La Tercera Edad 1. ¿Qué entendemos por “Tercera Edad”? La Tercera edad es un término antropo-social que hace referencia a la población de personas mayores o ancianas. En esta etapa el cuerpo se va deteriorando y, por consiguiente, es sinónimo de vejez, senectud y de ancianidad. Se trata de un grupo de la población que tiene 65 años de edad o más. Hoy en día, el término va dejando de utilizarse por los profesionales y es más utilizado el término personas mayores. 2. La Gerontología: Es la ciencia que estudia el proceso de envejecimiento de los seres vivos y de las personas en particular desde todos sus aspectos: biológico, psicológico, socio-económico y cultural. En los últimos años la tercera edad se ha convertido en una cuestión social importante: la sociedad es cada vez más consciente del mayor envejecimiento dentro de sus miembros. Tras haber registrado el máximo crecimiento vegetativo de las dos últimas décadas en 2008, con una diferencia favorable de nacimientos sobre defunciones de 133000 personas, España experimentaría un descenso hasta un excedente vegetativo anual de 16700 personas en el horizonte de 2018 de acuerdo con las previsiones establecidas por el Instituto Nacional de Estadística. La esperanza de vida al nacer se incrementará casi dos años en los varones, y 1,6 años en las mujeres. Por su parte el número de defunciones anuales crecerá moderadamente en los próximos años, hasta situarse en los 427000 en 2018. Por otro lado, el envejecimiento de la población será el segmento que más va a aumentar en los próximos diez años. Los mayores de 64 (habrá 1,29 millones más) que pasarán de representar el 16,6% al 19% en 2019. 3. Cambios en la Tercera Edad Cuando el ser humano se va acercando a esa etapa conocida como tercera edad, se producen cambios de distinta índole: Cambios Físicos Encanecimiento del pelo, arrugas en la piel, pérdida generalizada del vello corporal, cambios en los huesos, músculos o articulaciones, de la altura. Menor rendimiento del aparato digestivo y respiratorio, también cambios en el sistema vascular. Disminución de la agudeza visual, auditiva y pérdida en la sensibilidad a los sabores y olores. Cambios Psicológicos: Pérdida o disminución de algunas funciones cognitivas. Se pueden producir algunos cambios en el lenguaje. Se tiene tendencia a utilizar estrategias de afrontamiento más pasivas y centradas en la emoción. Cambios Sociales: Los cambios sociológicos afectan a toda el área social de la persona: su entorno cercano, su familia, su comunidad y la sociedad en general. Hay cambios en el rol individual como individuo y como integrante y de una familia, y hay cambios en el rol social (laborales y dentro de una comunidad). 1) Cambios en el rol individual. Dependerá de la capacidad y de la personalidad del individuo para afrontar los cambios de rol que le tocará vivir (como abuel@, al perder a su pareja, al tener que abandonar su hogar, etc.). Por otro lado con el avance de los años surgen problemas de fragilidad, dependencia y enfermedad que condicionan a la familia y al mayor en el cambio de roles de cuidado. 2) Cambios en el rol social. La jubilación que veremos más adelante es un cambio importante por todas las repercusiones que tiene. Por otro lado las redes sociales y las relaciones pueden verse mermadas, aumenta la distancia intergeneracional. En este caso también aparecen los prejuicios y mitos relacionados con la vejez que cada sociedad pudiera tener. 4. Características económicas El artículo 50 de la Constitución Española dice textualmente: “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódica-mente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio.” Prácticamente la totalidad de las personas mayores recibe alguna prestación económica del sistema público de pensiones (directamente o a través de la pensión del cónyuge). La mayor parte de las pensiones del Sistema de Seguridad Social corresponde al régimen general (6,4 millones), le sigue en importancia el régimen especial de trabajado-res autónomos (1,9 millones) y los demás. Las pensiones de jubilación (5,5 millones) son el tipo de pensión más extendida; hay 2,3 millones de pensiones de viudedad. En total hay 9,1 millones de pensiones en el Sistema General de la Seguridad Social (noviembre de 2013) Además, el proceso de envejecimiento de la población representa un importante reto para el sistema sanitario por varios motivos. En primer lugar, el gasto médico es más elevado, ya que por regla general las personas incluidas en el grupo de la tercera edad suelen demandar mayor número de atenciones médicas, y con frecuencia con un mayor grado de especialización. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el gasto farmacéutico de la Seguridad Social también ha sufrido un importante incremento en los últimos años, ya que el importe medio de las recetas de los pensionistas es más elevado. Otro reto destacable para la sociedad de los últimos años es el de buscar los medios necesarios para cuidar y alojar a nuestros mayores, puesto que muchas veces las familias no disponen de tiempo o de recursos para hacerse cargo de ellos. Ayudas para la dependencia, dirigidas a aquellos familiares a cargo de un mayor o la red de residencias para ancianos públicas son algunas de las medidas adoptadas por nuestro sistema. Las residencias son centros de carácter social de atención integral continuada y cuidados sociales y sanitarios adecuados a la situación de dependencia y a las necesidades personales de sus usuarios, que se prestan en interrelación con los servicios sociales y de salud de su entorno. Las residencias también son lugares de alojamiento que facilitan a las personas residentes un espacio de convivencia y propicia el desarrollo de las relaciones personales, garantizando sus derechos y el respeto a los valores individuales. Estos centros están abiertos a la comunidad. Disponen de espacios y equipamientos técnicos adecuados y de los recursos humanos necesarios para facilitar la correcta atención de las personas usuarias con el fin de mejorar su calidad de vida. Los principales objetivos de estos centros son - Prestar cuidados socio-sanitarios y de rehabilitación mediante una atención integral personalizada con un trato digno, respetando la voluntad de las personas usuarias y/o sus familiares. - Promover el envejecimiento activo y la autonomía de las personas usuarias con acciones de prevención y motivación hacia una forma de vida saludable que propicie su desarrollo personal. - Servir de apoyo a los familiares de las personas residentes y usuarias del centro con un doble objetivo: favorecer el acompañamiento personal y la participación de las familias en la Residencia y por otra parte, ayudar a la conciliación de la vida social y laboral de las familias que conviven con sus mayores, mediante servicios específicos de atención y respiro. 5. Evolución social: ancianos muy jóvenes La sociedad en la que vivimos ha experimentado, desde hace más de 50 años numerosos cambios sociales, económicos, culturales, ambientales, demográficos, etc.. y este desarrollo ha influido en el sistema, concepto y forma de vida de la familia española. Todos sabemos que hace 50 años, los “mayores” parecían mucho más mayores, aún siendo, sin duda, más jóvenes que nosotros ahora. Ello era debido principalmente a su aspecto y vestimenta: hombres y mujeres, pero sobre todo éstas, generalmente iban de oscuro o enlutados entre otras causas por la costumbre de guardar luto durante toda la vida y por la especial circunstancia de haber vivido tiempos de guerra que hicieron que casi todas las familias hubiesen perdido algún miembro en la contienda. A los “antiguos mayores” se les respetaba y veneraba más que ahora. Las casas en donde tenían la suerte de tener a los abuelos, eran auténticos santuarios. Los abuelos eran los que daban los consejos y los que estaban dispuestos a sacrificar sus vidas para darlo todo por sus hijos y nietos. Eran los puntales que sostenían, sin saberlo, la unidad familiar. A su casa -al abrigo de sus “mayores”- acudían, siempre que podían, el resto de los hijos y nietos. Actualmente las cosas han cambiado a mejor. Un “mayor” empieza a ser “mayor” cuando cumple los 50 años y aparece la figura de “prejubilado”. Pero estos mayores, que ahora no son tan “mayores” (aún después de haber cumplido los 60) todavía les quedan ganas de vivir e inquietudes que satisfacer; ya no van vestidos de negro y su necesidad de relación no se limita sólo al ámbito familiar, sino que se les abren nuevas posibilidades y quieren vivir esta nueva etapa de su vida con toda intensidad. Ello puede llevarse a cabo gracias a unos programas sociales que, por fin, piensan en ellos –entre otras cosas por su capacidad de consumo de cosas y servicios-. Por supuesto que hablamos de los países desarrollados porque en los demás países las cosas siguen igual o peor. Entre las actividades que la nueva sociedad brinda a los mayores encontramos: - Universidades para mayores (Universidad de la Experiencia) Se trata de programas universitarios de enseñanza no reglada, donde no se precisa titulación previa para acceder, dirigido a personas mayores de 60 años con inquietudes culturales. Este tipo de Universidad está basado en la idea de la formación continua de las personas, a través de la cual éstas puedan disfrutar durante toda su vida del aprendizaje de nuevos conocimientos y profundizar en los ya adquiridos, al tiempo que se mantienen intelectualmente activos. - Voluntariado: Las personas mayores tienen la suerte de disponer de muchas horas libres a la semana y muchos de ellos deciden compartirlas en una actividad de ayuda social enriquecedora y saludable. Las labores que realizan los voluntarios/as comprenden: - Compañía, charlar, lectura, juegos, ocio. Acompañamiento a pasear, tomar el sol, visitar a un familiar. Servicios a la comunidad como guías locales, de museos… Realizar pequeñas gestiones, recoger recetas, comprar la prensa. Actividades intergeneracionales con niños y jóvenes: Animación en Hospitales (“cuenta cuentos”, teatro y juegos tradicionales); Educación en valores. Enseñanza de antiguas tradiciones, en colaboración con escuelas, etc. Ejemplos de estas organizaciones pueden ser Cáritas, Manos Unidas, Cruz Roja, colaboración en parroquias y otras ONGs. - Programa de vacaciones para mayores: El Programa de Vacaciones para Mayores tiene como objetivos mejorar la calidad de vida de estas personas. Se trata de ofrecer a las personas mayores la posibilidad de disfrutar de vacaciones en zonas de clima cálido, de realizar viajes culturales para conocer la historia y el arte de España, o de desarrollar actividades recreativas y contemplativas a través del turismo de naturaleza a precios asequibles, a la vez que se relacionan y conviven con otras personas semejantes. El Imserso se encarga de su organización y contrata la realización de los viajes.. Desde 1985 se viene desarrollando el Programa con gran número de solicitudes que aumenta cada año, lo que consolida su éxito social. Además, no podemos olvidar el nuevo rol que la sociedad actual ha adjudicado a nuestros mayores. Con la incorporación mayoritaria de la mujer al mundo laboral, es fundamental la ayuda que muchos de nuestros mayores prestan en el ámbito doméstico, cuidando de los nietos, e incluso de los hijos (aquellos que tras una separación matrimonial vuelven al hogar) y colaborando en las tareas del hogar. 6. Triunfar después de los 65 La juventud está sobrevalorada. Lo dicen muchos estudios cuando se refieren a la capacidad creativa. el doctor en gerontología Ricardo Moragas afirma: “Es innegable que las limitaciones del individuo se agudizan con el paso del tiempo; pero se poseen, por otra parte, unos potenciales únicos y distintivos, como serenidad de juicio, experiencia, madurez vital, perspectiva de la historia personal y social, que pueden compensar, si se utilizan adecuadamente, las limitaciones de estos años” De hecho, un puñado de artistas han realizado sus obras más juveniles en la senectud. El ejemplo que se cita siempre es el de Verdi, que compuso Falstaff, su última ópera con 79 años, una edad que a finales del siglo XIX era muy avanzada. Saramago escribió El viaje del elefante con 85 años; el libro está atravesado por un sentido del humor ausente en la mayor parte de su obra. Y aunque falleció mucho más joven, las obras más alucinadas y vanguardistas de Beethoven, son las que compone sintiendo próxima la muerte, totalmente sordo y obligado a pasar periodos en cama. La premio Nobel de Medicina Rita Levy Montalcini, que murió a los 103 años y estuvo casi hasta el final de sus días investigando, decía que no temía “las arrugas de la cara, pero sí las del cerebro”. Ejemplos españoles son María Galiana quien, tras una vida como profesora en el instituto, empezó a hacer sus pinitos como actriz con 53 años y ha triunfado una vez sobrepasados los 65. José Luis Sampedro, Antonio Gamoneda son muchos otros ejemplos de esta realidad. ¿Quién dijo que ser mayor equivale a ser conservador en lo creativo? Autoras: Caridad Artigao Ramírez y Mª Ángeles Provencio Sánchez