El Oratorio da sus primeros pasos

Anuncio
DON BOSCO: UN SUEÑO, UNA IDEA
2
Ficha
EL ORATORIO DA SUS PRIMEROS PASOS
Ÿ“A la edad de 10 años, yo hacía todo aquello que era compatible con mi edad y que era una
especie de Oratorio festivo”.
Juanito no pierde tiempo y por algunos años, en I Becchi, en los prados alrededor de
la casa y con los chicos de los caseríos próximos arma un oratorio y él
mismo recordando aquellos tiempos, va adquiriendo los elementos
fundamentales.
Ÿ“Era demasiado pequeño y estudiaba ya el carácter
de mis compañeros. Y mirando a alguien en la cara iba
descubriendo las intenciones que tenían en su interior.”
Comenta Teresio Bosco: “Es una característica que
permanecerá en su oratorio para siempre: el niño y el
joven, serán el libro más leído con más atención por D.
Bosco.
En el archivo del oratorio se conservan cuadernos en los
que Don Bosco hacía la lista de nombres de sus
muchachos y al lado de cada uno escribía reflexiones o
consejos:“Comprender las inclinaciones para
fomentar las mejores” indicará como uno de los
elementos fundamentales de su estilo educativo.”
Ÿ“Era muy amado por los de mi edad y también muy temido. Unos me querían como juez y otros,
como amigo”.
A los futuros directores, a los misioneros, a Don Rúa poco antes de morir, le repetirá Don Rosco:
“Hazte amar si quieres hacerte temer”. La amistad, la familiaridad, el ganar el corazón son la
garantía más eficaz de la disciplina. Aún sabiendo donde están los muchachos jugando,
frecuentemente suceden problemas. De aquí la importancia del educador, presente, que participa
en los juegas y que está más atento a los muchachos que a la pelota, más atento a lo que se dice y a lo
que se hace que a los resultados....
Ÿ“En los inviernos todos me querían en el granero para que les contase alguna historieta”.
Juanito repite a sus amigos lo que había oído en las predicaciones y en el catecismo; de pie sobre un
banco, lee o repite cuentos sacados de libros de aventuras; todo esto, lo comenzaba siempre con el
rezo de un Ave María.
ŸEspectáculo de verano en el prado: “Yo les entretenía a todos con algunos juegos que había
aprendido de otros... Sobre la cuerda caminaba como si fuera por un camino... Pero antes de todo
esto, los invitaba a todos a rezar la tercera parte del rosario,.., repetía todo lo que me acordaba de
la explicación del evangelio escuchado por la mañana en la Iglesia... De estas reuniones, estaban
excluidos todos aquellos a los que se les había escuchado blasfemar que habían tenido malas
convenciones, o habían rechazado participar en las prácticas religiosas.”
-1-
ŸAquí aparecen nuevos elementos:
- Juanito prepara con cuidado su pequeño espectáculo dominical, esforzándose en los
juegos de habilidad, en los chistes y juegos de equilibrio.
- Gasta las pocas monedas que tiene o que gana para ir al mercado o a las ferias donde se
exhiben charlatanes y los que se dedicaban a hacer entretenimientos: los observa para entender
sus secretos y sus trucos y después los practica en sus casa. Los juegos le cuestan preparación,
cansancio y... muchos golpes.
- Quien ama a los jóvenes las estudia todas para atraerlos, divertirlas y hacer que lo pasen bien.
La “pasión” por ellos es un motor capaz y potente, capaz de hacer milagros.
Unir a la diversión la oración, el buen pensamiento; se pasa de lo sagrado a lo profano con
la mayor naturalidad, hasta mezclarse en una particular unidad que es él, Juanito, al mismo
tiempo animador de juegos, saltimbanqui y catequista.
- A las 10 años hace todo esto no por si mismo, sino para divertir a los compañeros; esto
también tiene un precio: exige de parte de los espectadores un esfuerzo y en esto, Juanito es
exigente: la alegría no se mezcla con la ofensa al Señor.
- “¡He aquí tu campo donde tienes que trabajar! “. Aquella voz, aquel llamado, lo escucha
todos los días y el pensar en sus amigos, se hace cada vez más intenso.”
Pensando en el futuro sueña siempre en llegara ser sacerdote: “Yo veía muchos buenos
sacerdotes, pero no podía tener familiaridad con ninguno de ellos... los saludaba de lejos... y
ellos de manera seria y cortés me retribuían el saludo continuando su camino. Muchas veces
llorando dije dentro de mí y también a otros: Si fuese sacerdote quisiera ser distinto; me
acercaría a los muchachos, y conversaría amablemente con ellos; les darla buenos consejos
PARA TU REFLEXION PERSONAL Y PARA EL TRABAJO DE GRUPO
SI hay algo que “rompe” son los animadores que llegan sobre el comienzo de una actividad y no están
preparados, como si bastara sólo estar allí para estar a punto. Antes de iniciar un encuentro hay
muchas cosas que preparar. Hay que preparar el ambiente; fijarse si está todo el material que hay
que repartir; hay que revisar la dinámica que se va a usar y verificar los contenidos; mucho más si no
somos profesionales de años.
Hay catequistas jóvenes que preparan el encuentro un cuarto de hora antes y es obvio que, hagan
siempre las mismas cosas porque la fantasía pide tiempo y trabajo.
Cuando se sale de paseo con los muchachos no se puede estar todo el tiempo haciendo chistes con
dos o tres, mientras todos los detrás hacen todo lo que se les antoja. En un bolsillo tienes que tener
un papel con la lista de todos los juegos que vas a utilizar durante el viaje.
u ¿Donde me ubico? ¿Soy un improvisador? ¿O me preparo con esmero?
-2-
HACERSE AMAR PARA HACERSE TEMER
No se conocen animadores que no quieran ser queridos, pero se conocen muchos animadores
que no se saben hacer respetar. Un gran problema que se presenta en los “Cursos para
animadores o para catequistas”, es la disciplina.
El animador no es un amigote, el cómplice de todos los caprichos, de los buenos y de los
malos. El animador sabe hacerse respetar; es alguien que sabe llevar adelante también a los
que rompen el ambiente porque esta convencido de que hay que hacerlo y se puede salir
adelante. Para corregir no basta con estar con las manos atrás, la sonrisa complaciente
seguida después de un grito, mala cara y frustraciones interiores.
La relación entre el muchacho y el animador es asimétrica; no está en el mismo plano de
quien busca bonachonamente la popularidad fácil entre los muchachos. ¿Cómo hacemos
amar para hacemos temer, o mejor, respetar?.
t ¿Estoy presente entre los muchachos aún cuando no tengo un papel específico que
realizar?. ¿Se ve que estoy a gusto entre ellos? ¿Digo con mi actitud y mi palabra: me~ siento a
gusto entre ustedes?
t ¿Exijo a los muchachos lo que en realidad pueden dar? ¿Se corregirlos? Cuando lo hago, ¿se
entiende que lo quiero y que intervengo por su bien aunque sea un momento ingrato?
LA FINALIDAD DE LA ANIMACIÓN PARA UN CRISTIANO
Juanito hacia jugar y luego rezar. Frente a esto me pregunto ¿cuál es mi modelo de
animación? Si sólo me contento con ocupar a los muchachos, organizar fiestas y juegos,
serviría para hacer de animador en un campamento de vacaciones, mi modelo de animación
apunta a lo pasajero; lo que cuenta es divertirse. Y todo finaliza allí.
t ¿A quien dejas las intervenciones
espirituales? Al sacerdote o a la
hermana, o te comprometes tu
también?
t ¿Qué percibe el muchacho cuando
diriges los momentos de oración? ¿Que
expresas tu profundidad o que
solamente cumples una función?
t ¿Qué es lo que capta fuera de los
momentos de oración, cuando se tiene
una conversación cualquiera en el
patio? ¿Se expresa tu condición de
creyente?
-3-
Descargar