Hazte humilde, fuerte y robusto

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DON BOSCO: UN SUEÑO, UNA IDEA
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Ficha
EL ORATORIO SOÑADO TOMA FORMA EN CHIERI
Juan Bosco tiene 16 años y llega a Chieri para iniciar seriamente los
estudios: y 10 años después llegará a ser sacerdote.
No es posible seguir todo el camino de estos diez años: evidenciaremos
aquellos hechos y aquellos elementos que tienen más relación con el
futuro del oratorio, agrupándolos en las indicaciones que la “Señora de
majestuoso aspecto” le dio a Juan Bosco cuando tenía 9 años: “Hazte
humilde fuerte y robusto”
1. Hazte “humilde”
Lo primero que hace Juan cuando llega a Chieri es buscar un sacerdote, para
que sea su guía espiritual y lo encuentra en el Padre Maloria. “El me recibía con
mucha bondad, cada vez que iba a visitarlo. También me animaba a confesarme y comulgar
con más frecuencia”. Por varios años Juan sigue sus consejos y obedece sus
directivas.
En la escuela pusieron a Juan para hacer el 60 curso. “Pero mi edad y mi estatura me hacía parecer como una
columna en medio de mis pequeños compañeros”.
El recibimiento del Profesor Cima, hombre severo, no fue de las más cordiales: “Al verse entrar en la escuela
un alumno alto y fuerte como él y a mitad de año, bromeando dice en la primera clase: “Este o es un gran burro o un gran
talento”. Todo impresionado por aquella severa persona “Ni una cosa ni otra respondí: soy un pobre joven que tiene buena
voluntad para cumplir con su deber y progresar en los estudios”.
Juan es querido por todos por su cordialidad de trato, porque era educado y reservado. Juan daba gracias
a todos por todo el bien recibido y los consideraba sus benefactores. La humildad es sentirse necesitado de
la ayuda de los demás, ser llamado y atender.
En toda su vida Don Bosco no tendrá miedo de pedir ayuda y colaboración, sostén, amistad; de extender
la mano a tanta gente para tener dinero suficiente para realizar sus obras y quitar la mala fama a sus jóvenes...
En 1886, tuvo que decirle a un amigo: “Tú no sabes cuánto me ha costado pedir limosna”.
2. Hazte “fuerte”
En Chieri, Juan madura su formación religiosa y moral a través de la ayuda de un guía, de un generoso
esfuerzo personal y el clima exigente de la vida de seminano.
Su personalidad progresa en dos frentes.
La devoción a María
“Cuando viniste al mundo te consagré a la Virgen: Al comenzar tus estudios, te he recomendado la devoción a la que es tu
Madre: ahora te recomiendo que seas todo suyo. Quiere a los compañeros que son devotos de María; y si llegas a ser
sacerdote, recomienda y propaga la devoción a María”.
Así le dijo mamá Margarita, la tarde antes de la partida de Juan al seminario de Chieri (3 de Octubre de
1853).
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Acordándose de estas recomendaciones de su madre, el joven estudiante, todas las mañanas y tardes se
iba a rezar frente a la imagen de la Virgen de las Gracias en la Catedral.
La presencia de Maria en los 10 años que estuvo en Chieri, constituye una especie de hilo conductor que
ilumina y guía los pasas de Juan hacia el sacerdocio y abre su corazón a los compañeros y a los
muchachos que encuentra.
El amor a la Eucaristía
A los 11 años había hecho la primera comunión, anticipándose un año a la norma general.
Su director espiritual, lo animaba a comulgar frecuentemente:“El que iba a confesarse y a comulgar más de una
vez al mes, era considerado de los más virtuosos; y muchos confesores no lo permitían. Yo en cambio me sé deudor a este
confesor; si no, hubiera sido arrastrado por los compañeros a ciatos desórdenes.
Hablando de las prácticas de piedad en el seminario escribe: “La santa comunión podía recibirse sólo los
domingos o en otra solemnidad especial. Alguna vez, se recibía durante la semana, pero para hacerlo, había que
desobedecer. Era necesario hacerlo en la hora del desayuno, para ir a escondidas a la iglesia de San Felipe y comulgar, y
poder venir a reunirse con los compañeros en el momento en que iban al estudio o a clase”.
Para comulgar diariamente Juan Bosco deja regularmente el desayuno y para un joven de veinte años no
era un pequeño sacrificio, sabiendo como debía ser el almuerzo en el seminario. Aquí en el amor a la
Eucaristía, ha encontrado “el alimento más fuerte para su vocación”
3. Hazte “robusto”
Juan Bosco se hará robusto a través del estudio y del trabajo.
Es admirable e impresionante al mismo tiempo, recorrer las calles de la ciudad piamontesa, visitar los
lugares donde el futuro santo de los jóvenes ha trabajado:
La casa de la Sra. Lucía, en la cual da clases de repetición a su hijo (y por este servicio le reducirán la paga y
finalmente le suprimirán el pago de la pensión); también hace lo mismo con varios estudiantes de Chieri.
El taller del carpintero Barzochino, donde en las horas libres de estudio Juan aprende a tomar la escuadra...
hasta construir muebles, no de alta calidad, pero suficientes para el uso casero.
El café Pianta donde le ofrecen el puesto de mozo: por la mañana limpia el local y pasa las horas de la tarde
en el salón del billar. En compensación se le da un plato de sopa y se le ofrece un hueco debajo de la escalera.
Aprende a preparar licores y dulces y masitas.
La casa de Sastre Cumino, donde por algunos meses se aloja en un semisótano y entre un chiste y otro,
aprende a usar la aguja las tijeras y a cortar trajes.
En el seminario aprendió a hacer de sacristán, de peluquero y de sastre.
Juan une al trabajo un estudio intenso:
Al final del primer año es admitido en la tercera clase, haciendo tres años en uno, y tendrá siempre un
carné con las notas máximas.
Favorecido por una prodigiosa memoria se presenta en dos academias en la Comuna de Chieri; lee;
devora los libros de clase: de latín, griego e italiano. Enseña latín al sacristán de la Catedral Carlos
Palazzolo, que tiene 35 años y quiere ser sacerdote.
En los años de seminario no sólo estuvo dispensado del pago de las mensualidades (el seminario había
que pagarlo) gracias a sus notas brillantes, sino que ganó un premio en dinero.
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¿Y los chicos?
No obstante el trabajo y el estudio, organiza la Sociedad de la Alegría para un numeroso grupo de
compañeros, con el fin de mantenerlos divertidos lejos del mal y de enseñarles las oraciones y el
catecismo.
El encontrarse juntos, es para todos un estímulo para el cumplimiento del deber y del estudio.
Son los años en los que vuelve a divertir a los muchachos con juegos, chistes, destrezas, pruebas y
cuentos. “Yo era venerado por mis colegas como capitán de un pequeño ejército.”
Pero sobretodo, es en el verano cuando puede dedicarse al “Oratorio”: organiza el catecismo, inventa
una clase de alfabetización, anima juegos, prepara espectáculos, y comienza a hacer las primeras
prédicas...
El 5 de Junio de 1841 es ordenado sacerdote en Turín.
Vuelve a Chieri y a su pueblo para una de las primeras misas: “Todos tomaron parte en aquella alegría, parque
yo era muy querido por mis paisanos... La tarde de aquel día fui a mi casa. Pero cuando estuve cerca de casa y miré el lugar
del sueño que tuve a la edad de 9 años, no pude retener la lágrimas y dije: ¡Qué grandes y maravillosos son los designios de
la Divina Providencia!”.
PARA COMPARTIR EN EL GRUPO...
Juanito modelo de animador. Mírate en el espejo que tienes arriba.
¿Ser protagonista o delegar? El ideal de todo grupo animador es contar entre sus integrantes con
personas capaces y se preguntan que curso o a qué campo escuela tendrán que asistir del que
saldrán animadores que tengan el “reflejo” de ir a buscar a los muchachos, de entretenerlos de
manera interesante, de hablar con ellos personalmente, de ir a buscar los muchachas cuando
desaparecen, de inventar algo de nuevo cuando las cosas de siempre comienzan a cansar.
Sucede también que hay un buen número de animadores masificados que dejan siempre a otros las
tareas más laboriosas; la alegría de inventar y de entusiasmar; el trabajo de resolver problemas.
¿Estoy convencido de que debo ser un trabajador como Juan en Chieri?
¿Qué hago para cualificarme, para llegar a ser un buen animador haciendo uso de la experiencia
y de los cursos que se me ofrecen?
Si tengo una personalidad fuerte, ¿cómo hago para educarme en un protagonismo que no
degenere en individualismo, o en conflicto con el resto de la comunidad?
La Sociedad de la Alegría.
No pensamos en la animación como un hecho individual, pensamos en un grupo que se hace
animador de un ambiente. Preguntémonos si en nuestro ambiente hay grupos donde los
muchachos son protagonistas, grupos que tienen como estilo y como la finalidad la alegría.
A veces en los oratorios se respira un aire tenso…
Preguntémonos cuál es el alma de estos grupos, qué los une. Porque la Sociedad de la Alegría no
era un grupo de amiguitos para pasar el tiempo, sino un grupo de muchachos empeñados en sus
propios deberes de oración, estudio, trabajo...
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