El fuego y las tragedias que pueden evitarse

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El fuego y las tragedias que pueden evitarse
Dos pavorosos incendios –uno en Cuenca y otro en Quito- a mediados del mes de abril,
descubrieron el alto grado de riesgo en el desenvolvimiento de actividades cotidianas en
las ciudades ecuatorianas.
Una ferretería en la calle Lamar, junto al mercado Tres de Noviembre, se vio envuelta en
llamas en cuestión de segundos, posiblemente por un cortocircuito eléctrico, por la cantidad de
material combustible, incluidos tacos de dinamita, que se expendía en el establecimiento, sin
los controles ni los permisos necesarios para este tipo de menesteres.
Como siempre ocurre cuando se producen estos hechos, de inmediato se anunciaron
acuciosos operativos de los organismos de seguridad para controlar cómo funcionan otros
locales similares en la ciudad de Cuenca. Había que esperar una desgracia fatal, con la
pérdida de la vida de un bombero, para que “descubrieran” los responsables de esas
organizaciones la obligación que tenían de supervigilar la seguridad pública y privada.
Con el pasar de los días, superado el susto por la magnitud del flagelo, todo volverá al orden
“normal”, esto es olvidar el peligro hasta que se produjera uno nuevo, igual o peor, para volver
a escuchar en los noticieros y a leer en los periódicos, las crónicas sensacionales que dan
cuenta de lo que se hizo y se dejó de hacer para proteger la vida y la seguridad de la
comunidad.
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El fuego y las tragedias que pueden evitarse
En Quito, el incendio en la discoteca Factory, con 17 jóvenes incinerados y decenas de
contusos, fue noticia que dio la vuelta al mundo. El local de multitudinaria distracción ardió en
llamas producidas por personas que hicieron explotar bengalas durante un espectáculo, dando
lugar a que el fuego se contaminara con rapidez incontrolable debido a los materiales
combustibles –esponjas, cartones, espumas- que cubrían los cielos rasos bajo disfraces de
estructuras sólidas.
Lo admirable e increíble es que el establecimiento disponía de puertas de salida de emergencia
que los desesperados asistentes no pudieron utilizar para salvarse, porque estaban
clausuradas con candados.
Esta tragedia fue oportunidad para que de inmediato las autoridades responsables de controlar
la seguridad de este tipo de locales, iniciaran operativos de control en otros lugares, llegando a
constatar la falta de seguridades predominante en casi la totalidad de ellos.
Los incendios ocurridos casi simultáneamente en Cuenca y Guayaquil, descubrieron las
falencias en el control de la seguridad en sitios de concurrencia permanente de público. Fueron
oportunidad para advertir, por ejemplo, que en Cuenca han proliferado las discotecas en casas
particulares que apenas tienen una puerta para entrar y salir y en las que podrían registrarse
tragedias multitudinarias, en caso de un percance o un imprevisto.
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