Le miraba iracunda, llena de desprecio, segura de ir a decírselo

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Le miraba iracunda, llena de desprecio, segura de ir a decírselo todo esta vez:
-
Eres un buen hombre, es cierto. Pero como amante, chico, dejas mucho que
desear. Y no sabes lo que me avergüenzas con ese aspecto que tienes.
Seguro que cuando me viste por primera vez pensaste: ”esta tiene que ser mía”.
Solo queda el rastro limpio y esponjoso de la borrasca veteando de blanco el intenso
azul del cielo. El sol habla mientras declina y yo miro allá de la ventana confortado por
su inmensa mano que me alcanza la cara. Queda un lugar aún para el brillante verde y
para la chimenea que silba su partitura de humo.
Besos
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