REVISTA 14 (1): 88-97, 2006 BIOLOGÍA Y PATOBIOLOGÍA HUMANA DEL ÁCIDO HIALURÓNICO SÍNDROME DISESTÉSICO CUTÁNEO: VULVODINIA Y SÍNDROME DE BOCA QUEMANTE. UNA APROXIMACIÓN DIAGNÓSTICA Y TERAPÉUTICA IVONNE CONSTANZA ANGULO1*, JUAN GUILLERMO CHALELA2 Resumen Los síndromes disestésicos cutáneos, aunque infrecuentes en la práctica clínica, constituyen un reto diagnóstico multidisciplinario en donde el dermatólogo se convierte en pieza clave. Por su origen, probablemente multifactorial y frecuentemente idiopático, la valoración inicial debe incluir una historia clínica completa, identificando los posibles factores asociados. Esta revisión busca suministrar al lector herramientas diagnósticas y terapéuticas, útiles para el manejo de pacientes con esta patología. Palabras clave: glosodinia, síndrome de boca quemante. CUTANEOUS DYSESTHESIA SYNDROME: VULVODYNIA AND BURNING MOUTH SYNDROME. A DIAGNOSITC AND THERAPEUTIC APPROACH Abstract The cutaneous dysesthesia syndrome are infrequent in medical practice, they constitute a multidisciplinary diagnostic challenge in which the dermatologist is a key element. Due to its multifactorial origin which is usually idiopatic, the inititial evaluation must include a complete clinical history, identifying the possible associated factors. This review is intended to provide the reader with diagnostic and therapeutic tools, useful in the management of these patients. Key words: glossodynia, burning mouth syndrome. Introducción El dolor definido según Jiménez Arnau en su artículo sobre tumores cutáneos dolorosos como la “sensación desagradable y penosa experimentada en 1 2 * Fundación Santafé, Bogotá, Colombia. Residente Dermatología- Universidad Militar Nueva Granada Dirección electrónica para correspondencia: [email protected] Dirección Postal: Centro Médico de los Andes. Av.9 #117-20 Consultorio 902, Bogotá, Colombia. Recibido: Mayo 10 de 2006. Aceptado: Mayo 31 de 2006 88 cualquier parte del organismo”1, involucra la piel, dado el sinnúmero de receptores de dolor y temperatura existentes en su estructura, inervada por más de un millón de fibras nerviosas aferentes, que se derivan o poseen axones de los ganglios Rev. Med. ANGULO I., CHALELA J. dorsales de la raíz posterior de la médula espinal, las cuales penetran la dermis y el tejido celular subcutáneo, dividiéndose en nervios de menor tamaño, compuestos por fibras mielínicas y amielínicas, corpúsculos nerviosos y no nerviosos y terminaciones nerviosas encapsuladas y no encapsuladas, revestidas de células de Schwann1. Aunque todas las terminaciones de dolor son terminaciones nerviosas libres, estas utilizan dos vías diferentes para transmitir las señales de dolor al sistema nervioso central. Una vía corresponde al dolor agudo o rápido, que aparece en menos de una décima de segundo cuando se aplica el estímulo doloroso y la otra, al dolor crónico o lento, que solo se inicia después de un segundo o más y que aumenta gradualmente en el curso de varios segundos y a veces hasta de minutos2. Las señales de dolor agudo se transmiten por los nervios periféricos hasta la médula espinal por medio de fibras pequeñas tipo Aä a velocidades entre 6 y 30 m/s. En cambio las del dolor lento o crónico, lo hacen por fibras tipo C a velocidades entre 0.5 y 2 m/s. Debido a este doble sistema de inervación, el comienzo súbito de un estímulo doloroso da lugar a una sensación doble: Un dolor agudo, seguido de un dolor lento ardiente, más o menos un segundo después2. El dolor neuropático por su parte, se define como una sensación ardiente de base, con paroxismos superpuestos de dolor punzante o eléctrico, presentando cambios en la sensibilidad, como dolor al tacto (alodinia), hiperalgesia y parestesias. Una vez producido el daño nervioso, los mecanorreceptores -receptores cutáneos especializados en el tacto y sonido- y los receptores polimodales, asociados a fibras C no mielinizadas con terminaciones axonales en la piel, responden a un dolor agudo punzante llamado primer dolor, que se convierte luego en una disestesia ardiente, la cual aumenta en forma de paroxismos producidos por fibras de respuesta lenta y llamado segundo dolor1. Existen características que se deben tener en cuenta para el diagnóstico del dolor neuropático, como son la clínica, calidad y tiempo, tipo y distribución del dolor. El síndrome disestésico cutáneo se refiere a una serie de enfermedades relacionadas con dolor neuropático y que tienen características comunes, en algunos casos asociadas con situaciones externas específicas comprobadas y multifactoriales en otras. A este grupo pertenecen la disestesia de las pantimedias o disestesia del jean, las localizadas en la piel cabelluda de la región anal o genital, la escrotodinia, la disestesia orofacial, la vulvodinia y el síndrome de boca quemante, siendo los dos últimos, tema central de esta revisión. Se trata en definitiva de síndromes dolorosos crónicos sin hallazgos cutáneos, caracterizados por dolor neuropático clásico, en ocasiones acompañados de prurito, exacerbados por factores de tipos emocionales y relacionados con una enfermedad de base. Vulvodinia El término fue instituido en 1983 por la Internacional Society for the Study of Vulvar Disease (ISSVD) como el “disconfort vulvar crónico” caracterizado por sensación de ardor quemante o irritativo de la vulva y su primera clasificación, que incluía la vulvitis cíclica (o candidiasis cíclica), la vestibulitis vulvar, la papilomatosis vulvar y la vulvodinia esencial o disestésica, la hizo también la ISSVD en 1988. Sin embargo fue una clasificación que perdió vigencia y en la actualidad el término de vulvodinia se aplica a aquellas pacientes con dolor crónico o quemante con más de tres meses de evolución y sin que al examen físico se evidencien lesiones microscópicas3. Se han descrito dos subtipos de vulvodinia, la vestibulitis vulvar y la vulvodinia disestésica. Estudios recientes denotan este síndrome como disestesia vulvar, que puede ser generalizada o localizada, usualmente en el vestíbulo u otros sitios como el clítoris3. La prevalencia de la vulvodinia es desconocida y como la incidencia acumulativa de dolor vulvar crónico en los Estados Unidos ha sido del 16%, se sugiere que 14 millones de mujeres podrían experimentarla durante su vida. Volumen 14 • No. 1 - Julio de 2006 89 SÍNDROME DISESTÉSICO CUTÁNEO: VULVODINIA Y SÍNDROME DE BOCA QUEMANTE Existen muchas causas de dolor y/o ardor vulvar, siendo la dermatitis la más frecuente; la práctica dermatológica australiana presenta hasta un 54% de mujeres con síntomas crónicos vulvares4, con más frecuencia en pacientes con atopía, en donde la función de barrera de la piel presenta alteración5. La dermatitis de contacto irritativa también es frecuente, debido al uso de múltiples sustancias como son los productos de higiene (jabones, geles, espumas de baño, cremas depilatorias desodorantes, toallas higiénicas, tampones, protectores íntimos), lubricantes y anticonceptivos (espermicidas, preservativos y diafragmas) fluidos corporales (sudor, secreciones vaginales, orina y semen), medicamentos (desinfectantes, tea libre de aceite, preservativos en crema, cremas anti fúngicas, anestésicos tópicos y agentes antibacterianos tópicos) y otros como ropa interior sintética3,5. La dermatitis de contacto alérgica ha sido identificada entre el 5–26% de las mujeres diagnosticadas con dermatitis vulvar, comúnmente por medicamentos tópicos. Otra causa menos frecuente está dada por uso de medicamentos tópicos y toallas higiénicas3,6. La infección local por Cándida produce sensación de ardor y prurito, con mejoría de los síntomas una vez se inicia el tratamiento. Otras causas incluyen la atrofia vulvovaginal por deficiencia estrogénica, infecciones por herpes virus recurrente, herpes zoster y neuralgia post herpética, liquen escleroso y atrófico, síndrome de Behcets, penfigoide cicatrizal, síndrome de Sjögren, neoplasia vulvar intraepitelial y carcinoma3. La vestibulitis vulvar debe cumplir los criterios descritos por Friedrich que incluyen dolor severo por contacto sobre el vestíbulo o introito vaginal, extrema sensibilidad a la presión localizada y hallazgos físicos de eritema, constituyéndose la percepción alterada del dolor en la principal característica del síndrome7,8,9. En ausencia de presión localizada, la mujer está libre de síntomas, los cuales pueden sobrevenir posteriores a una condición inflamatoria precipitante, e incluso espontáneamente10. Cabe anotar que el eritema es el criterio menos útil para el diagnóstico11 y algunos consideran que 90 Rev. Med. se puede diagnosticar cuando el dolor se localiza en el vestíbulo, aun con ausencia de eritema12. La incidencia de la vulvodinia es desconocida, pero la mayoría de las pacientes son de raza blanca, premenopáusicas y sexualmente activas. Estudios recientes en pacientes con vestibulitis demostraron un aumento en la inervación vulvar, comparado con pacientes control, pero no está claro si se trata de un fenómeno primario o secundario13,14,15. El diagnóstico de vulvodinia disestésica, conocida también como vulvodinia esencial y disestesia vulvar generalizada, se reserva a los casos de sensación de quemazón o dolor vulvar no provocado, no limitado al vestíbulo. Se presenta en mujeres ancianas en quienes el dolor se extiende más allá del introito vaginal, involucrando labios mayores y algunas veces, la cara interna de los muslos y el ano3,5. Observaciones no controladas relacionan el dolor vulvar difuso con dolor lumbar bajo, con trauma, con virus herpes simple y con cirugía pélvica. Algunos investigadores lo proponen como secundario a neuralgia pudendal, pero no existen datos que soporten la disfunción del nervio pudendo como causa este dolor16. Aikens y colaboradores reportaron escalas significativamente aumentadas de síntomas depresivos en 32 mujeres con disestesia vulvar, comparadas con un grupo control de igual número. Este aumento se debía a desinterés sexual y a dolor crónico y no observaron diferencias significativas respecto a síntomas cognitivo afectivos, o historia de desordenes depresivos17. La evaluación de las pacientes con vulvodinia incluye una historia clínica y examen físico completo, cultivos para hongos y bacterias, examen microscópico con hidróxido de potasio y biopsia de cualquier lesión sospechosa de patología18. En cuanto al tratamiento, las medidas generales incluyen el manejo de cualquier alteración relacionada, uso de sustitutos del jabón y de lubricantes no irritantes para la actividad sexual y evitar en general, el uso de sustancias irritantes3. ANGULO I., CHALELA J. Los antidepresivos tricíclicos son ampliamente utilizados en el dolor vulvar, a pesar que no existen estudios controlados para su uso19. El gabapentin, usado recientemente con éxito, se constituye en una alternativa de manejo20 y tratamientos como acupuntura, fisioterapia del piso pélvico y uso de interferón, han reportado beneficio21,22,23,24. lengua. Múltiples sitios de la mucosa oral como la región alveolar superior, el paladar, los labios y la región alveolar inferior pueden verse comprometidos y menos frecuentemente el piso de la boca y la garganta30,31,33,34,35,36. La escisión quirúrgica de cantidades variables de tejido vestibular o vestibulectomía, es la intervención con más alta tasa de éxito en la vestibulitis vulvar, sin embargo, fallas metodológicas desvirtúan con frecuencia este procedimiento. Además del manejo médico, se debe incluir el manejo comportamental3. 1. Presencia de la triada dolor continúo en mucosa oral, disgeusia y xerostomía. 2. Ausencia de lesiones u otros cambios detectables en la mucosa oral, incluso en el área de dolor. El Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia recomienda tratamiento conservativo en caso de vestibulitis, existiendo con el tiempo, muchos casos de mejoría de la vulvodinia, con o sin tratamiento25,26,27. Síndrome de Boca Quemante También se conoce como glosodinia, glosalgia, glosopirosis, estomatodinia, estomatopirosis, lengua quemante, parestesia oral y lingual o disestesia oral. En la última década la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo definió como una entidad nosológica diferente, caracterizada por dolor, con un examen físico normal de la mucosa oral27,28. Se considera un diagnóstico de exclusión dado el sin número de patologías que cursan con dolor bucal, las cuales el dermatólogo está en la obligación de descartar antes de emitir el diagnóstico de glosodinia. Aunque es frecuente catalogarlo como un desorden puramente sicosomático de mujeres postmenopáusicas, muchos estudios lo relacionan con enfermedad realmente orgánica y siquiátrica, mostrándose mejoría de los síntomas en un 70% de los pacientes con terapia dirigida29-34. Clínicamente el paciente experimenta sensación de quemazón, dolor, calor, hormigueo o adormecimiento en la cavidad oral, de intensidad similar a un cuadro de odontalgia, ocurriendo con más frecuencia en los dos tercios anteriores y punta de la Dos características específicas definen este síndrome: En más de la mitad de los pacientes el inicio del dolor es espontáneo, sin que se identifique un factor precipitante y en una tercera parte, se relaciona con procedimientos odontológicos, enfermedades de aparición reciente, o uso de medicamentos, dentro de ellos la terapia antibiótica37. El dolor suele ser persistente, puede prolongarse por muchos años y la duración media es de 3.4 años38. Las presentaciones más frecuentes incluyen la forma oligosintomática con dolor y disgeusia, o dolor y xerostomía y la monosintomática, con solo dolor39. Las alteraciones gustatorias en estos pacientes son complejas. La disgeusia afecta el 70% de los pacientes39, quienes refieren un sabor metálico o amargo, con dificultad para captar los sabores dulces, pudiendo relacionarse con una alteración en las fibras aferentes, con conservación de la sensación térmica, táctil y dolorosa40. Estudios recientes han demostrado que existe una prevalencia aumentada de glosodinia en los llamados “hipergustadores” (individuos con habilidad incrementada para detectar sabores). Estos individuos podrían ser más susceptibles a desarrollar el síndrome, dada su mayor densidad de papilas gestatorias, cada una de las cuales se encuentra rodeada de neuronas dolorosas del nervio trigémino. Otros investigadores han encontrado que la habilidad para detectar sabores amargos disminuye con la menopausia; esta reducción en la cuerda timpánica del nervio facial resulta en la intensificación de las sensaciones gustatorias del área inervada por el nervio glosofaríngeo y en la producción del llamado “gusto fantasma”, o sensación de sabor amargo o metálico en la boca. Volumen 14 • No. 1 - Julio de 2006 91 SÍNDROME DISESTÉSICO CUTÁNEO: VULVODINIA Y SÍNDROME DE BOCA QUEMANTE Se ha sugerido que el daño en el gusto se puede asociar con pérdida de la inhibición central de las fibras dolorosas aferentes del nervio trigémino, que conlleva a los síntomas orales quemantes37. Los factores asociados con su etiología son muchos, incluyéndose cuatro categorías principales: Causas sistémicas, causas locales, factores siquiátricos o sicológicos e idiopático29,31. En un estudio reciente realizado por Felice y colaboradores, en el que se evalúo la función tiroidea y el gusto a pacientes con glosodinia, también se planteó la hipótesis que en el síndrome de boca quemante, los pacientes son hipergustadores y que además presentan baja resistencia al estrés y tendencia al hipotiroidismo. Esta hipofunción tiroidea podría ser responsable del desarrollo de hipoageusia, sensación de gusto amargo y de la liberación de la inhibición de las sensaciones mediadas por el nervio trigémino, que conllevaría al dolor oral y a la sensación de quemazón, con aumento a su vez de sensaciones térmicas y táctiles41. 1. Causas Sistémicas En cuanto a prevalencia, en Estados Unidos se ha reportado en el 0.7% de la población y en Europa hasta en el 7%, con un rango de 2.5% a 5.1%41. En la población general es del 3.7%42, observándose típicamente en pacientes de edad media y en ancianos, con un rango de edad entre 38 y 78 años y 60 años en promedio. Su ocurrencia en menores de 30 años es rara y la relación mujer hombre es de 7: 1. No se han reportado casos en niños30,34,36,42. • • • • • • • 2. Causas Locales • • De acuerdo con la variación diaria de los síntomas, se divide en tres subgrupos: • Síndrome de boca quemante tipo I: Ocurre en el 35% de los pacientes y se caracteriza por dolor diario, ausente al despertar, que se incrementa a lo largo del día y empeora en horas de la noche. Está asociado a factores no psiquiátricos. Síndrome de boca quemante tipo II: Ocurre en el 55% de los pacientes y se caracteriza por dolor diario constante y presente al despertar. Está asociado a ansiedad crónica. Síndrome de boca quemante III: Ocurre en el 10% de los pacientes y es catalogado como intermitente, con intervalos libres de dolor. Compromete sitios inusuales como piso de la boca y la garganta y se asocia con alergia a aditivos alimenticios o flavorizantes. 92 Rev. Med. Deficiencias nutricionales: hierro, ácido fólico, vitamina B12, zinc y vitaminas del complejo B. Alteraciones endocrinas u hormonales: diabetes mellitus, hipotiroidismo y menopausia. Xerostomía: asociada con enfermedades del tejido conectivo (Síndrome de Sjögren, Síndrome Sicca) a medicamentos (antidepresivos tricíclicos, benzodiazepinas, inhibidores de la monoaminooxidasa, antihipertensivos y antihistamínicos) por ansiedad y stress. Medicamentos: inhibidores de enzima convertidora de angiotensina y ansiolíticos43. Anemia. Reflujo gastroesofágico. Gastritis43. • • Factores asociados a los dientes, trabajos dentales, factores mecánicos, hábitos orales o comportamiento parafuncional: bruxismo, dolor miofacial, apretamiento de los dientes. Estomatitis de contacto alérgica: alimentos, asociada a restauración dental o materiales dentales, preservativos, aditivos, flavorizantes. Causas neurológicas: neuropatía del nervio lingual, neuropatía glosofaríngea, neurinoma del acústico. Infecciones: candidiasis relacionada con el uso de antibióticos, de prótesis dentales, con trauma local, uso de corticoides y diabetes mellitus; infección fusoespiroquetal, e infección por Helicobacter pylori43. Xerostomía por irradiación o enfermedad local. 3. Factores Psiquiátricos o Sicológicos • Depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, desorden somatomorfo, cancerofobia, estrés psicosocial. ANGULO I., CHALELA J. 4. Idiopático A pesar del sinnúmero de causas mencionadas, las asociaciones más frecuentes incluyen alteraciones siquiátricas o sicológicos, xerostomía, deficiencias nutricionales, estomatitis de contacto alérgica, factores relacionados con la dentadura, comportamiento parafuncional, candidiasis, diabetes mellitus y menopausia o alteraciones hormonales31. Es importante tener en cuenta que en más de la tercera parte de los pacientes, el síndrome de boca quemante es de etiología multifactorial. Los siguientes son los estados más frecuentemente asociados al Síndrome de Boca Quemante: 1. Alteraciones siquiátricas o sicológicas: La enfermedad psiquiátrica ha sido asociado en varias series, en un rango del 19 al 85%, y en donde la ansiedad o la depresión se constituye en un diagnóstico subyacente en por lo menos la tercera parte de los pacientes De ellos, un 20% cursa cancerofobia (ansiedad o fobia experimentada ante la posibilidad de padecer un proceso maligno)31,44. Es importante aclarar que aunque la glosodinia puede ser un síntoma somático de la depresión, ésta última y las alteraciones sicológicas son frecuentes en poblaciones con dolor crónico, pudiendo ser secundarias al mismo, más que la causa del síndrome de boca quemante, lo que refleja que dicha asociación no siempre es causal. Aunque para varios pacientes con glosodinia las alteraciones psiquiátricas son claramente significativas en su etiología, no se debe caer en el error de concluir que todos los casos obedecen a trastornos psiquiátricos, especialmente en aquellos donde no hay una etiología clara aparente. 2. Xerostomía: No es sorprendente que la sensación de sequedad de la mucosa o xerostomía, se sugiera como factor etiológico del síndrome de boca quemante, en razón a su alta incidencia en estos pacientes. Sinembargo, la mayoría de los estudios en los que se mide la tasa de flujo salival en pacientes afectados, no revelan disminución del flujo de saliva estimulada y no estimulada40. Aunque hay estudios que demuestran alteraciones en varios componentes de la saliva, tales como mucina, Ig A, fosfatos, pH y resistencia eléctrica, la relación de estos cambios con el síndrome sigue siendo desconocida40. Se piensa que las alteraciones podrían obedecer a una producción simpática anormal relacionada con el estrés, o a anormalidades en la interacción entre los nervios craneales involucrados en las sensaciones del gusto y el dolor37. Teniendo en cuenta que la saliva es un medio dispersante de sustancias que trasmiten estímulos a la mucosa de la boca, otra explicación sería que una alteración en la concentración de los componentes salivales orgánicos e inorgánicos, determinada por el tipo de secreción o por la cantidad de saliva secretada, podría influir en la captación y recepción de los estímulos y alterar la percepción de la mucosa bucal en estos pacientes45. En definitiva, no se sabe si el síndrome es una manifestación clínica de la xerostomía, o si la xerostomía es un síntoma distinto asociado a él. El vínculo existente entre el síndrome y las alteraciones salivales puede deberse a la concurrencia de enfermedades sistémicas, uso de medicamentos, problemas psicológicos, lo cual apoya la hipótesis de una etiología multifactorial. 3. Deficiencias nutricionales: Están presentes en el 2% al 33% de los pacientes y las alteraciones en la mucosa asociadas con estados de deficiencia, como eritema, glositis, pérdida de las papilas o atrofia, pueden estar ausentes29. 4. Estomatitis de contacto alérgica: Aunque algunos estudios reportan una alta prevalencia de alergia en pacientes con prótesis dentarias y materiales dentales como acrílico, níquel, mercurio, oro y cobalto, en otros no se relacionan estos materiales con el desarrollo de glosodinia. Por ello es necesaria la realización de pruebas de parches controlados, que se deben correlacionar con la clínica, antes de emitir un diagnóstico29. Por otra parte, flavorizantes o aditivos alimenticios pueden estar implicados y dentro de ellos se ha identificado aldehído, canela, ácido ascórbico, tartrazina, ácido benzoico, propilenglicol, mentol y hierbabuena29. Volumen 14 • No. 1 - Julio de 2006 93 SÍNDROME DISESTÉSICO CUTÁNEO: VULVODINIA Y SÍNDROME DE BOCA QUEMANTE 5. Problemas asociados al uso de prótesis dentarias: Más que una verdadera respuesta alérgica al material, el dolor relacionado con el uso de prótesis se asocia usualmente con defectos en su diseño, irritación o comportamiento parafuncional35. 6. Comportamiento parafuncional: A pesar de ser subestimado por los médicos, es más frecuente de lo que se piensa. Se presenta cuando los pacientes aprietan los dientes, meten la lengua repetitivamente, o desplazan la lengua contra los dientes. Se da de forma inconsciente o asociada a estrés. El examen de la superficie de los dientes y las prótesis dentales puede en algunas ocasiones, dar la clave diagnóstica29. 7. Candidiasis oral: Es reportada como causa de glosodinia entre el 6% al 30% de los pacientes, en quienes el sobrecrecimiento de Cándida se asocia con factores como xerostomía, tratamiento con corticoides o antibióticos, uso de dentadura postiza y diabetes mellitus. Típicamente las manifestaciones mucosas son mínimas o ausentes46. Osaka y colaboradores reportaron candidiasis subclínica como causa de glosodinia, en el 25% de una cohorte de pacientes47. 8. Diabetes mellitas: Un 5% de los pacientes con síndrome de boca quemante tienen diabetes. Las alteraciones metabólicas de la mucosa oral, neuropatía diabética y angiopatía, son todos mecanismos propuestos para el desarrollo de glosodinia en estos pacientes, contribuyendo con ello la xerostomía y la misma candidiasis oral33,48. 9. Medicamentos. Los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina como captopril, enalapril y lisinopril, pueden causar glosodinia, con mejoría de la misma al reducirlos o descontinuarlos29. En un estudio reciente realizado por Marques y colaboradores, se observó que entre las diversas categorías de fármacos que tomaban los pacientes con síndrome de boca quemante, solamente los hipotensores y los diuréticos se presentaron como factor de riesgo para el desarrollo del síndrome49. 94 Rev. Med. Diagnóstico, Evaluación y Seguimiento Si bien no es fácil instaurar criterios diagnósticos de inclusión, se puede establecer que el síntoma fundamental es la sensación de quemazón o dolor que cumpla las siguientes condiciones, aunque posiblemente deberían incluirse la sequedad y otra serie de trastornos o anomalías sensoriales50: a) b) c) d) e) Se experimenta intensamente en la mucosa oral. No remite durante un tiempo mínimo de 4-6 meses. Es continuo, o dura la mayor parte del día. No interfiere necesariamente con el sueño. En general no empeora, pero puede incrementarse con la comida o la bebida. La evaluación de estos pacientes debe estar a cargo de un equipo multidisciplinario que incluya en primera instancia un dermatólogo, así como un odontólogo, un psiquiatra y un otorrinolaringólogo y el interrogatorio se dirigirá a una completa historia médica, dental, sicológica o siquiátrica del paciente. Es importante describir la duración, características, intensidad, localización, subtipo o patrón del dolor. Antecedentes como uso de medicamentos que causen xerostomía, trabajos dentales, uso de productos para la higiene y tipo de cuidado oral, hábitos orales y comportamiento parafuncional, historia de depresión, ansiedad o cancerofobia e historia familiar de cáncer oral, enfermedad psiquiátrica y enfermedades del tejido conectivo, son de gran importancia para el diagnóstico. Factores exacerbantes como comidas, preparaciones orales (cremas y enjuagues dentales, chicles, mentas, cosméticos para los labios, cigarrillo) también deben tenerse en cuenta, así como documentar la relación del inicio del dolor, con el uso de prótesis dentales, trabajos dentales o comportamiento parafuncional29. El examen físico, que debe ser realizado por un clínico con experiencia y conocimiento en patología oral debe incluir un examen completo de la mucosa oral, con el fin de identificar la presencia de eritema, glositis, atrofia, candidiasis, lengua geográfica o fisurada, liquen plano y xerostomía. Siempre se debe examinar la presencia de prótesis dentales y ANGULO I., CHALELA J. su respectiva adaptación y enfatizar en la identificación clínica de los signos de comportamiento parafuncional, para lo cual el odontólogo es el profesional mejor capacitado29. Finalmente, los exámenes paraclínicos que se deben evaluar son: cuadro hemático completo, niveles séricos de hierro, ferritina, saturación de hierro, capacidad de unión del hierro, vitamina B12, folato, zinc, glucosa y hemoglobina glucosilada. También se debe ordenar cultivo para Cándida y pruebas de parche (más importante en pacientes con glosodinia tipo 3) que incluyan: serie estándar (serie de la clínica de Mayo que incluye 68 alergenos diferentes); serie de flavorizantes orales y preservativos y serie de metales29. Otras valoraciones específicas de acuerdo con el paciente son las pruebas sicométricas y las valoraciones de psiquiatría, odontología, neurología, otorrinolaringología y gastroenterología29,43. Dado que rutinariamente no se dispone de pruebas que cuantifiquen la infección por Cándida, el tratamiento empírico para candidiasis oral en pacientes con síndrome de boca quemante contempla nistatina o clotrimazol en forma tópica (también para prótesis dentales), fluconazol oral por 100 mg, tomando dos tabletas el día primero, una tableta los días 2 al 7, y una tableta día de por medio los días 8 al 21, para un total de 15 tabletas por tratamiento29. No se debe olvidar la remoción de las prótesis dentales en la noche, ya que su permanencia predispone a hábitos parafuncionales y a candidiasis recurrente. En todo paciente se requiere descartar la presencia de diabetes, por lo cual es necesaria la medición de los niveles de glucosa en sangre. Cuando se identifican hábitos parafuncionales, terapias de comportamiento consistentes en monitoreo de hábitos, retroalimentación y técnicas de relajación, son terapéuticas alternativas para el paciente29. Manejo Se centra en controlar o eliminar todas las causas potenciales, sin olvidar que en muchos pacientes existe más de un factor causal. Cuando este se asocia con trastornos psiquiátricos de base como depresión, ansiedad o cancerofobia, están indicados los antidepresivos y ansiolíticos con menos efectos anticolinérgicos, teniendo en cuenta el grupo de inhibidores de la recaptación de serotonina, causantes de menos xerostomía29. Dar tranquilidad al paciente respecto a la ausencia de cáncer es definitivo, como parte integral del tratamiento. La adaptación o reemplazo de prótesis dentales mal posicionadas, el uso de agentes anticandidiásicos para su mantenimiento y su retiro en horas de la noche, junto con las recomendaciones de evitar irritantes y revisar en forma periódica la higiene oral, son medidas útiles en el abordaje terapéutico de estos pacientes29. En el manejo de la glosodinia secundaria a estomatitis de contacto alérgica, es esencial evitar alergenos identificados previamente en pruebas de parche. Para el manejo de la glosodinia asociada a xerostomía, las medidas generales incluyen reemplazar los medicamentos con potencial para causar xerostomía, discontinuar medicamentos innecesarios, aumentar el consumo diario de agua, usar humidificadores en la habitación, evitar el alcohol y los enjuagues con contenido alcohólico, evitar cafeína, consumir únicamente dulces y gomas de mascar libres de azúcar, usar sustitutos comerciales de la saliva según necesidad y antes de dormir y por último, uso de sialogogos como pilocarpina (5 mg dos veces al día) y civemeline (30 mg dos veces al día)29. En el caso de la glosodinia idiopática, en la que no es posible identificar una causa clara que la desencadene, o cuando los tratamientos usados según la etiología sospechada no dan resultado, se puede recurrir a otras opciones. Estas incluyen la suspensión definitiva de sustancias irritantes como enjuagues bucales alcohólicos, productos a base de menta o canela, el consumo de cigarrillo y la realización de una prueba terapéutica con agentes anticandidiásicos. Por su efecto antidepresivo y ansiolítico, la doxepina se usa frecuentemente en dosis superiores a Volumen 14 • No. 1 - Julio de 2006 95 SÍNDROME DISESTÉSICO CUTÁNEO: VULVODINIA Y SÍNDROME DE BOCA QUEMANTE 75 mg/día. Como altas dosis se han asociado con arritmias cardiacas, xerostomía y efectos antidepresivos severos, se recomienda un monitoreo cuidadoso de su uso. Si a pesar de lo anterior no hay respuesta, se debe iniciar manejo con antidepresivos tricíclicos, con protocolo de manejo para dolor crónico. La dosis usual de amitriptilina es de 10 a 75 mg/día, aunque también se han reportado dosis de 75-150 mg/día; por su efecto analgésico adicional se prefieren dosis bajas29. El uso de benzodiazepinas incluye el clonazepam a dosis de 0.5 a 4 mg/día y el clordiazapoxide. La aplicación de clonazapen tópico (0.5 a 1 mg/ 2-3 veces al día) reportada por Woda y colaboradores, con efecto benéfico para el 52% de los pacientes tratados se constituye en otra herramienta terapéutica29. En casos refractarios al uso de benzodiazepinas y antidepresivos, se ha descrito recientemente el uso de olanzapina, un antipsicótico atípico, antagonista de receptores de dopamina y serotonina y útil en el manejo de la psicosis, esquizofrenia y estado maniaco de la enfermedad bipolar. Aunque el mecanismo responsable de su efecto es aún desconocido, se ha reportado mejoría de los síntomas52. También se han utilizado análogos estructurales del ácido aminobutírico (GABA) como el gabapentin, con resultados promisorios en el abordaje terapéutico de la glosodinia. Un estudio que involucró 4 pacientes usando dosis de 900-2400 mg/día, mostró disminución de los síntomas en todos los casos, con un tiempo máximo para establecer su efecto entre 7 y 21 días52. El ácido alfalipoíco (ácido tiótico), un antioxidante mitocondrial de gran potencia que produce aumento del glutatión intracelular e incrementa la producción del factor de crecimiento nervioso, está indicado en distintos tipos de procesos neuropáticos y se constituye actualmente en otra herramienta para el manejo de la glosodinia, con adecuados perfiles de seguridad y eficacia, a dosis de 600 mg/día50. Femiano y colaboradores realizaron un estudio en el cual se analizó la eficacia del control de los síntomas en pacientes con síndrome de boca quemante, usando psicoterapia sola durante dos sesiones semanales de 1 hora por dos meses, ácido lipoíco (ALA, ácido tiótico) a dosis de 600 mg/día durante 96 Rev. Med. dos meses y la combinación de psicoterapia y los 600 mg/día de ALA durante dos meses, contra los controles que solo recibieron placebo. Encontraron que la terapia combinada fue significativamente más beneficiosa que la psicoterapia (p‹0.0005) o el ALA solos (p‹0.0005), resultados que sugieren que el ácido alfa lipoíco podría complementar la psicoterapia y ser una alternativa a los fármacos psicoactivos53. Otros tratamientos descritos incluyen el uso de láser infrarrojo, capsaícina a bajas concentraciones usada 3-4 veces al día, medicina tradicional china y estimulación eléctrica transcutánea29,50. En conclusión, la vulvodinia y la glosodinia son dos entidades de etiología multifactorial, que involucran causas sistémicas, locales, siquiátricas, e idiopáticas, relacionadas frecuentemente con patologías de base y factores externos y que idealmente se deben diagnosticar y tratar por un grupo médico multidisciplinario. Referencias 1. Chalela JG. El dolor y la piel. Dermatología Peruana. 2001; 11: 26-30. 2. Guyton AC. Sensaciones somáticas: dolor, cefalea y temperatura En: Tratado de fisiología médica. 8 ed. Mexico. Mc Graw-Hill; 2003. p. 543-606. 3. Lotery HE. Vulvodynia. Lancet. 2004; 363(9414): 105860. 4. Fischer GO. The commonest causes of symptomatic vulvar disease: a dermatologist perspective. Aust J Dermatol. 1996; 37: 12-18. 5. Welsh BM, Berzins KN, Cook KA, Fairley CK. Management of common vulval conditions. MJA. 2003; 178: 391-395. 6. Crone Am, Stewart EJ, Wojnarowska F. Aetiological factors in vulvar dermatitis. J Eur Acad Dermatol Venereol. 2000; 14: 181-186. 7. Friedrich EG Jr. Vulvar vestibulitis syndrome. J Reprod Med. 1987; 32: 110-14. 8. Meana M, Binic YM, Khalife S. Dyspareunia: sexual dysfunction or pain syndrome? J Nerv Ment Dis. 1997; 185: 561-569. 9. Masheb RM, Nash JM, Brondolo E. Vulvodynia: an introduction and critical review of a chronic pain condition. Pain. 2000; 86: 3-10. 10. Metts JF. Vulvodynia and vulvar vestibuliti: challenges in diagnosis and management. Am Fam Physician. 1999; 59: 1547-1556. 11. Bergeron S, Binik YM, Khalife S, Pagidas K, Glazer HI. Vulvar vestibulitis syndrome: reliability of diagnosis and evaluation of current diagnostic criteria. Obstet Gynecol. 2001; 98: 45-51.