"la ultima batalla" de cs lewis

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"LA ULTIMA BATALLA"
DE C. S. LEWIS
Josefina Errázuriz
Introducción
C. S. Lewis fue hasta su muerte, acaecida en
1963, profesor de Literatura Medieval y Renacen,
tista en la Universidad de Cambridge.
Sin embargo su campo de interés es mucho
más amplio, lo que se refleja en su obra. Escribe
sobre temas teológicos y hace profundos análisis psicológicos en diferentes géneros literarios,
incluso cuentos para niños. El más conocido de
sus libros es, sin duda, The Screwtape Letters.
Su interés fundamental es religioso-teológico
y en teología lo atrae especialmente la lucha entre el bien y el mal en el hombre y la sociedad,
el problema del dolor, la Gracia, la oración y sobre todo la Escatología. De confesión anglicana
su teología, muy profunda, refleja una honda vivencia esquivando caer en seca erudición. Joseph Pieper lo llamó el mayor teólogo laico de
este siglo.
Fue un maestro de la lengua y puso su habilidad al servicio de su imaginación e inteligencia escribiendo para todos con una atrayente
y fresca profundidad llena de matices.
The Last Büttle, cuento sobre el que trata
este artículo, es el último de una serie de 7 libros que en conjunto titula The Chconicles o/
Narnia. En ellos narra, dentro de un marco de
literatura medieval, la historia de un mundo maravilloso. No se trata de algo que acontezca en
un planeta de nuestro sistema, no, se trata de
"otro mundo", diferente al nuestro, con un tiempo y espacio propios que, sin embargo, por ser
como el nuestro obra del mismo Creador, tiene
con él conexiones misteriosas por El deseadas.
Todos estos libros están concebidos como
cuentos para niños, pero la imaginación, cariño
y recursos literarios de Lewis son de tal categoría que hacen de estos pretendidos cuentos mfantilos verdaderas obras maestras de estilo, pro.
fundidad y suspenso inesperados. Se rebasa los
límites del simple cuento para entretener, ni contener, escondida tras símbolos adecuados al desarrollo de la trama, una visión cristiana de ia
historia como historia de Salvación.
La genialidad, la poesía con que Lewis va
haciendo vividos y atrayentes los misterios profundos de nuestra fe hace desear que estos libros tuvieran difusión en nuestro idioma. Se logra en ellos una profundidad humana tal que,
como en el caso de El Principito de SaintExupéry, mientras más edad se tenga al leerlos, más
se los goza y aprecia.
En el 6? libro de la serie, The Magigian's
Nephew, se narra la creación de este mundo, la
creación de Narnia. Esta llega a la existencia
suscitada por el Casto de Asían, el león. De
este canto poderoso y vital va brotando la vida
como de su fuente, tanto la vegetal como la animal. Y surge como un gozoso desborde d¿ amor.
Los animales de Narnia son muy especiales,
son animales elegidos entre los demás por Asían,
su Creador. Se les concede el don de hablar.
Esto significa que son inteligentes y libres y
tienen una dignidad que diríamos humana. No
por eso dejan de ser lo que son. Es increíble,
asombrosa, la imaginación y destreza con que
Lewis hace hablar y actuar a cada uno según
su propio ser. Los perros piensan, hablan y actúan como perros, los caballos como caballos,
los ratones como ratones. Los árboles también
hablan y tienen espíritus: bailan y caminan a
su modo. Todo Narnia está poblada de creaturas maravillosas como ninfas, faunos, duendes,
unicornios, gigantes, centauros . . . nada que haya imaginado el hombre en sus más fértiles sueños deja de tomar su puesto y alegrarnos aquí.
¡ Es una orgía de maravillas, gozo y aprecio por
lo real y lo posible!
Pero desde el comienzo el mal se introduce
en este universo feliz traído por un ser humano.
Y desde entonces el gozoso desarrollo de la vida
6.31
querido por Asían para los suyos es amenazado
por el mal. Mal encarnado por una bruja que
quiere la desgracia de todos y, en definitiva, destruir este mundo.
El primer libro, The Lion, the Witch and the
Wardrobe, nos cuenta cómo Asían, en su amor
llega a dar la vida por salvar a los que, tras
cientos de años habían llegado a estar dominados y esclavizados por la tiranía de la bruja.
Narnia, de ser un lugar de sol, canto, akgría y
libertad se había transformado en un pueblo
esclavo donde se eternizaba un invierno triste y
monótono.
Tras la inmolación, Asían resucita más fuerte que nunca y devuelve la alegría y goce de vivir a los suyos.
Los libros restantes tratan de la posterior
historia de Narnia. Muestran cómo la salvación
ya lograda es continuamente puesta en peligro
por los ataques del mal en diferentes etapas de
su historia. La simbología cristológica que tiene
su punto culminante en el primer libro es completada en éstos que narran las peripecias del
vivir en el mundo de lü'S fieles de Asían.
Y así llegamos al último de los libros, The
Last Battle en que la lucha entre el bien y el
ma] llega a su paroxismo. Todas las fuerzas del
mal, en un último ímpetu, se confabulan para
llevar a Narnia a la esclavitud, para destruirla.
Las fuerzas del bien, encabezadas por el último
rey de Narnia, son tan pequeñas que provocan
angustia. La tensión que atraviesa el libro entero y no permite parar de leer llega a un punto
culminante en la última batalla. Poco a poco va
apareciendo y haciéndose más evidente que, iras
todas las maldades y egoísmos, hay "alguien"
que encabeza en forma oculta y da su fuerza a
quienes hacen el mal. Y que otro tanto sucede
con quienes hacen el bien aunque todos permanecen libres para hacerlo.
Tenemos así, tras símbolos de literatura infantil en marco medieval, tras situaciones muy
humanas, comprensibles y al alcance de todos,
una inmensa riqueza de verdades cristianas, una
gran riqueza bíblica y teológica. El libro que
nos ocupa trata, en forma especial y extraordinariamente vivida, nuestras creencias acerca del
final de Jos tiempos y la vida definitiva tras
ellos.
Es el Señor y único dueño de Narnia y el
Universo. Es su Creador (Cf. The Magigians
Nephew. Caps. 8 y 9; Cf. Génesis, Cap. I)1, Sal
vador (Cf. The Lion, the Witch and the Wardrobe. Caps. 14, 15 y 16 y The Magigians Nephew
pg. 136) y su Meta (Cf. The Last Battle, pgs. 13
y 14; Cf. Colosenses 1, 16-18a; Cf. San Agustín *,
La Ciudad de Dios. Libro 22, cap. 1, pg. 1626).
Narnia en su porción escogida, su pueblo predilecto (Cf. The Magigians Nephew, pgs. 115119; cf. The Last Battle, pg. 180; cf. Efesios 5,
25-27).
Es el Hijo del Emperador de Más Allá de los
Mares (Cf. The Lion, the Witch and the Wardrobe, pg. 75). Su poder es indescriptible y sus
actitudes impredecibles: "El no es el esclavo de
las estrellas sino su hacedor", "No es un león
domesticado" {The Last Battle, pg. 16).
Viene en situaciones límites cuando es invocado, pero es necesario que antes cada uno haya luchado valientemente, a fondo y hasta el límite de sus posibilidades contra los enemigos.
Cuando todo aparece perdido llega poniendo
alegría, sobreabundancia de vida y confirmando
que lo único verdadero y fuerte es lo que en El
se ha apoyado. Así sucede en los demás libros
pero, en éste, es necesario que los suyos mueran luchando, sostenidos solio por la fe, para
encontrarlo todo —todo lo que en esta vida han
amado— pleno, gozoso y más apasionante aún
en "Su País".
A Asían sólo lo ven los que, tras una vida de
búsqueda y fidelidad entregada, El les concede
el don de verlo. Verlo es el don máximo a que
todo narniano aspira. Así, Tirian, el último rey
de Narnia, ante el anuncio que Asían ha llegado
exclama: "Es demasiado hermoso para creerlo".
"No puedo pensar sino en estas maravillosas noticias" (ibid. pg. 14). El ambiente que crea el autor antes de un encuentro con Asían es el de
una expectación aterrada y gozosa, difícil de
igualar o describir.
Tash y los hombres de las tierras tórridas
Asían, el León
Tash es el espíritu del mal personificado.
Aparece aquí como el Anticristo. Es representado con la figura de un hombre con cabeza de
cuervo. Su cuerpo tiene consistencia como de
humo y se puede mirar a través de él. Su cercanía oscurece el sol, produce intranquilidad, angustia y un frío mortal. A su paso la vegetación
Es el personaje central tanto de este libro
como de todcs los anteriores. Todo tiene vida si
está referido a El. Lo que de El se aparta se
vuelve malvado y estúpido: se descompone.
1 l.as citus bíblicas ladlcaí fan los posibles textos en
hubiera nutrido la visión de Lewis. Para citas de C.
wis: Colección The Chronlcles of Narnia, Collicrs
N. Y.
2 Pnra
citas de San Agustín: Obrus <Je San Aguslín
l:nquir¡d¡on, Tomo IV; La Ciudad c)s Dios, Tomo?
XVII.
Personajes del libro "The Last Battle"
que ^e
S, LeBooks.
B.A..C.
XVI y
632
MfiRRflHMttMHMHH
Temible paso a la felicidad
va muriendo y se extiende un insoportable olor
a muerto. Ejerce su influjo sobre quienes obran
mal (cf. San Juan 8,44).
Es el dios que veneran los hombres de las
tierras tórridas, tradicionales enemigos de Narnia. Esta es una nación marcada por su fe.
Creen en un dios cruel e implacable que exige
sacrificios humanos y lleva a su país a conquistar el mundo para implantar allí la tiranía. Esta
fe se encarna en las formas de vida del país:
Hay esclavitud, abuso, ley del más fuerte, explotación y dolor en el pueblo. Los nobles son
grandes señores, inmensamente ricos, cultos y
de agradable conversación; pero tiranos e inhumanos con sus servidores. La capital del Reino
está edificada en torno al templo del dios Tash
donde se suceden sangrientos sacrificios para
aplacarlo'. Reina la riqueza, la mentira, el odio
y la maldad (cf. The horse and his boy; cf. Apocalipsis 13, 12.16). Este país muestra cómo una
fe viciada vuelve malvado a un pueblo.
Tirian, último rey de Narnia
Bondadoso, valiente, impulsivo y apasionado.
Ama por sobre todo a Asían y su fe y confianza
en El va más allá de cualquier prueba. Se con-
sidera el encargado de velar por la felicidad de
sus subditos. En Narnia el rey está para servir
(cf. Mateo 20, 24-28; cf. The Horse and his boy);
en el país de las tierras tórridas está para ser
servido.
Shift, el tnono
Hábil y sin escrúpulos. Todo lo usa en su propio provecho y creyendo utilizar a los demás cae
víctima de su codicia y se convierte en pelele
de las fuerzas extranjeras del mal. Su cinismo
e incredulidad precipitan el final de Narnia y la
guerra definitiva entre el bien y el mal 3 .
Puzzle, el asno
Su nombre lo define. Es el tonto útil con problemas de conciencia que no se atreve a afrontar. Personaje bueno pero débil. Por temor a
no ser querido hace un escudo de su tontera tras
la cual se esconde y así se deja utilizar en cosas . que repugnan a su sensibilidad. Antes que
pensar prefiere creer lo que le dicen aún sabien3 Simboliza al "hombre impío", al "adversario" de 2 Tes. 2,
1-4 bajo el influjo de Satanás = Tash. Serta también un anlicrislo según 1 JUÍIII 2. 18-22; Cf. Sun Agustín, La Ciudad de
Dios, Libro 20, cíip. 19,4.
633
do que no es así. Su actitud contribuye a desencadenar el fin.
llez. Cuando esto no ocurre Narnia está en peligro.
—Es odiada y ridiculizada por quienes persiguen fines opuestos 4.
Yill y Eustaquio
Niños ingleses llevados desde nuestro mundo a Narnia por el poder de Asían. Son "ayudantes venidos de más allá del mundo" (The Last
Baitlc, pg. 41), y aparecen como "venidos de
ninguna parte" (ibid, pg. 45).
Pedro, Lucy y Edmundo
Niños ingleses que fueron reyes en Narnia
en la remota época de la inmolación de Asían.
Y, quienes una vez han sido reyes allí, siempre
lo seguirán siendo. En Inglaterra son primos de
Eustaquio ya que el tiempo en Narnia transcurre en otra forma. Pedro es el Gran Rey entre
todos los reyes de Narnia por decidirlo así Asían. Esto significa un lugar de honor imperecedero (cf. The Lion, the Witch and ihe Wardrobc,
pgs. 126 y 179).
Narnia
Es el reino preferido de Asían; su pueblo elegido y comprado con su sangre. ¿Figura de la
Iglesia?
—Es creada y redimida por Asían (quien
mucre por ella).
—Es ayudada en sus dificultades por niños
enviados por Asían y, en último término, por
Asían en persona.
—Su aire vigoriza y transforma .
—Sus habitantes son los elegidos de Asían y
los que en El creen y esperan.
—Sus reyes reinan en nombre de Asían y están para servir y proteger a sus subditos.
Su Gran Rey se llama Pedro quien, tras el
juicio final "cierra la puerta".
—En ella está la puerta para el país de Asían.
—Tierra en que los pequeños tienen tanta importancia como los grandes y hacen oír su voz
en igualdad de condiciones.
—Tierra donde el que haya perseguidos y
oprimidos es un escándalo intolerable que no
puede callarse, aunque sea peligroso luchar contra ello.
—La importancia de todos viene de ser creatura elegida, amada y salvada por Asían. Esto
los hermana y une.
—Es un ejemplo para el resto del mundo, o
debiera serlo, de hermandad, respeto y senci-
Final de los tiempos
0
Signos del final de los tiempos5
Comienza el libro con claros símbolos apocalípticos. Shift, el mono, trama algo que aparece realmente escalofriante: hacer creer que
Asían volvió a Narnia con el fin de utilizarlo en
provecho propio. Para esto disfraza de león a
Puzzle, el burro. Esta acción sacrilega provoca
truenos y terremotos.
Simultáneamente, un anciano y sabio narniano, Roowik, el Centauro, que sabe leer lo que
dicen las estrellas descubre que un mal espantoso está por caer sobre Narnia. Y esto, justo
cuando los inadvertidos se alegran de la noticia
de la vuelta de Asían. Alega "las estrellas nunca
mienten, pero los hombres y las bestias sí" (The
Last Battlc, pg. 15).
Comienza a desencadenarse el horror: hay
venta y esclavitud entre los habitantes de Narnia, asesinatos masivos que aparecen como la
expresión de la voluntad del propio Asían. Los
enemigos, los hombres de las tierras tórridas,
confabulados con Shift, se van apoderando del
país (ibid. pg. 91) y sobreviene una angustia terrible entre los habitantes (ibid. cf. pg. 95). Los
conflictos de conciencia hacen tambalear la fe
(ibid. cf. pgs. 20, 23, 24, 37 y 39; cf. San Mateo 24,
10 12) ya que la expectación del pueblo es defraudada: "Jamás pensamos que Asían sería
así; y nosotros que ansiábamos que volviera a
Narnia" (ibid. pg. 37).
Los eternos enemigos —los que no creen en
El— son los únicos que parecen tener acceso a
Asían... ¿Cómo puede Asían estar ordenando
eslus crímenes? "Puede El estar botando los árboles sagrados y asesinando a las daiades?"
(ibid. pg. 20). Tirian no se convence y aunque
le costara la muerte quisiera interrogar al León
"¿Crees que me importa si Asían me hace morir? Eso no sería nada, nada en comparación.
¿No seria mejor morir que tener este horrible
miedo de que Asían ha vuelto y no es como el
Asían en que hemos creído y al que tanto hemos esperado? Es como si el sol se levantara
un día y fuera un sol negro. Si Asían no es AsJan ¿qué me importa la vida?" (ibid. pgs. 24 y
25). '
4 Todas estas carncierísticas do Narnia están expresadas insistentemente en todos loa libros de la sene
5 Cf. San Maleo 24, 3-13 y 21-25; 2 TVsalonisenses 2, 3 4;
1 Juan 2, 18-24; 2 I'cdro 3,3-S; Apoc. 13, 3bb.
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El ensaño diabólico da su fruto: Por falta de
discernimiento, fácil credulidad y olvido de las
características esenciales de Asían —el que da
la vida, e] que salva— gran parte de los narnianos se deja engañar. Influyo en ello la mala interpretación de la verdad de que "no es un León
domesticado" (ibid. pgs. 20, 24, 28, etc.). A otros
los lleva a la incredulidad. Cuando les es demostrado el fraude ya no son capaces de creer en
nada y se cierran en sí mismos y en lo que a ellos
les interesa. Dicen los duendes: "Siento que he
escuchado más de Asían de lo que quisiera para
el resto de mi vida" (ibid. pg. 71). "No más Asían, no más reyes no más historias estúpidas
acerca de otros mundos". "Los duendes se deben
a los duendes" (ibid. pg. 73). Cuando Tirían los
salva de la esclavitud le dicen: "Querías hacer
uso de nosotros, por eso nos rescataste"... (ibid.
Pg- 73).
El terror reina en Narnia. Esto se percibe en
el ambiente: en sus bosques ya no hay alegría
ni cantos, ni acogida. Sólo un silencio y un dolor que estallan ...
Se establece una parodia de autoridad ejercida por Shift. Esta se mantiene por el terror
que provoca la posible ira de Asían y la fuerza
de las armas de los soldados enemigos. Es la
antítesis de la autoridad por ellos antes conocida: es una autoridad que esclaviza, disminuye,
hace sufrir.
La mentira se mezcla a todo. En nombre de
Asían, Shift da rienda suelta a sus malos instintos (ibid. cf. pgs. 26 y 29). Manda cosas ri.
dículas, injuriosas. Se autoconstituye como único intermediario entre Asían y su pueblo para
extorsionarlo. En nombre de Asían cambia la
libertad por la esclavitud. Se odia la alegría y
se quiere encasillar la vida, "¡Haremos de Narnia un país en el que valga la pena vivir... habrá látigo y bozales y monturas, y jaulas y perreras y prisiones, en fin, de todo!" (ibid. pg.
30).
Se utiliza la fuerza para convencer o deshacerse de los que disienten y una política en la
que los que no creen se aprovechan de la fe de
los que creen (ibid. cf. pg. 79). El colmo llega
cuando se pretende identificar a Asían con Tash:
"Tash es Asían, Asían es Tash". "Asían no significa más que Tash" (ibid. pg. 32). Y se comienza a hablar de Tashlan.
La lucha final *
La única alternativa a la vida en esclavitud
es la muerte cierta. Tras la preparación angustiosa, tras la espera del momento y la hora, con
Cf. San Mateo 24, 33; cf. Apocalipsis 13, 7-10; 14, 12; 20, 7-9.
la seguridad de morir comienza el enfrentamiento definitivo (The Last Battle, cf. pgs. 98 y 99).
Tirian sale en defensa de sus subditos. Este es
el momento de la decisión, ya no es posible seguir esperando ni ser mero espectador: hay que
abanderizarse.
En esta batalla un guerrero no puede desperdiciar fuerzas: "palabras corteses y rudos golpes son su único lenguaje" (ibid. pg. 121) y la
gran preocupación es la de no estropear las armas de que se dispone (ibid. cf. v. gr. pg. 126).
La estrategia es importante pero el pensamiento
central es vender cara la vida.
Pocos son los que responden al llamado de
Tirian. La batalla se entabla entre estos pocos
fieles a Asían y los seguidores de Tash apoyados
por los narnianos traidores. Pero la mayoría
queda paralizada por e] terror, no sabe que hacer, no se atreve a luchar, prefiere huir. Los
que han perdido toda fe, representados por los
duendes, se sientan a observar la lucha y a reafirmar que sólo se interesan por ellos mismos
y que no se dejarán enganchar para nada. Representan la desesperanza misma.
Las fuerzas del mal, en el transcurso de la
batalla se ven cada vez más engrosadas. Todo
parece perdido. Así se desarrolla la última batalla del último rey de Narnia frente a la "puerta"
misteriosa del establo tras la cual nadie sabe
qué espera . . .
Vida definitiva
A nivel personal, tras la muerte y el juicio:
infierno o cielo.
Símbolo central: La Puerta.
Todo lo anterior se lleva a cabo en un claro
del bosque en lo alto de una colina. Allí está el
establo en el que Shift tuvo encerrado al burro
disfrazado de león. La asamblea de narnianos
mira con terror reverencial la puerta por la que,
de noche, para que no se notara el engaño, les
era mostrado el falso Asían. Cuando les es quilaclu éste, el establo y su puerta siguen siendo
temibles: ahora para lodos. La perfidia y maldad ha llamado a su padre, a Tash (ibid. cf. pg.
83; San Juan 8,44) quien se presume está tras
esa puerta. Ante el terror en los ojos del descreído jefe enemigo, el águila piensa: "Allí hay
uno que llamó a dioses en quienes no creía. ¿Cómo le irá si realmente han venido?" (ibid. pg.
115). Y esto es exactamente lo que ha sucedido.
Se percibe una realidad que hasta los descreídos
llegan a temer.
El interés se centra en esta puerta que se
constituye en símbolo. ¿Qué hay tras ella? ¿Será
Tash? Tal vez... Y aunque así fuese, no hay
635
que desesperarse, dice TIrian: "todos estamos
entre las patas del verdadero Asían" (ibid. pg.
107; cf. Romanos 8, 31 y 35).
Así como avanza la lucha intuyen que, antes
de] alba, todos tendrán que pasar por esa oscura puerta . . . "Puedo pensar en cien muertes que
preferiría morir...", dice Poggin el duende fiel.
Hay terror a la puerta en ambos bandos: "Es
una puerta tétrica, má s parece una boca...". Y
Jewel el Unicornio comenta "podría ser para
nosotros una puerta para el país de Asían, y
podríamos cenar en su mesa esta noche..."
(ibid. pg. 128).
En realidad la puerta es un símbolo de la
muerte. De la muerte como término de esta forma de vida y acceso a otra. Como aventura que
marca definitivamente el destino de cada uno y
para siempre. Quien por ella penetra encuentra
el destino que se labró: Ginger, el pérfido gato,
que se aproxima a ella en parodia creyendo saber lo que tras ella hay, sufre tal shock de terror que cambia de estado, va al infierno de los
narnianos, se transforma en un animal mudo
(ibid. pg. 107). El buen enemigo que la atraviesa
buscando con lealtad a su dios Tash, no lo halla,
pero encuentra la felicidad verdadera y . . . a Asían quien le dice "¡Bienvenido, hijo!". Cuando
él le replica "pero, Señor, yo no soy vuestro hijo
sino un sirviente de Tash" Asían le explica:
"Muchacho, todo el servicio que has hecho a
Tash lo cuento como si me lo hubieses hecho a
m í . . . cuento como propio los servicios que a
él hiciste porque Yo y él somos de tan diversa
índole que ningún servicio que sea vil puede ser
recibido por mí y ninguno que no sea vil puede
ser recibido por él" (ibid. pg. 165).
Todos tienen que morir, todos tienen que
atravesar la puerta temible tras la cual no se
sabe qué espera...
Pero la forma personal en que se la pasa es
lo importante. Para que sea salvadora sólo se la
puede traspasar con fe. La orientación que cada
uno dio a su vida antes de la puerta condiciona
su vida tras la p u e r t a . . . se produce el momento
de la verdad: un juicio a nivel personal. Llegan
al cielo los que se han sensibilizado para él y al
infierno los que para él están aptos (cf. Apocalipsis 14, 12-13). Así:
—Los que, como Shift o el jefe de los hombres de las tierras tórridas, invocaron a un monstruo y su terror en provecho propio, aún sin
creer en él, traspasada la puerta lo encuentran...
y con él continuarán viviendo para siempre (cf.
v. gr. Apoc. 14, 9-10).
—Los que, como los duendes, se encerraron
en sí mismos, los que hicieron de sí mismos su
centro, traspasada la puerta siguen encerrados
en sí mismos y su propia pequenez y, cerno antes, no son capaces de vivir la realidad. Esto
está representado maravillosamente en que se
creen presos en el establo, en un "oscuro agujero" y no son capaces de captar el mundo maravilloso al que han llegado. Sus sentidos están atrofiados, obstruidos. Todo les es imaginariamente
hostil y doloroso: una caricia les parece una bofetada. No ven la luz radiante, no oyen la música, (cf. Apoc. 14, 3) no huelen las fragancias
ni gustan les ricos manjares que Asían les ofrece. Asían explica a los niños asombrados: "No
permitirán que les ayudemos. Han escogido una
torpe y torcida astucia en lugar de la fe. Su prisión está sólo en su imaginación y, sin embargo,
están en esa prisión; y tan aterrados de ser utilizados que no pueden ser liberados" (The Last
Battle, pg. 148).
—Los que creyeren, esperaron y amaron a Asían, traspasada la puerta, se encuentran en Su
País (cf. Apoc. 14, 2-5 y 13). Así le ocurre a Tirian a quien su vivencia tras la muerte se le presenta como la más fascinante de las ave turas:
"Por un momento Tiria n no supo dónde estaba
ni quién e r a . . . parpadeó y miró: no estaba oscuro dentro del establo como esperaba. Había
una luz deslumbrante, por eso parpadeaba..."
{The Last Battle, pg. 131). "Y lo que vio hizo latir su corazón como nunca había latido en ninguna batalla" (ibid. pg. 133). Toma conciencia
de un cambio asombroso en su aspecto físico y
en el de los que lo rodean: se acabó el cansancio y el dolor y allí no hay edades, todos son jóvenes y sabios. Todo lo que los rodea es hermoso y apetecible y Pedro le dice: "Tengo la sensación de que hemos llegado al país donde todo
está permitido" (ibid. pg. 137; cf. San Agustín,
La Ciudad de Dios, libro 22 cap. 24).
Tratando de describir la naturaleza de este
país dice el autor: " . , . comparada con la fruta
de este país nuestras más frescas uvas serían insípidas; las más jugosas naranjas, secas; las peras de agua, duras como madera y las más dulces frutillas, amargas... una vez comida esa
fruta, lo más maravilloso de nuestro mundo sabría a medicina..." (ibid. pg. 137).
La puerta, mirada desde ese mundo, pierde
todo su horror y verla produce una impresión
bastante extraña: se mantiene parada sola rodeada por el País de Asían. Se dan cuenta que
en la inmensidad del País a que han llegado, el
país de donde vienen no ocupa espacio. Sólo se
puede mirar hacia Narnia por un agujero entre
las maderas de la p u e r t a . . . "Parece, dice Tirian, que el establo visto por dentro es diferente
de] que se ve desde afuera". "Sí, contesta Lucy,
en nuestro mundo también un Estado tuvo en
636
su interior algo que era más grande que todo el
mundo" (ibid. pgs. 140-141).
El encuentro con Asían colma a cada uno de
la mayor de las felicidades: "la dulzura del aire
se intensificó de pronto. Un resplandor alumbró
tras ellos. Todos se volvieron y Tirian fue el último en hacerlo porque estaba asustado. Allí estaba el anhelo de su corazón, inmenso y real, el
León dorado, el propio Asían. Ya los otros estaban arrodillados en círculo alrededor de Sus
patas delanteras y enterraban sus caras y manos
en Su Melena mientras El acercaba su gran cabeza para acariciarlos con su lengua (cf. San
Aguslin, La Ciudad de Dios, libro 22 cap. 29).
Entonces fijó sus ojos en Tirian, y Tirian se
acercó temblando y dijo: "bien hecho, último-de
los reyes de Narnia, que se mantuvo firme en
la hora más oscura y difícil" (The Last Battie,
Pg. 146).
Pero algo falla ..., falta saber qué está ocurriendo en el mundo dejado atrás: en Narnia.
Además, junto a la puerta, la visión de los que
no pueden ni quieren ser felices, los duendes,
enturbia la plena felicidad de los demás.
Entonces Asían desencadena el fin de los
tiempos, la resurrección de los muertos y el juicio final abriendo la puerta (ibid. cf. pg. 148) y
aparece, por fin, ante el mundo, en todo su po.
der.
Vida definitiva a nivel cósmico
Final de los tiempos, resurrección de
los muertos y juicio final1
La Puerta —¿símbolo de la cruz?— sigue
siendo la figura central: Se convierte en el lugar de convergencia de la creación toda que busca su destino final. Su figura material de madera se transforma en el lugar de encuentro entre tiempo y eternidad; es la brecha que permite
un salto cualitativo en la forma del ser que la
traspasa... Mirada desde el lado del tiempo es
angustiosa, humillante, aterradora y lleva a la
muerte; desde una visión de eternidad su aspecto terrorífico desaparece para constituir el único
acceso a la vida y felicidad plena del Reino definitivo. Es tan estrecha y repelente desde el lado mundano que es un absurdo pensar que por
ella deba entrar el universo todo. Por el lado
del poder de Asían, son sus estrechos dinteles de
madera los que darán a todo lo creado cabida al
Reino de la Gloria.
Asían, abriendo la Puerta y saliendo por ella,
7 Cf, v. gr. San Maleo 13. 37-43; 24.26.31; 25, 31-46; San Juan
5, 22 y 28-29; 2 Pedro 3, 10; Apocalipsis 6, 12-14: 7. 14-17;
II, 18-19; 20, 11-15; Cf. San Agustín, La Ciudad de Dios,
libro 20, cap. 20, 3.
despierta al gigante Tiempo, quien toca una
trompeta y su sonido es "alto y terrible", aunque de una extraña y mortal belleza (cf. Apocalipsis 10, 5-7). Al oírlo, las estrellas se precipitan,
millones de ellas, y "parecía una lluvia de plata". Las estrellas caían porque "Asían las había
llamado al hogar" (The Last Battle, pg. 151) y
eran personas, personas resplandecientes . . . (cf.
San Agustín, Enquiridion, cap. 62).
Después, desde el mundo en oscuridad, miles y millones de crcaturas de todas las especies vinieron corriendo hacia la puerta. "Esta
parte de la aventura fue la única que más pareció un sueño en el momento mismo y que después era difícil de recordar bien. Especialmente,
no se podría asegurar cuánto duró. A veces parecía como que duró sólo minutos pero en otras
oportunidades se sentía cerno si hubiera estado
transcurriendo por a ñ o s . . . " (The Last Battlc,
pg. 153; cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 20 cap. 14). Al llegar a la Puerta, cada uno
miraba a Asían directamente a la cara; era como si no pudieran evitarlo y, al hacerlo, sus expresiones cambiaban . . . Algunos revelaban terror y odio y se escabullían hacia la izquierda y
desaparecían en la inmensa sombra que proyectaba Su Cuerpo. A éstos nunca los volvieron a
ver (cf. Apocalipsis 21, 8 y San Agustín, Enquiridion, cap. III). Otros, al mirarlo, lo amaban aunque algunos estaban también muy asustados.
Estos, entrando por "la puerta" a la derecha de
Asían, penetraban en Su País. Y entre los que
verían estaban todos los que a ellos amaban y
tenían por muertos: El Unicornio, el Centauro
y ¡tantos otros!
El mundo poco a poco se despobló, murió su
vegetación y pasó a ser desnuda roca. Luego se
elevó el nivel de las aguas y hasta la roca desapareció. El sol, un inmenso sol rojo y moribundo, fue despedazado e instantáneamente se produjo la oscuridad total. Asían dijo: "Pedro, Gran
Rey de Narnia, cierra la puerta" (The Last Bat~
tle, pg. 157; cf. San Mateo 16, 18-19).
Y había risa en los ojos de Asían . . . Entonces llamó: "¡Vengan más adentro, vengan más
arriba!" (ibid. pág. 171) y se perdió en la distancia.
Vida en el paraíso consumado como
aventura y encuentro personal
{cf. Apocalipsis 21,1-7)
Se dan cuenta que es ahora cuando la aventura realmente comienza. En sus oídos queda
resonando la apremiante invitación de Asían:
"más arriba, más adentro" y van poco a poco
penetrando en ese país maravilloso. El continuo
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progreso en felicidad y plenitud, el dinamismo
siempre creciente que creemos propio de la
Consumación final está magistralmente representado:
Al comienzo siguen la invitación de Asían sin
prisa. Van conversando y caminando lentamente
a causa de la belleza circundante y de tanto,
tanto que mirar. Poco a poco se dan cuenta que
hay algo familiar, a pesar de la insalvable diferencia, entre este mundo y ej que terminó. No
aciertan a entender qué es lo que les hace "reconocer" lo que van, con asombro, descubriend o . . . Parece Narnia... pero es más real, verdadero y hermoso. "El nuevo país era un país
más profundo: cada roca, cada flor, cada pastito
parecía significar más" (The Last Battle, pg.
171). Fue el Unicornio quien expresó lo que todos sentían . . . gritó: "¡Al fin he llegado a mi hogar! ¡ Este es mi verdadero país! Aquí pertenezco. Esta es la tierra que he estado buscando toda mi vida aunque nunca lo supe hasta ahora.
I ;i razón por la que amábamos a Narnia era
que, en ocasiones, se parecía algo a esto .., Vamos, más arriba, más adentro!" (ibid. pg. 171).
Y se lanzó en loco galopar. Asombrosamente todos pudieron seguirlo a la par: coman sin cansarse, ni perder el aliento, a velocidades extraordinarias y cada vez mayores.
"¿No es maravilloso, dijo Lucy, han notado
que uno no puede sentir miedo aunque trate?"
(ibid. pg. 173). A pesar de los inmensos precipicios y lo terriblemente asombroso y excitante de
iodo lo que les sucede, no era posible asustarse.
El cuerpo ya no era una traba sino un instrumento dócil a sus deseos. Sienten agudizados
sus sentidos y pueden hacer lo que jamás hubieran soñado. Corren a velocidades nunca pensadas y son capaces de ascender, nadando contra la corriente, por una inmensa catarata (cf.
San Agustín, Etiquiridion, cap. 91).
No hay necesidad de hablar para comunicarse (cf. San Agustín, La Ciudad de Dios, libro 22
cap. 29) y el tiempo es diferente, tiene una cualidad de intensidad tal que no se sabe si uno
viene llegando o ha estado allí por milenios...
Tras aventuras que les van mostrando sus
nuevas posibilidades tanto físicas como de goce,
siguen "más arriba, más adentro", ahora fuera
de la Nueva Narnia. "Corren tan rápido como
vuelan las flechas"... "corrían tan velozmente
que más parecían volar que correr, y hasta el
Águila no iba más rápido que ellos" (The Last
Battle, pg. 175).
Llegan así a un jardín hermosísimo en la
cumbre de un cerro. Allí se produce el emocionante encuentro con antiguos amigos, familiares
y héroes de su historia; la alegría los colma y se
sienten en casa. El jardín es mucho más grande
por dentro que por fuera... como el establo:
"lo más arriba y más adentro que se va, les explican, más grande se vuelve todo. El interior es
siempre mayor que el exterior" (ibid. pg. 180; cf.
Apocalipsis 21, 9-22, 5). Lucy comprende: "Ya
v e o . . . mundos dentro de los mundos, Narnia
dentro de Narnia,.. Tal como una cebolla: sólo
que si continúas adentro cada círculo se hace
mayor que el anterior" (ibid, pg. 180), le explican.
Descubren que pueden ver cualquier cosa,
por lejana que ésta esté y no importa qué obstáculos haya en el camino; así descubren la Verdadera Inglaterra en el País de Asían. La Inglaterra interior donde nada hermoso o querido sufre destrucción. Y allí están sus padres (cf. San
Agustín, La Ciudad de Dios, libro 22 cap. 29).
Y mientras "más arriba, más adentro" se internan, más cerca están de sus seres queridos "y
entonces Lucy se olvidó de todo porque el propio Asían venía a su encuentro saltando de acantilado en acantilado como una catarata de vida,
de belleza y poder" (The Last Battle, pg. 183).
Les anuncia: "las vacaciones han comenzado..."
(ibid. pg. 183) y descubren que es sólo ahora
cuando comienza la verdadera aventura . . .
La intensidad y plenitud que desbordan del
encuentro personal con Asían narrado aquí por
Lewis, expresa y traduce magistralmente algo
que la fe nos enseña de la vida consumada: el
encuentro personal con el Señor como meta del
hombre, como la verdadera e inagotable felicidad. Felicidad y encuentro que no excluyen todas las otras felicidades y encuentros sino que
los posibilitan y hacen plenos (cf. San Agustín,
La Ciudad de Dios, libro 22, cap. 30).
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