Servicio de Noticias 203/97 ÍNDICE AI: AFR 62/36/97/s EMBARGADO HASTA LAS 0001 HRS GMT DEL 3 DE DICIEMBRE DE 1997 República Democrática del Congo: Víctimas de mortales alianzas - Es hora de que la comunidad internacional abra los ojos Esta vez los agresores atacaron en forma de U... Vi cómo detrás de mí Dathive sucumbía al fuego de las armas automáticas... Me temblaban los labios y un torrente de lágrimas fluyó instintivamente. Junto al cuerpo inerte de una mujer lloraba un niño, tocándole los pechos... ¡Qué carnicería! Delante de mí, los cuerpos caían como bananos cortados por un afilado machete El testigo de esta escena es un refugiado ruandés. La escena, una matanza de refugiados ruandeses perpetrada el 13 de mayo de 1997 en Wendji, al noroeste de la República Democrática del Congo, por las fuerzas que apoyan al actual presidente, Laurent-Désiré Kabila. «No puede haber una paz y una seguridad duraderas en la República Democrática del Congo mientras que el gobierno continúe negando la terrible verdad a la comunidad internacional: que sus combatientes llevaron a cabo una política deliberada y calculada para matar a cientos de refugiados ruandeses y civiles congoleños», afirma Amnistía Internacional en un nuevo informe publicado hoy. El informe de Amnistía Internacional, titulado DRC: Deadly alliances in Congolese forests, presenta una pauta sostenida de atrocidades cometidas fundamentalmente contra los ruandeses, los burundeses y los hutus congoleños, así como contra los ciudadanos congoleños de otros grupos étnicos, que ha continuado después de la subida al poder de Laurent Kabila, en mayo de 1997. Abundantes indicios sustentan la teoría de que la Alianza de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo(Alliance des forces démocratiques pour la libération du Congo - AFDL) y sus aliados ─especialmente el Ejército Patriótico Ruandés (EPR), así como las Fuerzas Armadas Zaireñas (Forces armées zaïroises - FAZ) y otros grupos armados y soldados mercenarios─ estuvieron implicados en las matanzas. Varias fuentes de la República Democrática del Congo informaron de que la AFDL y sus aliados han estado utilizando varios métodos ─como incinerar los cadáveres y tirarlos a los ríos─ para ocultar las pruebas de las atrocidades. La AFDL fue la culpable de muchas de las muertes por hambre, enfermedades y congelación, en una situación que llevó al Secretario General de las Naciones Unidas a hablar de «víctimas de exterminio lento». «Es preciso realizar urgentemente una minuciosa investigación para determinar hasta qué punto estos actos fueron ordenados, fomentados o permitidos por el liderazgo de la AFDL», ha declarado Amnistía Internacional. «Si queda demostrada la intención de matar o causar la muerte de todos o muchos de los refugiados, esto podría constituir una prueba de genocidio u otros crímenes contra la humanidad, especialmente contra miembros del grupo étnico hutu.» Aunque el gobierno de la República Democrática del Congo ha permitido finalmente que el equipo de investigación de la ONU regrese al país para comenzar a investigar sobre las matanzas, el Secretario General de las Naciones Unidas ha amenazado con retirarlo, ya que, transcurridas dos semanas, aún no les han permitido entrar en el país. En lugar de buscar la forma de proteger a cientos de miles de refugiados y otros civiles desarmados de los abusos contra los derechos humanos, los gobiernos y las organizaciones intergubernamentales se centraron casi exclusivamente en la repatriación de los refugiados ruandeses. Algunos gobiernos incluso afirmaron que la mayoría de los refugiados que no habían regresado a Ruanda eran combatientes. El efecto de esta afirmación fue que la AFDL y sus aliados creyeron que la 2 comunidad internacional consideraba objetivos legítimos a los ciudadanos ruandeses de etnia hutu que quedaban en la República Democrática del Congo. La presencia de elementos armados entre los refugiados hutus desarmados o cerca de ellos se presentó habitualmente como justificación para atacar a éstos ─ha declarado Amnistía Internacional─ creando ya en diciembre de 1996 una pauta de matanza desaforada de hutus, inicialmente de hombres en edad de luchar. Los testigos entrevistados por Amnistía Internacional en junio de 1997 dijeron que la AFDL mató a 140 refugiados en Wendji. Un testigo congoleño afirmó haber contado 295 cadáveres a lo largo del camino entre Wendji y Mbandaka, mientras que algunas fuentes afirman que en Mbandaka y en sus cercanías pueden haber muerto 800 refugiados. Según Amnistía Internacional, «La AFDL ha empleado todos los medios, incluida la denegación del acceso de organismos humanitarios y de derechos humanos, para evitar que las matanzas se investiguen minuciosamente». Desde comienzos de 1997, varias organizaciones humanitarias afirmaron, algunas confidencialmente y unas cuantas de forma pública, que la AFDL las estaba utilizando para que los refugiados salieran de sus escondites y matarlos. Por ejemplo, según los informes, a finales de mayo un grupo de 30 refugiados salieron de su escondite en la selva de los alrededores de Wendji animados por trabajadores humanitarios y fueron masacrados por soldados de la AFDL que viajaban en un camión. Los críticos de la AFDL y de sus líderes ─periodistas, miembros de partidos políticos de oposición y defensores de los derechos humanos─ también han sido víctimas de detenciones y malos tratos desde que la AFDL subió al poder. En algunos casos, los informes indican que las órdenes de detención se dictaban días o incluso semanas después de las detenciones para legalizar arrestos arbitrarios e ilegales. A pesar de los numerosos llamamientos efectuados por Amnistía Internacional ─entre otros, un memorándum de 27 páginas remitido al presidente Kabila en agosto de 1997─ el gobierno de la República Democrática del Congo nunca se ha ocupado de las preocupaciones de la organización. Amnistía Internacional cree que el gobierno, los Estados Miembros de la ONU, la Organización de la Unidad Africana y toda la comunidad internacional deben tomar inmediatamente medidas para poner fin a las violaciones de derechos humanos toleradas u ordenadas por el gobierno y otros líderes políticos del país. «Ya es hora de que los gobiernos de todo el mundo admitan el papel que están desempeñando en la legitimación del homicidio, el secuestro, la tortura y la violación de miles de civiles y refugiados desarmados, acusados de «culpabilidad por asociación» con los grupos armados, y en el apoyo a la negación de estas atrocidades por parte del presidente Kabila», ha afirmado Amnistía Internacional. «Los gobiernos no deben permitir que sus pasadas responsabilidades paralicen su actuación inmediata, tan necesaria para poner fin a estos abusos.» ****************************************************** Para más información, consulten el documento de Amnistía Internacional publicado el 3 de diciembre de 1997 y titulado Democratic Republic of Congo: Deadly Alliances in Congolese forests , Índice AI: AFR 62/33/97. Para concertar una entrevista, llamen a la Oficina de Prensa de Amnistía 3 Internacional en el Secretariado Internacional, teléfono +171 413 5566/5810. Disponemos de línea RDSI.