16 INTERES GENERAL Sofía Rapi y Tonka Baric viven en la ciudad de Berisso y lideran las colectividades de albaneses y yugoslavos, respectivamente. Son viejas amigas y no creen que un conflicto bélico como el que sufren por estos días sus compatriotas pueda separarlas. Responsabilizan a los Estados Unidos por las atrocidades en los Balcanes. Y preparan una colecta para los refugiados, mientras piden por la paz en la región la amistad que las une desde hace décadas. Sofía Rapi y Tonka Baric son las presidentas de los centros que nuclean a los descendientes de albaneses y yugoslavos, respectivamente, que funcionan en la ciudad de Berisso. Si bien nunca existió entre las colectividades ninguna rivalidad, desde que se desató la guerra por la independencia de la provincia de Kosovo ambas se vieron en la obli- gación de dar su parecer sobre el conflicto. “Esta guerra, como todas, no sirve más que para que sufran los inocentes”, explica Sofía, como para iniciar la charla, antes de ser interrumpida por Tonka quien aclara que “este conflicto fue armado por los americanos, que lo único que buscan es sacar provecho donde hay muerte y destrucción”. Reunidas por “Hoy”, las dos ami- Sofía y Tonka, son dos amigas que sufren la guerra a la distancia Historias de vida Entre mates, fotos antiguas y libros con páginas amarillentas, Sofía y Tonka recorren con sus recuerdos sus orígenes y vivencias. Las historias que narran las dos se parecen a las de tantos inmigrantes que llegaron hasta nuestro país huyendo de la pobreza y la marginalidad. Vniko Baric y Antonia Tatesic volvieron a nuestro país luego de un fallido regreso a su tierra de origen: Yugoslavia. En 1934 pisaron nuevamente tierra argentina con su bebita de 9 meses que ostentaba el mismo nombre de la madre, pero en el idioma yugoslavo: Tonka. El padre de Sofía llegó al país en el ‘30 huyendo de la miseria que asolaba a Albania. Sotir Rapi y Lile Guga se conocieron en aquel rincón de Europa y, luego de que él visitara nuestro país en busca de trabajo, viajó para buscar a su joven esposa. Poco después nacía la primera hija del joven matrimonio, Sofía. El conflicto bélico desatado en hacer que las historias que narra parezcan más sabrosas que la verdad. “Esta guerra es un invento de los Estados Unidos”, no duda en afirmar. Y explica a quienes quieran escucharla que “como siempre, con una falsa explicación de defensa de los derechos humanos arman guerras que les sirven para sus intereses”. Al igual que todos los inmigrantes, está muy dolida por lo que sucede en Yugoslavia y apuesta por la paz. Solidaridad. Una vez más la comunidad de Berisso ayuda a quienes más lo necesitan Con su historia de largas luchas en pos de la supervivencia, los albaneses tienen en claro la dimensión del término solidaridad. Por eso es que no extraña a nadie, y mucho menos en una ciudad donde todos conocen a todos como Berisso, que la comunidad albanesa se haya puesto ya en movimiento para estar cerca de los suyos. La presidenta de la colectividad, Sofía Rapi, es la encargada de coordinar las acciones tendientes a recolectar elementos de suma necesidad en épocas de conflicto. Así, desde que se desató el conflicto en la región de Kosovo -y más aún con la extensión de la guerra hacia Albania- toda una comunidad salió a pedir colaboraciones, fundamentalmente de ropa, alimentos no perecederos y medicamentos, los que serán entregados a la emba- Kosovo y que hoy por hoy compromete a Yugoslavia, Albania y todos los países que componen la OTAN, se originó “cuando en la Segunda Guerra Mundial la Italia fascista de Mussolini invadió Albania imponiendo su régimen de muerte”, explica Tonka, conocedora de la historia y amante de la filosofía. Parada frente a la repisa y en busca de un mapa, Sofía agrega que “cuando ocurrió eso, cientos de albaneses se asilaron en el país vecino, ya que les era imposible vivir en su territorio”. Lo cierto es que ambas coinciden en señalar que “se afincaron en Kosovo, una provincia de Yugoslavia que limita con Albania porque en ese país les abrieron las puertas”, explica la señora Rapi, mientras agrega que “es por eso que nos parece extraño que hoy reclamen como propio un territorio que habitan desde hace décadas”. Argentinas Las mujeres, que juran sentirse más argentinas que europeas, transportan con un ejemplo criollo los sucesos que desataron la guerra de los Balcanes explicando que “es como si los chilenos que viven en la Patagonia argentina reclamaran como propia la zona”, precisa Tonka, para quien “esto generaría posiblemente una guerra entre argentinos y chilenos con la posibilidad que intervenga militarmente otro país como Un símbolo de paz. El mensaje fue claro y contundente los Estados Unidos, por ejemplo”. Lejos del conflicto, y no sólo por la enorme distancia que separa a nuestro país de los Balcanes, tanto una como otra precisan que no existe entre los albaneses y yugoslavos radicados en la región “ningún ánimo de venganza”, ya que “todos nos criamos prácticamente juntos”, como afirma Sofía, quien puso como ejemplo que “las dos -por ella y Tonka- fuimos a la misma escuela y jugábamos juntas en mi casa desde chiquititas”. “Somos como hermanas”, agrega entre sonrisas la mujer yugoslava, precisando que “es imposible imaginar que pueda llegar a haber entre nosotras algún conflicto por esta guerra absurda que compromete a nuestros países de origen, ya que “nos queremos desde siempre y nada Sofía, una mujer luchadora JAVIER BRUSCO Una colecta para los más necesitados DANIEL FORNERI Tonka, locuaz y emprendedora Con unos enormes ojos claros, Tonka Baric parece ver todo con bastante claridad. Nacida en Yugoslavia, pero afincada en nuestro país desde los 9 meses de vida, la enorme mujer de mirada tierna y gestos dulces busca explicar todo con la precisión de un experto y la autoridad propia de quienes saben muy bien de lo que hablan. La abuela, conocedora de la historia y sus avatares, administra sus horas entre el cuidado de su anciana madre y su esposo, sin dejar de atender su kiosco y sus estudios universitarios de la carrera de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). “Estoy orgullosa de tener orígenes yugoslavos”, afirma sin dudar una sola palabra, pero enseguida aclara que “me siento más argentina que nadie”, ya que “conozco muy bien la historia y las costumbres de esta parte del mundo”, en la que habita desde bebé. A Tonka le encanta hablar y realmente lo hace muy bien y segura de sí misma. Opina sobre todos los temas y es capaz de convencer hasta al más descreído de los mortales. Habla claro y con la capacidad de gas -se conocían de antes- coincidieron en señalar que el conflicto “no fue originado ni por los albaneses ni por yugoslavos, sino que es un problema creado por las grandes potencias”, tal como afirma la mujer yugoslava, quien agrega que “los americanos armaron a la guerrilla de Kosovo y les llenaron la cabeza a los albaneses, ya que buscaban un conflicto con Milosevic”. DANIEL FORNERI A varios miles de kilómetros de los Balcanes y sentadas en una mesa con mate y galletitas de por medio, Sofía y Tonka repasan sus historias personales y analizan el conflicto bélico que sacude a sus naciones de origen. Una es descendiente de albaneses, la otra de yugoslavos y, aunque están lejos de discutir por la guerra que separa a estos dos países europeos, la suerte quiso que hoy tengan que dar explicaciones sobre jada de ese país en Buenos Aires y, posteriormente, enviadas al continente europeo. Los organizadores de la colecta han destacado la enorme colaboración de todo el pueblo berissense, aunque siguen faltando aún remedios y alimentos. Asimismo, la señora Rapi dejó perfectamente aclarado que su responsabilidad se limita sólo a recolectar las contribuciones y entregarlas a la representación diplomática. Sofía parece una de esas mujeres que se muestra frágil aunque esconde una enorme fortaleza. Madre de dos jóvenes que ya la hicieron abuela, afronta sola la responsabilidad de mantener una casa desde que su esposo, Basilio, falleció. Bajita, de pelo corto y mirada suave, Sofía se asemeja a una abuela moderna e independiente. Además de mimar a los suyos, la mujer trabaja todos los días desde la mañana y hasta la tarde en la complicada tarea de gestionar los papeles que enloquecerían a cualquiera. Pero como si todo lo que hace fuese poco, Sofía maneja en su casa el centro que nuclea a los inmigrantes albaneses que viven en la región, función por la cual se ve “obligada” a ayudar no sólo a los que viven acá sino “a los que sufren la guerra, como los indefensos chicos y los ancianos albaneses”. Frente a esto, y dando una rápida solución al problema, la mujer se embarcó en la tarea de juntar ropa, alimentos y remedios para ser enviados a la zona en conflicto porque “hay que dar a los que no tienen todo lo que podamos”. Considera acertadamente que ninguna guerra tiene sentido. nos puede separar”. A la espera de una solución pacífica y con su amistad “por encima de todo”, Tonka y Sofía sonríen ante la pregunta esperada en estos casos. “Jamás”, es la tajante respuesta que no dudan en pronunciar al unísono. “¿Podrían llegar a pelearse por culpa de esta guerra?” fue el interrogante que, para cualquiera, no podría haber sonado más inoportuno. Albania es una república ubicada al sureste de Europa, localizada en la parte occidental de la península Balcánica. Etnicamente hablando es uno de los países más homogéneos del mundo, ya que alrededor del 98 por ciento son albaneses, grupo que se cree son descendientes de los ilirios, un pueblo indoeuropeo que habitó esa región en tiempos remotos. Las minorías más importantes están formadas por griegos, gitanos, serbios y búlgaros. En 1967 el gobierno comunista abolió todas las instituciones religiosas. Con anterioridad, alrededor del 70 por ciento de la población era musulmana, un 20 por ciento ortodoxa griega y el restante 10 por ciento, católica. El 28 de noviembre de 1912, después de una serie de revueltas contra los turcos y aprovechando la Primera Guerra Balcánica, los albaneses -conducidos por Ismail Qemal, declararon su independencia. Un año después las potencias delimitaron las fronteras, pero excluyeron grandes porciones de territorio, en especial de la región de Kosovo, que quedó en manos de Serbia. En las décadas del ‘70 y el ‘80 las relaciones con Yugoslavia fueron tensas, a causa de que el gobierno albanés alegó el mal trato que se daba a los casi 2 millones de albaneses residentes en la provincia serbia de Kosovo. Ahora en el diario más leído de la región, los columnistas de la prestigiosa revista Negocios Artes Reportajes Salud 17 La realidad de Albania Yugoslavos y albaneses demuestran que pueden vivir en paz JAVIER BRUSCO La ex Yugoslavia es un antiguo país de la península de los Balcanes, situada al sureste de Europa y que existió entre 1918 y 1991. Comprendía seis repúblicas: Bosnia-Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Eslovenia y Serbia, ésta última englobando, a su vez, a las provincias autónomas de Voivodina y Kosovo. La herencia cultural de Yugoslavia combinó las distintas culturas de sus regiones. Serbia, por ejemplo, mantuvo firmemente arraigada su condición de territorio eslavo y de miembro de la Iglesia ortodoxa serbia, a la que adhería cerca de la mitad de la población; un 30 por ciento era católica y el 10 por ciento musulmana. Luego de la muerte del mariscal Tito, el 4 de mayo de 1980, el gobierno alentó el desarrollo del enfrentamiento étnico, mientras los movimientos separatistas en las distintas repúblicas aumentaban. En Kosovo, de mayoría albanesa y que había logrado su autonomía en 1968 tras rechazar el control serbio, se produjeron enfrentamientos durante la década del ‘80. Los esfuerzos del gobierno serbio por imponer su autoridad sobre Kosovo contribuyeron a complicar las relaciones entre Yugoslavia y Albania. Hacia finales de la década del ‘80, Serbia reafirmó su control sobre Kosovo y la provincia de Voivodina, cuya autonomía fue suprimida. INTERES GENERAL de abril de 1999 “ES UNA GUERRA PARA QUE SUFRAN LOS INOCENTES”, COINCIDIERON DANIEL FORNERI Una mirada sobre Serbia La Plata, jueves 22 Ciencia El mundo