REALIDAD DEL ADULTO MAYOR HOY Y EN EL FUTURO GENERALIDADES Según la Organización Mundial de la Salud, la vejez es la cualidad de ser viejo, es la senectud o edad senil. No existe una edad exacta, pero suele decirse que una persona es vieja cuando supera los 70 años. Se denomina “envejecimiento” al conjunto de modificaciones morfológicas y fisiológicas que aparecen como consecuencia de la acción del tiempo sobre todo ser vivo. Características del envejecimiento: • Universal: es propio de todos los seres vivos. Envejece el hombre, los animales y las plantas. • Irreversible: a diferencia de las enfermedades, no puede detenerse ni revertirse. • Heterogéneo e individual: varía enormemente de persona a persona y de órgano a órgano dentro de la misma persona. • Deletéreo: lleva a una progresiva pérdida de las funciones biológicas. • Intrínseco: no se debe sólo a factores ambientales modificables. Se ha observado un aumento progresivo en la expectativa de vida en la población, pero la máxima sobrevivencia del ser humano se manifiesta alrededor de los 118 años. Envejecemos por la secuencia de factores intrínsecos y extrínsecos que interactúan sobre el organismo a lo largo del tiempo y determinan finalmente un debilitamiento de los procesos biológicos que culmina con la muerte. Se denomina “anciano” a toda persona mayor de 65 años. La ONU adoptó el término “País envejecido” para designar a aquellos países cuya población mayor de 65 años supera el 7% de la población total. En el ámbito mundial el grupo etario de más de 65 años va cada día en aumento. La ancianidad es una de las grandes transiciones del curso de la vida individual y se caracteriza por la pérdida creciente de las capacidades físicas y psíquicas. Sin embargo, si bien es cierto que estas dimensiones afectan la vida personal y la realidad del anciano, toda definición de vejez que se haga sólo a partir de los cambios corporales, resulta parcializada. El anciano también tiene habilidades y capacidades para aprender, aunque a un ritmo más lento. El envejecimiento no es sólo un hecho biológico. La ancianidad, como cualquiera otra etapa del ciclo de la vida, es también un hecho social y político que percibe la realidad de un modo particular. Llegar a la “edad dorada” es un gran anhelo en algunas sociedades donde se le rinde culto al anciano por su sabiduría y experiencia, pero en nuestro medio, muchos padres y abuelos van a parar al rincón del olvido. Sólo la caridad de terceros o la mano del Estado les tienden su apoyo. La alternativa de vida de los ancianos en un contexto de pobreza como el de nuestro País es mínima por la imposibilidad de obtener lo necesario para el sustento diario y para una vida digna. En el Artículo 46 de la Constitución Política, se establece una obligación concurrente de la Familia, la Sociedad y el Estado para brindar protección a las personas de la tercera edad y, en caso de indigencia, el Estado tiene la obligación de proporcionarles especial protección constitucional mediante los servicios de seguridad social integral y un subsidio alimentario. Pero la obligación de proteger y cuidar a los adultos mayores recae primariamente en la familia, debido a los lazos especiales creados por la convivencia y los lazos de afinidad y consanguinidad. MARGINALIDAD DEL ANCIANO En los países del Tercer Mundo, la distinción entre el adulto y el anciano es el cese de la inserción laboral, materializada a través de la pensión o la jubilación, en la época en que los cambios físicos o limitaciones hacen que a cierta edad a la persona se le dificulte seguir laborando. Las personas de edad avanzada son tratadas como improductivas, consumidoras no productivas. Por eso el envejecimiento es considerado como desfavorable por la declinación y el retiro de la sociedad de personas que en otro tiempo gozaban de todos los privilegios que la organización social les concedía cuando estaban en la etapa productiva (marginalidad laboral). Pese a las limitaciones físicas, las condiciones económicas le exigen seguir laborando en lo que sea. Allí es donde muchas instituciones jurídicas y naturales se aprovechan de ellas. Respecto a la actividad del hombre y la mujer, se observan grandes diferencias, la mujer genera otras ocupaciones sociales, laborales, voluntariado, el cuidado de sus nietos. El hombre pocas veces ocupa su tiempo libre, en general se dedica al ocio, a añorar el tiempo pasado y muere más rápidamente. El hombre se encierra en sí mismo, pero la mujer es más comunicativa. Nuestra cultura laboral privilegia al joven. Al viejo le inculcan la conveniencia de “un merecido descanso”. En una sociedad en continuo cambio como la nuestra el saber de los mayores es considerado como anacrónico, desactualizado. En cuanto a la seguridad social, los recortes al presupuesto nacional, se hacen en aquellos rubros considerados menos productivos: salud, seguridad social, vivienda, entre otros. Por tanto, son las instituciones del Estado más empobrecidas en recursos y servicios, afectando a los más pobres, entre ellos los ancianos. De este modo nos damos cuenta de una marginación socio-económica del anciano. La salud constituye otro gran condicionante de esta etapa más que en ningún otro caso. El riesgo de enfermar y morir forma parte de la vida cotidiana de los ancianos. Afecta tanto al sujeto como a la familia, amigos, esposa, hermanos, vecinos. La invalidez constituye la amenaza más seria a cualquier estrategia de vida independiente, que implica el cuestionamiento acerca de quién va a ser el apoyo del anciano enfermo. Cada vez hay menos natalidad y llegará el momento en que no habrá quien cuide de los ancianos. MODIFICACIONES EN EL NÚCLEO DOMÉSTICO El matrimonio de los hijos o su eventual partida provoca en los ancianos el reencuentro con la soledad. El nido ha quedado vacío. Este es otro aspecto importante que incluye cambios que modifican la realidad cotidiana del anciano. En los sectores más pobres la casa es cohabitada por el anciano y sus hijos, y en muchos casos es imposible que ellos lo sostengan y, por tanto, son ubicados en asilos u hogares geriátricos donde las condiciones ambientales muchas veces son inadecuadas. Estas modificaciones en el núcleo doméstico inciden en la vida del anciano profundizando su nostalgia por el pasado y desesperanza en el presente. En resumen, el futuro del anciano es de soledad y aislamiento. ACTIVIDADES PARA REALIZAR CON LOS ANCIANOS • Propender porque ellos puedan permanecer activos en la sociedad a la que pertenecen. • Facilitarles su participación activa en la formulación y aplicación de medidas que afectan directamente su bienestar. • Compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes. • El 1 de Octubre es el Día Mundial de la Tercera Edad, fecha para hacerlos sentir importantes agradecerles por su participación activa dentro del contexto histórico. • En la práctica lo que realmente importa es la edad funcional de la persona y no su edad cronológica. DOCUMENTOS DE LA IGLESIA ACERCA DE LA ANCIANIDAD • Pontificio Consejo para los Laicos. “La Dignidad del anciano y su misión en la Iglesia y en el mundo”. • El arte de envejecer. La ancianidad como tarea Espiritual VIDEOS • El día que me volví invisible. • El amor puesto a prueba. • El Papa Francisco y los ancianos.