La rebelión en Grecia y los migrantes

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El Clarí-n de Chile
La rebelión en Grecia y los migrantes
autor Matteo Dean
2009-01-15 15:17:31
Entre tanta rabia desahogada en las ciudades griegas en las últimas semanas, todos nos hemos concentrado en mirar –y
en ocasiones, admirar– a estos jóvenes que no se rinden y no aceptan la negación del futuro que el moribundo sistema
neoliberal en Grecia y en otros lugares de este mundo trata de imponerles.
Jóvenes estudiantes, pero también jóvenes precarios, trabajadores atÃ-picos, subcontratados y muchas más
definiciones para tratar de ubicar a estas rebeliones que pusieron en jaque mate al gobierno de Atenas y quitaron el
sueño a los gobiernos italiano y francés –por no mencionar a los demás–, que tuvieron el miedo de un contagio
continental.
Y sin embargo pocos observamos la presencia de una componente migrante en el interior de la protesta helénica. El
Foro griego de las Migraciones, en un comunicado de prensa que emitió hace algunas semanas, trató de poner énfasis
en la conexión entre la brutalidad policiaca y la migración. En efecto, si la revuelta griega se desata por el homicidio de
un joven estudiante –afirma la organización helénica–, hay que recordar que los migrantes esa misma violencia la sufren
diario: sólo dos semanas antes del estallido griego, un ciudadano paquistanÃ- que estaba esperando respuesta a su
petición de refugio –obviamente efectuaba la espera como “huésped― de un centro de identificación y expulsión–
asesinado por un policÃ-a a golpes. Es por eso que la red migrante que se encuentra reunida en el mencionado foro se
ha dedicado a llevar a cabo manifestaciones antirracistas de manera coordinada con la protesta juvenil. Y poco importa
si los medios de comunicación oficialistas hicieron de toda demostración la misma sopa: en las calles de Atenas, las
demostraciones eran en contra de la brutalidad de la policÃ-a, mas también en contra de su naturaleza racista y
discriminante.
Por el otro lado, serÃ-a una limitación pensar la participación migrante solamente a través de la vÃ-a institucionalizada
del foro migrante griego, pues en las calles de Atenas numerosos colectivos atestiguan la presencia espontánea de
grupos migrantes que de forma natural se juntaron a los jóvenes helénicos: son los hijos de migrantes, los llamados
“migrantes de segunda generación―, que antes que muchos otros ciudadanos griegos sufren las razones de la protesta:
precariedad laboral, cerrazón frente al sistema educativo nacional, represión y discriminación, ausencia de
perspectivas futuras, “boletinaje― social. De tal manera que las rebeliones en Grecia están hoy representando la
complejidad de las relaciones del nuevo y hasta hace poco invisible mestizaje social. A través de la mezcla espontánea
de estos dos –y muchos más en realidad– rastros de la protesta, el juvenil y el migrante, los migrantes bajan a la calle en
ocasiones compactos, mas en muchos más casos mezclados y dispersos en el interior de la revuelta generalizada. Una
muestra más de que las diferencias puede que residan en los orÃ-genes individuales, y quizás de grupo de pertenencia,
pero desaparecen inmediatamente frente al común destino pensado por los de arriba: el racismo es parte integrante del
contexto de disciplina de la educación y de la precariedad laboral, borrando cualquier distinción entre ciudadanos y
extranjeros.
La muerte del joven Alexis Grigoropoulos, estudiante de clase media, de una escuela privada, que vivÃ-a en uno de los
barrios más acomodados de la capital griega, deja de ser un episodio aislado. Al contrario, los nuevos rebeldes griegos
la asimilan y le asignan el mismo valor que la muerte del migrante paquistanÃ- que peleaba por que se le reconociera el
estatus de refugiado, y de todos los migrantes que a diario mueren en las difÃ-ciles fronteras helénicas.
Este aspecto queda claro al leer el comunicado emitido por la organización de migrantes albaneses. En él se lee
claramente la reivindicación de esa segunda generación de migrantes que, a diferencia de sus padres, que “llegaron
con la cabeza agachada a pedir un espacio en la sociedad griega―, hoy se sienten parte de esa sociedad y en ella
reivindican igualdad de derechos. Se asimilan a la sociedad griega y manejan el horizonte común de los migrantes de
segunda generación que en años recientes se rebelaron en las calles de ParÃ-s. Pero al mismo tiempo, con gran
agudeza, miran hacia atrás los que acaban de llegar desde “afuera― del paÃ-s. No quieren ser integrados, sino que
quieren existir ellos junto a los jóvenes griegos y junto a los que piden una oportunidad nueva que en su paÃ-s de origen
no tuvieron. Dicen: “Igualdad de derechos, en las calles, en los sueños, para todos―. Y terminan su comunicado: “Est
dÃ-as son también nuestros―. Explican que estos dÃ-as son también para todos aquellos asesinados en las fronteras
griegas y europeas, en los centros de identificación y expulsión y en los centros de trabajo. Estos dÃ-as, dicen, son
también para Gramos Palusi, Luan Bertelina, Edison Yahai, Tony Onuoha, Abdurahim Edriz, Modaser Mohamed Ashtraf
y muchos más que han sido olvidados. Son dÃ-as que se deben dedicar a la violencia diaria de la policÃ-a, misma que no
ha recibido castigo o respuesta alguna.
La reivindicación que la componente migrante hace de estas protestas no deja de sorprender y regresa la esperanza a
quienes desde hace años auspician el protagonismo migrante como solución no única ni mejor, pero sÃ- necesaria,
para que esta sociedad en la que vivimos deje de ser multiétnica y se convierta definitivamente en una sociedad mestiza.
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