documentos gnósticos

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DOCUMENTOS GNÓSTICOS
Asociación de Centros de Estudios Gnósticos, Antropológicos,
Psicológicos y Culturales de Colombia. A. C.
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“El Tiempo no puede reencarnarse. No existe ningún mañana para la Personalidad
Humana” V. M. SAMAEL AUN WEOR
CONFERENCIA DE LA SEMANA
RESURRECCIÓN Y REENCARNACIÓN
M
uchos estudiantes de Ocultismo confunden la
Resurrección con la Reencarnación. Los
Evangelios han sido siempre muy mal
interpretados por los estudiantes ocultistas. Hay varios
tipos de Resurrección, como hay varios tipos de
Reencarnación.
Todo verdadero Adepto tiene un Cuerpo de Paraíso. Este
Cuerpo es de carne y hueso. Empero, ésta es Carne que no
viene de Adán. El Cuerpo de Paraíso está elaborado con
los mejores átomos del Organismo Físico.
Muchos Adeptos resucitan con este Cuerpo de Paraíso en
los Mundos Superiores después de la muerte. Con este
Cuerpo de Paraíso pueden esos Maestros Resurrectos
visitar el Mundo Físico y hacerse visibles y tangibles a
voluntad. Este es un tipo de Resurrección Inefable.
Empero, afirmamos que la Resurrección con el Cuerpo
Mortal de Adán, aún cuando más dolorosa por el regreso a
este Valle de Amargura, es por ello más gloriosa. Todos los
Adeptos del Sendero Secreto que constituyen la Muralla
Guardiana han resucitado con el Cuerpo de Adán.
Existen también las Resurrecciones Iniciáticas. La Tercera
Iniciación del Fuego significa una Resurrección en el
Mundo Astral. Todo aquél que pasa por la Tercera Iniciación
del Fuego, debe vivir en el Mundo Astral el Drama del
Cristo: Vida, Pasión, Muerte y Resurrección.
La Personalidad es Tiempo. La Personalidad vive en su
Tiempo y no se Reencarna. Después de la Muerte la
Personalidad va también al sepulcro. Para la Personalidad
no existe ningún mañana. La Personalidad vive en el
Camposanto, deambula por el Camposanto o se sumerge
en su sepultura. Ella no es el cuerpo Astral ni el Doble
Etérico. Ella no es el Alma. Ella es Tiempo. Ella es
Energética y se va desintegrando muy lentamente. Jamás
la Personalidad puede Reencarnarse. Ella no se reencarna
nunca. No existe ningún mañana para la Personalidad
humana.
Lo que continúa, aquello que se Reencarna, no es tampoco
el Alma, porque el ser humano todavía no tiene Alma.
Realmente lo que se reencarna es el Ego, el “Yo”, el
Principio Reencarnante, el Fantasma del Muerto, el
Recuerdo, la Memoria, el Error que se perpetúa.
Esto de la cuestión de la personalidad, hija de su tiempo y
que muere en su tiempo, merece nuestra atención.
Realmente es a todas luces claro, que si la personalidad se
reencarnara, reencarnaría el tiempo y esto es absurdo,
porque el tiempo es una curva cerrada. Un hombre romano,
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reencarnado en estos tiempos modernos del siglo 20 con la
personalidad de la época de los Cesares, resultaría
ciertamente insoportable; habría que tratarlo como a un
delincuente, porque sus costumbres de ninguna manera
corresponderían a las que actualmente tenemos.
El Símbolo de Jesús expulsando a los mercaderes del
Templo con el látigo en la mano, corresponde a una
tremenda realidad de Muerte y Horror. Ya dijimos que el
“Yo” está pluralizado. El “Yo”, el Ego, es legión de Diablos. A
muchos lectores no les gustará esta afirmación, pero es la
verdad y ésta tenemos que decirla aún cuando no nos
guste.
Durante el trabajo con el Demonio, durante el trabajo de
disolución del Ego, partes del “Yo”, entidades Subhumanas, Entidades que poseen parte de nuestra
conciencia y de nuestra vida, son eliminadas, arrojadas
fuera de nuestro Templo Interior. Algunas veces estas
Entidades se reencarnan en cuerpos animales. Cuántas
veces habrá sucedido que en los jardines zoológicos nos
hemos encontrado con formas descartadas de nosotros
mismos viviendo en cuerpos animales. Hay personas tan
animales que si se les quitara todo lo que tienen de animal
realmente no quedaría nada. Esa clase de personas son
casos perdidos. La Ley de Recurrencia ha terminado para
esas personas. La Ley de Reencarnación ha terminado
para ellos. Este tipo de gente puede reencarnar en cuerpo
de animales, o entrar al abismo definitivamente. Allí se van
desintegrando lentamente.
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