“Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo” Mateo 24, 42-51 Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds Lectio Divina SIEMPRE PREPARADOS Desde el día en que Pablo se puso a sí mismo al servicio del Evangelio, su vida se convirtió en puro don para aquellos que le habían sido confiados: él les pertenece y ellos le pertenecen a él. Éste es el «amor de unos hacia otros y hacia todos», en el que también están invitados a entrar los tesalonicenses. No hay ninguna otra vía para la salvación, no hay ningún otro camino para llevar a su consumación el camino emprendido tras las huellas de Jesucristo: sólo dejándonos transformar por el ágape podremos estar seguros un día de que el Señor, a su venida entre los santos, nos reconocerá como suyos. La parábola de Mateo tiene su paralelo lucano en el tema del administrador infiel (Lc 12,42ss). Precisamente, esta comparación nos permite poner de manifiesto el vocabulario propio de Mateo, que habla simplemente de «siervo fiel / infiel», subrayando así que todos los protagonistas de la historia dependen de un único amo, que está por encima de todos, tengan o no responsabilidades particulares. Si la tarea de cada divos («criado») no puede ser más que la de servir y esperar a que vuelva el propietario de los bienes que le han sido confiados —y confiados sólo de una manera temporal—, el Señor tiene, en cambio, la facultad y el derecho de volver a los suyos, a su casa, en cualquier momento. Por eso es preciso que nosotros, los criados, estemos «siempre preparados». ORACION Gracias, Señor, por habernos llamado a tu servicio. Nos has entregado los bienes de esta tierra y el cuidado de nuestros hermanos más pequeños; te has fiado de nosotros. Este tiempo es para nosotros un tiempo de prueba: administrar en tu lugar no es tarea fácil. ¿Qué pides de nosotros, Padre de toda sabiduría? Nos pides que miremos a tu Hijo, Jesús, su misericordia, su sacrificio, recordando sus palabras: ((El siervo no es más que su Señor... Os he dado ejemplo para que, como he hecho yo, hagáis también vosotros» (cf Jn 13,ls ss), y vivir en esta solicitud fraterna el tiempo presente como algo que no nos pertenece, hasta tu vuelta a casa.