La Edad Media y las nuevas tendencias

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Universidad Nacional de Tres de Febrero
UNTREF VIRTUAL
Seminario de Historia Cultural e Historiografía I
Clase 2
La Edad Media y las nuevas tendencias historiográficas
Para entender las nuevas tendencias historiográficas en historia medieval y, en general, la trasformación
del quehacer histórico hemos derecordar la frase de Marc Bloch para quien la historia es “ciencia del
cambio”.
Las novedades en la labor histórica no implican el desconocimiento u olvido de las obras anteriores. En
la producción de los grandes maestros se encuentran lo que llamaríamos ideas de avanzada (Jacques Le
Goff habla de intuiciones), ideas que aparecen en esa producción, algunas desarrolladas de manera
incompleta, otras modificadas y criticadas por historiadores posteriores, todas fecundas.
Precisamente en la obra de Bloch encontramos ideas que han continuado despertando interés,
curiosidad, crítica.
El libro Marc Bloch, aujourd’hui. Histoire comparée et sciences sociales Textes reunis et
presentés par Harmut Atsma y André Burguière [París Ecole des Hautes Etudes en Sciences
Sociales, 1990] recoge trabajos que investigadores recientes han elaborado a partir de
temas de Marc Bloch. Así aparecen – entre esos temas– el problema del molino de agua, el
de la clase servil, el milagro real, maneras de sentir y de pensar. Bloch en sus obras
destacó la importancia de lo económico sin olvidar lo social.
Uno de sus libros pioneros fue Los reyes taumaturgos [Marc Bloch, I re taumaturghi, Turín,
Einaudi, 1973] en que aparece la utilización de la interdisciplina tan en boga en la
actualidad puesto que para realizarlo debió recurrir a trabajos de sociología social o de
etnología. La gestualidad, la imposición de las manos reales, el milagro, lo maravilloso
presentes en el libro tendrán, en la actualidad, amplio desarrollo a través de la obra de
historiadores contemporáneos. Lo mismo sucedió con otro de sus temas. Su preocupación
por la historia de los campos lo llevó a tratar la historia de las técnicas y más
especialmente estudió el molino de agua. Progreso técnico o elemento de sometimiento de
los señores titulares de la señoría banal. Posiciones divergentes sobre el mismo tema han
dado lugar a posteriori a numerosas obras.
Un libro publicado en 1919 en Holanda y traducido sólo en 1931 al francés, El otoño de la
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Edad Media de Huizinga [J. Huizinga, El otoño de la Edad Media , Buenos Aires, Revista de
Occidente,1947] ha dado lugar a estudios encaminados a la antropología histórica. Por
medio de la utilización de materiales no tradicionales –proporcionados por la literatura y el
arte– se podría lograr lo que esbozó Huizinga, el sistema de representaciones de una época.
Sin duda, las tendencias de comienzos del siglo XX definieron una orientación
diferente al quehacer histórico.
Recogemos las palabras de Michel Foucault en su artículo “No al sexo rey” en que dice:
“Hace años los historiadores mostraron su orgullo por las posibilidad que se les abría de
hacer no sólo la historia de las batallas, los reyes y las instituciones, sino también de la
economía. Y he aquí que ahora se asombran porque algunos, los más sagaces, han
aprendido que de la misma manera se puede hacer la historia de los sentimientos, los
comportamientos de los cuerpos”
[Michel Foucault, Un diálogo sobre el poder, Madrid, Gedisa, 1995, p. 146 y ss.].
Párrafo que puede introducirnos en las nuevas tendencias historiográficas.
Los pensadores de la historia plantean dudas, consideran este momento de la historiografía como
“tiempo de incertidumbres”, ”crisis epistemológica”, “momento crítico”. Momento de definición del
campo histórico. La historia al solicitar el apoyo de otras ciencias ¿ha conquistado o se ha convertido en
conquistada?.
Sin duda, se ha aliado con las nuevas o resurgidas ciencias que han aparecido en el siglo XX con
enorme energía tales como la psicología, la antropología, la lingüística .... También la historia ha
considerado elementos de investigación histórica testimonios que en otro momento sólo parecían
corresponder a ciencias diferentes, las obras literarias o las producciones del arte. Examinadas sin duda
con otros parámetros han ampliado el horizonte de búsqueda de la historia.
En lo relativo a los campos a explorar y a los nuevos instrumentos corresponde mencionar la historia
de las mentalidades, ya anticipada por las obras de Huizinga y Bloch, entre otros. Aceptada y
rechazada inclusive por uno de sus supuestos creadores, Georges Duby . Rechazada por algunas
escuelas históricas como la inglesa que prefiere hablar de historia de la cultura. Creo que la historia de
las mentalidades señala el camino para una tendencia muy fuerte en los últimos tiempos, la histoire
des profondeurs. Campo de difícil definición [Lecturas Le Goff y José Luis Romero]. Historia que
necesita de una gran cultura y acuidad de parte del historiador para ser lograda.
Creo que como resumen al respecto podemos aducir las reflexiones de Le Goff y JeanClaude Schmitt quienes en su artículo ”L’histoire médiévale“ [Cahiers de civilisation
médiévale, 39,1996, pp. 9-25.] rescatan el aporte de esta tendencia al decir que ha abierto
caminos, ha enriquecido “el contenido de la antropología medieval” puesto que la
mentalidad tiene tendencia “a invadir el conjunto de la sociedad y permite definir conductas
características del hombre medieval”.
Creo que la indefinición de este campo que llevó a Le Goff a tratarla de “ambigua” define
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características positivas y negativas a la vez. Positiva porque está ligada a “lo irracional, a
lo incoherente, a lo imaginario, a los sistemas abiertos”.
La interdisciplina de que hablamos ha hecho reverdecer un género no frecuentado, la biografía. Porque
la misma ha permitido esa historia buceadora en las profundidades del hombre. Como ha dicho Bloch la
historia es una ciencia antropófaga, se alimenta de hombres. Ese interés en el individuo nominado
implica definir y acotar.
Jean-Claude Schmitt en un artículo titulado “La cultura de l’ imago” [Annales ( H.S.S.),nº 1, 1996
,pp.3-35.] ha definido persona, individuo y sujeto. Persona “traduce una definición antropológica,
propia de una cultura determinada”; individuo aludiría al lugar singular del hombre en el cuerpo social
: por fin sujeto nos hablaría de la “facultad de volverse sobre sí mismo, supone la reflexividad y la
introspección”. Destacamos en estas reflexiones cómo maneja la historia conceptos propios de la
psicología, la antropología y la filosofía y lo que implica para esa historia el análisis interior y la
importancia de la imagen. Que Jean-Claude Schmitt denomina -para destacarla del lenguaje cotidianoimago, con término latino.
Que yo he preferido denominar eídola, con palabra griega. Las imágenes se ligan con el problema de la
representación. La representación surge como una presentación, no ofrece los objetos miméticamente
sino que trata de presentar lo invisible- que es, en definitiva, lo real.
Diversas historiografías nacionales han frecuentado este tema que se liga con el
revival de la historia política y el acontecimiento. Hacemos un excusus precisamente
para entender la nueva concepción del hecho. Tomo con libertad las palabras de
Georges Duby en Le dimanche de Bouvines (París, Gallimard, 1985 / El domingo de
Bouvines) en que considera que el hecho es como una piedra que cae en un estanque,
importa el lugar en que cae pero también los círculos concéntricos que produce esa
caída.
En suma, se excede lo puntual. Respecto del hecho son importantes para el
historiador algunas reflexiones que filósofos como Paul Ricoeur [ Temps et récit, París,
Seuil, 1983-5, 3 tomos] han expresado al respecto: el hecho como propiedad
absoluta del pasado, el problema de conectarnos con el mismo, es decir poder salvar
el hiato, el espacio que nos separa de ese acontecimiento, la conciencia de que el
hecho está en relación con las acciones actuadas por agentes humanos, su conexión
con los tiempos que lo suceden.
En ese renovado interés por la historia política aparecen nombres de autores alemanes de principio de
siglo, Percy Schramm y Ernst Kantorowicz. Sus obras [entre otras, del segundo, Los dos cuerpos del
rey. Un estudio sobre teología medieval , del primero, Kaiser, Rom und Renovatio] han influido en las
representaciones del poder, de la afirmación de formas políticas merced a creaciones abstractas.
Las nuevas corrientes historiográficas han modificado también su manera de expresar su
mensaje. Se habla de las palabras, se habla del silencio como una forma constitutiva de ese
mensaje que nos llega, como una forma coherente de dar a conocerlo. Decimos que nos
llega y con esta frase dejamos planteado el problema de la comunicación que se ofrece de
manera múltiple. Aparecen con gran fuerza las figuras del emisor y del receptor. En la
actualidad, se acepta la narratividad lo que no implica que la obra histórica sea tomada
como obra literaria.
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Creo que hemos de establecer de manera taxativa que aun cuando el historiador escriba en forma
literaria, aun cuando se preocupe por su estilo el historiador no hace literatura. Su obra está ligada de
manera inexcusable a los elementos con que cuente, con los que el archivo o los documentos le
proporcionen y a los criterios que su propio quehacer le imponen. Lejos de él queda la libertad de ficción
de que dispone el literato.
Lo que decimos nos lleva a plantearnos el papel del historiador frente al material que manipula. Se
acepta actualmente que los estudiosos al volverse al pasado, al interrogarlo vuelquen sus propios
intereses contemporáneos. No en vano encontramos en la actualidad la proliferación de temas como los
problemas que atañen a la mujer, a su papel en la sociedad y en la familia. El historiador ha de tener
una gran sensibilidad para captar los problemas el pasado, sensibilidad que los aproximan y que le
llegan desde el presente.
El historiador actual acepta su subjetividad y eso le lleva a preguntarse por la
subjetividad de los testimoniadores de la época que estudia, por sus intereses,
pasiones, deformaciones interesadas o ingenuas.
Georges Duby en uno de sus libros de “confesiones”, titulado Passions comunes [Georges
Duby-Bronislaw Geremek, Passions comunes. Entretiens avec Philippe Saintery, París,
Seuil, 1992] considera que no cree que los hechos se reiteren pero sí cree en las analogías
de los períodos de larga duración. Relación de pasado y presente. Los historiadores actuales
se muestran particularmente preocupados por establecer esa liaison. En especial entre
nuestra edad contemporánea y la Edad Media que se consideran como dos edades
interactivas. Marc Bloch ha dicho “Si la incomprensión del presente nace fatalmente de la
ignorancia del pasado, no es menos cierto que es necesario comprender el pasado por el
presente [Souvenirs de guerre, 1914-1915, Cahiers des Annales, 1969].
Geremek ha volcado sus preocupaciones sociales actuales en la búsqueda de los
vagabundos, de los pobres medievales de aquéllos que el lenguaje jurídico medieval
denominó los “nihil”, los “nada”. Esta preocupación coincide con la del hombre político
abrumado por el desempleo actual que aflige a Europa. Duby ha escrito un libro que
aunque se trate de una obra de divulgación nos hace pensar en la conexión posible entre
pasado-presente: Año 1000-año 2000. La huella de nuestros miedos [Santiago de Chile,
Andrés Bello, 1995]. Esa conexión pasado-presente relaciona los dos períodos a través de
los miedos que flagelos similares provocan en las gentes.
A la vez, el historiador no ha de caer en el anacronismo. Pero sí podemos afirmar el interés actual por la
medievalidad. Muchos factores negativos, acontecimientos decisivos del siglo XX han llevado a esta
actitud (la generación del 68, el fin del sueño americano, la muerte de Kennedy, la guerra de Vietnam).
Como ha dicho Jacques Le Goff [ Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval , Barcelona,
Gedisa, 1985, p. 14]: ”Lo maravilloso compensa la trivialidad y la regularidad cotidianas”. De allí el
éxito de obras como El señor de los anillos de Tolkien [entre otras ediciones , J.R.R. Tolkien, El señor de
los anillos, Buenos Aires, Minotauro, 1984, 3 tomos] que –editado en 1954– tiene tanto éxito en la
actualidad. Y la importancia de lo que podemos llamar la fantasía heroica. El interés por las historias
en que aparece el caballero heroico. Historias –escritas o expresadas en imágenes cinematográficasque demuestran una de las preocupaciones importantes del mundo europeo actual , la alternativa entre
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ecumenidad o unidad extensa y particularismos políticos.
De todas maneras debemos pensar que todas estas tendencias se complementan , no deben existir
pretendidos caminos exclusivos. Como dice L. Stone [L. Stone, “ The Rervival of Narrative: Reflections
on a New Old history”, Past and Present, 85, 1979] : “La historia tiene muchas moradas y deberá
continuar teniéndolas a fin de florecer en el futuro”.
Objetivo: Expresar las nuevas tendencias historiográficas que han tenido especial
importancia en el campo de la historia medieval .
Actividad
Escribir un informe de 300 palabras comentando las lecturas indicadas subrayando las tendencias
actuales en la historiografía medieval y en otros campos históricos.
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