Análisis de la flexibilidad de roles de género en los

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Flexibilidad1 de roles de género en los adolescentes
de décimo año del Colegio La Asunción, Pérez Zeledón
Gema Arrieta, Mayela Castillo, Amy Ross, Natalia Suárez2
Resumen
Adolescence is a very unique period of every person‟s life, since it is during this
developmental stage that a human being establishes and consolidates life-long behaviors
and social conducts, particularly in the case of gender behavior. This study analyzes the
gender role flexibility of tenth grade students of La Asunción High School in Pérez
Zeledón, Costa Rica. To determine the level of flexibility, students answered a
questionnaire designed to measure their attitudes, self-perceptions and behaviors in
relation to stereotypical occupations, activities and traits. Results indicate that although
the stereotypical behaviors of a patriarchal society tend to favor men, high school girls of
La Asunción reproduce these subordinating stereotypes more strongly than the high
school boys. The results also indicate that both boys and girls tend to be more flexible
when they refer to more general attitudes than when they rate their own personal
preferences and behaviors.
Introducción
Los roles de género son construcciones sociales que juegan un papel determinante en el
comportamiento y la realización personal, tanto en el género masculino como en el
femenino. Todos los individuos son susceptibles a las imposiciones de dichos roles, en
particular los adolescentes, quienes se encuentran en una etapa crítica de su desarrollo
físico y emocional, en la que consolidan muchos rasgos y significados personales, entre
ellas los papeles que van a desempeñar en la sociedad, así como sus aspiraciones y
representaciones.
A pesar de la solidez de estas estructuras sociales, los adolescentes pueden establecer
negociaciones con estos discursos, de manera que demuestren una mayor o menor
flexibilidad ante los roles de género.
Debido a que en el contexto costarricense se han realizado escasos estudios sobre el
proceso de adopción de roles de género en la adolescencia y sobre las posibles
variaciones en este proceso dependiendo del sexo de los adolescentes, la presente
Capacidad de aceptación que tienen los jóvenes de apartarse de la estructura referente, o de aceptar que
otras personas lo hagan
2
Estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación Colectiva, en la Universidad de Costa Rica
1
1
investigación se propone determinar si existen diferencias entre los y las adolescentes en
relación con su flexibilidad ante los roles de género.
Para ello, se propone cuantificar la flexibilidad que tienen los y las adolescentes, indagar
si ésta varía entre el género femenino y el género masculino, así como conocer los
elementos en los cuales los adolescentes son más y menos flexibles.
Como hipótesis de esta investigación se plantea que las adolescentes de género
femenino son más flexibles ante el cambio de roles de género que ha implicado el
contexto globalizado actual, en tanto que estos cambios rompen la hegemonía tradicional
que ha favorecido a los varones.
Como sustento teórico de esta investigación, se consultaron numerosas investigaciones
que han realizado aportes a los estudios de género, sin embargo, la mayoría de éstas han
sido de carácter cualitativo. Entre ellas, se consultaron la tesis de grado de Alvarado y
Solano (2005) “Alvarado C y Solano G (2005). “Representaciones de feminidad y
masculinidad en adolescentes de comunidades pobres”, así como el trabajo de Carrillo,
Calderón y Sandoval (2000) “La población costarricense del Gran Área Metropolitana
frente a los tiempos de cambio y los roles entre hombres y mujeres”.
A la vez, se examinaron publicaciones internacionales, como el trabajo de Bartini (2006)
“Gender role flexibility in early adolescence: developmental change in attitudes, selfperceptions, and behaviors.” y el texto de García (2003) Desarrollo del género en la
feminidad y la masculinidad, entre otras obras consultadas.
De esta revisión bibliográfica se desprenden los siguientes aspectos centrales que
fundamentan la investigación.
1. Evolución del estudio científico de las diferencias de sexo-género
El sexo ha llegado a constituirse como uno elemento diferenciador, “que impregna toda la
estructura social y dicotomiza la conducta humana” (García, 2003: 50)
2
Sin embargo, los criterios clasificatorios varían de una sociedad a otra, debido a que los
modelos de masculinidad y feminidad “son construcciones culturales y temporales que
organizan las sociedades y participan en la estructuración de la subjetividad humana”
(García, 2003: 56). Es a partir de estos modelos que se establecen los derechos, deberes,
prohibiciones y privilegios que corresponden a los hombres y las mujeres en el núcleo de
las sociedades.
Desde la perspectiva de García (2003), existen dos modelos que engloban el estudio de
las diferencias de género, y son antagónicos entre sí: el Modelo Congruente o Clásico y el
Modelo Andrógino. Sin embargo, el modelo imperante en la actualidad es el “Andrógino”.
Éste, rompió el lazo que buscaba explicar el constructo M-F únicamente a través de las
nociones del sexo biológico, ya que lo contextualiza en el campo de la Psicología del
género.
Recupera el concepto de “androginia”
de la filosofía, la metodología y los escritos
técnicos de Jung y Bakan, operativizándolo, y logrando, a partir de él, demostrar que
había personas capaces de liberarse de las expectativas tradicionales de su rol sexual.
2. Roles sexuales
Las estructuras de género son producidas dentro del contexto en el que se encuentren los
sujetos y por lo tanto la internalización de los roles sexuales va a estar determinada por
este contexto.
Alvarez y Tischler explican que “el reconocimiento de que se pertenece a un sexo
determinado permite que la persona asuma los roles que le asigna el grupo social al que
pertenece porque facilita la identificación, con el padre del mismo sexo, lo que a su vez
refuerza las conductas masculinas o femeninas” (Alvarez y Tischler, 1997:4)
Los roles femeninos se determinan en oposición a los masculinos. Esto constituye una
dualidad interesante: mientras el varón está destinado y formado para “conquistar el
3
mundo”, a la mujer le compete la tarea de reproducción, cuido, atención y servicio de los
demás (González, 1996, p. 14),
Sin embargo, no se debe atribuir la responsabilidad de esta situación desfavorable para
las mujeres únicamente a los hombres, pues ambos sexos “participan de formas
conscientes e inconscientes en la estructuración y desempeño de roles estereotipados y
el grupo femenino legitima y perpetúa el mantenimiento de ese juego milenario”. (Alvarez
y Tischler, 1997: 5)
3. Masculinidad: Hegemonía y mandatos del referente
José Olavarría, autor del libro ¿Hombres a la Deriva?, menciona una masculinidad que es
construida y reproducida socialmente como una incorporación hegemónica en la
subjetividad de los hombres y las mujeres.
Se resalta el concepto de mandato, en tanto que “Este „modelo-referente‟ define atributos
propios de los hombres e impone mandatos que señalan –tanto a hombres como a
mujeres- lo que se espera de ellos y ellas” (Olavarría 2001: 14)
La etapa más importante es la transición niñez/adolescencia a la adultez, en la cual los
hombres deben superar ciertas pruebas para ser reconocidos por los otros hombres
consolidados y formar parte de su grupo. Es durante la adolescencia que se inician una
serie de prácticas colectivas como parte necesaria de la iniciación: el uso de la
pornografía, el cigarrillo, el alcohol y en algunos casos drogas; se fanfarronean en las
primeras conquistas femeninas; se hacen competencias físicas y se involucran en
actividades que suponen riesgos físicos para mostrar su fuerza y astucia (Olavarría,
2001).
Según Olavarría la vida de los hombres gira en torno a cuatro ejes que determinan su
masculinidad: el poder, el trabajo, el sexo y la paternidad. A su vez, se establecen tres
mandatos determinantes de la masculinidad: la heterosexualidad activa; el trabajo como
4
obligación y responsabilidad; y la paternidad como parte de su condición adulta. Si un
hombre se aleja de este modelo de ser hombre, se feminiza.
Con la modernidad es posible observar una deconstrucción de lo masculino, es decir una
crisis de la identidad masculina producto del individualismo y de la necesidad de hombres
y mujeres de separarse de los demás para poder vivir en sociedad. (Nolasco, 1995: 1516)
4. Feminidad
El género femenino dentro del mundo patriarcal es considerado como un efecto de la
naturaleza y no como una construcción cultural. Partiendo de esta premisa, los elementos
que participan en la conformación de la identidad de la mujer son eliminados, porque se
les considera naturales, “es decir, remiten a los instintos, a las hormonas, a la biología”
(Lagarde, 1992: 9)
Como consecuencia de ello, se privilegian atributos ajenos al género, que en lugar de
resultar conciliadores, establecen diferencias entre las mujeres: la clase social, la religión,
entre otros…
En el caso del género femenino, la sexualidad se encuentra escindida en dos áreas: la
procreación y el erotismo, la primera positiva, y la segunda negativa. El erotismo sólo
puede purificarse simbólicamente si está subsumido en la maternidad y la conyugalidad.
Al igual que sucede con la masculinidad, en torno a la feminidad existen tres cualidades
básicas que la mujer debe construir y desarrollar a lo largo de su vida. La primera de ellas
es la ignorancia, ya que la sabiduría de las mujeres generalmente es calificada como
“intuición” (valorada como una cualidad existente en seres que pertenecen a un rango
inferior en la escala evolutiva). La segunda característica es la de ser encargadas de
“purificar”, es decir, limpiar lo sucio, lo impuro del mundo, aquello que se descompone.
5
Esta cualidad del género femenino se ve impulsada por la culpa, la cual funciona como un
mecanismo político que impulsa a las mujeres a reparar al mundo.
Finalmente, las mujeres deben “ser para los otros”. Desde la subjetividad femenina, la
mujer se confunde con los “otros”, lo que hace que ésta se ocupe vitalmente de ellos,
persistiendo así un sentimiento genérico de dar y nunca obtener lo que se desea.
Metodología
La presente investigación corresponde a un estudio de tipo cuantitativo, para la cual se
trabajó con una población de jóvenes de décimo año del Colegio La Asunción; cada uno
de los cuales constituye, por tanto, una unidad de análisis. Esta elección no-probabilística
la realizamos con base en la conveniencia, debido a que contamos con recursos de
tiempo y económicos limitados, además de que se trata de una población que reúne las
características relevantes para nuestra investigación.
Elegimos a estudiantes de décimo año debido a su disponibilidad, ya que tanto
estudiantes de noveno como de undécimo año se encontraban realizando las pruebas del
Ministerio de Educación Pública.
A esta población se le aplicó un instrumento compuesto por 40 ítems de selección única,
en el cual se operativizó la variable de flexibilidad de género. Para ello, se recurrió a la
elaboración de escalas de Likert que midieran las opiniones de los adolescentes con
respecto a:

Actitudes: concepciones que tienen los individuos acerca de cuán apropiado son
ciertos comportamientos, basados en género, para hombres y mujeres en general.

Auto-percepciones/ preferencias: descripciones y preferencias de comportamientos
de género que tiene un individuo

Comportamientos: comportamientos de género tradicionales en escenarios
experimentales y naturales.
6
Cada una de las escalas contaba con preguntas relativas a roles de género femeninos y
masculinos, así como con preguntas neutras (a manera de control)
Para comprobar la validez del instrumento se recurrió a la aplicación de una prueba piloto
con 20 estudiantes de décimo año del Liceo San Luis Gonzaga. Con ellos se validó una
versión preliminar del instrumento, que constaba de 80 ítems de selección única. A partir
del posterior análisis de fiabilidad de los resultados, se decidió eliminar del cuestionario el
50% de las preguntas, estableciéndose como juicios para la selección los resultados de
fiabilidad y el criterio de que en cada una de las escalas debía mantenerse la misma
proporción de preguntas masculinas, femeninas y neutrales que en el instrumento inicial.
Resultados
1. Actitudes

Actitudes frente al trabajo
En relación con los trabajos se puede observar que los estudiantes de décimo año del
Colegio la Asunción presentan actitudes muy flexibles respecto a los roles sexuales. Tan
sólo dos de los jóvenes mostraron más rigidez a la hora de definir a quien corresponde la
acción de determinados trabajos.
Gráfico 1: Actitudes de los adolescentes frente al trabajo, de acuerdo con el número
de participantes
25
20
15
10
masculino
5
femenino
0
Poco flexible
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia
7
Como se puede ver en el Gráfico 1, son más las mujeres que contestaron positivamente a
las preguntas, revelando una tendencia a una gran apertura tanto en actitudes más
flexibles como en actitudes medianamente flexibles. Sin embargo, en términos
porcentuales son en realidad los hombres los que revelan ser más flexibles en cuanto a
las actitudes hacia los trabajos, aunque se debe notar que la diferencia no es muy
significativa. Las respuestas sobre mayor flexibilidad alcanzan un 76% de los hombres,
mientras que un 72% de las mujeres son las que contestaron de forma más flexible a
estas preguntas. Así mismo, son las mujeres las que se muestran más medianamente
flexibles, con un 24% sobre un 20% de los hombres.
Gráfico 2: Actitudes de los adolescentes frente al trabajo en términos porcentuales
80%
60%
40%
masculino
20%
femenino
0%
Poco flexible
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia

Actitudes frente a las actividades
Con respecto a las actividades los resultados fueron muy similares: tanto hombres como
mujeres contestaron en su mayoría que ambos sexos son responsables por distintas
actividades.
En este caso se presenta una diferencia entre las respuestas de hombres y mujeres en
tanto sólo una de ellas fue rígida en sus respuestas, pero al mismo tiempo la gran
mayoría de ellas fueron las más flexibles en cuanto a la realización de las actividades.
Como se puede observar en el siguiente gráfico, 27 de las 29 mujeres que participaron
contestaron de forma muy flexible, mientras que tan sólo una contesto de forma
medianamente flexible. En el caso de los hombres 21 de los 25 que contestaron el
cuestionario se manifestaron muy flexibles, mientras que 4 respondieron medianamente
flexibles, esto significa que un 93% de las mujeres son muy flexibles mientras que sólo un
84% de los hombres lo son.
8
Gráfico 3: Actitud de los adolescentes frente a las actividades, de acuerdo con el
número de participantes
30
25
20
15
10
5
0
Poco flexible
masculino
femenino
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia
Gráfico 4: Actitud de los adolescentes frene a las actividades en términos
porcentuales
100%
80%
60%
40%
masculino
20%
femenino
0%
Poco flexible
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia

Actitudes frente a los rasgos
En cuanto a los rasgos de la personalidad, las actitudes de los jóvenes de décimo año
respecto a estas presentan un cambio, pues como se puede observar en el gráfico 5, en
9
este caso son los hombres los que muestran mayor flexibilidad (76% de los hombres se
mostró flexible), mientras que las mujeres son las que predominan en la escala
medianamente flexible (un 59% de las respuestas femeninas flexibles). Sin embargo, al
igual que en los casos anteriores tanto hombres como
mujeres se muestran muy
flexibles, así mismo, las mujeres son las únicas que muestran respuestas poco flexibles y
en este caso resulta ser el resultado más amplio en cuanto a este tipo de respuesta.
Gráfico 5: Actitudes de los adolescentes frente a rasgos, según el número de
participantes
20
15
10
masculino
5
femenino
0
Poco flexible
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia
Gráfico 6: Actitudes de los adolescentes frente a rasgos en términos porcentuales
80%
60%
40%
masculino
20%
femenino
0%
Poco flexible
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia
2. Autopercepciones y preferencias

Auto-percepciones y preferencias frente al trabajo
10
Respecto a las auto-percepciones y preferencias de los jóvenes hay un rompimiento en
relación con las actitudes. En este caso la gran mayoría de los hombres son
medianamente flexibles, algunos son poco flexibles y ninguno es muy flexible. En cuanto
a las actividades laborales en las que se proyectan los varones tienden a ser menos
flexibles que en tanto a sus actitudes frente a trabajos similares, sólo el 64% de ellos es
medianamente flexible, mientras que ningún porcentaje es muy flexible, dejando así un
36% de jóvenes poco flexibles.
Gráfico 7: Segmentación en porcentajes de los hombres de acuerdo con su grado
de flexibilidad de autopercepciones y preferencias frente al trabajo
Poco flexible
36%
Medianamente
flexible
64%
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia
Por otra parte, las mujeres muestran una tendencia similar a la de los varones, con una
pequeña diferencia, esto es que unas pocas son altamente flexibles. De modo que 76%
de ellas es medianamente flexible, mientras que sólo un 10% son poco flexibles respecto
a los trabajos que adjudican a cada persona en razón de su sexo.
Gráfico 8: Segmentación en porcentajes de las mujeres de acuerdo con su grado de
flexibilidad de autopercepciones y preferencias frente al trabajo
11
14%
10%
Poco flexible
Medianamente
flexible
Muy flexible
76%
Gráfico de elaboración propia

Auto-percepciones y preferencias frente a las actividades
En cuanto a las percepciones sobre sí mismos y sus preferencias sobre las actividades
que realizan, los varones muestran una tendencia similar a la que tienen respecto a los
trabajos: tan sólo un 12% de los varones son muy flexibles, 64% son medianamente
flexibles y un 24% son poco flexibles
Gráfico 9: Segmentación en porcentajes de los hombres de acuerdo con su grado
de flexibilidad de autopercepciones y preferencias frente a actividades
12%
24%
Poco flexible
Medianamente
flexible
Muy flexible
64%
Gráfico de elaboración propia
Las mujeres, por su parte, se muestran medianamente flexibles frente a la separación de
actividades por sexo: un 14% de ellas es muy flexible y un 7% es poco flexible, lo que
hace que se refleje una mayor flexibilidad que la de los hombres en tanto a las actividades
que realizan.
12
Gráfico 10: Segmentación en porcentajes de las mujeres de acuerdo con su grado
de flexibilidad de autopercepciones y preferencias frente a actividades
14%
Poco flexible
7%
Medianamente
flexible
Muy flexible
79%
Gráfico de elaboración propia

Auto-percepciones y preferencias frente a los rasgos
Respecto a la forma en que se describen a sí mismos, los varones se muestran de forma
medianamente flexible y poco flexible. Adjetivos como fuertes, capaces e independientes
son más elegidos para describirse a sí mismos, mientras que la belleza y la dependencia
son más asociadas a las mujeres. La flexibilidad en este caso se da de forma parcial para
ambos sexos, desde la mirada masculina.
Esto significa que un 24% de los hombres son poco flexibles en cuanto a las
características de personalidad que se atribuyen a sí mismos y a las mujeres, mientras
que un 76% son medianamente flexibles.
Gráfico 11: Segmentación en porcentajes de los hombres de acuerdo con su grado
de flexibilidad de autopercepciones y preferencias frente a rasgos
24%
Poco flexible
Medianamente
flexible
Muy flexible
76%
Gráfico de elaboración propia
13
De forma distinta a la de los varones, las mujeres se manifiestan menos flexibles en tanto
a los rasgos de su personalidad, es así como un 52% de estas es poco flexible respecto a
las características de su personalidad, atribuyéndose a sí mismas, es su mayoría, la
belleza y la dependencia, mientras que definen a los varones como independientes,
fuertes y capaces. Lo anterior significa que poco más de la mitad de las mujeres es
menos flexible en relación con la forma en que se perciben a sí mismas y a los varones.
Gráfico 12: Segmentación en porcentajes de las mujeres de acuerdo con su grado
de flexibilidad de autopercepciones y preferencias frente a rasgos
Poco flexible
48%
52%
Medianamente
flexible
Muy flexible
Gráfico de elaboración propia
3. Comportamientos

Comportamientos frente a las actividades
Respecto a las actividades, los hombres se comportan de forma más flexible pues, como
se puede ver en el gráfico 16, un 60% de ellos es muy flexible en cuanto a las actividades
que realizan, mientras que un 40% es poco flexible. Esto demuestra que los hombres se
ven a sí mismos como proveedores y activos, así como le asignan a las mujeres
actividades como la preparación de alimentos y la propensión que, se supone, muestran
al llanto.
Gráfico 13: Comportamiento de los adolescentes frente a las actividades, en
términos porcentuales
14
60%
40%
60%
40%
Poco flexible
20%
Muy flexible
0%
Poco Muy flexible
flexible
Gráfico de elaboración propia
El caso de las mujeres es aún peor, aquí sólo un 55% de ellas es muy flexible de acuerdo
a los comportamientos que le asignan a los sexos femeninos y masculinos. El otro 45%
demuestra poca flexibilidad, adjudicando a los varones el deber de pagar en las citas y de
hacer los arreglos en el hogar.
Gráfico 14: Comportamiento de las adolescentes frente a las actividades, en
términos porcentuales
55%
60%
45%
40%
Poco flexible
20%
Muy flexible
0%
Poco Muy flexible
flexible
Gráfico de elaboración propia

Comportamientos frente a los rasgos
En cuanto a los rasgos de la personalidad, los hombres se identifican poco con los
estereotipos masculinos, a la vez que no adjudican rigurosas características al
comportamiento femenino, de modo que un 84% de estos es muy flexible, mientras que
un 16% se muestra poco flexible. Rasgos como la independencia, la sensibilidad y el
control sobre las emociones se ven como positivos para ambos sexos, mientras que la
agresividad, estereotípicamente masculina, se ve como un rasgo que puede ser poseído
15
por cualquier persona, independientemente de su género. Es decir, hay una mayor
flexibilidad de los rasgos en el comportamiento que de las actividades que se adjudican a
los géneros.
Gráfico 15: Comportamiento de los adolescentes frente a los rasgos, en términos
porcentuales
84%
100%
50%
Poco flexible
16%
Muy flexible
0%
Poco Muy flexible
flexible
Gráfico de elaboración propia
En el caso de las mujeres se vuelve un poco hacia las tendencias previas, sólo un 69% de
éstas es muy flexible en cuanto a los rasgos del comportamiento, mientras que un 31% se
describe como poco flexible, otorgando así determinadas características a hombres o
mujeres en razón de su sexo.
Gráfico 16: Comportamiento de las adolescentes frente a los rasgos, en términos
porcentuales
69%
80%
60%
31%
40%
Poco flexible
20%
Muy flexible
0%
Poco Muy flexible
flexible
Gráfico de elaboración propia
Discusión
16
El análisis estadístico se hizo a partir de una separación de los datos de las adolescentes
de sexo femenino de los datos de los adolescentes de sexo masculino, con el fin de
comparar los resultados entre ambos grupos.
Al analizarlos como un todo, los resultados cuantitativos de la investigación demuestran
que la hipótesis planteada al inicio no es acertada ya que las adolescentes de género
femenino no se mostraron sistemáticamente más flexibles ante los roles de géneros
estereotípicos. A lo contrario, en la mayoría de los casos fueron los varones los que
reflejaron una mayor flexibilidad de género. Sin embargo, las variaciones entre los
diferentes niveles de medición son las que muestran los patrones más interesantes.
1. Actitudes
En el caso de las actitudes de los adolescentes frente al trabajo, los resultados fueron
muy parejos reflejando similitud entre ambos grupos y, además, demuestran niveles altos
de flexibilidad. En términos estrictamente porcentuales, los hombres demuestran más
flexibilidad que las mujeres, aunque la diferencia es mínima. Al considerar el nivel más
bajo de flexibilidad, la cantidad es pareja ya que un joven de cada sexo indicó este nivel.
En términos generales, más del 70% de cada grupo mostró ser muy flexible lo cual indica
que la fuerza de los roles estereotípicos en esta categoría es baja.
Con respecto de las actitudes de los jóvenes ante las actividades, el patrón general de
flexibilidad se mantiene. En contraste con las actitudes frente al trabajo, en esta categoría
fueron más bien las mujeres que mostraron un menor nivel de rigidez que los hombres,
aunque de igual modo, esta diferencia fue de menos de diez puntos porcentuales. Sólo
una persona de sexo femenino indicó el nivel más bajo. La flexibilidad con respecto a las
actividades fue aún mayor que en el caso del trabajo ya que ambos grupos más de un
80% mostraron el nivel más alto de flexibilidad.
17
En el apartado de actitudes, fueron los rasgos de género los que revelaron el nivel más
bajo de flexibilidad. En esta categoría, de nuevo los varones obtuvieron niveles más altos
de flexibilidad, además, ampliando la diferencia con respecto a las mujeres, pues aquí los
hombres con el nivel más alto de flexibilidad superaron a las mujeres en un 17%. Este
caso demuestra que las mujeres tienden a tener más rigidez con respecto a los rasgos
propios a su género.
El fenómeno de flexibilidad alta que se da en el caso de las actitudes es muy interesante
ya que esta sección del instrumento pretendía medir las actitudes generales que tienen
los jóvenes hacia los roles de género. Los resultados de este apartado indican que sea
ante trabajos, actividades o rasgos, las actitudes generales tienden ser poco rígidas.
Los resultados del instrumento revelan que los niveles más altos de flexibilidad son los
que abarcan las actitudes. Este fenómeno realmente no es de extrañar ya que las
actitudes son las menos personales. Es decir, al ser mediciones más generales de
percepciones ante el mundo tienden a tener tasas más bajas de rigidez, posiblemente
porque se refieren a casos ajenos y de menos aplicación personal.
2. Auto-percepciones y preferencias
El caso de las auto-percepciones y preferencias ante el trabajo rompe con el patrón que
se venía dando en la medición de las actitudes ya que en esta subcategoría se da un
brinco importante hacia la rigidez. La concentración en la flexibilidad alta y la flexibilidad
media que se dio en las actitudes ante el trabajo se desplaza en el caso de las autopercepciones hacia la flexibilidad media y la baja. Además, los resultados de las
adolescentes de sexo femenino revelan índices más altos de flexibilidad que en el caso de
los varones, en tanto que ningún hombre demostró el nivel más alto de flexibilidad
mientras un 14% de las mujeres indicaron este nivel. En ambos casos, la concentración
de respuestas se ubica en la categoría de flexibilidad mediana. Sin embargo, los hombres
18
obtuvieron un 26% más de respuestas en la categoría más baja de flexibilidad de las
mujeres. Se puede concluir que esta es uno de los pocos casos en el que se cumple con
cierto grado de fuerza la hipótesis.
Las auto-percepciones y preferencias ante las actividades mantiene la concentración que
se dio en el caso de las auto-percepciones y preferencias ante el trabajo. De nuevo, la
mayoría de las respuestas, tanto de los varones como de las mujeres, se ubican bajo la
categoría de flexibilidad media. Los resultados se emparejan un poco más en los niveles
de rigidez que tienen los jóvenes en tanto que el porcentaje de mujeres y hombres muy
flexibles es casi igual (14% y 12% respectivamente). Sin embargo, aún en esta categoría
las mujeres mantienen los niveles mayores de flexibilidad ya que el porcentaje de
hombres poco flexibles es más de 3 veces superior al porcentaje de mujeres. De nuevo,
aunque en menor grado, la hipótesis se comprueba con esta medición.
Frente a los rasgos, la tendencia de flexibilidad que tenían las mujeres en el caso de las
auto-percepciones y preferencias se revierte. Este es el único caso en la categoría de
auto-percepciones y preferencias en el que los hombres tienen un nivel de flexibilidad
superior al de las mujeres. Sin embargo, la flexibilidad como tal disminuye en ambos
casos en tanto que ningún hombre ni ninguna mujer reflejaron una flexibilidad alta. El
caso de las mujeres quizás es uno de los más interesantes en toda la medición ya que
esta es la única situación, tanto en el caso de hombres como de mujeres, en la que el
porcentaje más alto pertenece al nivel más bajo de flexibilidad. A su vez, el porcentaje de
mujeres poco flexibles más que duplica el mismo porcentaje de hombres. Este es el caso
que contradice con más fuerza la hipótesis planteada al principio de la investigación.
En relación con los datos de las actitudes, las auto-percepciones y preferencias
demuestran un nivel de rigidez mucho mayor, es decir, una flexibilidad mucho menor en
ambos grupos. Las mujeres superaron a los hombres en el caso de trabajos y
actividades, sin embargo mostraron niveles sorprendentemente bajos en el caso de los
19
rasgos. Esto demuestra que las mujeres dan mucha importancia a los rasgos que debería
ejercer cada sexo según el estereotipo cultural.
La medición de auto-percepciones y preferencias buscaba medir de manera más directa,
la flexibilidad de los jóvenes. Al considerar como se perciben a ellos mismos, la
flexibilidad disminuyó en ambos casos, lo cual indica que entre más se refieren a ellos
mismos, menos flexibles son. Esto podría significar que los jóvenes permiten más
rupturas con los roles de género en casos ajenos que al tratar de ellos mismos.
3. Comportamientos
Con respecto a los comportamientos concretos, el instrumento se limitó a medir las
actividades y los rasgos, omitiendo a su vez los trabajos, ya que al ser jóvenes de colegio,
aún no practican ni han practicado ninguna tarea laboral.
En el caso de los comportamientos con respecto a las actividades, el nivel de flexibilidad
fue bajo en ambos casos. Los resultados fueron parejos en tanto que los hombres
superaron a las mujeres en la flexibilidad alta por 5 puntos porcentuales. En el caso de la
flexibilidad baja, fueron las mujeres quienes le ganaron a los hombres por cinco puntos, lo
cual indica que los hombres son un poco más flexibles que las mujeres cuando trata de
actividades. Sin embargo, ninguno de los niveles de flexibilidad fue alto en tanto que
ninguno supero el 60%.
Con respecto al comportamiento frente a los rasgos, la flexibilidad aumenta en ambos
casos, pero aún más en el caso de los hombres. De nuevo, los hombres son más
flexibles que las mujeres, y en este caso las superan con 15 puntos porcentuales.
En ambos casos de los comportamientos, las pruebas cuantitativas desmienten la
hipótesis en tanto que demuestran que son los hombres quienes son más flexibles con
respecto a los roles de género tradicionales.
20
La medición de los comportamientos puede considerarse como la más concreta ya que no
mide ni actitudes generales y percepciones propias, sino que miden comportamientos
concretos. Por ello resulta interesante que en el caso de las actividades, la flexibilidad
sea más baja que en el caso de los rasgos. Esto indica que los jóvenes, especialmente
en el caso de las mujeres, tienden a someterse más a los roles en torno a las actividades
que en el caso de rasgos.
En términos más generales e interpretativos, se puede afirmar que la flexibilidad de roles
de género entre los jóvenes de décimo año del Colegio La Asunción en Pérez Zeledón es
bastante alta, indicando más disposición por parte de los muchachos por alejarse de los
estereotipos establecidos tradicionalmente para su género, y acercarse más a los
estereotipos del otro género. Sólo en uno de los ocho casos de medición, el nivel de
flexibilidad más bajo obtiene el mayor porcentaje, y en ese caso, sólo lo logró con una
ventaja de 4 puntos porcentuales.
Por otro lado es interesante que los niveles de flexibilidad de género más altos son los
que se refieren a las actitudes personales mientras que en el caso de las autopercepciones y preferencias y los comportamientos, las tasas de flexibilidad son más
bajas. Este patrón, como se mencionó anteriormente, muy posiblemente está
correlacionado con una tendencia de aceptar más alejamiento de los roles de género en
casos ajenos, pues en la aplicación práctica de auto-percepciones y comportamientos el
puntaje en torno a la flexibilidad disminuyó.
Esta investigación no pretende representar la totalidad de los jóvenes de Costa Rica, ni
mucho menos la población costarricense total. Sin embargo eso no le resta credibilidad ni
importancia a los resultados, que pueden actuar como antecedente para otras
investigaciones de este tipo a mayor escala.
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Con respecto a la hipótesis, sólo en tres de las ocho mediciones fueron más flexibles las
mujeres, lo cual indicaría más bien, que los hombres tienden a ser más flexibles que las
mujeres. Este resultado puede ser algo paradójico cuando se analiza a profundidad ya
que indica que las mujeres reproducen los roles estereotípicos más que los hombres, a
pesar de que en nuestra cultura, esos roles las ubican en una condición subordinada y de
desventaja frente a los hombres. A pesar de que esta investigación no se plantea explicar
por qué un grupo u otro reproduce los estereotipos con más fuerza, puede ser de mucho
interés para aquellos que intentan romper con los roles de género tradicionales saber que
no son únicamente los hombres que copian estos comportamientos y actitudes, sino que
son las mismas mujeres que lo hacen y en algunos casos con más fervor. Quizás este
dentro de este fenómeno está la clave para romper con los roles de género que por tanto
tiempo han controlado los comportamientos sociales de los hombres y las mujeres.
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