Una derecha que sabe a dónde va

Una derecha que sabe a dónde va
Extraído de Viento Sur
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Israel
Una derecha que sabe a dónde
va
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Fecha de publicación en línea: Sábado 31 de enero de 2015
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Una derecha que sabe a dónde va
[Un cambio de la situación en el territorio actual de Israel y globalmente en Palestina vendrá de las luchas
palestinas. Pero es indispensable comprender en qué se ha convertido la sociedad israelí, y cómo ha sido forjada
por decenios de un implacable colonialismo. La serie de artículos que vamos a ir publicando en VIENTO SUR,
publicados en la revista L´anticapitaliste, tienen ese objetivo.]
El 2 de diciembre de 2014, el Primer Ministro israelí, Netanyahu, ha decidido liquidar su mayoría gubernamental
despidiendo a dos ministros centristas de su gobierno. Por ello, el 17 de marzo de 2015 tendrán lugar nuevas
elecciones legislativas. Sin embargo, la derecha que mediante coaliciones de geometría variable, dirige, sin
interrupción, el Gobierno israelí desde 2001, ha tenido, en lo esencial, la libertad de aplicar la política que deseaba.
Los ministros "de izquierdas", provenientes de un partido laborista en descomposición o del centro, no han
constituido en absoluto un contrapeso.
El historiador sionista de izquierdas Zeev Sternhell ha mostrado, a su manera, el contraste entre los dos campos que
han estructurado durante mucho tiempo lo esencial de la política israelí. En una entrevista concedida al periódico
Haaretz en 2010, subrayaba que "los dirigentes de los partidos de derechas tienen una visión estratégica y la
capacidad de pensar a largo plazo, y saben también cómo elegir las buenas herramientas para llevar a la práctica su
misión". El contraste está claro con la "izquierda" laborista de la que se reivindicó, sin embargo, durante mucho
tiempo: "Comencé a comprender, a comienzos de los años 1970, que el Partido Laborista en el poder no tenía
ninguna idea, y ninguna voluntad política, de resolver el problema palestino... Hay que decir que la izquierda no
presenta tampoco ningún proyecto social ni proyecto de sociedad" /1.
Ultraliberalismo y nacionalismo
La política de la derecha combina ultraliberalismo y nacionalismo. La ofensiva contra los derechos sociales
heredados de la época de la hegemonía laborista ha sido sistemática; en el cumplimiento de esta tarea, la derecha
ha podido contar con la complicidad de los laboristas ganados al liberalismo y, por supuesto, con la atmósfera de
unión nacional. Israel se ha convertido en uno de los países con más desigualdades en el mundo, no solo entre
israelíes judíos y palestinos-israelíes sino entre los propios judíos.
El "movimiento de los indignados" de 2011 dio lugar a acampadas en varias ciudades y a importantes
manifestaciones alrededor de los temas del acceso a la vivienda y de la justicia social en general. Pero su debilidad
política y algunas seudoconcesiones han hecho de él un episodio sin porvenir, mientras que el movimiento sindical
independiente y que se preocupa por la acción común entre trabajadores judíos y árabes sigue siendo muy débil.
La derecha ha aplicado su programa de construcción del "Gran Israel" del Mediterráneo al Jordán. Si la expulsión
masiva de los palestinos no es hoy algo que se pueda pensar, se trata de romper, por la represión, la expresión de
la solidaridad entre los palestinos de Israel y los de Cisjordania y Gaza, imponiendo a la vez hechos consumados en
un máximo de territorios cisjordanos.
Los palestinos de Israel siguen siendo ciudadanos de segunda, vigilados permanentemente y con un nivel de vida
mucho más bajo que el de la población judía. Israel se comporta "como en su casa" en el conjunto de Cisjordania,
incluso en las zonas que, en términos de los acuerdos de Oslo, corresponden únicamente a la Autoridad Palestina.
Los habitantes de la ciudad vieja de Jerusalén están expuestos a perder su derecho a residencia. Los únicos
obstáculos para la aplicación del "Gran Israel" son las amonestaciones timoratas de los Estados Unidos (cuya
asistencia es vital para el aparato militar y la economía israelí globalmente) y el temor a una explosión no controlable
de los palestinos de los dos lados de la "línea verde" (que separa el Israel de 1948 de los territorios conquistados en
1967).
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Una sociedad colonial
A pesar de las desigualdades sociales y la pauperización de sectores enteros de la población judía israelí (sobre
todo entre los judíos originarios de los países árabes y de Etiopía), los frenos al desarrollo de los movimientos
sociales son múltiples. La arrogancia del establishment askenazí (los judíos venidos de Europa) ha echado a los
"orientales" en brazos del Likud (derecha nacionalista) y de los partidos religiosos. Una parte de los inmigrantes
venidos de Rusia con la caída de la URSS se ha unido a los ultranacionalistas. Todo esto perdura, tanto más, en la
medida que el "campo de la paz" es no solo timorato sino que a menudo tampoco se preocupa de las cuestiones
sociales.
El racismo antiárabe corroe a la sociedad. La democracia de la que presume el gobierno ha sido siempre un engaño
para los palestinos de Israel y se vacía poco a poco de su contenido. Extrema derecha y derecha toleran cada vez
menos las voces disidentes. Israel es una sociedad colonial y la solidaridad de los trabajadores judíos y árabes
sigue siendo desgraciadamente una abstracción. Como subraya Michel Warschawski, en particular en la entrevista
que nos ha concedido (y que publicaremos próximamente en VS ndt), un cambio de la situación vendrá primero de
las luchas palestinas (y de la solidaridad internacional que se expresa en particular en el movimiento BDS -boicot,
desinversiones, sanciones).
Son esas luchas las que podrán hacer retroceder la máquina colonizadora y romper el consenso nacionalista
sionista, abriendo la perspectiva a una solución progresista en Palestina.
27/01/2015
http://www.npa2009.org/idees/israel-une-droite-qui-sait-ou-elle-va
Traduccion: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Notas
1/
http://rue89.nouvelobs.com/2014/05/24/lhistorien-israelien-zeev-sternhell-democratie-est-vulnerable-partout-252418
Posdata:
L'anticapitaliste
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