundo para implantar allí la tiranía. Esta fe se encarna en las formas de vida del país: Hay esclavitud, abuso, ley del más fuerte, explotación y dolor en el pueblo. Los nobles son grandes señores, inmensamente ricos, cultos y de agradable conversación; pero tiranos e inhumanos con sus servidores. La capital del Reino está edificada en torno al templo del dios Tash donde se suceden sangrientos sacrificios para aplacarlo'. Reina la riqueza, la mentira, el odio y la maldad (cf. The horse and his boy; cf. Apocalipsis 13, 12.16). Este país muestra cómo una fe viciada vuelve malvado a un pueblo. Tirian, último rey de Narnia Bondadoso, valiente, impulsivo y apasionado. Ama por sobre todo a Asían y su fe y confianza en El va más allá de cualquier prueba. Se con- sidera el encargado de velar por la felicidad de sus subditos. En Narnia el rey está para servir (cf. Mateo 20, 24-28; cf. The Horse and his boy); en el país de las tierras tórridas está para ser servido. Shift, el tnono Hábil y sin escrúpulos. Todo lo usa en su propio provecho y creyendo utilizar a los demás cae víctima de su codicia y se convierte en pelele de las fuerzas extranjeras del mal. Su cinismo e incredulidad precipitan el final de Narnia y la guerra definitiva entre el bien y el mal 3 . Puzzle, el asno Su nombre lo define. Es el tonto útil con problemas de conciencia que no se atreve a afrontar. Personaje bueno pero débil. Por temor a no ser querido hace un escudo de su tontera tras la cual se esconde y así se deja utilizar en cosas . que repugnan a su sensibilidad. Antes que pensar prefiere creer lo que le dicen aún sabien3 Simboliza al "hombre impío", al "adversario" de 2 Tes. 2, 1-4 bajo el influjo de Satanás = Tash. Serta también un anlicrislo según 1 JUÍIII 2. 18-22; Cf. Sun Agustín, La Ciudad de Dios, Libro 20, cíip. 19,4. 633 do que no es así. Su actitud contribuye a desencadenar el fin. llez. Cuando esto no ocurre Narnia está en peligro. —Es odiada y ridiculizada por quienes persiguen fines opuestos 4. Yill y Eustaquio Niños ingleses llevados desde nuestro mundo a Narnia por el poder de Asían. Son "ayudantes venidos de más allá del mundo" (The Last Baitlc, pg. 41), y aparecen como "venidos de ninguna parte" (ibid, pg. 45). Pedro, Lucy y Edmundo Niños ingleses que fueron reyes en Narnia en la remota época de la inmolación de Asían. Y, quienes una vez han sido reyes allí, siempre lo seguirán siendo. En Inglaterra son primos de Eustaquio ya que el tiempo en Narnia transcurre en otra forma. Pedro es el Gran Rey entre todos los reyes de Narnia por decidirlo así Asían. Esto significa un lugar de honor imperecedero (cf. The Lion, the Witch and ihe Wardrobc, pgs. 126 y 179). Narnia Es el reino preferido de Asían; su pueblo elegido y comprado con su sangre. ¿Figura de la Iglesia? —Es creada y redimida por Asían (quien mucre por ella). —Es ayudada en sus dificultades por niños enviados por Asían y, en último término, por Asían en persona. —Su aire vigoriza y transforma . —Sus habitantes son los elegidos de Asían y los que en El creen y esperan. —Sus reyes reinan en nombre de Asían y están para servir y proteger a sus subditos. Su Gran Rey se llama Pedro quien, tras el juicio final "cierra la puerta". —En ella está la puerta para el país de Asían. —Tierra en que los pequeños tienen tanta importancia como los grandes y hacen oír su voz en igualdad de condiciones. —Tierra donde el que haya perseguidos y oprimidos es un escándalo intolerable que no puede callarse, aunque sea peligroso luchar contra ello. —La importancia de todos viene de ser creatura elegida, amada y salvada por Asían. Esto los hermana y une. —Es un ejemplo para el resto del mundo, o debiera serlo, de hermandad, respeto y senci- Final de los tiempos 0 Signos del final de los tiempos5 Comienza el libro con claros símbolos apocalípticos. Shift, el mono, trama algo que aparece realmente escalofriante: hacer creer que Asían volvió a Narnia con el fin de utilizarlo en provecho propio. Para esto disfraza de león a Puzzle, el burro. Esta acción sacrilega provoca truenos y terremotos. Simultáneamente, un anciano y sabio narniano, Roowik, el Centauro, que sabe leer lo que dicen las estrellas descubre que un mal espantoso está por caer sobre Narnia. Y esto, justo cuando los inadvertidos se alegran de la noticia de la vuelta de Asían. Alega "las estrellas nunca mienten, pero los hombres y las bestias sí" (The Last Battlc, pg. 15). Comienza a desencadenarse el horror: hay venta y esclavitud entre los habitantes de Narnia, asesinatos masivos que aparecen como la expresión de la voluntad del propio Asían. Los enemigos, los hombres de las tierras tórridas, confabulados con Shift, se van apoderando del país (ibid. pg. 91) y sobreviene una angustia terrible entre los habitantes (ibid. cf. pg. 95). Los conflictos de conciencia hacen tambalear la fe (ibid. cf. pgs. 20, 23, 24, 37 y 39; cf. San Mateo 24, 10 12) ya que la expectación del pueblo es defraudada: "Jamás pensamos que Asían sería así; y nosotros que ansiábamos que volviera a Narnia" (ibid. pg. 37). Los eternos enemigos —los que no creen en El— son los únicos que parecen tener acceso a Asían... ¿Cómo puede Asían estar ordenando eslus crímenes? "Puede El estar botando los árboles sagrados y asesinando a las daiades?" (ibid. pg. 20). Tirian no se convence y aunque le costara la muerte quisiera interrogar al León "¿Crees que me importa si Asían me hace morir? Eso no sería nada, nada en comparación. ¿No seria mejor morir que tener este horrible miedo de que Asían ha vuelto y no es como el Asían en que hemos creído y al que tanto hemos esperado? Es como si el sol se levantara un día y fuera un sol negro. Si Asían no es AsJan ¿qué me importa la vida?" (ibid. pgs. 24 y 25). ' 4 Todas estas carncierísticas do Narnia están expresadas insistentemente en todos loa libros de la sene 5 Cf. San Maleo 24, 3-13 y 21-25; 2 TVsalonisenses 2, 3 4; 1 Juan 2, 18-24; 2 I'cdro 3,3-S; Apoc. 13, 3bb. 634 El ensaño diabólico da su fruto: Por falta de discernimiento, fácil credulidad y olvido de las características esenciales de Asían —el que da la vida, e] que salva— gran parte de los narnianos se deja engañar. Influyo en ello la mala interpretación de la verdad de que "no es un León domesticado" (ibid. pgs. 20, 24, 28, etc.). A otros los lleva a la incredulidad. Cuando les es demostrado el fraude ya no son capaces de creer en nada y se cierran en sí mismos y en lo que a ellos les interesa. Dicen los duendes: "Siento que he escuchado más de Asían de lo que quisiera para el resto de mi vida" (ibid. pg. 71). "No más Asían, no más reyes no más historias estúpidas acerca de otros mundos". "Los duendes se deben a los duendes" (ibid. pg. 73). Cuando Tirían los salva de la esclavitud le dicen: "Querías hacer uso de nosotros, por eso nos rescataste"... (ibid. Pg- 73). El terror reina en Narnia. Esto se percibe en el ambiente: en sus bosques ya no hay alegría ni cantos, ni acogida. Sólo un silencio y un dolor que estallan ... Se establece una parodia de autoridad ejercida por Shift. Esta se mantiene por el terror que provoca la posible ira de Asían y la fuerza de las armas de los soldados enemigos. Es la antítesis de la autoridad por ellos antes conocida: es una autoridad que esclaviza, disminuye, hace sufrir. La mentira se mezcla a todo. En nombre de Asían, Shift da rienda suelta a sus malos instintos (ibid. cf. pgs. 26 y 29). Manda cosas ri. dículas, injuriosas. Se autoconstituye como único intermediario entre Asían y su pueblo para extorsionarlo. En nombre de Asían cambia la libertad por la esclavitud. Se odia la alegría y se quiere encasillar la vida, "¡Haremos de Narnia un país en el que valga la pena vivir... habrá látigo y bozales y monturas, y jaulas y perreras y prisiones, en fin, de todo!" (ibid. pg. 30). Se utiliza la fuerza para convencer o deshacerse de los que disienten y una política en la que los que no creen se aprovechan de la fe de los que creen (ibid. cf. pg. 79). El colmo llega cuando se pretende identificar a Asían con Tash: "Tash es Asían, Asían es Tash". "Asían no significa más que Tash" (ibid. pg. 32). Y se comienza a hablar de Tashlan. La lucha final * La única alternativa a la vida en esclavitud es la muerte cierta. Tras la preparación angustiosa, tras la espera del momento y la hora, con Cf. San Mateo 24, 33; cf. Apocalipsis 13, 7-10; 14, 12; 20, 7-9. la seguridad de morir comienza el enfrentamiento definitivo (The Last Battle, cf. pgs. 98 y 99). Tirian sale en defensa de sus subditos. Este es el momento de la decisión, ya no es posible seguir esperando ni ser mero espectador: hay que abanderizarse. En esta batalla un guerrero no puede desperdiciar fuerzas: "palabras corteses y rudos golpes son su único lenguaje" (ibid. pg. 121) y la gran preocupación es la de no estropear las armas de que se dispone (ibid. cf. v. gr. pg. 126). La estrategia es importante pero el pensamiento central es vender cara la vida. Pocos son los que responden al llamado de Tirian. La batalla se entabla entre estos pocos fieles a Asían y los seguidores de Tash apoyados por los narnianos traidores. Pero la mayoría queda paralizada por e] terror, no sabe que hacer, no se atreve a luchar, prefiere huir. Los que han perdido toda fe, representados por los duendes, se sientan a observar la lucha y a reafirmar que sólo se interesan por ellos mismos y que no se dejarán enganchar para nada. Representan la desesperanza misma. Las fuerzas del mal, en el transcurso de la batalla se ven cada vez más engrosadas. Todo parece perdido. Así se desarrolla la última batalla del último rey de Narnia frente a la "puerta" misteriosa del establo tras la cual nadie sabe qué espera . . . Vida definitiva A nivel personal, tras la muerte y el juicio: infierno o cielo. Símbolo central: La Puerta. Todo lo anterior se lleva a cabo en un claro del bosque en lo alto de una colina. Allí está el establo en el que Shift tuvo encerrado al burro disfrazado de león. La asamblea de narnianos mira con terror reverencial la puerta por la que, de noche, para que no se notara el engaño, les era mostrado el falso Asían. Cuando les es quilaclu éste, el establo y su puerta siguen siendo temibles: ahora para lodos. La perfidia y maldad ha llamado a su padre, a Tash (ibid. cf. pg. 83; San Juan 8,44) quien se presume está tras esa puerta. Ante el terror en los ojos del descreído jefe enemigo, el águila piensa: "Allí hay uno que llamó a dioses en quienes no creía. ¿Cómo le irá si realmente han venido?" (ibid. pg. 115). Y esto es exactamente lo que ha sucedido. Se percibe una realidad que hasta los descreídos llegan a temer. El interés se centra en esta puerta que se constituye en símbolo. ¿Qué hay tras ella? ¿Será Tash? Tal vez... Y aunque así fuese, no hay 635 que desesperarse, dice TIrian: "todos estamos entre las patas del verdadero Asían" (ibid. pg. 107; cf. Romanos 8, 31 y 35). Así como avanza la lucha intuyen que, antes de] alba, todos tendrán que pasar por esa oscura puerta . . . "Puedo pensar en cien muertes que preferiría morir...", dice Poggin el duende fiel. Hay terror a la puerta en ambos bandos: "Es una puerta tétrica, má s parece una boca...". Y Jewel el Unicornio comenta "podría ser para nosotros una puerta para el país de Asían, y podríamos cenar en su mesa esta noche..." (ibid. pg. 128). En realidad la puerta es un símbolo de la muerte. De la muerte como término de esta forma de vida y acceso a otra. Como aventura que marca definitivamente el destino de cada uno y para siempre. Quien por ella penetra encuentra el destino que se labró: Ginger, el pérfido gato, que se aproxima a ella en parodia creyendo saber lo que tras ella hay, sufre tal shock de terror que cambia de estado, va al infierno de los narnianos, se transforma en un animal mudo (ibid. pg. 107). El buen enemigo que la atraviesa buscando con lealtad a su dios Tash, no lo halla, pero encuentra la felicidad verdadera y . . . a Asían quien le dice "¡Bienvenido, hijo!". Cuando él le replica "pero, Señor, yo no soy vuestro hijo sino un sirviente de Tash" Asían le explica: "Muchacho, todo el servicio que has hecho a Tash lo cuento como si me lo hubieses hecho a m í . . . cuento como propio los servicios que a él hiciste porque Yo y él somos de tan diversa índole que ningún servicio que sea vil puede ser recibido por mí y ninguno que no sea vil puede ser recibido por él" (ibid. pg. 165). Todos tienen que morir, todos tienen que atravesar la puerta temible tras la cual no se sabe qué espera... Pero la forma personal en que se la pasa es lo importante. Para que sea salvadora sólo se la puede traspasar con fe. La orientación que cada uno dio a su vida antes de la puerta condiciona su vida tras la p u e r t a . . . se produce el momento de la verdad: un juicio a nivel personal. Llegan al cielo los que se han sensibilizado para él y al infierno los que para él están aptos (cf. Apocalipsis 14, 12-13). Así: —Los que, como Shift o el jefe de los hombres de las tierras tórridas, invocaron a un monstruo y su terror en provecho propio, aún sin creer en él, traspasada la puerta lo encuentran... y con él continuarán viviendo para siempre (cf. v. gr. Apoc. 14, 9-10). —Los que, como los duendes, se encerraron en sí mismos, los que hicieron de sí mismos su centro, traspasada la puerta siguen encerrados en sí mismos y su propia pequenez y, cerno antes, no son capaces de vivir la realidad. Esto está representado maravillosamente en que se creen presos en el establo, en un "oscuro agujero" y no son capaces de captar el mundo maravilloso al que han llegado. Sus sentidos están atrofiados, obstruidos. Todo les es imaginariamente hostil y doloroso: una caricia les parece una bofetada. No ven la luz radiante, no oyen la música, (cf. Apoc. 14, 3) no huelen las fragancias ni gustan les ricos manjares que Asían les ofrece. Asían explica a los niños asombrados: "No permitirán que les ayudemos. Han escogido una torpe y torcida astucia en lugar de la fe. Su prisión está sólo en su imaginación y, sin embargo, están en esa prisión; y tan aterrados de ser utilizados que no pueden ser liberados" (The Last Battle, pg. 148). —Los que creyeren, esperaron y amaron a Asían, traspasada la puerta, se encuentran en Su País (cf. Apoc. 14, 2-5 y 13). Así le ocurre a Tirian a quien su vivencia tras la muerte se le presenta como la más fascinante de las ave turas: "Por un momento Tiria n no supo dónde estaba ni quién e r a . . . parpadeó y miró: no estaba oscuro dentro del establo como esperaba. Había una luz deslumbrante, por eso parpadeaba..." {The Last Battle, pg. 131). "Y lo que vio hizo latir su corazón como nunca había latido en ninguna batalla" (ibid. pg. 133). Toma conciencia de un cambio asombroso en su aspecto físico y en el de los que lo rodean: se acabó el cansancio y el dolor y allí no hay edades, todos son jóvenes y sabios. Todo lo que los rodea es hermoso y apetecible y Pedro le dice: "Tengo la sensación de que hemos llegado al país donde todo está permitido" (ibid. pg. 137; cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 22 cap. 24). Tratando de describir la naturaleza de este país dice el autor: " . , . comparada con la fruta de este país nuestras más frescas uvas serían insípidas; las más jugosas naranjas, secas; las peras de agua, duras como madera y las más dulces frutillas, amargas... una vez comida esa fruta, lo más maravilloso de nuestro mundo sabría a medicina..." (ibid. pg. 137). La puerta, mirada desde ese mundo, pierde todo su horror y verla produce una impresión bastante extraña: se mantiene parada sola rodeada por el País de Asían. Se dan cuenta que en la inmensidad del País a que han llegado, el país de donde vienen no ocupa espacio. Sólo se puede mirar hacia Narnia por un agujero entre las maderas de la p u e r t a . . . "Parece, dice Tirian, que el establo visto por dentro es diferente de] que se ve desde afuera". "Sí, contesta Lucy, en nuestro mundo también un Estado tuvo en 636 su interior algo que era más grande que todo el mundo" (ibid. pgs. 140-141). El encuentro con Asían colma a cada uno de la mayor de las felicidades: "la dulzura del aire se intensificó de pronto. Un resplandor alumbró tras ellos. Todos se volvieron y Tirian fue el último en hacerlo porque estaba asustado. Allí estaba el anhelo de su corazón, inmenso y real, el León dorado, el propio Asían. Ya los otros estaban arrodillados en círculo alrededor de Sus patas delanteras y enterraban sus caras y manos en Su Melena mientras El acercaba su gran cabeza para acariciarlos con su lengua (cf. San Aguslin, La Ciudad de Dios, libro 22 cap. 29). Entonces fijó sus ojos en Tirian, y Tirian se acercó temblando y dijo: "bien hecho, último-de los reyes de Narnia, que se mantuvo firme en la hora más oscura y difícil" (The Last Battie, Pg. 146). Pero algo falla ..., falta saber qué está ocurriendo en el mundo dejado atrás: en Narnia. Además, junto a la puerta, la visión de los que no pueden ni quieren ser felices, los duendes, enturbia la plena felicidad de los demás. Entonces Asían desencadena el fin de los tiempos, la resurrección de los muertos y el juicio final abriendo la puerta (ibid. cf. pg. 148) y aparece, por fin, ante el mundo, en todo su po. der. Vida definitiva a nivel cósmico Final de los tiempos, resurrección de los muertos y juicio final1 La Puerta —¿símbolo de la cruz?— sigue siendo la figura central: Se convierte en el lugar de convergencia de la creación toda que busca su destino final. Su figura material de madera se transforma en el lugar de encuentro entre tiempo y eternidad; es la brecha que permite un salto cualitativo en la forma del ser que la traspasa... Mirada desde el lado del tiempo es angustiosa, humillante, aterradora y lleva a la muerte; desde una visión de eternidad su aspecto terrorífico desaparece para constituir el único acceso a la vida y felicidad plena del Reino definitivo. Es tan estrecha y repelente desde el lado mundano que es un absurdo pensar que por ella deba entrar el universo todo. Por el lado del poder de Asían, son sus estrechos dinteles de madera los que darán a todo lo creado cabida al Reino de la Gloria. Asían, abriendo la Puerta y saliendo por ella, 7 Cf, v. gr. San Maleo 13. 37-43; 24.26.31; 25, 31-46; San Juan 5, 22 y 28-29; 2 Pedro 3, 10; Apocalipsis 6, 12-14: 7. 14-17; II, 18-19; 20, 11-15; Cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 20, cap. 20, 3. despierta al gigante Tiempo, quien toca una trompeta y su sonido es "alto y terrible", aunque de una extraña y mortal belleza (cf. Apocalipsis 10, 5-7). Al oírlo, las estrellas se precipitan, millones de ellas, y "parecía una lluvia de plata". Las estrellas caían porque "Asían las había llamado al hogar" (The Last Battle, pg. 151) y eran personas, personas resplandecientes . . . (cf. San Agustín, Enquiridion, cap. 62). Después, desde el mundo en oscuridad, miles y millones de crcaturas de todas las especies vinieron corriendo hacia la puerta. "Esta parte de la aventura fue la única que más pareció un sueño en el momento mismo y que después era difícil de recordar bien. Especialmente, no se podría asegurar cuánto duró. A veces parecía como que duró sólo minutos pero en otras oportunidades se sentía cerno si hubiera estado transcurriendo por a ñ o s . . . " (The Last Battlc, pg. 153; cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 20 cap. 14). Al llegar a la Puerta, cada uno miraba a Asían directamente a la cara; era como si no pudieran evitarlo y, al hacerlo, sus expresiones cambiaban . . . Algunos revelaban terror y odio y se escabullían hacia la izquierda y desaparecían en la inmensa sombra que proyectaba Su Cuerpo. A éstos nunca los volvieron a ver (cf. Apocalipsis 21, 8 y San Agustín, Enquiridion, cap. III). Otros, al mirarlo, lo amaban aunque algunos estaban también muy asustados. Estos, entrando por "la puerta" a la derecha de Asían, penetraban en Su País. Y entre los que verían estaban todos los que a ellos amaban y tenían por muertos: El Unicornio, el Centauro y ¡tantos otros! El mundo poco a poco se despobló, murió su vegetación y pasó a ser desnuda roca. Luego se elevó el nivel de las aguas y hasta la roca desapareció. El sol, un inmenso sol rojo y moribundo, fue despedazado e instantáneamente se produjo la oscuridad total. Asían dijo: "Pedro, Gran Rey de Narnia, cierra la puerta" (The Last Bat~ tle, pg. 157; cf. San Mateo 16, 18-19). Y había risa en los ojos de Asían . . . Entonces llamó: "¡Vengan más adentro, vengan más arriba!" (ibid. pág. 171) y se perdió en la distancia. Vida en el paraíso consumado como aventura y encuentro personal {cf. Apocalipsis 21,1-7) Se dan cuenta que es ahora cuando la aventura realmente comienza. En sus oídos queda resonando la apremiante invitación de Asían: "más arriba, más adentro" y van poco a poco penetrando en ese país maravilloso. El continuo 637 progreso en felicidad y plenitud, el dinamismo siempre creciente que creemos propio de la Consumación final está magistralmente representado: Al comienzo siguen la invitación de Asían sin prisa. Van conversando y caminando lentamente a causa de la belleza circundante y de tanto, tanto que mirar. Poco a poco se dan cuenta que hay algo familiar, a pesar de la insalvable diferencia, entre este mundo y ej que terminó. No aciertan a entender qué es lo que les hace "reconocer" lo que van, con asombro, descubriend o . . . Parece Narnia... pero es más real, verdadero y hermoso. "El nuevo país era un país más profundo: cada roca, cada flor, cada pastito parecía significar más" (The Last Battle, pg. 171). Fue el Unicornio quien expresó lo que todos sentían . . . gritó: "¡Al fin he llegado a mi hogar! ¡ Este es mi verdadero país! Aquí pertenezco. Esta es la tierra que he estado buscando toda mi vida aunque nunca lo supe hasta ahora. I ;i razón por la que amábamos a Narnia era que, en ocasiones, se parecía algo a esto .., Vamos, más arriba, más adentro!" (ibid. pg. 171). Y se lanzó en loco galopar. Asombrosamente todos pudieron seguirlo a la par: coman sin cansarse, ni perder el aliento, a velocidades extraordinarias y cada vez mayores. "¿No es maravilloso, dijo Lucy, han notado que uno no puede sentir miedo aunque trate?" (ibid. pg. 173). A pesar de los inmensos precipicios y lo terriblemente asombroso y excitante de iodo lo que les sucede, no era posible asustarse. El cuerpo ya no era una traba sino un instrumento dócil a sus deseos. Sienten agudizados sus sentidos y pueden hacer lo que jamás hubieran soñado. Corren a velocidades nunca pensadas y son capaces de ascender, nadando contra la corriente, por una inmensa catarata (cf. San Agustín, Etiquiridion, cap. 91). No hay necesidad de hablar para comunicarse (cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 22 cap. 29) y el tiempo es diferente, tiene una cualidad de intensidad tal que no se sabe si uno viene llegando o ha estado allí por milenios... Tras aventuras que les van mostrando sus nuevas posibilidades tanto físicas como de goce, siguen "más arriba, más adentro", ahora fuera de la Nueva Narnia. "Corren tan rápido como vuelan las flechas"... "corrían tan velozmente que más parecían volar que correr, y hasta el Águila no iba más rápido que ellos" (The Last Battle, pg. 175). Llegan así a un jardín hermosísimo en la cumbre de un cerro. Allí se produce el emocionante encuentro con antiguos amigos, familiares y héroes de su historia; la alegría los colma y se sienten en casa. El jardín es mucho más grande por dentro que por fuera... como el establo: "lo más arriba y más adentro que se va, les explican, más grande se vuelve todo. El interior es siempre mayor que el exterior" (ibid. pg. 180; cf. Apocalipsis 21, 9-22, 5). Lucy comprende: "Ya v e o . . . mundos dentro de los mundos, Narnia dentro de Narnia,.. Tal como una cebolla: sólo que si continúas adentro cada círculo se hace mayor que el anterior" (ibid, pg. 180), le explican. Descubren que pueden ver cualquier cosa, por lejana que ésta esté y no importa qué obstáculos haya en el camino; así descubren la Verdadera Inglaterra en el País de Asían. La Inglaterra interior donde nada hermoso o querido sufre destrucción. Y allí están sus padres (cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 22 cap. 29). Y mientras "más arriba, más adentro" se internan, más cerca están de sus seres queridos "y entonces Lucy se olvidó de todo porque el propio Asían venía a su encuentro saltando de acantilado en acantilado como una catarata de vida, de belleza y poder" (The Last Battle, pg. 183). Les anuncia: "las vacaciones han comenzado..." (ibid. pg. 183) y descubren que es sólo ahora cuando comienza la verdadera aventura . . . La intensidad y plenitud que desbordan del encuentro personal con Asían narrado aquí por Lewis, expresa y traduce magistralmente algo que la fe nos enseña de la vida consumada: el encuentro personal con el Señor como meta del hombre, como la verdadera e inagotable felicidad. Felicidad y encuentro que no excluyen todas las otras felicidades y encuentros sino que los posibilitan y hacen plenos (cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 22, cap. 30).