CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
Sala de Casación Civil
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Bogotá, D. C., treinta y uno (31) de octubre de dos mil
trece (2011).
REF.:11001-02-03-000-2013-02541-00.
Sería del caso resolver el conflicto planteado entre los
Jugados Primero Promiscuo del Circuito de Turbaco y Primero
Civil del Circuito de Soledad, si no se observara que fue suscitado
anticipadamente.
1. ANTECEDENTES
1.1. En el acto introductorio su promotora pide ordenar
al demandado cesar los actos que le impiden ingresar a su predio
“Loma Grande” del Municipio de Mahates (Bolívar) y que demuela
las obras allí ejecutadas, prohibirle realizar todo hecho que impide
usufructuarlo y condenarlo a pagarle los perjuicios causados con la
perturbación a la posesión.
1.2. En auto de 8 de agosto de 2013 el primero de
aquéllos declaró carecer de competencia para conocerlo, al estimar
que acá el señalado aspecto no se establecía con base en el
numeral noveno del artículo 23 del Código de Procedimiento Civil,
porque la discusión no involucraba derechos reales, sino en el
primero del mismo, en tanto lo pretendido es la cesación de los
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comportamientos perturbadores, y ocurría que conforme a la pieza
inicial el domicilio del opositor es el Municipio de Soledad.
1.3. El otro, quien la recibió, se pronunció en igual
sentido y generó el conflicto negativo; fue así como arribó a esta
Sala.
2. SE CONSIDERA
2.1. Sabido es que la competencia para acoger un
caso judicial está determinada por los llamados factores; uno de
éstos es el territorial, por cuyo conducto se logra precisar, a veces
con absoluta certeza, el juez del municipio o distrito y su nivel
jerárquico destinado por el Estado para atender una específica
contienda. En orden a implementarlo el artículo 23 del Código de
Procedimiento Civil prevé una gama amplia de situaciones, mejor
conocidas como fueros o foros, dentro de los que se destaca, por
venir a los propósitos de la decisión, el real –rei sitae–, según
el cual la atribución la tendrá el funcionario jurisdiccional del lugar
donde se sitúen los bienes.
Cuando el legislador estatuye de modo privativo una
regla de esta magnitud, significará entonces que el principio
general, por cuya virtud quien deba tramitar un concreto asunto es
el juzgador del lugar donde se domicilie el demandado, se habrá
roto, y en tal supuesto no servirá, por ende, como foro de
atribución; tal acontece, verbi gratia, con los pleitos divisorios, de
deslinde y amojonamiento, de restitución de tenencia, de
pertenencia y posesorios de cualquier naturaleza, entre otros, en
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los que quien debe adoptarlos es el titular del sitio donde se hallen
los bienes en ellos involucrados, como lo dispone el numeral
décimo de aquel precepto.
2.2. Por otra parte, en vista de que el artículo 408
ibídem ordena tramitar y decidir en proceso abreviado los
interdictos para recuperar o conservar la posesión, “cualquiera
sea su cuantía”, significa que una controversia tal podrá ser de
mínima, menor o mayor cuantía, y que por ende el juez escogido
para adelantarla podría ser municipal o del circuito.
En armonía con lo anterior, ha de verse cómo con
arreglo a los numerales octavo y doce del artículo 75 ejusdem el
escrito promotor de ciertas contiendas debe decir la cuantía,
cuando su estimación sea necesaria para determinar la
competencia, y explicar el porqué ese a quien se lo entrega es el
determinado a asumirlo, de tal manera que si uno cualquiera de
dichos presupuestos falta, éste se hallará en el deber de
inadmitirlo, en aplicación del 85 de la codificación citada, que
manda actuar de tal modo cuando no reúna los requisitos
formales.
2.3. Al revisar la pieza con la que se acudió a la
jurisdicción constata la Corte que en ella no se hace la estimación
de la cuantía, siendo que con conforme a aquella disposición tal
aspecto, involucrando este caso una acción posesoria, es
presupuesto sine qua non para determinar la competencia, y
aunque su parte postrera se la relaciona con el valor del inmueble,
la verdad es que éste por ningún lado de la misma aparece.
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2.4. Al carecer el libelo de ese puntual e importante
aspecto, el funcionario a quien se lo presentó legal y
objetivamente no tenía los adecuados elementos de juicio para
afirmar su falta de competencia, como con evidente equivocación
lo hizo en el auto del pasado 08 de agosto; por tal motivo, antes
que desprenderse de él, lo que debió hacer fue disponer lo
pertinente a fin de que el interesado corrigiera en particular la
anotada deficiencia, mayormente siendo que advirtió que se trata
de una cuestión donde se busca la conservación pacífica de una
posesión, que omitió indicar bajo la gravedad del juramento
estimatorio el valor de los perjuicios, así como el del predio.
Conforme a lo sostenido jamás podía aseverar que
como “(…) en el sublite el domicilio del demandado es la
población de Soledad en el Departamento del Atlántico, (…) la
competencia se radique allí”, porque en términos de los preceptos
arriba citados aflora una atribución privativa al tratarse la acá
ejercida de una acción con la que se busca la cesación de los
hechos perturbadores en un predio ubicado en territorio sobre el
que admitió la tenía.
Ahora bien, como con suficiente insistencia lo ha
reseñado esta Sala, no se puede confundir, cual lamentablemente
se hace en el citado auto de 08 de agosto, “(…) el domicilio de las
partes, que el numeral segundo del artículo 75 ibídem prevé como
requisito de todo acto introductorio, con el lugar donde ellas han
de recibir notificaciones personales, a que se refiere el mismo
precepto en el numeral 11, con mayor razón siendo que aquél, a
términos del artículo 76 del Código Civil, consiste en la residencia
acompañada, real o presuntivamente, del ánimo de permanecer
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en ella, en tanto que éste tiene un marcado talante procesal
imposible de asemejar con el aludido atributo de la personalidad”1.
2.5. Al faltar entonces los elementos adecuados para
establecer si en realidad es o no competente, el Juez Primero
Promiscuo del Circuito de Turbaco se precipitó al pregonar la
ausencia de ella, circunstancia por la cual el conflicto propiciado y
que originó que la actuación llegara a esta Corporación, es
evidentemente prematuro, por supuesto que si es “al demandante
a quien la ley faculta para escoger, dentro de los distintos fueros
del factor territorial, la autoridad que debe pronunciarse sobre un
asunto determinado, por lo que suficientemente se tiene dicho que
al juez le está vedado convertirse en el sucedáneo de esa
elección” (ib.), aquél no podía esgrimir ningún factor para afirmar
la carencia de atribuciones, si la demandante no explicitó ninguno
de los que normativamente debía invocar.
3. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil,
RESUELVE:
Primero: Declarar que el conflicto planteado en el
proceso de la referencia es prematuro.
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Auto de 29 de abril de 2011, exp. #11001020300020110051800.
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Segundo: Ordenar devolver el expediente al Juzgado
Primero Promiscuo del Circuito de Turbaco para lo que estime
conveniente.
Tercero: Comunicar lo decidido al otro estrado aquí
involucrado.
NOTIFÍQUESE
LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA
Magistrado
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