PALABRA QUE DA VIDA LA FUERZA QUE NOS CURA A TODOS -Reflexionemos-

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PALABRA QUE DA VIDA
-Reflexionemos-
LA FUERZA QUE NOS CURA A TODOS
SI HEMOS SIDO CREADOS Y SOÑADOS PARA LA CELEBRACIÓN EN MESA
GRANDE COMPARTIDA, HEMOS DE PREPARARNOS PARA UN BRINDIS SINCERO CON EL MEJOR DE LOS VINOS, VIDES DE MISERICORDIA, CEPAS DEL
EVANGELIO.
MARTES 10 DE SEPTIEMBRE DE 2013
Del Evangelio según san Lucas 6, 12-19
Subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se
hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró
apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano,
Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón,
apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de
discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa
de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades;
los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salta de él una fuerza que los curaba a todos.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS:
COLOSENSES 2,6-15 - DIOS LES DIO VIDA EN CRISTO, PERDONÁNDONOS
TODOS
LOS PECADOS
SALMO 144 - EL SEÑOR ES BUENO CON TODOS
CONTEXTO - Unos son apóstoles y otros discípulos. Los apóstoles
fueron llamados por Jesús para compartir su vida y su misión. El
número “doce” es simbólico. Con los doce apóstoles Jesús inaugura
el nuevo pueblo de Dios, el nuevo Israel por referencia a las doce
tribus. Los nombres de los Doce no los podemos reconocer con claridad. Los listados de Lucas no coinciden con los de Mateo (Mt
10,1-4), ni con la lista de Hechos de los Apóstoles (Hech 1,13).
Fuesen quienes fuesen, eran personas sencillas elegidas entre sus
seguidores. En cuanto a los discípulos, eran muchos más. Provenían de todas las regiones de Israel para “escucharlo y sanarse de
sus enfermedades”. Esto nos permite ver que los discípulos de Jesús eran gente sencilla, necesitada de sanación. Jesús reconoce
que el Reino de Dios no es una cuestión de individualidades, de
mesianismos, y menos de autoritarismos. El Reino de Dios es una
cuestión comunitaria, una cuestión compartida entre los seguidores.
EL MAESTRO NOS ENSEÑA A ORAR PARA TOMAR BUENAS DECISIONES – Como en otras ocasiones muy importantes
en su vida, Jesús ora antes de elegir a sus doce apóstoles de entre
sus discípulos. Éste es ciertamente un momento muy importante.
Él los entrenará, y correrá el riesgo de encomendar a gente débil y
falible su propio trabajo y misión. Él sabe que no siempre harán lo
mejor que puedan, ya que pasarán por momentos de temor, desaliento, cobardía y componendas. Aun así, él se fía suficientemente
de ellos y les ayudará a llevar su trabajo a buen término.
PARA REFLEXIONAR
ORACIÓN, LLAMADO Y LLANO
El Maestro pasa toda una noche en oración, en la soledad de la
montaña. Como quien dice, se ha pasado la noche en vela, rezando en un lugar alto y apartado. Pero tiene un significado mucho mayor.
La oración de Jesús era para Él una necesidad tan vital
como respirar; era el momento del encuentro con su Padre, lejos de la repetición rítmica de frases y plegarias,
tiempo de escucha y diálogo.
Y pasa toda la noche en oración, en identidad profunda con
Abbá Padre suyo y nuestro; esa oración -toda oración- tendrá
frutos.
En este caso, los frutos de esa oración es la elección de doce
discípulos: no es cuestión azarosa, es decisión tan sagrada
como es el llamado de todos y cada uno de nosotros y es
envío -tal es el significado literal de apóstoles-. Ellos han de ir
con Él, su misión será la de Él.
Contra todo resabio de espectacularidad, superando cualquier
especulación, Jesús elige a hombres con nombre y apellido,
desde sus particularidades, con sus luces y sombras, a
partir de su diario vivir. Pescadores, recaudadores de impuestos, militantes políticos -zelotas-, estudiosos de las escrituras; tendrán sus quebrantos, uno lo traicionará en ese amor,
otro lo negará lleno de miedo, todos negarán con fervor la derrota de la cruz. Pero un Dios que es Padre, que mira más allá
de cualquier apariencia, los mira y elije con ojos de Madre
que sabe ver todo lo que pueden llegar a ser sus hijos, a
pesar de renuncias y traiciones. Y allí sí, hay que descender
al llano. Multitudes dolientes llegadas de todas partes, agobiadas de dolor y soledad aguardan al Maestro y a los suyos. La
fuerza del Reino, la potencia infinita de la compasión y la Misericordia cura, sana y libera.
PARA ORAR
Padre amoroso:
Ayúdanos a vivir al máximo según el evangelio,
conscientes como somos de nuestras limitaciones,
pero contando con el poder de tu amor
y con la presencia entre nosotros
de aquél que es tu imagen y tu plenitud,
Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.
PARA ACTUAR – El culto verdadero comienza y se expresa
en la compasión y en el socorro. No hay tarea más santa ni
más urgente que alabar a Dios rescatando de la postración a
sus hijas e hijos que sufren.
JESÚS PROVOCA A SUS DISCÍPULOS
Tengo miedo y Él me dice: ¡Ánimo!
Dudo y Él me dice: ¡Confía!
Me siento angustiado y Él me dice:
¡Tranquilo!
Prefiero estar solo y Él me dice:
¡Ven y sígueme!
Fabrico planes y Él me dice: ¡Déjalo!
Busco bienes materiales y Él me dice: ¡Despréndete!
Quiero seguridad y Él me dice:
¡No te prometo nada!
Quiero vivir y Él me dice: ¡Da tu vida!
Creo ser bueno y Él me dice:
¡No es suficiente!
Quiero mandar y Él me dice: ¡Sirve!
Quiero comprender y Él me dice: ¡Cree!
Quiero claridad y Él me habla
en parábolas.
Quiero ser el más grande
y Él me dice: ¡Sé como un niño!
Busco el primer puesto y Él me dice:
¡Ponte en el último lugar!
Quiero ser visto y Él me dice:
¡Ora en lo escondido!
Busco comodidades y Él me dice: ¡Niégate a t¡ mismo!
Reclamo justicia y Él me dice: ¡Presenta la otra mejilla!
¡No! No entiendo a este Jesús.
Me provoca. Me confunde.
Al igual que tantos de sus discípulos,
también yo quisiera hallar otro maestro
que fuera más claro y exigiera menos.
Pero me sucede lo que a Pedro:
no conozco a nadie que tenga, como ÉL,
PALABRAS DE VIDA ETERNA.
«Escogió a doce y los nombró apóstoles»
Oigo y olvido. Veo y recuerdo.
Hago y comprendo.
Confucio
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