16 ANÁLISIS FINANCIERO José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo* La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. RESUMEN El aumento continuado de la esperanza de vida afecta a la carteras de rentas vitalicias de la compañías de seguro de vida, por ello el asegurador debe entender los riesgos que se presentan en su balance y como debe gestionarse. Del conocimiento de las tendencias demográficas y los avances de la biomedicina, la ciencia actuarial debe elaborar modelos de supervivencia que sean suficientes en el tiempo y, que a la vez, sean utilizados para reevaluar las obligaciones adquiridas. Los modelos bioactuariales se constituyen como una respuesta adecuada a la incertidumbre de la modelización de la supervivencia humana. Palabras Clave: Longevidad, rentas, bioactuarial, rectangularización, extensión. Códigos Jel G22, G23, J11. ABSTRACT The continued increase in life expectancy affects the portfolios of annuities from life insurance companies, that is why the insurer should understand the risks that arise in their balance and how to manage them. Knowledge of demographic trends and advances in biomedical science must develop actuarial survival models that are sufficient in time and which in turn are used to reassess the obligations undertaken. Bioactuarial models are constituted as an appropriate response to uncertainty in the modeling of human survival. Keywords: Longevity, annuities, bioactuarial, rectangularization, expansion. JEL Classification: G22, G23, J11 Recibido: 27 de Abril de 2011 * Aceptado: 11 de Junio de 2011 Profesor asociado en la Universidad Carlos III de Madrid. Departamento Economía Financiera. José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo : La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. Análisis Financiero n° 116. 2011. Págs.: 16-22 LA DINÁMICA DE LA LONGEVIDAD Y SU EFECTO EN EL NEGOCIO DE RENTAS VITALICIAS 1. AUMENTO CONTINUO DE LA ESPERANZA DE VIDA El incremento continuo de la esperanza de vida desde principios del siglo XX supone para el sector asegurador en el negocio del aseguramiento de las rentas vitalicias la revisión constante de las bases técnicas actuariales centradas en la elección de la tabla de supervivencia adecuada que permita determinar el precio de un seguro de rentas y que este sea suficiente en el tiempo, en un contrato que por su naturaleza implica compromisos a muy largo plazo. Este riesgo de longevidad se ve acompañado con el correspondiente riesgo de carácter financiero al tener que casar los flujos de rentas con flujos de activo en el mayor plazo posible. La dinámica de longevidad en las últimas décadas ha propiciado una mejora de la esperanza de vida equivalente a dos años por década, la cuestión que se suscita en las proyecciones futuras es si las mejoras pasadas serán aplicables para las próximas décadas. En este debate, los demógrafos no coinciden en sus opiniones pues hay quien considera que las mejoras pasadas no serán de la misma intensidad en el futuro, otros por el contrario sostienen que los países con mayores registros de esperanza de vida continuarán aumentando su supervivencia en una cifra equivalente a 2.5 años por década durante al menos en las próximas 6 décadas, si esta tasa de crecimiento fuera de esta manera en 60 años la esperanza de vida al nacer alcanzaría los 100 años de edad. La incertidumbre en las métricas de longevidad es pues muy acusada y por ello el asegurador debe entender las causas que explican estos aumentos continuos en el tiempo tratando de establecer modelos que permitan recoger estas tendencias, obviamente la tarea es compleja, de hecho se calcula que con carácter general para una edad de 65 años, por cada año de desviación de esperanza de vida se produce una pérdida equivalente a un 3% en los compromisos actuariales del pasivo del balance. 17 edades, y así en efecto, si en la primera mitad del siglo XX el aumento de la esperanza de vida fue debida a la mejora en la mortalidad infantil, es en la segunda mitad del siglo pasado donde las mejoras de supervivencia se deben a las personas de edades posteriores a la jubilación. Es más, las mejoras previsibles en los próximos años se originarán por la cohorte de personas con 80 años de edad. Por esto, el escenario previsible de mejora futura afecta al negocio de rentas vitalicias ya no solo por su intensidad sino que además el efecto del rango de edad donde se encuentra expuesto el riesgo de longevidad. Es revelador el informe del Banco Mundial de 2010 “Some consequences of global aging” en el que advierte a las entidades aseguradoras que deben revisar la constitución de reservas, a los gobiernos que deben asumir garantías de pensión mínima. Invita a colocar en el mercado bonos de longevidad y a fomentar el mercado de pensiones vitalicias. 2. LA GESTIÓN DEL RIESGO DE LONGEVIDAD EN EL NEGOCIO DE RENTAS VITALICIAS Entendemos por riesgo de longevidad aquel por el cual las reservas constituidas para los pagos previstos para las contingencias de jubilación, viudedad, orfandad, invalidez o dependencia resultan insuficientes para su finalidad debido a la mayor supervivencia real en relación con las hipótesis actuariales utilizadas en las tablas de supervivencia. De hecho la experiencia británica de las compañías de seguros nos ilustran el efecto de la tendencia de supervivencia en las carteras de rentas vitalicias, así hasta 1980 las pérdidas por mortalidad a la edad de 65 años estaban por debajo del 2% de las primas, pero desde 1980 las pérdidas han aumentado de manera constante hasta el 3.5% de las primas. Un ejemplo del efecto de las reservas a constituir por la mejora de la supervivencia nos ayuda a entender el riesgo de longevidad. Así en efecto para un asegurado de 65 años y una renta vitalicia descontada al 3% de tipo de interés, si en el cálculo de dicha renta no se han considerado mejoras de supervivencia la provisión puede ser insuficiente en un 8%. Si en los cálculos de supervivencia se tienen en cuenta las mejoras actuales de supervivencia pueden llegar estas pérdidas al 13% si se añade a la mejora actual un incremento adicional del 1% de carácter anual. Ahora bien, las pérdidas pueden ser mucho mayores si el tipo de interés con el que se calculan los flujos de rentas adicionales por desviación biométrica son inferiores al 3%, la insuficiencia de reserva podría multiplicarse por tres si el tipo de interés fuera del 1.5%. Una observación que complica aún más las estimaciones de la tendencia es el análisis de la mejora de longevidad por El caso así descrito nos aporta una visión preliminar de la importancia de la correcta medición de la dinámica de lon- José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo : La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. Análisis Financiero n° 116. 2011. Págs.: 16-22 18 ANÁLISIS FINANCIERO gevidad en la gestión de una cartera de rentas vitalicias para la industria del seguro de Vida. Mediante el conocimiento de cada elemento de riesgo subyacente en una cartera de seguro de rentas podremos conocer las claves de la gestión de adecuada de la longevidad, que bajo el contrato de seguro el riesgo se encuentra mutualizado, este proceso se denomina “mortality drag” o extra margen requerido para garantizar la mutualización actuarial. La gestión financiera-actuarial de una cartera de rentas vitalicias debe contemplar, según Pitacco (2009), dos tipos de longevidad: La denominada longevidad individual se refiere a la fluctuación aleatoria del riesgo -denominado de proceso- sobre las hipótesis actuariales utilizadas. Este subriesgo de longevidad es diversificable y por ello transferible con fórmulas como el reaseguro. El otro subriesgo es el de longevidad agregada y se refiere a la incertidumbre que presenta las mejoras continuas de longevidad presentes en todas las sociedades y por ello no es diversificadle en el balance de la entidad aseguradora. Si nos adentramos en el análisis de cada subriesgo podremos identificar diferentes riesgos presentes en cada uno de los dos subriesgos descritos. 2.1. Para el subriesgo de proceso o de longevidad individual encontramos: 2.1.1. El riesgo de volatilidad, que se refiere a la exclusiva fluctuación estadística sobre las hipótesis utilizadas. La utilización de estadísticos como el test de Kolmogorov-Smirnov nos permitirá evaluar si la fluctuación sobre el pricing se debe exclusivamente a un fenómeno de volatilidad. 2.1.2. El riesgo de modelo, si el estadístico no se cumple, las desviaciones son debidas a que el modelo utilizado no se corresponde con la población asegurada y para ello se recomienda realizar análisis bayesiano y modelizar el comportamiento del colectivo. Es frecuente en la industria del seguro no realizar ningún tipo de proceso de selección de riesgos para el negocio de rentas y por ello se puede producir un sesgo en la suscripción del riesgo al contratar individuos con mayor esperanza de vida que la prevista en la base técnica y así puede haber una mayor prevalencia de no fumadores, asegurados con un perfil socio-demográfico favorable en términos de esperanza de vida, asegurados con un perfil de salud y genético que propicien mayor supervivencia. El riesgo de fluctuación aleatoria y de modelo se puede mitigar bien aumentando el tamaño de la cartera, bien incorporando factores que se denominan “life style”, ambos manteniendo el riesgo en el balance y transfiriendo el riesgo mediante formulas de reaseguro de rentas que se conocen como “mortality swap” o acudir al floreciente mercado de capitales mediante instrumentos como los denominados bonos de longevidad -longevity bonds-. Abundando en este aspecto, es conocido que el estilo de vida saludable explica un 45% de la longevidad de un individuo y por ello incorporar en el proceso de selección de riesgo estos elementos contribuye de una manera eficaz a la disminución de la aleatoriedad sobre el pricing. 2.1.3. Riesgo de cohorte. Un último riesgo presente en el subriesgo de proceso es el que se conoce como riesgo cohorte que se refiere a la concentración de una cartera de seguro en torno a una generación en concreto y que puede que las mejoras de mortalidad afecten de manera diferenciada a las generaciones. Este riesgo se puede mitigar parcialmente suscribiendo riesgos de diferentes generaciones, conviene tener presente que la estructura del mercado español de rentas aseguradas se observa una curtosis pronunciada sobre la cohorte de la generación nacida en la postguerra y por ello las carteras están expuestas al riesgo de cohorte. 2.2. El subriesgo sistémico de tendencia. Este riesgo merece mayor atención por parte de la industria pues los modelos actuariales actuales utilizados en el pricing y/o reserving pueden ser inadecuados pues no capturan adecuadamente la dinámica de la longevidad. El riesgo de tendencia no puede ser diversificado por tamaño o por geografía pues afecta a toda la población en su conjunto. Para la medida del riesgo de tendencia se necesitan periodos de observación temporal largos, la literatura actuarial recomienda utilizar periodos de 20 a 30 años, pues escoger periodos más largos, como sería 100 años. El factor de tendencia se ve afectado por periodos de guerras, distorsiona la tendencia y no recoge adecuadamente la tendencia, por el contrario José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo : La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. Análisis Financiero n° 116. 2011. Págs.: 16-22 LA DINÁMICA DE LA LONGEVIDAD Y SU EFECTO EN EL NEGOCIO DE RENTAS VITALICIAS utilizar periodos cortos como 5 años da lugar a sobrestimación paramétricas del riesgo de tendencia. En las edades más avanzadas es más complejo determinar el riesgo de tendencia pues a la falta de datos históricos se suman los efectos de la extrapolación necesaria y la incertidumbre que se manifiesta por los efectos de los avances biomédicos en estas edades extremas. Por este motivo determinados modelos actuariales han observado riesgo de subestimación de los pasivos en asegurados nonagenarios o centenarios y animan a las aseguradoras a revisar sus provisiones para estas cohortes de edad. Podemos diferenciar o subdividir el riesgo de tendencia en dos subriesgos: 2.2.1. El riesgo de extensión de la esperanza de vida, que se refiere a la mejora continuada de la longevidad y que seguirá produciéndose en las próximas décadas y que en términos actuariales se corresponde a observar si el factor de tendencia utilizado para cada cohorte recogerá adecuadamente las mejoras previsibles que serán originadas por los avances biomédicos y por los mejores hábitos de vida saludables. En este riesgo podemos vislumbrar un escenario especulativo por el que desaparecieran las principales causas de fallecimiento (cáncer, enfermedades cardiovasculares…) la esperanza de vida se alargaría 15 años. Por tanto en este escenario libre de enfermedad las causas de fallecimiento no estarán relacionadas con la edad, pues los motivos de fallecimiento serán debidos a accidentes, crímenes y enfermedades infecciosas. Es en este sub-sub-riesgo donde los actuarios y demógrafos advierten que las metodologías utilizadas pueden presentar incertidumbres tales que pueden resultar insuficientes a medio y largo plazo. El análisis de riesgo de extensión de la vida tiene dos componentes uno denominado rectangularización de la curva de supervivencia y otro que es la extensión de la vida que está relacionada con el riesgo del límite biológico de la vida que analizaremos en el siguiente apartado. Para entender el fenómeno de la rectangularización, como aquel por el que la curva de supervivencia se mantendrá constante e independiente de la edad hasta una edad en la que se producirán la mayoría de los fallecimientos, debemos acudir a la teoría de Fries James que en 1980 elaboró la teoría de la comprensión de la mortalidad por la que la edad de 19 fallecimiento por causas naturales (muerte relacionada con el envejecimiento) se producirán en un 66% en personas de edades entre 81 y 89 años y el 95% en personas de 77 a 89 años. Esta teoría la relacionamos con el postulado de Hayflick que sostiene que la esperanza de vida libre de enfermedades no excedería de 93 años y esta cifra solo se superaría si se interviene en los procesos determinantes de la longevidad y a su vez la ponemos en contraste con las últimas observaciones en la población con mejores prácticas de longevidad como es la población femenina japonesa por la que la edad modal de fallecimiento se sitúa en 90 años con una distancia modal de 6.5 años. Todo lo anterior nos lleva a concluir que la comprensión de la mortalidad se producirá sobre la edad modal de 95 años y con una distancia modal de 6 años para el 66% casos de los fallecimientos, estas observaciones nos ratifica lo que expondremos a continuación de la supervivencia extrema que se relaciona con individuos con una protección genética particular y hábitos de vida saludables. Y por ello ante este nuevo escenario propio de sociedades muy avanzadas en supervivencia el actuario debe modelizar este nuevo fenómeno del cual no ha habido precedentes históricos. — Subriesgo del límite biológico de la vida. Llegados a este punto tenemos que hacer referencia a los modelos bioactuariales que son aquellos que basados en el conocimiento de la biología de senescencia tratan de modelizar actuarialmente la dinámica de la longevidad. En este subriesgo de “extensión de la vida “es donde se debate si se producirá el llamado “genetics shocks scenario” por el que se puede llegar a producir un salto discreto en la longevidad de carácter catastrófico y por tanto los modelos actuariales deben recoger este escenario. La cuestión a debatir es si desde la biomedicina se puede evaluar y predecir mejoras de discretas de supervivencia en las próximas décadas basadas en las tres principales líneas de investigación, la terapia basada en el stress oxidativo, la terapia de regeneración celular con las últimas técnicas de células pluriponteciales inducidas –conocidas como IPS- y la estrategia basada en las tera- José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo : La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. Análisis Financiero n° 116. 2011. Págs.: 16-22 20 ANÁLISIS FINANCIERO pias con los telómeros y la telomerasa. Del conocimiento científico actual podemos afirmar que si bien desde un modelo teórico conceptual se podría hablar de la extensión significativa de la duración máxima de la humana, la situación de la investigación no permite concluir que en los próximos años se vaya a producir un evento de tal naturaleza que solo podrá venir de la modificación de la red celular. El riesgo de tendencia es el riesgo más importante en carteras de seguros grandes y en sentido contrario en carteras de tamaño reducido el riesgo que está presente es el de proceso. 3. COBERTURAS “NATURAL HEDGING” Y PARTICIPACIÓN EN BENEFICIOS Para minorar la exposición al riesgo de longevidad el asegurador además de las técnicas de mitigación expuestas puede realizar técnicas de “natural hedging” que consisten en incorporar coberturas de fallecimiento bien el mismo contrato inmunizando de esta manera el riesgo longevidad-mortalidad o bien en el conjunto de la cartera asegurada evaluando la exposición total al riesgo de longevidad vs mortalidad. En este caso la inmunización no es completa pues en la cartera asegurada tan solo unas determinadas edades tienen exposición conjunta de mortalidad-longevidad. corresponde con la edad cronológica. En efecto, el envejecimiento celular es la medida de la edad biológica y así el envejecimiento se define como el grado de deterioro –intelectual, sensorial, motor...-de cada persona y serán los modelos denominados bioactuariales los más adecuados para medir la dinámica de longevidad. De hecho el envejecimiento es un proceso sólo experimentado por los humanos y animales que han vivido en el zoo o domésticos. El asegurador por tanto deberá incorporar factores biológicos y de estilos de vida en sus métricas de supervivencia para corregir el exclusivo parámetro utilizado –edad-y que ha resultado insuficiente y por tanto no adeudado para el cálculo de la prima de seguro y las provisiones técnicas (valor actual actuarial de las obligaciones futuras). De hecho estudios recientes confirman que la vida saludable determina hasta 12 años adicionales de esperanza de vida. Los continuos avances de la biomedicina contribuirán en un futuro a facilitar el conocimiento de la edad biológica y que permitirá determinar la esperanza de vida de un candidato a una operación de seguro de vida, en un entorno donde las terapias celulares y genómicas tendrán un protagonismo relevante y que alteraran los límites de supervivencia de la especie humana. 4.2. Teoría de la fragilidad. Otra propuesta que contribuye a mitigar el riesgo de longevidad dentro del balance de la aseguradora consiste en incorporar cláusulas de participación en beneficios en los contratos de rentas de tal suerte que el asegurado recibirá una sobre rentabilidad en caso de que el resultado financiero-actuarial así lo permita. 4. LOS MODELOS BIOACTUARIALES 4.1. La edad biológica. Desde los orígenes de la técnica actuarial la medida de la longevidad se relaciona con la edad calendario de la persona asegurada, las tablas actuariales en todo caso se corrigen con la generación de nacimiento, esta técnica conocida como la de construcción de tablas generacionales ha contribuido a mejorar la captura de la dinámica de la supervivencia. No obstante la medida real del envejecimiento humano se debe medir con la edad biológica del individuo que no se El análisis de la evolución de la curva de supervivencia de determinadas poblaciones que han alcanzado una longevidad considerable ha permitido observar que una vez alcanzada una edad la mortalidad no crece exponencialmente sino que por el contrario se comporta como una meseta –plateau-. Estas observaciones basadas en el análisis de la población femenina de Suecia para el periodo de 1980-2000 concluyen que a partir de la edad de 95 años la tasa de mortalidad se separa de la curva exponencial. El estudio de Gavrilov y Gavrilova (2004) “Why we fall apart.Engineering´s reliability theory explain human aging” nos ilustra sobre este aspecto mediante la teoría de la confiabilidad. Esta observación supone un cambio radical en la concepción de la evolución de la mortalidad, pues en efecto todos los modelos actuariales utilizados se basan en la teoría de que la mortalidad crece exponencialmente con la edad y esto es así José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo : La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. Análisis Financiero n° 116. 2011. Págs.: 16-22 LA DINÁMICA DE LA LONGEVIDAD Y SU EFECTO EN EL NEGOCIO DE RENTAS VITALICIAS desde los primeros modelos actuariales elaborados por Gompertz en 1825. En las poblaciones que han alcanzado altas tasas de de supervivencia se produce lo que se ha venido en llamar la “Paradoja Actuarial” que es la mayor tasa actuarial de envejecimiento asociada a la mayor esperanza de vida, y por ello los factores de riesgo dependiente de la edad, decrecen con la misma. A través de la teoría de la confiabilidad se puede conocer y predecir la cinética del fracaso relacionada con la edad de un sistema biológico o no. Y así en edades extremas las tasas de mortalidad se desaceleran después de crecer exponencialmente y se sitúan en un nivel meseta, este proceso se denomina “mortalidad cinética”, concepto que permite concluir que no existe límite humano de longevidad, distanciándose de las teorías que afirman que el límite de la vida humana es de 120 años. Las observaciones de Gravilov realizadas mediante estudios longitudinales en diferentes animales como la mosca de la fruta y el escarabajo de la harina determinaron el efecto meseta al alcanzar una determinada edad. La modelización de la esperanza de vida en edades extremas a través del conocimiento de las estructuras biológicas de la senescencia ha permitido a la ciencia actuarial avanzar en la modelización de la curva de supervivencia contemplando este fenómeno que se ha denominado como “la heterogeneidad no observable”, que hace referencia a que la mortalidad de un individuo está afectada por una protección-frailty-que hace que a menor fragilidad mayor es la supervivencia del individuo. La modelización actuarial de la fragilidad se realiza mediante modelos causales y generalmente a través de la distribución gamma o la inversa Gausiana, de tal manera que a medida que aumenta la edad del individuo la esperanza matemática de la fragilidad disminuye. Esta modelización permite componer la función de la distribución mixtura de la supervivencia con la función Gompertz o Makeham y realizar como resultado final la meseta y por ello trata de reproducir la cinética de la supervivencia observada como ya hemos apuntado en los modelos bioactuariales. Las investigaciones actuariales más recientes centradas en el riesgo de supervivencia modelizan casi con unanimidad el 21 fenómeno de la fragilidad o de heterogeneidad no observable, sin ánimo de ser exhaustivo podemos citar a diferentes autores como Hirouchi, Pitacco, Olivieri, Missov, Robine… todos ellos han avanzado en la modelización de este fenómeno. No debemos olvidar a Agnus Macdonald que modeliza mediante las funciones conocidas como “Cadenas de Markov” la relación entre la genética y la longevidad, distinguiendo los genes que propician la longevidad y aquellos genes que explican la fragilidad del individuo. Es oportuno llegado a este punto final de reflexión advertir que la modelización de la heterogeneidad no observable parte de la premisa de que cada individuo tiene un coeficiente de fragilidad constante en el tiempo, esta premisa desde una óptica epigenética no es correcta pues recientes investigaciones confirman los cambios genéticos a lo largo de la vida de un individuo debidos a la relación epigenética. Es cierto, por otra parte que el estado actual de la investigación biomédica no permite modelizar este fenómeno y por ello obviamente la ciencia actuarial debe mantener la hipótesis de constancia en el tiempo. 5. CONCLUSIÓN El propósito del trabajo es dar a conocer la incertidumbre que se presenta a la compañía de seguros que suscribe riesgo de longevidad en su modalidad de rentas vitalicias habida cuenta de los continuos avances en la supervivencia de las poblaciones de las carteras aseguradas. Sobre esta incertidumbre se analizan los diferentes riesgos y subriesgos que están presentes en el balance y como estos pueden ser mitigados. Asimismo, se analiza el riesgo de tendencia de la supervivencia en sus vertientes de rectangularización y extensión, y cómo los modelos denominados bioactuariales tratan de capturar esta dinámica tendencial y que debe servir para reevaluar de una manera continua los pasivos actuariales. La continua reevaluación de las obligaciones contingentes se configura como una necesidad emergente en la gestión de los portafolios de las carteras de rentas vitalicias pues de lo contrario se pueden presentar infra dotaciones del pasivo en especial en la cola de la distribución de la probabilidades correspondiente en especial las que corresponden con edades extremas. José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo : La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. Análisis Financiero n° 116. 2011. Págs.: 16-22 22 ANÁLISIS FINANCIERO REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BANCO MUNDIAL, 2010: Some consequences of global aging. GAVRILOV,L.A., GAVRILOVA.N.S., 2004: Why we fall apart. Engineering´s reliability theory explain human aging. Spectrum. EEUU. RODRÍGUEZ-PARDO DEL CASTILLO, J.M., 2011: La incertidumbre bioactuarial en el riesgo de longevidad. Reflexiones bioéticas. Cuadernos Fundación Mapfre, Madrid. UNESPA. 2009: Estudio sobre el riesgo de longevidad. Madrid. PITACCO,E., OLIVIERI,A., 2009: Modelling longevity dynamics for pensions and annuities business.Oxford Universtity. Reino Unido. José Miguel Rodríguez-Pardo del Castillo : La dinámica de la longevidad y su efecto en el negocio de rentas vitalicias. The dynamics of longevity and its effect on the annuity business. Análisis Financiero n° 116. 2011. Págs.: 16-22