UNA PINCELADA AL RETRATO DE PEPE HERRERA, EL QUÍMICO (†)1 Armando Hernández Hernández Cronista de la UAP Amecameca "Chaparrito, gordito, blanquito y simpaticón", caminando garboso por los pasillos de la UAPA, saludaba, como buen compañero de trabajo, a quien a su paso encontraba. Con caluroso y fraternal gesto, inducía genialmente la respuesta de su interlocutor, haciéndolo olvidar amistosamente el papel que desempeñaba como autoridad de la unidad. Con la clásica sonrisa, su mirada penetrante y su suéter de color rojo, mostraba en su conducta alegría por la vida, disfrutándola a cada momento. Tal parecía que su pasión por el rojo era latente, la trasmitía y la vivía en su gusto por la fiesta brava y en el degustar de uno de sus platillos predilectos en sus andanzas por la UAP, "jitomates con jugo de limón", preparados en ese tiempo, en el puesto de "doña Olivia". Sabía ser amigo sin olvidar ser estricto, en situaciones que lo ameritaban, sobre todo en el aula de clase como docente, ya que buscaba la mejoría constante de sus alumnos. El gesto de amistad, afectuoso y sincero, prevaleció entre propios y extraños. Académicos, secretarias, trabajadores o alumnos reconocían esta cualidad en el químico. La gente que visitaba la unidad, igualmente, se llevaban la buena impresión de la amabilidad característica del químico Herrera. Extrovertido en el haber, comentaba y demostraba que el cargo administrativo no le quitaba ser académico y reclamaba su lugar entre la base. Gustaba del futbol y en general de los deportes, participando con los compañeros profesores o con los administrativos en diferentes actividades de tipo físico. Poseía cualidades de líder, que le llevaron a ganar el respeto de los integrantes de la comunidad de la UAP. Concedía reconocimiento a los integrantes de la comunidad universitaria que lograban ganarlo. Organizado en el trabajo, sabía diferenciar entre los problemas derivados de éste y los personales. Consultaba a sus subordinados para tomar decisiones. Gustaba de utilizar en sus expresiones frases como: “A los enemigos con justicia y a los amigos con justicia y gracia". Dejaba de lado las preocupaciones, y podía distinguir entre problemas y situaciones de la vida. Apasionado por convicción y fuerte de carácter, pero equilibrado en el actuar, así es recordado en el espacio académico, en el que transitó antes de hacer el viaje que todos tenemos que hacer. ¡Hasta pronto, químico! UAEM. Sucesivas Aproximaciones de Nuestra Historia. Crónicas de la Universidad Autónoma del Estado de México. Tomo III. Toluca, México, 2002, pág. 155 1