CFA versus EFA. Un combate desigual

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VALOR AÑADIDO
EL CONFIDENCIAL 11/06/2007
CFA versus EFA. Un combate desigual
CFA es el acrónimo de Chartered Financial Analyst. Las
siglas EFA, por su parte, significan European Financial
Advisor. Ambos son utilizados en la tarjeta de visita
como un signo de cualificación profesional en el mundo
financiero. Sin embargo, el abismo entre ambas
"titulaciones" es tan grande en términos de amplitud de
temario, profundización en el mismo, dedicación exigida
y capacitación posterior que merece la pena
reflexionar, siquiera brevemente, sobre una y otra.
Aunque algunos se empeñen en ello, no son ni mucho
menos comparables porque su finalidad también es
distinta. Es bueno saber de qué va cada historia para
que nadie se lleve a engaño.
El CFA persigue, como su propio nombre indica, formar
analistas financieros. Es un matiz esencial ya que su
contenido formativo y su finalidad se orientan,
esencialmente, al estudio del entorno y la toma de
decisiones. Un CFA lo es después de tres años de
trabajo sobre una materia progresiva que hurga en el
fondo y no se queda simplemente en la forma. Que le
permite sacar conclusiones y actuar en consecuencia.
Que lleva a acciones concretas. Es el título por
excelencia de aquél que ha de ocupar responsabilidades
de inversión en los distintos ámbitos financieros.
Por el contrario el EFA persigue homologar con una
serie de conocimientos al que está destinado, dentro de
una entidad financiera o fuera de ella, a llevar a cabo
tareas de asesoramiento a terceros. Ha venido,
aparentemente, para cubrir un hueco indispensable en el
haber formativo de una parte importante de los que se
dedican a esta actividad. Sin embargo, la propia idea
que subyace a la obtención de este diploma, pone en
primera plana sus limitaciones. Y es que el EFA es una
herramienta de masas y orientada al consejo, esto es, a
la interacción con terceros lo cual obliga a que el
temario y su tratamiento estén también encaminados a
dicha finalidad: alternativas, elegibilidad y consenso
con el asesorado, sin muchas más complicaciones.
Intentar equiparar CFA y EFA es, por tanto, un
disparate en sí mismo. Como lo es la dinámica en la que
se han metido muchas entidades, a su vez,
patrocinadoras, por que sus empleados obtengan un EFA
cuya utilidad posterior queda en entredicho por la
propia estrategia comercial de los empleadores. Es
verdad. Ambas son necesarias, en puridad, en sus
respectivos campos de actuación. Pero en la desigual
batalla que algunos se están empeñando porque lleven a
cabo, el CFA ha ganado por K.O. antes siquiera de
empezar el combate. Buena semana a todos.
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