1 De todos los validos, el favorito: el Conde Duque de Olivares y el

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De todos los validos, el favorito: el Conde Duque de Olivares
y el elogio a la virtud y a la fidelidad1.
Bárbara Maria Santos Caldeira
“Oh Ramiro Felipe, glorioso de Guzmán origen claro, la débil voz e, tanto que el coro de
Aganipe canta en feliz auspicio de tu amparo al héroe Gundenaro, y los claros varones de los
armiños blancos, no germanos ni francos, ni príncipes normandos y britones, sino Guzmanes
godos, todos los leones, y españoles todos.
Yace en la verde falda de los montes de Europa aquel castillo, eterna fortaleza, como en dorada
copa, a España ofrece tu real nobleza; o114 como cabeza del heroico apellido, ciñe los
coroneles de armiños y laureles, y, armado de valor contra el olvido, reserva de su gloria por
siete siglos de inmortal memoria. También por las hazañas de alférez primero, que de sangre y
honor se vistió su escudo, por quien a las montañas el africano fiero en tanta inundación subir
no pudo; Toral, del rey Bermudo Dávila, grande entonces, al mismo tiempo admira, que en
cuanto alcanza y mira, ni estima jaspes ni respeta bronces, que tu grandeza ágora con el sol de
Felipe ilustro y dora”.
Lope de Vega, 1621.
1. Introducción.
“Fue, por consiguiente, como constructores de Estados, o al menos
constructores de Estados embrionarios, como los ministros-privados del siglo XVII que
no eran incurablemente frívolos o irremediablemente corruptos que entraron en la
historiografía del siglo XX”, así los definió John Elliott (1999a) los que conocemos por
“validos” o “favoritos”, personajes-clave para que se entienda la historia política y
institucional europea hasta el siglo XVIII.
Nacido en Roma, donde su padre, don Enrique de Guzmán, era embajador de
España, vivió en Italia hasta los doce años (pues su padre fue sucesivamente virrey de
Sicilia y de Nápoles). Era un segundón de una rama menor de la poderosa casa de
Guzmán (cuyo titular era el Duque de Medina-Sidonia), por lo que se le destinó a la
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carrera eclesiástica. A los catorce años fue enviado a estudiar derecho canónico a la
Universidad de Salamanca.
Sin embargo, las muertes sucesivas de sus dos hermanos mayores le convirtieron
en heredero del título, de forma que tuvo que abandonar los estudios para acompañar a
su padre, el conde de Olivares, en la corte de Felipe III (1604) donde éste había sido
nombrado miembro del Consejo de Estado y Contador Mayor de Cuentas. Al morir su
padre (1607), heredó el mayorazgo de Olivares y concentró sus esfuerzos en cortejar a
su prima, doña Inés de Zúñiga y Velasco, con la que se casaría ese año y en la
pretensión de obtener el título de grande. Ante el fracaso en esta pretensión, se retiró a
Sevilla para administrar sus dominios. Allí pasaría ocho años.
La figura obsesiva del Conde-Duque de Olivares inspiró el escritor humanista
valenciano Vicente Mariner de Alagón el siglo XVII que se utilizó de técnicas
narrativas para dibujar los aspectos de la principal y más conocida característica de
Olivares: “Su lealtad al rey está constantemente enfatizada como una cualidad innata,
casi divina, que hace que se mantenga la confianza absoluta de la monarquía hacia la
casa de los Guzmanes, ya que, por nacimiento, poseen esta virtud”. (BRAVO DE
LAGUNA ROMERO, 1999, p.250).
El libro Gusmoneidos Libri Quinque es una homenaje a la familia de D. Gaspar
de Guzmán que tiene por aspecto singular el hecho de térnelo escrito sin hacer alusiones
a la figura de Olivares, “valido del rey Felipe IV”.
El Conde-Duque de Olivares intentó construir una vida cultural
brillante en tomo a la corte y, para ello, se hizo acompafiar,
siguiendo la gran tradición de mecenazgo aristocrático, de los
más excelsos poetas, que dedicaban sus obras y rendían
homenaje al nuevo rey y a su ministro. Así pues, no resulta
difícil comprender las razones, aunque éstas no se expongan
abiertamente en la obra, que llevaron al humanista valenciano a
honrar a la família del Conde-Duque con la composición de sus
Gusmoneidos
Libri
Quinque.
ROMERO, 1999, p.241).
(BRAVO
DE
LAGUNA
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La principal característica del abordaje de la obra de Mariner es su intención de
destacar la faceta de la vida política y del carácter personal de mayor explotación hecha
por la historiografía contemporánea acerca del ministro: la virtud. Francisco Bravo de
Laguna Romero en lo trabajo “Elogio al Conde-Duque de Olivares en el Libro 1 de los
Gusmaneidos Libri Quinque de Vicente Mariner” (1999) expone que Mariner se sirve
de dos herramientas para ocultar el nombre de D. Gaspar de Guzmán: la construcción de
un “cognomen” genérico Alphonsus, que servirá como definición para la toda
descendencia de la familia del Conde-Duque de Olivares así como su utilización en
diferentes cuadros temporales.
Con este recurso tan efectista y actual nos transmite, por un
lado, la idea de que el linaje de los Guzmanes no muere nunca,
que es un nombre inmortal que se engrandece con el paso del
tiempo; y, por otro, confunde, intencionadamente, las acciones
de sus ilustres antepasados con las del Conde-Duque. (BRAVO
DE LAGUNA ROMERO, 1999, p.243).
Así pues, Mariner alcanzaba su objetivo de elogiar el Conde-Duque y de buscar
el financiamiento a sus obras, además de si mantener figura importante en el contexto
de la corte real, donde el control sobre las relaciones de poder predominaba desde el
siglo XV con los reyes católicos. Según la historiadora brasileña Roseli Santaella Stella
(2000, p.17),
o monarca centralizava o poder através dos órgãos criados para
atendê-lo na condução do governo central e de seus varios
territórios (…). O valido ou o privado era o homem de confiança
do rei, com o qual dividia as responsabilidades. Assumindo boa
parte das tarefas, atenuava as preocupações do monarca quanto
ao governo; no exercício de suas funções, era natural que
partilhasse do poder real.
De hecho, el aspecto de destaque en la expansión española fue la capacidad hábil
de los monarcas en la acción de gobernar que era balizada en la conciliación de los
interés antagónicos del sistema político, entonces guiado por la concepción de la origen
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divina del poder real donde el rey tenía la representación del sagrado y del inviolable.
(ELLIOTT, 1984).
El problema fundamental de la monarquía, la diversidad de prerrogativas reales
por parte de cada reino, era una preocupación del conde-duque. El Gran Memorial ha
presentado al rey en 1624 como parte del programa político, sugiere una solución
diametralmente opuesta a las que habían ensayado anteriores soberanos, introduciendo
la uniformidad legal en los diversos reinos. Para ello, proponía un plan de reformas
encaminadas a reforzar el poder real y la unidad de los territorios que dominaba, con
vistas a un mejor aprovechamiento de los recursos al servicio de la política exterior.
Para Olivares, la eficacia de la maquinaria bélica monárquica era esencial, base
de la hegemonía en Europa, que significa la dependencia de la capacidad
para
movilizar los recursos de sus reinos, lo cual requería una administración más ejecutiva y
centralizada. (MARAÑÓN, 2006).
El objetivo dese artículo es presentar y discutir de forma breve la bibliografía
hecha hasta ahora acerca de la figura del Conde-Duque de Olivares, también conocido
como D. Gaspar de Guzmán, a través de la abordaje de dos aspectos del personaje: la
virtud y la fidelidad.
2. Los conceptos de virtud y fidelidad en la figura de Olivares.
El concepto de fidelidad en la persona del Conde-Duque estaba relacionado
directamente al sentimiento de la amistad entre el rey Felipe IV y el ministro. Para
Antonio Feros Carrasco (2001), “la amistad era una relación que debía siempre
alimentar-se: compartiendo experiencias, pero sobre todo intimidad”. Por detrás de la
amistad hay un trabajo de construcción de un mundo cultural increíble, donde la corte
española era el espacio y el público-albo de Olivares. Nos acordemos aquí que la
fidelidad está en lo grupo de los valores humanos; y que, de la misma forma, la virtud
tiene el significado del valor, del mérito.
La lenguaje de la amistad tiene sido una perspectiva de la historiografía al
analizar las relaciones entre los monarcas y sus favoritos: Feros llama la atención para
que tenemos a la vista, dos condiciones de interpretación: la superación de un
pensamiento balizado en una sociedad moderna que tendría discursos y espacios bien
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definidos por la vida privada y pública; y en según lugar, la lectura de las fuentes a
partir de los textos y contextos políticos y lingüísticos de la propia época, lo que
llamamos aquí de un “cuidado con los anacronismos”.
La naturaleza íntima y exclusiva de la amistad ideal la convertía,
en palabras del ensayista francés Michel de Montaigne, en
indivisible: cada uno se da al otro totalmente, de tal manera que
no le queda nada para distribuir con otros. Un verdadero amigo
tenía, por lo tanto, la obligación de compartirlo todo con su
amigo: sus sentimientos e ideas, su autoridad y riqueza, y este
darse al otro estaría visto como lo único que valía la pena en una
vida llena de sinsabores y traiciones. (FEROS CARRASCO,
2001, p.53).
La figura del Conde-Duque implica, sin duda, el análisis del conjunto de
elementos que se entrelazan: la amistad define, al final, la fidelidad, que por
consiguiente, nos obliga hablar de obligaciones, en la vida privada y en la vida pública –
acción llena de valores que traducen un círculo de virtudes en el cotidiano político y
cultural de la corte. “Su lealtad al rey está constantemente enfatizada como una
cualidad innata, casi divina, que hace que se mantenga la confianza absoluta de la
monarquía hacia la casa de los Guzmanes, ya que, por nacimiento, poseen esta virtud”.
(BRAVO DE LAGUNA ROMERO, 1999, p.226).
La historia biográfica pretendida hasta ahora por la historiografía empezada en
lo siglo XX fue testigo de los enfrentamientos sufridos por la teoría de la historia y su
relación con la propia historiografía. Cuando hacemos un balance de los principales
problemas y transformaciones de la práctica de los historiadores, no podemos nos
olvidar “del fin de la historia” y consecuentemente de la recuperación de la narración y
de la biografía que resurgen en el contexto fraccionado por las ideas de la
postmodernidad y el concepto de variabilidad2. (FONTANA, 2001).
“Y a la biografía no escapa a estas dificultades y paradojas. La emergencia de
este subgénero historiográfico se ha visto acompañada, también, de un proceso de
reflexión sobre su sentido y significado…” dice el historiador F. Javier Peña Pérez
(2002, p.40) acerca del tema, lo que nos lleva a pensar que hubo una modificación
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relacionada al método, hubo de la misma forma un revisión de la producción hecha
hasta el momento de las discusiones sobre las investigaciones de carácter históricopolítico.
La mención de esa cuestión se justifica por el interés de presentar un de los
debates promovidos por los historiadores que hacen una historia narrativa; el retorno de
la biografía, subgénero de la narrativa, que, según aun el profesor Javier Peña, se
refiere, a la “preocupación por abordar la vida de cualquier individuo desde la doble
óptica de lo personal y de lo ambiental, de lo existencial y de lo histórico”, lo que sería
una visión de globalidad, de totalidad. (PEÑA PÉREZ, 2002, p.42).
Esa misma discusión es empleada por los historiadores acerca de la escritura
biográfica del Conde-Duque: su fidelidad y su virtud muchas veces fueran analizadas a
partir de una concepción factual y tradicional de la historia política y institucional,
donde los investigadores han olvidado de considerar los aspectos y elementos culturales
y sociales del personaje y del contexto temporal y espacial y además como un fenómeno
sociológico. (ELLIOTT, 1999b).
El según punto que podemos destacar es el aspecto psicológico de la historia
política, facto predomínate en la historiografía europea y criticada por otra vertiente
teórica; Elliott la justifica a través de
la alegación de que un monarca era víctima del ejercicio de artes
mágicas era un recurso conveniente para criticar su gobierno sin
subvertir la majestad de la realeza. Pero acaso respondiera
también a una necesidad psicológica latente en la cultura política
de las sociedades europeas de la edad moderna, propensas como
eran en todos sus niveles a creer en la acción de influencias
malignas en los asuntos humanos. (ELLIOTT, 1999b, p.166).
En la época que los elementos “personal” y “institucional” coexistían de forma
precaria, una interpretación sólo del punto de vista psicológico, nos parece un poco
insipiente, a pesar de representar, aún de acuerdo con Elliott, “una capacidad para
mirar en los rincones más oscuros de la personalidad del monarca – con objeto de
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responder a cada mudanza en el talante del rey y evitar cualquier movimiento fatal que
le alienara la confianza de su señor”. (ELLIOTT, 1999b, p.166).
Como un rasgo casi “sobrehumano” en las palabras del historiador, los ministros
se diferenciaban de los otros burócratas sino por ese elemento, tal vez por algunas
particularidades que hacen la diferencia en las relaciones: la defensoría hecha por los
reyes, muchas veces, necesarias a la figura del ministro-favorito, como ha observado
Pauline Croft en el ensayo “¿Puede ser favorito un burócrata? Robert Cecil y las
estrategias del poder” (1999) donde dibuja puntos comparativos que indican la esencia
de las semejanzas y de aspectos que las niegan de forma bien sencilla.
En tales casos, el favor podría definirse en primer lugar como el
ejercicio de un gran poder, de más poder (aunque no
necesariamente un poder supremo) que el de cualquier otro
ministro que sirviera al monarca. En segundo lugar, el favor
exigía un vínculo de amistad, con fácil acceso a cierto grado, de
familiaridad personal, entre el rey y el ministro. Ambos criterios
implican asimismo una posición de considerable confianza, en la
que el ministro pudiera contar con un apoyo sostenido por parte
del monarca. (CROFT, 1999, p.119).
No cabe duda de que los valores no sólo psicológicos de la virtud y de la
fidelidad disfrutan de la misma cuestión: un favorito podría ser un burócrata, pero un
burócrata no puede ser un favorito. La fidelidad y la virtud ganan el sentido mayor de la
definición lingüística, con la superación de la interpretación histórico-política de la
institución, al paso que valora el significado cultural y sociológico en el concepto
ontológico y científico del termo.
3. Consideraciones Finales.
“Sentía D. Gaspar la necesidad de hacer del rey Felipe IV el dueño del mar’,
porque para la supervivencia de la monarquía, en su opinión, resultaba imprescindible
un aumento del poderío marítimo.” (BRAVO DE LAGUNA ROMERO, 1999, p.241).
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Así, el Conde-Duque de Olivares construía el objeto de su principal fetiche: su obsesión
por la supremacía naval española, aspecto central de su política, donde resulto un autor
de un programa de reconstrucción naval y el interés era tan gran que llegó a dibujar y
proyectar navíos.
Los validos o favoritos presentan, entre tantas cualidades, la condición de
consejero, que todavía, implican hoy algunas preguntas acerca de esas figuras muchas
veces más intrigantes que el propio rey. Por cierto, un estudio que se propone a
contestar que inquietan la historiografía terminan por producir más dudas y cuestiones,
al paso que promoví el dialogo entre las distintas formas de hacer historia.
La importancia sugerida aquí nese ensayo de la fidelidad y de la virtud para
entendermos la dinámica de la vida social de la corte real europea es plantear que
“aunque la vida y las imágenes de estos favoritos parecen haberse ajustado a pautas
característicamente nacionales, hubo también um fuerte elemento de imitación
internacional”, como ha observado John Elliott.
Los termos “familiaridad”, “amistad” y “confianza” hacen parte del vocabulario
de la historiografia para caracterizar las relaciones político-institucionales de los
ministros-favoritos y los reys. Nos parece, sin embargo, que las imágenes construidas
por los favoritos superan la interpretación de una histórico-psicológica para sostener un
lenguaje más complejo y cuestionadora, incluso cuando nos acordamos de las redes
familiares construidas a lo largo de los años y que se constituye elementos en la
configuración de la élite de poder en la España moderna3.
Como define I. A.A.Thompson (1999, p.33),
los validos eran reformistas, hombres de proyectos, arbitristas.
Enfrentados con demandas que forzaban las capacidades del
Estado hasta el punto de ruptura, iban a ser el instrumento que
permitiría extender el poder del Estado.
El conde-duque nos es presentado por el cronista humanista valenciano Mariner
como un heroe, comandante de la “nave” ideal del gobierno, “el timonel que, guiado
por el espíritu de su linaje y la nobleza de su sangre, rige, con buen criterio, los
movimientos de la misma”:
al final, en el contexto presentado, ¿es posible narrar la
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historia de la Europa moderna sin la figura predilecta de los burócratas o ministros del
tejido de las relaciones sociales y culturales de las tramas históricas?
4. Bibliografía.
BRAVO DE LAGUNA ROMERO, Francisco Bravo de Laguna. “Elogio al CondeDuque de Olivares en el Libro 1 de los Gusmaneidos Libri Quinque de Vicente
Mariner”. Cuad. Filol. Clás. Estudios Latinos, 1999.
CROFT, Pauline. “¿Puede ser favorito un burócrata? Robert Cecil y las estrategias del
poder”. In: ELLIOTT, John y BROCKLISS, Laurence. El mundo de los validos.
España: Taurus –Pensamiento, 1999.
ELLIOTT, John. “Introducción”. In: ELLIOTT, John y BROCKLISS, Laurence. El
mundo de los validos. España: Taurus –Pensamiento, 1999a.
--------------------. “Conservar el poder: el conde-duque de Olivares”. In: ELLIOTT,
John y BROCKLISS, Laurence. El mundo de los validos. España: Taurus –
Pensamiento, 1999b.
ELLIOTT, John. La España Imperial: 1469-1716. Barcelona: Vicens-Vives, 1984.
FEROS CARRASCO, Antonio (Ed.). “Almas Gemelas: Monarcas y Favoritos en la
Primera Mitad del siglo XVII”. En: España, Europa y el mundo atlántico: homenaje a
John H. Elliott. Madri: Marcial Pons, 2001.
FONTANA, Josep. La historia de los hombres. Barcelona, 2001.
MARAÑÓN, Gregorio. El Conde-Duque de Olivares. La pasión de mandar. Madrid:
Espasa, 2006.
PEÑA PÉREZ, F. Javier Peña. “El renacimiento de la Biografía”. En: Edad Media
Revista de Historia, 2002.
SANTAELLA STELLA, Roseli. O Domínio Espanhol no Brasil durante a Monarquia
dos Felipes 1580-1640. São Paulo: Unibero, Cenaun, 2000.
THOMPSON, I.A.A. “El contexto institucional de la aparición del ministro-favorito”.
En: ELLIOTT, John y BROCKLISS, Laurence. El mundo de los validos. España:
Taurus –Pensamiento, 1999.
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1
Las ideas que permitirán escribir ese artículo fueran discutidas el Seminario interno intitulado
“Economía y sociedad en España y América en la Época Moderna” – programa de Doctorado “El
patrimonio histórico de Castilla y León”. Universidad de Burgos (UBU). Agradezco as profesoras y
historiadoras Dra. Sônia Maria Ribeiro Simon Cavalcanti (in memorian) y Dra. Emelina Martín Acosta
por el incentivo y los cometarios.
2
Véase los trabajos que debaten “el fin de La historia” como un planteamiento recurrente en las versiones
lineales de La historia y el fracaso de la Idea de progreso, la Postmodernidad y el concepto de
variabilidad: ANDERSON, P. Los fines de la Historia. Barcelona: Anagrama, 1996; BARROS, C. “La
historia que viene”. En: Historia a debate. Tomo I: Pasado y futuro. Santiago de Compostela, 1995;
CAMPILLO, A. Adiós al progreso. Barcelona: Anagrama, 1985. La recuperación de la narración y de la
biografía es una temática muy bien revisada por Lawrence Stone en un libro recopilatorio de artículos.
“El resurgimiento de la narrativa: reflexiones acerca de una nueva y vieja historia”. En: El pasado y el
presente. México, 1986.
3
Acerca del tema, véase los trabajos de: MANCHADO LÓPEZ, Marta Maria. “Poder e Redes de
Influencia. Las Trayectorias de una Familia Española en Filipinas (1596-1650)”. En: Revista de Indias.
España: 2006, vol. LXVI, núm.238, págs. 629-658; PRESTA, Ana Maria. “Encomienda, familia y redes
en Charcas colonial: los Almendras, 1540-1600”. En: Revista de Indias. Madrid: 1997, v. LVII, n.209,
p.21 – 53. El trabajo de la historiadora Adelaida Sagarra Gamazo, profesora e investigadora de la
Universidad de Burgos es una referencia importante para que conozcamos a través de la historia
biográfica la historia indiana y las redes familiares en la Edad Moderna. GAMAZO, Adelaida Sagarra. La
otra versión de la historia Indiana. Colon y Fonseca. Valladolid: Secretariado de Publicaciones e
Intercambio Científico, Universidad de Valladolid, 1997.
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