Esta ópera en cuatro actos de W.A.Mozart fue estrenada en Viena, el 1 de mayo de 1786, con libreto de Lorenzo Da Ponte, basado en la obra teatral La folle journée ou le mariage de Figaro de Beaumarchais, segunda parte de una trilogía iniciada con Le barbier de Séville y completada años más tarde con La mère ocupable. Esta obra despertó en Paris una gran polémica por su mensaje político de crítica a los privilegios de la nobleza en el Antiguo Régimen, ocasionando problemas a esta versión operística que se superaron por el oficio literario de Da Ponte, quien eliminó las partes ideológicamente más conflictivas de la obra teatral. El reciente éxito de Il barbiere di Siviglia de Paisiello estimuló a Mozart la creación de una ópera sobre su continuación, buscando relanzarle una carrera operística en Viena, donde estaba desde 1781 como músico libre y sólo con el mediano éxito de su singspiel El rapto en el serrallo (1782) en su haber. Su encuentro con Da Ponte le permitió materializar este proyecto entre finales de 1785 e inicios de 1786, superando ingeniosamente las reticencias del emperador. La trama la integran dos parejas, una noble (Conde y Condesa) y otra plebeya (Fígaro y Susana), en ambos casos Barítono-Bajo y Soprano, y una serie de figuras complementarias: Marcellina, Dr.Bartolo, D.Basilio, Antonio, Barbarina y D.Curzio; así como el adolescente Cherubino, quien descoloca la previsible trama en cada intervención, como un Cupido errante, trasunto del propio Mozart. En la ópera predominan los Duetos y los números de Conjunto, más que las Arias solísticas (si exceptuamos el último acto) y abundan los diálogos en Recitativo Secco (acompañado del clave) para agilizar la compleja trama escénica. Los Coros son escasos y destaca la presencia de un Fandango nupcial al final del tercer acto. El final del segundo acto es de una excepcional complejidad musical y dramática, mientras que al final del cuarto y último se opera la reconciliación de las dos parejas en el ámbito teatral y musical. La orquestación da notable protagonismo a los vientos, concertantes con la voz en arias y conjuntos, mientras que el clave participa en los Recitativos Seccos. Aunque la gran triunfadora de aquel año operístico en Viena fue Una cosa rara de Martín y Soler, la posteridad ha dado a esta ópera su justo valor, como cumbre de la Opera Buffa del s.XVIII, e iniciadora de una fructífera colaboración en el género entre Mozart y Da Ponte que cristalizó años más tarde con Don Giovanni (1787) y Cosí fan tutte (1790).