1 VI JORNADAS DE DERECHO CONCURSAL – MENDOZA 2004 - 9, 10 y 11 DE SEPTIEMBRE DE 2004, MENDOZA – REPUBLICA ARGENTINA TEMA 2: “LA CONTINUACIÓN DE LA EXPLOTACIÓN DE LA EMPRESA EN LA QUIEBRA POR TERCEROS” TITULO: LA COMPENSACIÓN COMO MEDIO PARA LA ADQUISICIÓN DE LA EMPRESA POR PARTE DE LOS TRABAJADORES AUTOR: DR. C.P. JUAN MARCELO VILLOLDO LA PAMPA N° 2849 – 7° “B” (1428) CAPITAL FEDERAL 4789-9648 4786-2066 (15) 4430-5910 [email protected] [email protected] 2 LA COMPENSACIÓN COMO MEDIO PARA LA ADQUISICIÓN DE LA EMPRESA POR PARTE DE LOS TRABAJADORES PONENCIA: 1- El art. 211 LCQ resulta aplicable por analogía, permitiendo la compensación de créditos con privilegio especial que no cuentan con una garantía real. 2- La aplicación analógica postulada no implica que los acreedores laborales -con privilegio especial- compensen y se queden con los bienes que son asiento de su privilegio, sino evitar que ingresen los fondos que luego cobrarán en concepto de dividendo concursal. 3- Los acreedores laborales podrán compensar sus acreencias privilegiadas con el precio que sea fijado como base para la licitación de la empresa fallida -sin identificar los bienes incluidos en la licitación de la empresa en marcha y si los mismos son asientos de otros acreedores no laborales con privilegio especial-. 4- No compensarán el 100% de sus acreencias privilegiadas, sino que la compensación tendrá como límite el dividendo concursal que percibirán en la quiebra una vez aprobado el proyecto de distribución de fondos presentado por el síndico. Para ello, dicho funcionario deberá elaborar un proyecto de distribución de fondos previo a la presentación del informe final, tomando como base el importe ofrecido por la cooperativa –que debiera coincidir con la base fijada en la licitación- a los fines de determinar el dividendo concursal que les corresponderá percibir a cada uno de los integrantes de la cooperativa en su calidad de acreedores laborales. 5- Ante la existencia de créditos hipotecarios y/o prendarios vencidos a la fecha del decreto de quiebra, si la cooperativa de trabajo se hace cargo de las obligaciones impagas devengadas con anterioridad al decreto de quiebra –con la conformidad del acreedor titular de la garantía real- y asegura el cumplimiento de las obligaciones posteriores, resultaría aplicable la excepción del art. 195 LCQ y, en consecuencia, dichos acreedores no podrán solicitar la venta del bien asiento de su privilegio mediante concurso especial. De tal manera, tampoco podrán solicitar la compensación de sus créditos con el precio de los bienes en cuestión (propuesta de lege ferenda). 6- Debe reconocérsele a los créditos de los acreedores integrantes de la cooperativa de trabajo un privilegio especial sobre un porcentaje de la diferencia entre el valor de los bienes al momento de la quiebra y, en su caso, el mayor valor que pudiera haber adquirido la empresa por el restablecimiento –o continuación- de la explotación a cargo de la cooperativa de trabajo (propuesta de lege ferenda). 7- Los créditos que gozan de la preferencia contenida en el art. 240 LCQ pueden ser compensados por los titulares de los mismos sólo en la medida de su posibilidad de cobro, es decir, en la cuantía del dividendo concursal. Para ello también será necesario que el síndico elabore un proyecto de distribución de fondos previo a la presentación del informe final, a los fines de determinar el dividendo concursal que les corresponderá percibir a cada uno de los trabajadores de la fallida que hayan seguido prestando servicios durante la continuación de la explotación de la quiebra (art. 198 – primer párrafo) y que luego resultaran integrantes de la cooperativa de trabajo adquirente de la empresa. 3 I. Introducción. El nuevo art. 190 LCQ establece expresamente la posibilidad que la actividad empresaria de la fallida sea continuada por sus trabajadores o sus ex – trabajadores, aunados bajo la forma de una cooperativa de trabajo. Como consecuencia de la reforma, la doctrina consideró que mediante la continuación de la actividad de la fallida en manos de los trabajadores “...se asegura la participación de los trabajadores de la empresa y sus posibilidades de acceso a la propiedad privada de los medios de producción” 1. Sin embargo, la reforma introducida por la ley 25.589 se quedó en el camino, debido a que la ley concursal no establece un “derecho de preferencia” a favor de la cooperativa de trabajo, en cuanto a la posibilidad de igualar las condiciones de compra que efectúe otro eventual oferente en la liquidación de la empresa quebrada. Ello ha llevado a la doctrina a considerar que “la reforma -más allá de sus imperfeccionescumpliría su objetivo si la cooperativa pudiera adquirir la empresa; de esa manera continuaría abierta la fuente de trabajo y la unidad productiva cumpliría su rol en el sistema económico, más allá de sus dueños”2. Si bien se trata de un avance significativo, la solución no parece ser suficiente para asegurar que las cooperativas de trabajo se constituyan en definitivas continuadoras de las empresas fallidas, puesto que no prevé la posibilidad de que aquéllas se conviertan en titulares de la empresa, con lo cual su situación deviene precaria3. El interrogante que surge en este punto es ¿de que forma tendrán acceso, los trabajadores de la empresa, a la propiedad privada de los bienes que componen el patrimonio de la misma?. No es mediante la adjudicación de los bienes en forma directa como consecuencia de la continuación bajo la forma de la cooperativa de trabajo, ya que dicho efecto no es el contemplado por la ley de rito falencial. Los trabajadores se encuentran en idénticas condiciones que cualquier tercero al momento de intentar adquirir la empresa en marcha, es decir, no se les otorga prioridad por haber continuado la actividad, en su caso, de manera superavitaria. Autorizada doctrina ha sostenido que la cooperativa debe licitar en igualdad de condiciones con otros terceros.4 Esta situación sólo se puede remediar con una reforma legislativa, contemplando la posibilidad que los trabajadores que continuaron explotando la actividad de la fallida puedan adquirir la empresa en marcha, con alguna preferencia frente a un tercero adquirente, tal la posibilidad de igualar la mejor oferta entre las presentadas en la licitación. Con buen criterio la Dra. Mansilla de Mosquera, en el caso “Comercio y Justicia Editores Sociedad Anónima s/Quiebra”, estableció, ante la futura venta de la empresa, un “derecho de preferencia” a favor del locatario de la 1 Gagliardo, Mariano. “Continuidad en la explotación de la empresa y cooperativa de trabajo (a propósito de la reforma. Ley 25.589 de concursos y quiebras), LL, 16/08/02. 2 Negre de Alonso, Liliana T. “Cooperativas de trabajo en la ley concursal”. JA 2003-IV-1430. 3 Cracogna, Dante A. “Crisis empresarias y cooperativas de trabajo”. Revista Doctrina Societaria y Concursal. Errepar, Septiembre 2002. 4 Junyent Bas, Francisco y Flores, Fernando M. “Las relaciones laborales ante el concurso y la quiebra”. Ed. Abaco, 2004, pág. 456. 4 hacienda empresaria, en cuanto a la posibilidad de igualar las condiciones de compra que efectúe otro eventual oferente en su liquidación. Tampoco contempla modalidad alguna en cuanto a la forma de pago del precio. El mismo sigue siendo al contado, tal como establece el art. 205 – inc. 8 LCQ. Dicha norma refleja, en palabras de Lorente5, la tercera trampa que dificulta la operatividad del nuevo art. 190 LCQ. Dicho autor resalta que, “Si los trabajadores lograron que el juez decidiera la continuación (art. 191 LCQ) a pesar del tratamiento excepcional que tal alternativa recibe en la ley 24.522 y si, luego de ello, lograron evitar que un TERCERO AJENO adquiera la empresa y/o una unidad productiva de dicha quiebra..., llegan entonces al punto de SER ELLOS los “terceros” adquirentes de la empresa, para lo cual necesitarán contar CON DINERO EN EFECTIVO para pagar su valor”. No obstante ello, existen algunos precedentes a través de los cuales se admitió el pago de parte del precio de la empresa fallida mediante la compensación de los créditos de titularidad de los oferentes, los cuales veremos a continuación. II. La compensación como vía para la adquisición de un bien en la quiebra. La ley concursal contempla en el art. 211 que aquél acreedor que resulte titular de un crédito con garantía real sobre un determinado bien, podrá adquirir el mismo mediante la compensación entre el importe de su crédito y el precio de dicho bien. Dicha norma limita el beneficio de la compensación a aquellos acreedores titulares de créditos con garantía real, que no deben confundirse con los acreedores privilegiados especiales. Si bien todos los acreedores con garantía real tienen privilegio especial, no todos los acreedores con privilegio especial poseen garantía real sobre los bienes asiento de su privilegio. Los acreedores laborales que gozan del privilegio especial contenido en el art. 241 – inc. 2° LCQ, tienen como asiento de su privilegio las materias primas, maquinarias y mercaderías de propiedad del fallido. Pero no tienen ninguna garantía real sobre dichos bienes. En consecuencia, prima facie los acreedores laborales no podrían alegar la compensación de sus créditos para adquirir los bienes que componen el patrimonio desapoderado. En este punto nos debemos preguntar si el art. 211 LCQ puede ser aplicado por analogía y permitir la compensación de créditos con privilegio especial que no cuentan con una garantía real. Para dar respuesta a dicho interrogante debemos recordar que el art. 245 LCQ contempla el instituto de la subrogación real, estableciendo que el privilegio especial se traslada de pleno derecho sobre los importes que sustituyan los bienes sobre los que recaía. Es decir, todo acreedor titular de un privilegio especial tiene como asiento del mismo no sólo los mencionados por las normas que los regulan (art. 241 LCQ y el reenvío que establece el inc. 6 de dicha norma), sino también sobre las sumas que los sustituyan, sea por indemnización, precio o cualquier otro concepto que permita la subrogación real. Junyent Bas y Flores, consideran que el art. 211 debiera poder aplicarse analógicamente para la adquisición de la empresa por parte de los trabajadores, utilizando a tal fin el importe de los 5 Lorente, Javier Armando. “La continuación de la explotación de la empresa fallida por una cooperativa de trabajadores: las tres trampas ocultas para la operatividad del art. 190 LCQ”. Trabajo enviado por mail por el autor. 5 créditos que les asisten, siguiendo el art. 241 – inc. 2°. Para dichos autores no cabe duda de que tales créditos alimentarios, con privilegio especial, tienen asiento concreto y la subrogación real torna viable la compensación referida.6 En la misma postura –esto es, a favor de la compensación por parte de los acreedores laborales-, encontramos a Tropeano 7, quien critica el régimen del art. 211 LCQ. El autor considera que en función al orden de privilegios establecidos por el art. 241 LCQ, los acreedores laborales se hallan en rango superior a los acreedores con garantía real (inc. 2° sobre inc. 4°) y sin embargo no compensan en la quiebra, a pesar incluso de ser el único tipo de acreedores que detentan simultáneamente la condición de especiales y generales. Se trata entonces –en opinión del citado autor- de un trato desigual y discriminatorio para el acreedor privilegiado laboral, que puede perfectamente impugnarse en orden a la inconstitucionalidad del mismo. Conforme lo expuesto, sea como consecuencia de la subrogación real o en función al orden de los privilegios, la doctrina admite la compensación en la quiebra por parte de una categoría de acreedores: los laborales. Dichos autores fundan su postura en la aplicación analógica del art. 211 (Junyent Bas) o en la no aplicación de la misma por inconstitucional (Tropeano). Ahora bien, la trascendencia de la cuestión radica en que la modalidad de compensación por parte de los acreedores laborales es utilizada para la adquisición de “todos” los bienes de la fallida y no de uno o varios bienes determinados. Es decir, la compensación alcanzará a un conjunto de bienes que exceden a aquellos que conforman el asiento de dichos acreedores (materias primas, maquinarias y mercaderías de propiedad del fallido). Si la fallida fuera una sociedad con una gran dotación de personal con muchos años de antigüedad, los trabajadores serán titulares de importantes créditos, conformando un abultado pasivo concursal con privilegio especial. Dichos créditos les permitirían adquirir inclusive bienes que representan asientos de otros acreedores con privilegio especial (vgr. un automóvil asiento de un acreedor fiscal –inc. 3°-, una maquinaria asiento de un acreedor prendario –inc. 4°-). Esto demuestra que en realidad los acreedores laborales compensarán sus acreencias privilegiadas con el precio que sea fijado como base para la licitación de la empresa fallida, sin identificar los bienes incluidos en la licitación de la empresa en marcha y si los mismos son asientos de otros acreedores no laborales con privilegio especial. Sin embargo no compensarán el 100% de sus acreencias privilegiadas, sino que la compensación tendrá como límite el dividendo concursal que percibirán en la quiebra una vez aprobado el proyecto de distribución de fondos presentado por el síndico. Ante esta situación, la cooperativa de trabajo efectuará una propuesta de compra de la totalidad de los bienes de la fallida por la base establecida para su licitación, ofreciendo como parte de pago del precio el importe que les corresponda percibir como dividendo concursal. 6 Junyent Bas, Francisco y Flores, Fernando M. “LAS RELACIONES LABORALES ANTE EL CONCURSO Y LA QUIEBRA”. Ed. Abaco, 2004, pág. 457. 7 Tropeano, Darío. “Cooperativa de Trabajo y Quiebra: su harmonización legal en un fallo ejemplar”. LLCórdoba -2003, pág. 1190. 6 No se compensa el valor nominal de los créditos reconocidos, sino el correspondiente al dividendo que tuvieran derecho a percibir los titulares de los créditos luego de aprobada la liquidación de fondos.8 En palabras de Salvat 9, “no sería justo ni equitativo cua ndo una persona es a la vez deudora y acreedora de otra, obligarla a pagar para que después cobre lo que se le debe”. Este argumento tuvo en cuenta la Dra. Mansilla de Mosquera al fallar en la causa “Comercio y Justicia”, admitiendo la compensación del di videndo que tuvieren derecho a percibir los acreedores laborales -integrantes de la cooperativa de trabajo oferente-, pues la exigencia de pago de la suma a asignar se traduciría en un dispendio inútil en tanto el dinero ingresado debería ser utilizado para cancelar aquellos créditos, sin perjuicio de que dicha compensación quede sujeta a las resultas de los efectivos dividendos a percibir.10 La posición que sustentamos no perjudica a los restantes acreedores, ya que lo que se compensa es el importe correspondiente al dividendo concursal y no el monto nominal del crédito. No se vulnera de modo alguno el principio de igualdad de los acreedores. Tampoco se vulnera el orden de los privilegios especiales que establece el art. 243 LCQ. Es cierto que pueden existir acreedores de rango preferente a los acreedores laborales, tales como una prenda (inc. 4, que se rige por el respectivo ordenamiento conf. art. 243 inc. 1), el retenedor en caso de comenzar a ejercer el derecho de retención con anterioridad al nacimiento de las obligaciones laborales adeudadas (conf. art. 243 inc. 2), la reserva de gastos del art. 244 e incluso algún crédito contenido en el inc. 6 del art. 241. Sin embargo la compensación no implica un salto de rango pretendiendo ubicar más arriba a los acreedores laborales en perjuicio a los restantes acreedores preferenciales. Lo que se persigue es que tales acreedores –los laborales, titulares de créditos con privilegio especial-, puedan compensar SOLO HASTA LA CONCURRENCIA DEL IMPORTE DE SUS DIVIDENDOS CONCURSALES. A los fines de tornar práctica dicha modalidad de adquisición de la empresa fallida, el síndico deberá elaborar un proyecto de distribución de fondos previo a la presentación del informe final, tomando como base el importe ofrecido por la cooperativa –que debiera coincidir con la base fijada en la licitación- a los fines de determinar el dividendo concursal que les corresponderá percibir a cada uno de los integrantes de la cooperativa en su calidad de acreedores laborales. Por otra parte, los requisitos de exigibilidad y liquidez previstos en el art. 828 del Código Civil para habilitar la compensación en la quiebra, también se ajustan a las situaciones descriptas ya que los créditos de naturaleza laboral se ajustan generalmente a tales requisitos: son líquidos (cierta y determinada) por imperio de la verificación de los mismos, y la exigibilidad (inmediatez en el pago) llega por imperio del art. 183 LCQ la figura del pronto pago.11 III. El art. 195 LCQ: su aplicación frente al art. 211 LCQ. 8 Tropeano, Darío. “Cooperativa de Trabajo y Quiebra: su harmonización legal en un fallo ejemplar”. LLCórdoba -2003, pág. 1190. 9 Salvat. “Tr atado de Derecho Civil Argentino”. T.3, pág. 86, Ed. Tea. Citado por Tropeano, Darío ob. cit. 10 “Comercio y Justicia Editores S.A. –Hoy quiebra-“. J.Civ.y Com. 7a Nom, Córdoba, 21/08/03. 11 Tropeano, Darío. “Cooperativa de Trabajo y Quiebra: su harmonizació n legal en un fallo ejemplar”. LLCórdoba 2003, pág. 1191. 7 El problema se podría plantear en caso que un acreedor con garantía real solicitara la compensación de su crédito con el precio del bien asiento de su privilegio y que dicho bien fuera imprescindible para el desarrollo de la actividad comercial. Ante esta situación no cabe duda que debe primar la aplicación del derecho positivo (art. 211 LCQ) por sobre la aplicación analógica de dicha norma. Aquí necesariamente debemos abordar otra cuestión: la aplicación del art. 195 LCQ. Dicha norma establece que en caso de continuación de la empresa, los acreedores hipotecarios o prendarios no pueden requerir la venta mediante concurso especial del bien asiento de su privilegio, cuando los créditos no se hallen vencidos a la fecha de la declaración y el síndico satisfaga las obligaciones posteriores en tiempo debido. En nuestro caso, si el crédito no se encuentra vencido a la fecha del decreto de quiebra y la cooperativa de trabajo se hace cargo de las obligaciones posteriores, el acreedor hipotecario o prendario no podrá solicitar la venta del bien asiento de su privilegio mediante concurso especial. Tampoco podrá solicitar la compensación de su crédito con el precio del bien en cuestión, atento carecer dicho crédito de uno de los requisitos que establece el derecho de fondo como condición para habilitar la misma: la exigibilidad del crédito (conf. art. 819 Código Civil). Si bien el art. 128 LCQ establece como efecto de la quiebra el vencimiento de pleno derecho de todas las obligaciones del fallido pendientes de plazo, el art. 195 LCQ configura una excepción a dicha regla, siempre que se cumplan tres requisitos: 1- que se haya dispuesto la continuación de la explotación, 2- que el crédito del acreedor hipotecario o prendario no se encuentre vencido al momento de decretarse la quiebra, y 3- el pago de las cuotas posteriores de dicho crédito –en nuestro caso- por parte de la cooperativa de trabajo. Si bien pareciera que hemos encontrado la salida a dicho escollo, lo cierto es que la mayoría de las veces nos encontraremos con créditos vencidos mucho antes del decreto de quiebra. ¿Qué ocurre en esa situación?. Lamentablemente la norma no contempla la misma y en ese caso el acreedor hipotecario o prendario podrá solicitar la compensación de su crédito, adquiriendo de esta forma el bien asiento de su privilegio, haciendo fracasar la expectativa de adquisición de la empresa por parte de la cooperativa de trabajo. Si bien algún sector de la doctrina considera que la mera continuación habilita la aplicación del art. 195 LCQ y, por ende, la no aplicación del art. 211 LCQ, lo cierto es que la continuación representa uno de los tres requisitos mencionados supra y los mismos son concurrentes y no optativos, con lo cual si falta uno no resulta aplicable la excepción contemplada en el art. 195 LCQ. Sin embargo considero, como propuesta de lege ferenda, que ante la existencia de créditos hipotecarios y/o prendarios vencidos a la fecha del decreto de quiebra, si la cooperativa de trabajo se hace cargo de las obligaciones impagas devengadas con anterioridad al decreto de quiebra –con la conformidad del acreedor titular de la garantía real- y asegura el cumplimiento de las obligaciones posteriores, resultaría aplicable la excepción del art. 195 LCQ y, en consecuencia, dichos acreedores no podrán solicitar la venta del bien asiento de su privilegio mediante concurso especial. De tal manera, tampoco podrán solicitar la compensación de sus créditos con el precio de los bienes en cuestión. 8 IV. El mayor valor obtenido por la continuación de la explotación por la cooperativa de trabajo. Así como la reforma no previó la posibilidad de adquisición de la empresa fallida por parte de la cooperativa de trabajo, menos aún contempló que tratamiento corresponde otorgarle al mayor valor que pudiera obtenerse como consecuencia de la gestión por la cooperativa de trabajo. Ese valor puede ser obtenido como resultado de dos tasaciones efectuadas en distintos momentos: una de ellas al dictarse la quiebra y la otra en oportunidad de resolverse la enajenación de la empresa, es decir, al fijarse la base de la licitación. Por supuesto que la primera tasación que mencionamos no encuentra recepción en la legislación. Si al momento de decretarse la quiebra la empresa se encontraba con un bajo nivel de producción o, lo que es peor, si había cesado su actividad, y luego la misma es incrementada o retomada por parte de la cooperativa de trabajo, llevando adelante una actividad superavitaria, logrando que la empresa sea vendida en marcha, el adquirente se llevará una empresa que genera utilidades y el mayor valor que deberá pagar redundará en beneficio de todos los acreedores – laborales y no laborales-, con dos graves consecuencias: los trabajadores habrán gestionado eficazmente la empresa sin que ello implique ventaja alguna para ellos y por otro lado se quedarán sin trabajo, tal como lo establece el art. 198 LCQ, el cual representa, al decir de Lorente12, la segunda trampa oculta. Tal como sostiene dicho autor, sí o sí debe la propia cooperativa de trabajo resultar adquirente de la empresa fallida, pues de lo contrario su esfuerzo será completamente en vano, ya que el tercer adquirente obtendrá la empresa libre de vínculos laborales, si así lo prefiere. Si no se le reconoce ese mayor valor a los acreedores laborales, tales beneficios implicarán un enriquecimiento incausado que sobrevendría de usufructuarse aquél sobre valor logrado por la Cooperativa13. Junyent Bas y Flores consideran que el art. 120 in fine LCQ14 debiera aplicarse sobre el mayor valor que ha obtenido la empresa durante el período de explotación a cargo de la cooperativa de trabajo.15 Para tales autores, resulta éticamente incorrecto que la materia sobre la que se ha aplicado el trabajo aumentara su valor, mientras que el trabajador se degradara en su humanidad.16 En su opinión, la aplicación de la compensación de los créditos es una consecuencia factible con la actual normativa jurídica. Existe un proyecto de reforma a la ley de concursos y quiebras presentado por el Defensor del Pueblo el cual, en lo que atañe a este punto propone: “Art. 203 bis.... 1 bis).... En el supuesto de que la cooperativa no adquiera la empresa..., de haber existido resultado positivo durante el lapso 12 Lorente, Javier Armando. “La continuación de la explotación de la empresa fallida por una cooperativa de trabajadores: las tres trampas ocultas para la operatividad del art. 190 LCQ”. Trabajo env iado por mail por el autor. 13 Tropeano, Darío. “Cooperativa de Trabajo y Quiebra: su harmonización legal en un fallo ejemplar”. LLCórdoba 2003, pág. 1191. 14 Dicha norma le otorga una preferencia especial a todo acreedor que recupera un bien mediante la acción revocatoria concursal u ordinaria. 15 Junyent Bas, Francisco y Flores, Fernando M. “Las relaciones laborales ante el concurso y la quiebra”. Ed. Abaco, 2004, pág. 457. 16 Junyent Bas, Francisco y Flores, Fernando M. “Las relaciones laborales ante el conc urso y la quiebra”. Ed. Abaco, 2004, pág. 457. 9 de continuación de la explotación, la agrupación de trabajadores adquiere el derecho a un porcentaje del resultado neto el que surgirá de la diferencia de las dos tasaciones previstas, a modo de retribución especial, que el juez deberá establecer entre un tercio y una décima parte de la base aludida, a ser redistribuido entre los trabajadores asociados como un retorno cooperativo, y que tendrá la categoría del art. 240.” Es decir, el proyecto contempla el caso de que existiera un mayor valor de la empresa logrado durante el período de continuación por parte de la cooperativa de trabajo, premio al cual le otorga la preferencia del art. 240 LCQ. Dicha norma refleja la propuesta efectuada por Junyent Bas y Flores en cuanto a reconocer entre un tercio y la décima parte del mayor valor obtenido gracias a la gestión de la empresa por la cooperativa de trabajo, con la siguiente diferencia: los autores consideran aplicable el art. 120 LCQ in fine, el cual otorga una preferencia especial, en cambio el proyecto de reforma sólo le otorga la preferencia del art. 240 LCQ (un escalón más abajo en el orden de los privilegios). En síntesis, si tenemos en cuenta el valor de los bienes al momento de la quiebra y luego lo comparamos con el mayor valor que pudiera haber adquirido la empresa por el restablecimiento –o continuación- de la explotación a cargo de la cooperativa de trabajo, no cabe duda que debe reconocérsele a los créditos de los acreedores integrantes de la cooperativa una preferencia sobre dicha diferencia, hasta la concurrencia de sus créditos, pero ello requiere una reforma legislativa. Toda propuesta que podamos hacer será de lege ferenda, debido a que los privilegios o preferencias sólo pueden ser creados por ley (art. 3876 Código Civil). Por ello, en nuestra opinión, no resulta aplicable por analogía el art. 120 LCQ in fine. En dicha reforma, resulta más aconsejable que les sea otorgado un privilegio especial ya que el acreedor laboral, ante la insuficiencia del asiento, deberá prorratear su acreencia sólo con otros créditos del mismo inciso (art. 243 in fine); en cambio, de otorgarle la preferencia del art. 240, de no alcanzar los fondos para satisfacer estos créditos, la distribución se hará a prorrata entre ellos (art. 240 in fine), debiendo compartir el rango con otros acreedores de distinto origen (vgr. seguro contratado respecto de los bienes desapoderados). V. El caso “SALVIA S.A.” y la compensación de los créditos que gozan de la preferencia del art. 240 LCQ. En los autos “SALVIA S.A. S/ QUIEBRA S/INC. DE REALIZACION DE BIENES” 17, el juez de la quiebra resolvió la enajenación de la empresa mediante licitación, consignando en la resolución que los oferentes debían depositar en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires el 15% del monto de la oferta en dinero efectivo, en concepto de garantía de mantenimiento de ésta, el cual podría ser imputado, en su caso, a cuenta del precio total, y el pago dentro del plazo de 20 días del saldo, también mediante depósito en efectivo en la misma entidad bancaria. Se presentó como oferente la COOPERATIVA DE TRABAJO NUEVA SALVIA LTDA., consignando parcialmente un importe dinerario, y propugnando que el saldo deudor adeudado fuera integrado mediante el importe de ciertos créditos con la graduación del art. 240 LCQ; temperamento con el cual concordara la sindicatura. 17 En trámite ante el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 8 – Secretaría N° 15. 10 Mediante resolución de fecha 5 de julio de 2000, el magistrado concursal aceptó el temperamento propugnado por la Cooperativa, teniendo en cuenta además la ausencia de otros oferentes, y el no cuestionamiento específico de tal pretensión. En ese orden de ideas, autorizó una suerte de "compensación" entre el saldo adeudado en concepto de anticipo de garantía, con las acreencias adeudadas en concepto de crédito con la preferencia señalada. En consecuencia, los acreedores laborales, integrantes de la cooperativa de trabajo, integraron la garantía de oferta parte en efectivo y el resto con sus acreencias comprendidas en el art. 240 LCQ. En la resolución mencionada supra, el juez se encargó de dejar en claro que la no integración del saldo de precio, implicaría la pérdida de la garantía en favor de la quiebra, no solo el importe depositado sino también los créditos de aquellos trabajadores que prestaron su conformidad para que sus emolumentos integraran la garantía ofrecida por la Cooperativa. Frente a dicha resolución, un acreedor laboral interpuso recurso de apelación. El apelante cuestionó el temperamento adoptado por el a quo argumentando que lo decidido violaría la igualdad de los acreedores en tanto él se vería obligado a cobrar a prorrata mientras que aquellos acreedores estarían percibiendo el 100% de su acreencia. Y que además el recurrente de haber sabido que se iba a adoptar tal temperamento también hubiese tenido el derecho de presentarse a efectuar una oferta concreta de compra. Tal como se desprende del Dictamen del Fiscal18, se consideró que en la especie, existe un interés concreto del recurrente ya que la decisión que se adopte puede repercutir en forma directa en su expectativa de cobro del crédito. Por otra parte, la Fiscalía resaltó que la garantía de mantenimiento de oferta fijada por el juez a quo lo fue de conformidad con lo dispuesto por el art. 205 – inc. 5° LCQ, que señala que la garantía debe realizarse en efectivo. Consideró que el temperamento seguido por el magistrado concursal importa volver sobre etapas precluidas, vulnera los efectos de la cosa juzgada y soslaya lo dispuesto por la citada norma para este tipo de procedimiento de enajenación. Por tales fundamentos, consideró favorable la pretensión recursiva. De su lado, la Sala A de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial19 confirmó la resolución recurrida con base en los siguientes argumentos: iResulta cuestionable la legitimación del recurrente: a tenor de la forma de enajenación de la empresa fallida, resulta improcedente que un acreedor efectúe planteos como el del sub lite. Ello por cuanto los acreedores cuyos intereses están representados por el síndico, carecen invididualmente de personería para discutir personalmente la forma de realización de los bienes.20 iiLos créditos de quienes fueron parte de la continuación de la explotación, gozan de la preferencia establecida por el art. 240 LCQ y por ende, además de tener que ser satisfechos inmediatamente, sin esperar la presentación del Informe Final y la aprobación del Proyecto de Distribución, no requieren tampoco verificación previa, mientras que el crédito del recurrente no reviste igual tratamiento. Por tal motivo, la Sala entendió que no aparece configurado el perjuicio que constituye basamento de la 18 Dictamen 86656. 23/08/2001. Resolución de fecha 05/09/2001. 20 Conf. CNCom, Sala C, “Hot Tur Cía. de Hotel es de Turismo s/quiebra”, 29/10/1976; Sala A, “Papel del Tucumán s/quiebra”, 06/12/1994, entre otros. 19 11 iiiiv- queja. Por lo antes dicho, tampoco aparece violado el principio de igualdad de los acreedores. La percepción a prorrata que resalta el recurrente, no resulta consecuencia de lo decidido, sino en todo caso, de la insuficiencia del producido como consecuencia de la realización del activo falencial. El temperamento adoptado por el a quo implica conjurar un dispendio procesal, en tanto de ingresarse los fondos en efectivo, los mismos deben ser utilizados para cancelar aquellos créditos que gozan del privilegio establecido por el art. 240 LCQ. Cabe mencionar que mediante resolución de fecha 11/08/2003 se tuvo por integrado el saldo de precio del llamado de mejora de oferta realizado en el proceso y, por ende, por comprador a la cooperativa. El citado precedente coincide con la postura sustentada en la causa “Comercio y Justicia” para admitir la compensación: se pretende conjurar un dispendio procesal, en tanto de ingresarse los fondos en efectivo, los mismos deben ser utilizados para cancelar los créditos que resultan compensados. Sin embargo hemos visto supra que los acreedores laborales no compensarán el 100% de sus acreencias privilegiadas, sino que la compensación tendrá como límite el dividendo concursal que percibirán en la quiebra una vez aprobado el proyecto de distribución de fondos presentado por el síndico. En cambio en el caso “Salvia” se han compensado los créditos alcanzados con la preferencia del art. 240 LCQ sin atender prima facie a limitación alguna. Si bien es cierto, como resalta la Sala A, que los acreedores titulares de créditos que gozan de la preferencia establecida por el art. 240 LCQ deben ser satisfechos inmediatamente, sin esperar la presentación del Informe Final y la aprobación del Proyecto de Distribución –debido a la prededucibilidad que los caracteriza-, y que se encuentran exentos de verificar sus créditos, los mismos no gozan de un asiento ilimitado que les permita consumir todos los fondos que ingresen al proceso falencial. No obstante la buena intención del legislador plasmada en el primer párrafo del art. 240 LCQ, la misma norma ha previsto que, en caso de insuficiencia de fondos, la distribución se hará a prorrata. En la práctica, ante la existencia de gran cantidad de acreedores de rango preferente, los magistrados suelen diferir el pago de los mismos hasta la presentación del informe final por el síndico, en cuyo caso la prededucibilidad que los caracteriza se tornará abstracta. La percepción a prorrata, consecuencia de la insuficiencia del producido de la realización del activo falencial, alcanza tanto a los créditos con privilegio especial (art. 243 in fine) como a los créditos causados en la conservación, administración y liquidación de los bienes del deudor (art. 240 in fine). Por ello, en nuestra opinión, no es válido el razonamiento utilizado por la Sala A para diferenciar a los acreedores laborales cuyos créditos resultaron compensados (art. 240) del acreedor laboral recurrente (art. 241 – inc. 2). En síntesis, los créditos que gozan de la preferencia contenida en el art. 240 LCQ pueden ser compensados por los titulares de los mismos sólo en la medida de su posibilidad de cobro, es decir, en la cuantía del dividendo concursal. Para ello también será necesario que el síndico elabore un proyecto de distribución de fondos previo a la presentación del informe final, a los fines de determinar el dividendo concursal que les corresponderá percibir a cada uno de los trabajadores de la fallida que hayan seguido prestando servicios durante la continuación de la explotación de la 12 quiebra (art. 198 – primer párrafo) y que luego resultaran integrantes de la cooperativa de trabajo adquirente de la empresa. Debemos poner de resalto que, en la mayoría de los procesos falenciales de empresas que tienen empleados al decretarse la quiebra –me arriesgaría a decir en la totalidad de los casos-, habrá pasivo concursal con privilegio especial, correspondiente a las obligaciones adeudadas por el empleador-deudor a dichos trabajadores. Por ello, en el orden de los privilegios encontraremos primero a las acreencias con privilegio especial antes que los eventuales créditos del art. 240. De ahí la necesidad e importancia del proyecto de distribución de fondos aludido. Asimismo, es probable que existan otros acreedores cuyos créditos revistan la preferencia del art. 240 y que, en caso de insuficiencia, concurran a prorrata con los créditos de los empleados de la fallida que continuaron trabajando durante la continuación de la explotación de la quiebra. Esto quiere decir que dichos acreedores sólo podrán compensar los importes prorrateados que percibirán en concepto de dividendo concursal. VI. Proyectos de reforma. El Diputado Iparraguirre propone la modificación tanto del art. 204, como la incorporación del art. 204 bis, estableciendo la prioridad que tienen, antes de ponerse en marcha los mecanismos previstos por el art. 205 para la venta, la cooperativa de trabajadores para solicitar la adquisición, en la medida que, tengan a su cargo la administración de la explotación y asuman la obligación de satisfacer los pasivos hasta el monto del valor estimado para los activos, con un plazo razonable judicialmente determinado para su cumplimiento, pero pudiendo compensar sus créditos laborales, sin que pueda serles de aplicación la prohibición del art. 211. Asimismo propone la modificación del art. 205, estableciendo la excepción para la exigencia de pago al contado, de los casos donde el adjudicatario fuera una cooperativa de trabajadores, con los mecanismos de compensación autorizados en relación a sus créditos laborales. Con relación a la compensación proyecta el siguiente artículo: “Artículo 15: Incorpórase al final del primer párrafo del inciso 3 del artículo 205 de la ley 24522 (Ley de Concursos y Quiebras) el siguiente texto: "Quedará exento de esta última condición de pago al contado el caso de la oferta formulada por la cooperativa de trabajadores de la propia empresa en los términos previstos por los artículos 190 y 191, quienes podrán formular su propuesta a plazo y compensando sus créditos de conformidad a los artículos 241 inc.2 y 246 inc. 1, sin que le sea aplicable en esos casos la prohibición del artículo 211" Asimismo existe un proyecto del Defensor del Pueblo que propone: “Artículo 8º: Incorpórase como art. 203 bis de la ley 24.522 de Concursos y Quiebras el siguiente: “Los trabajadores reunido s en cooperativa de trabajo o agrupación similar, están habilitados para solicitar la adquisición de conformidad con el artículo 205 inc. 1 bis, y podrán hacer valer en ese procedimiento la compensación con los créditos que le asisten a los trabajadores de la fallida, de conformidad a los arts. 241 inc. 2 y 246 inc. 1 de la ley concursal, no siendo aplicable en este caso la prohibición del art. 211. El monto de las indemnizaciones será calculado, a los fines de la compensación, de conformidad con el artículo 245 de la ley 20.744 o del Convenio Colectivo de Trabajo correspondiente según el que resultare más conveniente a los trabajadores. El plazo del pago del precio podrá estipularse al momento de efectuarse la venta”. 13 Los mencionados proyectos de reforma solucionan la tercer trampa a la que alude Lorente, ya que la posibilidad que se le otorga a la cooperativa de trabajo de solicitar la adquisición de la empresa mediante la compensación de los créditos privilegiados de sus integrantes, como así también estipular el plazo del pago del precio, subsana aquella exigencia de contar con dinero en efectivo para pagar el valor de la misma. Por otra parte, la doctrina21 considera que el art. 190 debe reformarse incorporando un párrafo que establezca que los trabajadores tienen primera opción para adquirir los activos e instalaciones de la empresa quebrada o en liquidación de manera que les permita continuar o sustituir su fuente de trabajo y que posibilite la aplicación de las remuneraciones y beneficios sociales insolutos a la compra de dichos activos e instalaciones hasta su límite, o a la respectiva compensación de deudas laborales. 21 Ruiz, Sergio G. “Compra directa de la empresa fallida por parte de la cooperativa de trabajo mediante compensación de créditos laborales”. Ponencia pre sentada al “V Congreso Argentino de Derecho Concursal y III Congreso Iberoamericano sobre la Insolvencia”. Mar del Plata, Noviembre de 2003.