Me quedé mirando fijamente la pantalla del ordenador. Sho me

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JUN
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Me quedé mirando fijamente la pantalla del ordenador.
Sho me había mandado un e-mail aquella misma noche, diciendo que Ohno era una mujer,
que estaba loco por ella. Y yo no entendía nada. Por más que leía aquel e-mail una y otra
vez, no dejaba de pensar que todo era surrealista y casi imposible. Y digo casi porque era
Sho quien me lo estaba contando. Si no diría que era imposible, directamente.
Ohno. Una mujer.
Me apoyé sobre mi escritorio y me rasqué la frente. Quería hablar inmediatamente con
Sho, pero en su e-mail decía que no tenía demasiado tiempo porque llegaba tarde al
trabajo, y que ya me contaría más detalles por la noche. ¡Maldita diferencia horaria! Para
mí ya era de noche, y me estaba volviendo loco pensando en todo lo que me había
contado. Probablemente, no me lo quitaría de la cabeza hasta hablar con él.
Cuando me fui a cama, apenas fui capaz de dormir. Sólo daba vueltas y más vueltas,
pensando que lo más extraño era que Sho había aceptado la situación como si fuera lo más
natural del mundo. Por mucho que él lo negara siempre, yo sabía que tenía sentimientos
por Ohno y que sólo se negaba a admitirlo por el simple hecho de que los dos eran
hombres, pero aún así me llamaba la atención que le aceptara como mujer con tanta
facilidad. Me daba miedo que Sho sólo lo viera como una manera de poder salir con él sin
que ninguno de sus estúpidos prejuicios se interpusiera, y que ni siquiera se hubiera
parado a pensar realmente en la situación.
Por la mañana, respondí a su e-mail en cuanto me levanté, exigiéndole que se conectara a
Skype al mediodía, hora española. En Japón sería última hora de la tarde, así que Sho ya
no debería estar en la oficina, y aquel tema necesitaba ser hablado con urgencia, antes de
que mi amigo hiciera alguna tontería. Yo sabía que Sho pensaba mucho las cosas, a veces
incluso demasiado, y no solía perder de vista la realidad con facilidad, pero aquella
situación era tan irreal que, a juzgar por las palabras en su e-mail, parecía que le había
hecho perder la noción de esa delgada línea que separa lo que ocurre de lo que uno desea
que ocurra. Y a mí me preocupaba. Sobre todo, porque sabía que si hacía una locura y
luego se arrepentía, le iba a costar superarlo. Sho tiende a castigarse demasiado.
Eran casi las dos de la tarde cuando por fin pude sentarme delante del ordenador, con mi
plato de comida, esperando la llamada de Sho con impaciencia. Él no estaba conectado en
aquel momento, así que decidí mandarle un e-mail para hacerle saber que yo ya estaba
libre para hablar, y esperé. Aunque no se hizo de rogar demasiado.
Se conectó a los quince minutos y me llamó. Yo descolgué inmediatamente.
"Hola", me dijo, con una sonrisa en los labios.
"Hola, Sho"
Me acomodé en mi silla y esperé a que fuera él quien empezara a hablar.
"Sé que debes estar pensando que estoy loco", dijo.
"No lo pienso. Es cierto que la situación me ha descolocado y que no he parado de pensar
en ella, pero es porque estoy preocupado por ti. No creo que estés loco"
Sho guardó silencio, sin dejar de sonreír.
"Es una mujer...", dijo.
"¿Estás seguro?"
"Sí, Jun. Lo he visto con mis propios ojos y...", soltó una risilla al mismo tiempo que sus
mejillas se sonrojaban. "He tocado su cuerpo con mis manos"
"¡¿La has tocado?!"
Mi amigo afirmó.
"Hemos... dormido juntos... ya sabes..."
"Habrás tenido cuidado, ¿no?"
"¿A qué te refieres?", me miró, confuso.
"A si has usado condón, Sho. Creo que siempre deberías usarlo, en todos los casos, pero
especialmente en este. Si su cuerpo es de mujer, quizás pueda quedarse embarazada"
Mi amigo bajó la mirada y frunció el ceño.
"No lo había pensado..."
Lo sabía.
Sho era cauto y precavido. Aunque nunca antes se lo había preguntado, estaba más que
seguro de que no practicaba sexo sin protección, y ahora decía que ni siquiera había
pensado en ello. Estaba en una nube de felicidad que le cegaba, y a mí me estaba
empezando a preocupar en serio. Me encantaba que fuera feliz y que estuviera
enamorado, pero no quería que aquello acabara haciéndole sufrir.
"¿No has usado protección, entonces?", insistí.
Las mejillas de mi amigo se sonrojaron bruscamente.
"No"
Suspiré.
"Vale. No te preocupes. Tal vez no pueda quedarse embarazada"
"¿Tú crees?"
"Bueno, no lo sé. Nunca antes he conocido a un hombre que se haya transformado en una
mujer, pero tal vez sus funciones biológicas sigan siendo las de un hombre. Yo qué sé"
"¿Y si no fuera así?"
Le miré.
"Si no es así, ya tendrías que ser muy bueno para dejarla embarazada a la primera", reí.
"En serio, no te preocupes. Sólo asegúrate de tener cuidado de ahora en adelante"
"Vale", afirmó, aunque no parecía demasiado convencido.
Yo preferí desviar el tema.
"¿Por qué estoy hablando en femenino? Si es Ohno", reí de nuevo.
"Porque ahora es una mujer"
"Yo creo que simplemente tiene el cuerpo de una mujer"
"Un mujer preciosa..."
Sho volvió a soltar una risilla, como la que había soltado al principio.
"No lo dudo", respondí. "La verdad es que Ohno nunca ha sido feo, ni siquiera con cuerpo
de hombre. Pero no es realmente una mujer, Sho. Es el mismo Ohno de siempre, encerrado
en un cuerpo femenino por accidente"
"En eso tienes razón. Es el mismo Ohno de siempre. Aunque a mí me gusta verle como
una mujer, con sus gestos dulces y delicados..."
"Pero eso es como vivir una mentira"
Me miró en silencio.
"¿Por qué dices eso?", preguntó.
"Sho", volví a suspirar. "Hace unos días me dijiste que si Ohno fuera una mujer cuando
estábamos en el instituto, habrías salido con él. Entiendo que tu deseo se ha hecho
realidad, y que estás en una nube, pero ten en cuenta sus sentimientos. Aunque su nuevo
cuerpo te haga feliz y estés pletórico, ¿le has preguntado cómo se siente?"
Sho bajó la mirada de nuevo y guardó silencio unos segundos.
"No", admitió.
Yo suspiré. Otra vez.
"No creo que esté siendo fácil para él, Sho. Imagina que te acuestas, y mañana te levantas
siendo una mujer. ¿Cómo te sentirías?"
"Supongo que no muy bien", me miró. "Ahora que lo dices, Aiba-chan mencionó que no ha
querido salir desde que se levantó con ese cuerpo, y ella misma me dijo que quería quedar
en su casa la próxima vez"
"¿Lo ves? Debe estar pasándolo mal"
"Sin embargo, parecía contenta mientras estábamos juntos. Ni siquiera le importó que la
tratara en femenino, y cuando la llevé a su habitación y la desnudé, no parecía preocupada
por su cuerpo"
"No sé, Sho. Ten cuidado, ¿vale? Es un tema un tanto delicado. Podrías hacerle daño, y
hacerte daño a ti mismo. Lo mejor es que hables con él, se lo preguntes abiertamente y le
escuches"
"¿Y si se siente ofendida?"
"Poniéndome en su lugar, a mí me gustaría que me escucharan"
"Tienes razón"
"Y creo que deberías preguntarle también sobre los embarazos"
"¡¿Eh?! ¿Preguntarle?"
"Sí. Supongo que él sabrá si tiene el período y todo eso. Yo qué sé"
Mis mejillas se pusieron tan rojas como las de Sho.
Era un tanto incómodo hablar de aquel tema.
"B-Bueno, según lo que me contó Aiba-chan, lleva apenas una semana siendo mujer. Tal
vez aún no haya tenido... bueno... ya sabes..."
"Ya veo. Tal vez debería hacerse una prueba de embarazo, entonces"
"Pero si no quiere ni salir de casa"
"Cómprala tú y llévasela"
"¡Ni de broma!"
"¿Cómo vas a saber entonces si ha pasado algo?"
"Tú mismo lo has dicho. Tendría que ser muy bueno para dejarla embarazada a la primera.
No creo que pase nada. Y si pasa, ella me lo dirá"
Suspiré por enésima vez en aquella conversación.
"Como quieras. La decisión es tuya"
"Jun, no te preocupes. Estoy bien. Estoy feliz, y quiero hacerla feliz a ella"
"No es eso lo que preocupa. Ya sé que ahora eres feliz"
"¿Qué ocurre, entonces? ¿Por qué tienes esa cara?"
"¿Y si el cuerpo de Ohno vuelve a ser el de un hombre? Mañana mismo, por ejemplo. Igual
que se levantó siendo mujer, puede levantarse siendo un hombre de nuevo. ¿Qué harías?"
Sho no respondió, pero yo pude leer el gesto en su cara.
"No lo habías pensado, ¿verdad?", insistí.
"No", susurró.
"En tu e-mail dices que le quieres, y ahora me acabas de decir que quieres hacerle feliz,
pero también sé lo cabezota que eres. Si mañana se despierta con el cuerpo de un hombre,
sé que serías un idiota y dejarías de verle. Pero, ¿qué ocurriría entonces? ¿Serías capaz de
renunciar tan fácilmente a la felicidad que sientes ahora?"
"No lo sé", suspiró él. "La quiero de verdad, pero si volviera a ser un hombre... no sé si
podría estar con ella... No sé lo qué haría, tendría que verme en la situación"
"Si le quieres de verdad, como dices, deberías poder estar con él igual"
"No es tan fácil"
"Sí, ya. Ya hemos tenido esta conversación"
"Quiero casarme y tener hijos, Jun. Formar una familia"
"Entonces deberías estar deseando que esté embarazada"
Me miró con los ojos abiertos, yo reí.
"No bromees con eso", dijo, con cara seria.
"No te lo tomes así"
"No quiero ni pensar en el lío que estaríamos con un embarazo de por medio"
"Tienes razón, no es para tratarlo a la ligera. Perdona"
Él afirmó, pensativo.
"Oye", dije. "Pero cuéntame cómo ha sido vuestra noche"
"No te voy a dar detalles, guarro"
"No quiero detalles", reí. "Pero siento curiosidad. ¿Se comporta como las demás mujeres
con las que has estado? ¿O se comporta como un hombre?"
"No sé cómo se comportan los hombres en la cama"
"Ya me entiendes, pesado"
"No sé, Jun. ¿Qué quieres que te diga? Le gusta que le toquen en los mismos sitios que a
las demás mujeres, si eso es lo que quieres saber"
"Pero tuvo que ser interesante ver cómo vivía todas esas nuevas sensaciones"
"¡Por Dios, Jun! No estuve pendiente de eso"
"Le has desvirgado como mujer", reí.
"Cállate"
"Has arrancado su dulce flor~~"
"En serio, cállate"
Reí a carcajadas. Él puso sus ojos en blanco.
"Vale, vale, ya paro", dije, intentando ponerme serio.
"Tengo que dejarte ya, de todos modos"
"¿Ahora que se estaba poniendo interesante?"
"Sí, quiero llamar a Ohno"
"¡Oh! Una llamada de amor~"
"Cállate ya", soltó una risilla.
"Bueno, pues nada, como me abandonas por tu amorcito, voy a ver si hago algo
productivo, que esta mañana apenas he trabajado por tu culpa"
Sho sonrió.
"Gracias por preocuparte, Jun"
Sonreí de vuelta.
"Anda, anda, guarda las palabras dulces para Ohno", le guiñé un ojo.
Él volvió a soltar una risilla.
"Cuídate", dijo. "¡Y ven a vernos!"
"Cuando tengas un hijo", reí.
"En serio, eres de lo peor", rió conmigo. "Hasta pronto"
"Hasta luego", respondí en español.
Cuando colgué, recogí mi plato de comida ya vacío con una sonrisa en la cara.
Me seguía preocupando la situación, más que nada por si Ohno se volvía a convertir en un
hombre de repente, pero ver a Sho tan feliz me había calmado, en cierto modo. Me sentía
bien por él y deseaba que aquello durara para siempre, pues sabía lo duro que sería para
Sho si su pompa de felicidad explotaba en algún momento. Ya lo había visto antes, con sus
anteriores relaciones, y siempre le costaba reponerse.
Sólo esperaba que ambos fueran felices realmente.
Y que Ohno no estuviera cediendo demasiado por Sho.
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