La "entente,, cordial

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áSoLIVl-Mmero 22.805
MADHID--Miércoles 2 2 de Abril de :914
I^BH
FKECIOS J3iS SUSOMFaOS
PUNTOS DE SUSCRIPCiOM
ABimSTBAGIÓS: GALLE D£ LA UBERTAO. IS
MADFJB. — ü a isRiv Si ¡peseteiS BiaieBÍre, «; ie>
mestro, Vi; año, d¡4.
PROVINCIAS.-Tilmefttej % p««et*«5 »emeSiit6,12; año, *4.
Portugal, üibraltar j Max^Tisooi, sí mismo precifo.
EXTRANJERO.—Trime8tr«<5 IS íraaoo»; wm&mfere, 30; año, 00 franco*.
j Humero del diarioo6atiir.o#.—Áffl«stSo,5ñt
T a US PEiüciPiíES iisiERlis ñ u s i i s ! K m m
¡Partji.— Messieurs Boyyeau ©t Chavület, rae da U
Banque, 22.
\ AjatLQoloa eipafioleí, & 8ft céntlmcB do peeeia
línea en cuarta plana,
i
I tdam extranjero! y reolamoi, i precioc ooa'
Tencionaloa.
1
' Cada anuncio satísíará 1© ofetímai de impuetto.—
(I^ I' Enero 1906.)
> lA oonrespondeacla ds ¿.¡lnüjdsÍ9ffi«Alüi Ú I J ^ C ^ Si
DIRECCIÓN TELBOBIVICAÍ &P60A.—KADSZS.
^aLÉFOBO lÚlL 3t
no et DXTDKLTxn UM
iPiKTlBO 1 ^ M
omavtÁim
FKANGIA É INGLATERRA
La "entente,, cordial
No debe sernos indiferente la visita que en
estos momentos hacen los Soberanos ingleses
^ l'arís. Se t r a t a de dos países íinaigos nuestros—precisamente los dos por quienes se lia
inclinado nuestra política exterior, en pactos
sobre ei Mediterráneo y Ttlarruecoa—, y todo
lo que signifique unión más íntima entre ellos,
nos toca m u y de cerca.
La Prensa francesa se ha cuidado mucho de
uar á la visita de .Jorge V y su augusta esposa un alcance diplomático. La Prensa inglesa, con menor entueiasmo, no h a dejado de
asociarse á tal hipóteaia Y es lo cierto que la
presencia del ministro inglés de Negocios Extranjeros, air Edward Grey, al lado de sus Soberanos, autoriza á sospechar que h a y algo
más que mera cortesía en el viaje á París de
los Monarcas británicos.
Se h a cumplido ahora precisamente el décimo aniversario de la entente cordial, que se
debe—justo es rendir ese homenaje á eu me'"noria —á los personalísimos esfuerzos de
Hduardo VIL Este Rey ilustre, mundano,
para quien el París galante no encerraba secretos, fué después el artífice de una unión
que parecía imposible, contra la cual se levantaban autorizadas voces en su mismo país,
pero la cual ha sido factor decisivo en el mantenimiento de la paz universal y del equilibrio europeo.
En 1901 se pactó la enfenfe franco inglesa,
dejando la Gran Bretaña á F r a n c i a libertad
de acción en j\larruecos, y recabando, en
cambio, preponderancias en Egipto. La intelífAoncia sorprendió á muchos franceses que recordaban loa días de Fashoda; pero veían aún
realidades en Egipto, y sólo sombras en Marruecos; sorprendió á muchos ingleses que
Veían u n peligro en abandonar preponderancias comerciales y económicas en el Moghreb;
y sorprendió á los países neutrales, que no
concebían cómo los rivales de la g u e r r a de
cien años podían ser amigos.
A todo se sobrepuso la clarividencia diplornática de Eduardo VIL Hoy, al cabo de los
diez años, no h a y m á s remedio que convenir,
visto el resultado de la a v e n t u r a , que la dirección de los rumbos de un país suele conducirse mejor por una voluntad patriótica, que
siente sus responsabilidades ante la Historia,
que no por masas m a s ó menos amorfas, que
claman y gritan en nombre de intereses d e l '
momento, quizás de supervivencias de tradiciones rotas.
El balance que ofrece la entente franco inKlesa en estos diez anos es v e r d a d e r a m e n t e
lisonjero. Si loa problemas de Marruecos han
podido subátanciarse en paz, desde que en íd(i:>
desembarcó Guillermo I I en Tánger, se debe
ti la asistencia p r e s t a d a por I n g l a t e r r a á F r a n cia ea Algeciraa, primero; después en los incidentes de Casablunca, de 1908, y últimamente en 1911, cuando el famoso golpe de Agadir.
A esto debe agregarse la conclusión de la
cnfente anglo rusa sobre Persia; la solución de
problemas pequeños, pero enojosos, como el
de Nuevas Hébridas; el equilibrio n a v a l logrado con e l refuerzo de la flota inglesa del Norte, á expensas de las unidades del Mediterráneo, y ello prueba loa beneficios positivos
alcanzados por l a causa de la paz, de l a inteligencia franco británica.
Ahora, al cabo de loa diez años, ¿?e concret a r á n y fortificarán los acuerdos entre amboa
países? ¿Se p a s a r á de los auxilios diplomáticos
á los apoyos militares? Estas son las cuestiones que pone al orden del día l a visita de
•lorge V á París.
No es de creer que ae llegue á la alianza,
como algunos diarios Ifranceaes h a n iniciado.
J^Hentraa Inglaterra sostenga la actual organización militar, no sería conveniente, ni p a r a
ella ni p a r a F r a n c i a , concluir u n a alianza, que
envolvería u n a provocación á Alemania, sin
aumentar la fuerza de ambos aliados.
. Pero, ain llegar á la alianza, existe u n a intinidad de problemas que pueden substanciarse con beneficio p a r a ambas Naciones. Un
l^'Jl>licÍBta, m u y a l corriente de asuntos exteI iores, h a indicado la posibilidad de un cambio entre algunos estableeimientoa franceses
de la India y el territorio del Alto Ubanghi, de
nna p a r t e , y de otra, la Gambia ingleaa, enc l a v a d a en posesiones franceaaa del África.
Aun sin llegar á esto, quedan problemas
económicos, relaciones comerciales, rebaja
del timbre postal, regulación del condominio
en Nuovaa Hébridas, distribución de l a s fuerzas navalea en el Mediterráneo, construcción
del túnel de la Mancha, y otras mil cuestionea
queípueden y deben solicitar la atención de
.lorge V y M. Poincaré.
No puede dudarae nunca de que el trato frecuente, cortés y amable, sirve mucho, tanto
eu la vida social como individual, p a r a aproximar las gentes, y valen máa las alianzaa
que se l a b r a n paao á paso, que l a s que sólo
tienen virtualidad en las cancillerías. Monsieur Poincaré, g r a n estadista, y Jorge V, fiel
á la política de su g r a n p a d r e , unen máa á sus
dos países, y de ello es España, amiga sincera
de amboa, la primera que debe felicitarse.
de la Orden de Carlos 1; al general Llover, la Gran
Corona Rumana; & los comanciantts Lomí4 y Sola,
comendadores de la Corona; al caoitán Llave,
oficial de la Kstrella, v á los tenientes Muñoz y
Abella, oficiales de la Corona.
La salud del E m p e r a d o r de A u s t r i a .
ViKNA SI.—Las últimas noticias de la enferme
dad del Emperador Francisco José dicen que la
temperatura del enfermo es de 36".
El Soberano descansa en una butaca.
Anoche recibió algunos momentos al ministro de
Negocios Extranjeros.
lüi enfermo tiene algo de apetito, y su estado general es algo mejor. Sin embargo, persisten ios
accesos de tos.
V a r i a s notio)as>
Dicen ds Teherán que el cfioiíl sueco Sr. Lizonhaupf, qae desempeñaba el cargo de icttructor en
el Ejercito persa, ha sido muerco en un tncueutro,
cerca de Aumsdan, con un importante grupo de
rebeldes merodeadores.
—Ha f 4lJecido el obispo de S lita, monseñor Linares.
VELADAS TEATRALES
EN LA PBINCKSA.—8eíi«ido de Maríi Gueirci-o.—
Alcestat; tragicomedia, de D. Benito Péif: Oal ios.
Celebrando anoche su beneficio Varía Guerr TO,
huelga decir que el teatro de la Princesa ofra^-.í t
brillantísimo aspecto, y que ¡a beneficiada recibí í
machos obsequios de sus numerosos adoiiratíores.
Todo lo merece la primera de nuestrai^ actrices
La obra elegida por la insigne artista ha sido escrita por D. Bsnlto Pérez Galdós; so titula Alceste,
y esta basada en la tragedia del mismo título, compuesta por Eurípides (refandioión, quizás, de otra
de Sófocles, de la cual se conservan sólo algunos
fragmentos) hace la friolera de veinticuatro siglos.
De los trágicos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides, este último es el máa humano, y sus obras
Alceste, Meden, Ximba, Ingenia... hasta 19, subsistentes, de las íto que escrib ó, las que mayor analogía tienen con el drama moderno. Esquilo le aventaja en religiosa sublimidad; Sófocles, en grandeza
trágica; pero ninguno de los dos se le iguala en
verosimilitud, en inventiva ni en penetración psicológica. Las tragedias de sus antecesores tienen
la serenidad de la estatuaria helénica; en las de
Eurípides se echa de ver algo, como la viveza y la
animación de la pinttira.
***
El argumento de la tragedia griega es el siguiente: Apolo llega al palacio de Admeto, Rey de
Tesalia, y cuenta que las Parcas desisten de dar
muerte á Admeto, si en su lugar so ofrece otro
mortal á perder por él la vida. «He explorado la
voluntad de todos—dice Apolo - , he importunado á
sus amigos, á su padre, á su madre, y nadie quiere
morir por él. Solamente su esposa, Alceate, se ha
ofrecido á sacrificarse por su esposo, y hoy debe
morir».
PreEéntaso la Muerte, vestida de negro y arma
da de au guadaña implacable: viene á descargar
su golpe texTibie sobre la cabeza do Alceste. Trata
en vano Apolo de iierisnadirla á que respeté la vida
de la mujer de Aameto. «Eosáñate-dice Apolo á
la Maerttí- en los trémulos ancianos». EUa )e repli
ca: «Cuando mueren ¡os jóvenes es mayor mi contento».
En tanto que la Muarte penetra en el palacio
para ejecutar la fatal sentencia, el coro, que en el
pórtico espera la triste noticia, comenta ei infortu
nio de Alceste. Sobreviene una esclava; el coro la
interroga, y la esclava refiere loa actos con que la
infeliz esposa se desprende de la vida. Ea aquel
momento, Alceste, sostenida por Admeto y sus esclavas, y rodeada de sus hijos, sale de palacio. La
moribunda, casi en delirio, recuerda ios días de su
infancia y de su adolescencia; despídese con tier
ñas palabras de Admeto, que llora acongojado á
sus pies, y le pide que no dé madrastra á sus hijos.
Así se lo promete el esposo. «Un mismo féretrodice—encerrará nuestros cuerpos: ni muerto he de
separarme de ti». Ella le confia sus hijos, y expira.
El cero trata de consolar á Admeto, quien se retira, acompañando el cadáver de su esposa.
Llega HércuJes, preguntando por el hijo de Feres; viene ¿realizar uno de sus trabajos: el robo
de ios caballos de Diomedes. Al encontrará Admeto, le pregunta: «¿Por qué osos lúgubres vestidoE';;'»
«Acaba dé morir aquí uua mujer». Hércules se resiste á recibir hospitalidad en tal momento; pero
el hijo de Fei;«s le obl'ga á albergarse en su palacio.
Feres y Admeto se encuentran ante el cadáver
de Alceste. Admeto echa en cara á su padre que,
siendo ya viejo, no haya querido morir. Feres le
replica: «Si yo amóla vida, también tú la amas,
puesto que has dejado morir á tu esposa por salvarte tú*. Siguen denostándose, hasta que Admeto
despide á su padre, diciéndole:
«Sobrevivid tú y mi madre á vuestro hijo; vegetad como merecéis, que nunca habitaréis conmigo bajo el mismo techo. Si pudiera, renegaría de
tu paternidad».
Aparece Hércules coronado de mirto, y sabe do
labios de un esclavo q u i la muerta es Alceste.
Agradecido el héroe á la uospitalidad de Admeto,
decide devolverle viva á su esposa. Con tal propósito Hércules se aleja, y Admeto, ante el coro,
lamenta la muerto de Alceste. Vuelve Hércules,
acompañado de una mujer cubierta con un velo.
«Acoge á esta mujer en tu palacio—dice el semidiós». «Antes moriré que admitir otra esposa». Al
quitar el velo á la mujer, Admeto reconoce á Alceste. «¡Oh, amada mía!—exclama—. Vuelvo á poseerte cuando te juzgué perdida nara siempre*.
El coro pone fin á la tragedia, Celicitándose de la
ventura de Admeto.
**
Galdós, al modernizar la tragedia de Eurípides,
ha introducido en ella varias e Importantes modi
ficaciones: de Feres, egoísta, brutal, ha hecho un
vejete ridículo, y ha sacado á escena á la madre
de Admeto, á quien el poeta griego tuvo buen cuidado de dejarla, como ahora decimos, entre bastidores. Los dos personajes galdosianoa no sólo se
niegan á dar BU vida por la de su h<jo, sino que,
en espera de la muerte do Admeto, se ocupan con
la mayor tranquilidad de asuntos diversos, y Feres, para consolarse, se da el gustazo de un opípa(DI iBiitrt iirviiio pirtiealir | di U Igniii Fün.)
ro banquete.
Cierto que el amor á la vida es mucho más fuerR e c e p c i i n e n l e embajada • «pañol* d e l
te en los viejos que en los jóvenes; cierto también
Vatioano.
KoMA. 21 —Esta noche se ba verificado en Ja em- que el frío de los años hiela en el corazón humano
bajada de Bspafia cerca del Vaticano la recepción los más arraigados sentimientos; mas, á pesir de
esto, la egoísta indiferencia de la madre ae Admeoíl ial, dada por los condes de la Viflaza.
tan recalcada en la trag:icomedia de Galdón,
Entre Jos invitados figuraban los cardenales Me- to,
nos produce, en verdad, cierta repugnancia. Y,
rry del Val, Vannutelli, Rinaldlni, ven Rosttn
mirado, yo no sé si el caso de la Reina de
y'BIbleti; el embajador de Austria Hungría, el bien
sería verosímil en Atenas, hace dos mil tresOacrpo diplomático y coLsular acreditado en el Feres
cientos años; pero lo que sí afirmo es c(ne, por forVaticano, lo más selecto de las aristocracias roma- tuna,
hoy, y en honor sea dicho de la naturaleza
na, extranjera y colonia española, y numerrsos
pocas, muy pocas mujeres, jóvettes ó vieIpralados; la conaesi do B^nomar, los condes de Ve- humana,
vacilarían en dar la vida por sus hijos ¿K¿x&
Jiiyos, hijos del conde de Romanones, y los seflores jas,
mujer no prefiriría morir, al dolor de perder al
Ohicharro y Serra.
fruto de sus entrañas? Ap»»lo, como María Antonieta, á todas las madres de familia.
La ml«lón e s p a ñ o l a e n B u o a r e a t .
En la tragedia griega, Alceste se sacrifica voHiioARKST 21 .--Hoy estuvo en el Palacio Real la
misión espafiola, qne entregó al Rey Carlos, en luntariamente por su amor; no quiere vivir sin el
audiencia solemne, el uniforme de coronel honora- esposo amado, no quiere que sus ojos disfruten da
la luz que no pueden gozar los ojos de Admeto, El
rio de logeuieíos, asistiendo después á una comida
trágico ateniense solamente se propuso ensalzar la
intima.
fuerza del amor, más poderoso que la muerte. De
Esta noche so celebrará un banquete de gala en
íu amor solamente habla Alceste en el momento
feí Palacio Real.
de morir. Y con ansia infinita—que revela el conoEl Rey Carlos ha concodido las condecoraciones cimiento que Eurípides tenía dei alma femenina—,
Bi{rnipntes:
BUS últimas palabras son: «Raégote, esposo uaío,
Al infante I). Alfonso de Orleans, la gran cruz
DESPACHOS TELEGRÁFICOS
Cl«¿>r*ÍICAS
iVXAX>I«irvI3ííVAS*
que no te cases segunda vez; no des madrastra á
tus hijos, que son también míos».
La Alceste do Galdós es más política: al mcrir,
piensa, sí, en su amcr; pero no olvida los negocios
relativos al G"bierno, ni al Anñctionado de Tesalia; como 8i d juramos: de la Administración local
d« aquella región.
El insigne escritor español ha sustituido á Apolo
por Mercurio. Eurípides introdujo en su tragedia
U primera de las uos deidades, porque, según la
fÁbula, Apolo estaba agradecido á Admeto, de cuyes rebaños había sido pastor, cuando Júpiter
hnhD de castigarle .i vivir entre los mortales Galdós lo ha cambiado por Mercurio, sin duda porque
este c.oireveidile de h>s dioses era más entrometido
y socarrón que el hijo de Laten a.
En la tragedia griega, Hércules saca á Alceste
de loi Itti«rno8, peleando coa ei dios de las litiiebljip; hazaña propia de aquel tremendo samídíó.s,
que 10 mismo desquijaraba leorss, que hendía las
moDtafias. Al Hírcules de la tragicomedia enuflo
la le hen dado los dioses poder para rosncitar á los
muertos, mediante la aplicación do !a Üorecilla do
la vida. ¡Cmlnto ha cambiado, de oiitoiices acá, el
hijo da Júpiter y Alcmena!
Sara sscr^tario i'e esta Inrt», COTÍ VOZ y voto, el
subsecretario do Instrucbión p&b ica.
Se nombra además un Comité ejecutivo, encargado de llevar & la práctica los airueidos de la
Junta.
Componen éito el Sr Rodríguez Mar'n presidente, y como vo'"<'e!', ü * tílan^a (ii Ine Ríos de Lamperez, Cá^ia Gómez Ocaña (D. J<>só), Ortega Morejón(D. José María) y González Aurioles, y como
secretario, D. Fidel Pt'rez Mínguez.
l'araios prim»}roH giístos bC peairá á las 'iartes
un crédito de .Vj 000 pftsetas.
Se erigirá un raoaument) ^,a Madrid á ( « r v a n tes, por suscripción voluntan 1, que soa di,',;no de
la glocia de! insigne escritor.
ho harán do3 copiosas edií-ionos del (¿n'j te: una,
crítica y con comento, y otra, de cirAcc^r popular
y escolar, con ilustraciones y notas hisioricas y
«Je interprÉt-'.,. i6n ce vocabn';i."io.
He c.jlphrará tara;rén en el Pj'a-io de B.bliotícas una Exposición n-.tcioiiaS bibücgrático cei van-
Como ya lo indica el nombre de tragicomedia
<)Uñ G.ildós ha dado á su obra, en ella se mez-Ja lo
patécico con lo cómico. Mercurio, por ejemplo, tie
ne moaiontos en qu'^ noa recuerda vagamente á los
dioses del O impo. Oirás vt-ces el elemento sentimarital se i-(.il)'<'poneal c5mico, y out '.ncasea cuan
d.> el nivel aní^cico del drama de Galdón ah-nriza
mayor elevación, como en el final del tegun-lo
acto, cuaudo AU"»8te expira entre los brazoa a i au
espjso y da siis hij>8,ócuaul', al finalizar ¡a obra,
la amante esposa recobra la vida, gracias al oonju
ro de Hércuits
Los personajes, salvo alguno que otro rasgo iió
nico, se expresan con decorosa elocuencia, y en
ocasiones con prandioEO énfasis, como Hércules al
enumerar sus famosos trabajos. Ciertos cuadros,
de gran bePeza plástica, recobri^Vn la sencilla acción
de la tragicomedia.
En resumen: Alce.ste entretuve !a curiosidad del
público, sin despenar eu 61 grcn entusiasmo. El
autor fué llamado varias veces á escena, recibien
do da este modo justo homenaje da admirar ióo, no
tanto por su última obra como por el recuerdo de
su fecunda y valiosa producción literaria. Nadie
que ame las glorias españolas puede olvidar la al
canzada por Galdós en lus cumbres de la Literatu
ra contemporánea.
* *
Como de costumbre en la Princesa, la tragicomedia galdosiana fué presentada con primoroso
esmero. La agrupación de las figuras, la entonación de los colores en los trajfis, lo bien graduado
de la luz, nos ctrecieron excelentes cuaatos artísticos: el de la muerte de Alcpsce en el segundo
acto, y ol de su resurrección en el tercero, podrían
servir de asunto para sendas pinturas.
María Guerrero dio á ios afectos que su papel le
atribuye la expresión adecuada, y a sus actitudes
cierto carácter estatuario muy indicado para evocar en el espectador la severa plasticidad del arte
helénico. María Canelo, como siempre, merecedora da elogiosa mención, y EU'RU Salvador hscicn
do poaaar en las perfeceiocas d<, 1» 12!ena clásica,
T Just'flcandc, aunque vestida, la absjlucióa de
Friné. Muy discreta, la señora Torres.
Entre 1'->H hombres se distinguió Tnuillier, en su
papel deHárcalef: se le aplaudió su parlamento
délos J'i trabsj.is; Dí»z de Mendoza dio reiieve
cómico á la figura de .Mircurio; fué demasiado
buf.i Messji; estuvo muy desolado Codina, y Ciro
ra, Caí s!, Juste, Medrano y Guerrero, acertados
en sus insignificantes pai>eíes.
ZEDA.
Se hará también la edificíición y dotación da una
CnKn, jetugio, quese donom!na''íX Casa de Miguel
C.-rvautcs, para escritores pobres y desvalidos.
Híí » -pñirl la niolalla ric Cervantes, y durante
bellrz i y át^l tiU.
1 >s años 1'J15 y i91ü circularán, con lo.i sellos do
No i-f,ta muy f'ipvtc ':l publit^-, sin duda, en maCo'Te >s, otr"H forx el retrato do Cervantes v con
teria arquÉoiogiiíi, <om'» ÜO lo estamos nosotros.
ft!>('AíiHg del (.¿'Hiote E! producto de estos sellos se Pero í'i. efecto (juo á tottüs produjeron ios hermosos
destinará á los fondos del centenaric.
cuadros compuestos por la dirección do escena, fué
U'ahioueQte 80 cai6br«ráa dos solemnes fmcio
prodigioso.
ncs religiosas: una en San Fi*atccisco o! Grande, y
Las trea decoraciones de la obra ron notables y
otra en la iglesia do las Trinitarias, donde reposan
primorosas, i^a del írriiiior acto repioluco el perislas cenizas de C^irvantes.
illo do un palacio. La del segundo es la estancia
Habrá también varias fiestas populares y reprede Alceste, en o! p.<ilacio de Tesalia; en Ja decoraseiitacíonea públicas de obras do Cervantes y del
ción dominan l^s moiivos de cabauos y domadoinsigne dramaturgo inglés ShakesTioaro, cuya
res, tan del guisto d^ los griegos, como muestran
muerto ocurrió ol mismo día que la de Cervantes.
los vasos do í» época, E! tercer acto so doiarrolla
Además se celebrará una gran caba'gata históen e! jardia, que es también de precióte efecto; á
rica, á la qua contribuirán la aristoeracia, el Ejftr
lo iejo!) es divma un artístico teaiplo griiigo, que
cito y los escritores y artistas.
evoca el Partenon.
A ejtos festejos faltan algunos <iuo, particularI..CB elementos complementarios de la decoración
mente, organicen en sns respectivas pob'aciones
ertm también muy apropiados. íjas mesas, las si1 s Ayuntamientos de Alcalá, VaUadolid y Savi- llas y otros artefactos y objetos, estaban eopiadoB
i!a, á los que asistirán representaciones del Go- de antiguos dibujos, ó inspirados por autorizadas
bierno.
descripciones arqueológicas.
De M é j i o o .
En lo quo respecta á la indumentaria, la labor
de Mendoza y María Guerrero ha sido admirable.
El Gobleroo no ha recibido todavía noticia algu
Puesta la acción de ia obra en los tiompoai de Perina cücial que confirme el desembarco de los norcles, época del esplendor y del lujo en Grecia, los
teamericanos en Veracruz.
ilustres actores han podido hacer un verdadero
Las únicas que sobre el particular conocía el se
alarde de riqueza y da arte. Parecía que en esta
flor Dato son las publicadas por la Prensa.
materia, por haber sido evocada tantas veces en
Hotioias d e G o b e r n a o i é n .
obras teatrales la Grecia antigua, no cabla hacer
El ministro de la Gobernación manifestó esta
nada que llamase ia atención. Losiluítres actores,
mttú>*na quo el Gobieruo sigue recibioado peticiotan tUvctos de ia propiedad, han decno.strado ¡o
nes da inialto ea favor do los reos conlenadosá
contri!rio. La riqueza de las talas, la arnonía do
muurtfl, y cuya ejacueión eít'i próxima.
las tintas y matice.5, la delicadeza de \ÚS rtmbri**
Pac litó después un telet^rama dol gobernador
de artísticas grecas, y otros prolijos detalles, vedo Albacete, dando cueata'd-5 que en el paablo do
nían á demostrar ol arto y ol buau gusto do los
ViUaveric, de aquella provincia, sp amptinaron
tamo»05 artistas. Afí los pisrsonajes üe la obra,
ayer las mujeres contra el agenta ejecutivo del
admitablemente ainviadcs y agrn;)ado8 con gran
Ayuntamiento.
acierto, formaban verdaderos cuadros, dignos do
ser copiados por los pintores, ó par lo me-.ios de ser
reproí'uciilos en acaarelas, para que, si vieran, dt»
modelos en nuevas ocas¡on«s.
La fignrA do María Guerrero llamaba la atención
en primer térmiro. Llevaba un elegante/'¡.twiüíííím.
Bi dictamen del Tribunal Supremo acerca del
do Üaa tela do color de azafrán, que recuerda las
acta da Alcázar do Sau Juan hi. molestado de tal
crootíts ó tú.ni?aa azaírans'dis, de quo hablaba
suerte á E'. lÁlieral, que no vacila, aun contrarian
Aristófanes, sujeta por msgíiiücos camafeos. Cal
do en gran parte su anterior campaña, en afirmar
zaba acaso el cvt'tmo, á la moda tlrrena, que puso
que contra tales cosas habrá que ir, para acabar
ea, boga Fídias, poniéndoselo á su Minerva del Parc yn ellas.
llevabí. loa pies desntsdos, luciendo sortijas
Va tupoiiíaíQos qwQ ciertos periódicos acabarían tenon;
do oro y turquesas en loa dedoe, según gustaban
por eso.
da hacer las damas ricas de Tesalia.
fjlevados de un irriñcxivo espíritu de oposición,
El peinado, á la griega, verdaderamente clásicc,
no vatil.iron en sostener, contr.i el texto expreso
con 8t!s trenzados icbre ias orejas, estaba, sin
y it.üiinante do ia k y , quo había quo estimar los
duda, copiado de alguna estatua cissica. Se adorinformes del Supremo comorerdaderas sentencias;
oaba icn diadema de oro y pedreiía, pendientes
y ahora, cuando tocan las consecuencias, se re- ca'aara ó drgopes, y collar de pedrería, ó tautearitvnflvun contra sn nropia obra.
tas, y cou-'p'Otaba: t»u atavío con túnica sznl.
Ea demasiado tarde, y puesto que los demás noa
La vieja Eryctrea, representada por la señora
hemos impuesto sacrificios dolorosos, por ellos haTorres, tbiaba también admirable. Bu indumento,
brán de pasar también esos colegas.
copiado de aigün vaso griego, reproducía períectamen e el traje propio úd las accianaE: un zomon,
Bion habría querido el Gobierno aconsejar á ó traja franjeado de colores, de gran luj J.
8. M. ol ejercicio de la grscia de Indulto para toLas demás actrices estaban muy biiin vestidas
dos los raes condenados á la última peni»; pero,
asimismo, coa BUS lúaicaa, su» ceñidores, sandadesgraciadamente, no ha podido proporcionarse
lias, peinados y joyas. Las damas fio Tesalia era»
esa satisfacción.
muy aüciocaias a la pedrería. ¡Lástima que nuesEstudiados los expedientes en Consejo, so vio
tra» modernas actrices lleven el corso, que quita
que era imposible acceder á la conmutación de la á ¡a iudumeutaria griega su verdadera gracia: la
pena en a'gunos do los ciscs pendientes, y con
que adquiría al plegarse sobre las bellas formas
gran sentimiento, hubieron los ministros delimihumanas.
tarse á acordar el indulto do dos de les reos.
Admirablemente caracterizado Díaz de MendoHay deberes que, por doloroso que saa, no hay
za en HU papel de Mercurio. Su traje debió ser comás remedio que cumplirlos, y en esta caso se ha piado de algún antiguo vaso. Ijlevaba clámide, su
encontrado el Gobierno,
jeta ppr característica fíbula, y en la mano el clásico caduceo.
Se puede defender la abolición de la pena de
Mu.¥ bien Hércules, representado por Tlmillier,
mut'rte; hay muchas consideraciones favorables á
con eiegacte clámiae, asi como Mesejo, que era un
éía tesis, como hay otras muchas que imponen el perfecto Baco.
(lue aún se mantenga en los Códigos ose lerrib'e
castigo; pei-o hacerlo como lo haiza El SociaUsta,
La sala de 3a Princesa ofrecía brillante aspecto;
sobre carecer de toda lógica, no tiende más que &
pues ta bien sabido que las noches de estreno
envenenar el alma del pueblo.
soa como Bolemnidai'es de aquel elegante colieto,
¡Cualquiera diría que los condenados á la pena
y más aún anoche, por cel'-brar su benotteío la
de muerte lo han sido por reivindicar sus más 6
María Guer ero.
menos legítimos derechos, y no por crímenes que ilustro
Los Reyes D.. A' I mso y D." Victoria, que gustan
ni ramotamente tienen nada que ver con las caes
siempio de asQc¡a*'so á p.-.tas manifestaciones da
tienes socialet!
cultura, ocuparos su pai «>. i l aparecer en el teaY sobre todo: ¿con qué autoridad combaten la
tro, el público, piKjit» en pie, les saludó con on
pena de muerto loa que á diario predican ol empleo aplauso cerrado y üctiisiastas vítores.
déla violenciíV
También asistieron las lafAntas D.* Uabel y
D." Paz, y la Princesa Pilar.
Acompañaban á las augustas personas la dama
y el Grande de España ue guardia, condesa de
Casa Valencia y marqués do Velada; ¡a señorita
Cn M u r ó l a .
de Bertrán de Lis y la dama de D." Paz.
MURCIA21.—El temporal reinante ha amainado
Entro las damaa que ocupaban los palcos, recordamos: duqu ;,-!i viuda de Sotomayor, condesa de
hov algo.
Maceda y marquesa de Casa Torros; Princesa Pío
El Segura, sin embargo, lleva dos metros y mede Sabe y a y marquesa viuda de Hoyos; marquesa
dio sobra su nivel ordinario.
de la Scala y señoras de Chávarri y Lataillade;
En las acequias mayores ha habido quo abrir las
condesa de Roicanmes y señora de Pérez Cabalíecompuertas para que no sa Inunde la Huerta.
rc; marquesas de Santa María de Silvela y Viese*
En Jumilla sufrieron gra^ides destrozos los ca
y señcrita de Vadillo; duquesa de Dárcaí y señominos, los puentes y las líneas tetegrSflcas, y en
ra de tíosoh, y condesa de Moatarco y señora do
Molina las aguas arrastraron los abonos v destro- Or'ófifz.
zaron el arbolado, los trigos y las hortalizas.
También asistían algunas damas argeatinas, con
En JUmeria.
la
señora y señorita do Zaploia. aeftoi i^a de Lagos,
ALMKEÍA 21.-Las Bguas del río Andar» x. que señoras de Acevedo y Martínez de Hoz; condesa
habían crecido ayer considerablemente, volvieron
de Pardo Bazán, señora de Cavrtlcartí y señorita
hoy á su nivel.
deQiiroga; marquesado ia lAguna, señorüs do
En la orilla han aparecido los cadáveres de üo9 Toiosa Litour, Oihoa, Poggio, viuda da Diez M&r«
t«i" V muí^bas m<Si8, y gráu númoro dd polítlcoi,
{I araonas.
y literatos.
El tren minoro de Sierra Alhamllla Buspfndió artistas
L& gran artista María Guerrero rofogió el miro
el triStico, por haber destruido ol río algunos me- cido
homenaje do los aplausos dol público, en rt pe
tro» do ví4, y el correo de Madrid hace trausboido,
tidas
ovaciones.
por haberse "hundido una trinchera.
Además
recibió enorme r úmero de re<.ialos,
En C a s t e l l ó n .
Su cuarto se convirtió eu un verdadero jardín;
CASTELLÓN DF. LA PLANA 21.—Desde anoche llue- \ tal ora ia profusión da hermosas cestas de ttores,
ve en abundancia, con gran alegría de los labrauna de las cuales llevaba una original dedicatoria,
drres
firmada per «Los cuatro frescos da Salamanca».
La temperatura ha descendido, dejándose sentir
Eutre los regalos de amigos y admiradores, y
frío.
de Sociedades á lan cuales dedicó María Guerrero,
En el mar ^ o t a el temporal de Ii<ivante, oblifunciones de baueflcio, llamaban la atención do»,
gando á las embarcaciones pesqueras a refugiarse
en interesante contraste. Uno da ellos era una esen el puerto.
pléndida costa da Uoros, acciupaflada per una tarEn H u e s e a .
jeta, en la que bajo la venera de las cuatro Ordeuos militares se luía: «El Rey dw Espaüa». El otro
HiiEBOA iJl.--Keina sobre esta región fuerte tem
Tf íí ilo eni un bronce artístico, de la Casa del Pueporal.
bla. Ambos regalos constituían un símbolo, demosCon él han vuelto á renacer las esperanzas de
trando ct'mo «n la admiración (^ la gran actriz ge
los agricultores, que daban y a par perdidas las uneü é ideaiífi:;an el Monarca y el pueblo.
cosech»B.
M.
En algunos pueblos, sin embargo, la b<»oáUca
lluvia ha llegado tarde, habiendo »ralgr»db muchos de BUS habitantes á Lérida y & Francia.
EL DÍA POLÍTICO
M u e r t e d e D< I s i d o r o BuQallal.
Al recibir hoy á loa ptriodistas el Sr. Dato, comeoaó dando una triste noticia:
«Acabo de tener conocimiento—dijo —de una
triste nueva. El diputado electo D. Isidoro Bugallal, hermano del ministro de Hacieuda, ha falle
cido hoy, repentinamente. Da la triste coincidencia de que esta misma tarde iba á disentirse su
acta.»
Añadió que había despachado con S. M., como
de costumbre, y que lo propio hablan hecho los
ministros de la Guerra y ae Marina.
Una r e c t i f i o s o l ó n .
El jt fe del Gobierno dijo después que lo importaba roctiflcar alguna sfirmacióu nuestra, sobre
cuál eca el criterio del Gobierno en la cuesttón de
la senaduría vitalicia, que se atribuía al señor marqués de Alhucemas.
Según el Sr. Dato, el criterio del Gobierno en
esta cuestión era bien claro y dicidido, y así lo había expuesto á varios amigos del Sr. García Prieto
en una y otra Cámara.
El Gobierno era contrario á la renuncia de la senaduría vitalicia. Por lo tanto, si en ellos© hubiese
persistido, el Gobierno lo hubiese expuesto así
francamente en el Parlamento,
En vista de esta actitud decidida del Gobierno,
es por lo que el señor marqués de Alhucemas ha
resuelto optar por la senaduría vitalicia.
Gestiones da r e s c a t e .
Kl Gobierno ha recibido hoy un telegrama del
general Marina, en el cual se rectifican do una
muñera absoluia las noticias, publícsdas por ABC
y el IhrnJdo, suponiendo que los moros del Biut
habían ofrecido á las autoridades españolas la en
trega del comandante Sr. García dei Vallo y demas prisioneros, á cambio de armas y municiones.
Esto es totalmente inexacto. Las negociaciones
para el rescate de los eitidos siguen muy activas,
y reservadas, naturalmente.
También es completamente falso quo se encuentren prisionercs, como se ha dicho, el sargento
Carmona, ni el soldado Ramírez, ni la familia del
Tarajal, ni el venledor do dulces, ni el otro soldaflo de quo hablan los telegramas.
El Sr. Dato quiere que se hagan públicas estas
rectificaciones, para la tranquiiidaa de las familias interesadas.
T e m p o r a l s n Malilla»
Nuevos telegramas del general Jordana detallan
el fuerte temporal Ijovame desencadenado en Molina la noche del día üO, análogo al que se desencadenó el día 11 do Marzo último, aunque de menor duración.
Dice que el dique Villanueva ha sufrido importantes averías, y detalla el peligro sufrido pur el
E.itremodura, y Ja pérdida de un barco pesquero.
T e r c e r oenlenarlo de Cerwantes.
El Sr. Dato ha dado cnetta, finalmente, de un
iniV)ortante decreto, firmado hoy porS. M., y q u e
se publicará en la' Oaccta de mañana, aniversario
de la muerte de Cervantes.
Es el decreto de bases para la celebración del
tercer centenario el 23 de Abril de 191G.
Por este decreto se nombra una J u n t a organizadora, que la componen:
El presidente ael Consejo; los ministros de Estada, Guerra, Marina é lusiruccióu pública; dos representan t,^s de cada una de las Academias Española y de Bellas Artes; uno de la Asociación de
Escritores y Artistas; otro del Atenet; el dirpctor
de Bibliotecas y Museos; el presidente de la Diputación provincia' de Madrid; el alcalde; el señor
daque de Alba, como fundador del premio «Cervantes», y el representante que desigae el Ayuntamiento di) Alcalá do Ueuates.
tilJll.
So publicará un catálogo ilustrado de las obras
dfj Cervantes, y se celebrará también una Exposición internacional artística de Cervantes, previo
un concurso de cuAdroa representando escenas del
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E C O S DEh DÍA
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El temporal en provincias
IOS ESTRENOS U LA FRINCES
Una cwooaoiAn d e C r e c í a — P e o o r a o l o n e a y
trajes.—Los Reyes. -Sala bri iante.
El mejor homenaje que Díaz de Mendoza, el incomparable director de escena, podia rendir á su
esposa, la ináifjne actriz María Guerrero, en la noche de BU beneficio, era disponer la admirable mine
en acrnc, que anoche nos sorprendió con su elegancia, SU lujo y su propiedad, en el ostreao de la tracomedia de Galdós, Alceste. Como siempre, el gran
artist*. tuvo un éxito completo en cnanto se refiera
á doccración y al indniaeuto.
No era cosa fácil disponer aquellos bollos cuadros
do ccs:umbro5 griegas, si había de rendirse verdadero caito al arto y á la propiedad. Pero Díaz de
Moridoza, aux iiadc por un tan ilustre arqneólogf.»
corno D. Jos«i Ramón Molida, salió airosísimo del
empeño. He consaiíai'cn libros antiguos y colecciones de e8tf.;jij>4s, copiáronse deta'les de alegóricas
estatua?, reprodojéroose dibujos de vasos griegos
y bellas fisfulins'), iw estudiaron otros mil documentos de Arte, liisto .ia y Arousología .. Y el resultaao de-la detenía» y difícil labar foé la comixjsicióa de tees cuadre; oiagistraies, evocadores de los
tiempos de egplsnd.ir de a<",'íel sugestivo fiaís do la
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