la autobiografia escolar como dispositivo de formación. un estudio

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LA AUTOBIOGRAFIA ESCOLAR COMO DISPOSITIVO DE FORMACIÓN. UN
ESTUDIO DE CASO A PARTIR DE LAS REFLEXIONES DE LOS DOCENTES EN
FORMACION SOBRE SU TRAYECTORIA ESCOLAR
Prodan, Liliana; Petit, Fernanda
UNSAM
[email protected]
Resumen
El presente trabajo refiere a los primeros avances de la investigación que venimos
desarrollando en el ISFD N°11 de Lanús en el marco de la Convocatoria 2013 de Proyectos
Concursables de Investigación convocada por el INFOD. A partir de una muestra conformada
por cinco docentes en formación del último año de la carrera del Profesorado en Educación
Primaria, nos propusimos, a partir de la escritura, análisis reflexivo y comentario con otros
de autobiografías escolares, provocar procesos que les permitieran posicionarse como
protagonistas de su propia formación. Entendemos que narrar reflexionando sobre lo que se
hace o hizo dentro de una comunidad de pertenencia con la que se puede interactuar
direcciona al narrador a asumir una actitud de objetivación de su escritura subjetiva o una
subjetivación del discurso objetivo. Esta perspectiva nos permitió indagar acerca de cómo
los relatos autobiográficos favorecieron el proceso de invención y expansión de sí, la
reflexión sobre sí mismo, con el otro y con el mundo analizando en especial las dimensiones
sociológica, heurística, hermenéutica, afectiva, autopoyética y política.
Palabras clave: autobiografías escolares - procesos de formación docente - invención y
expansión de sí.
El presente trabajo
se propuso
a partir de la escritura, análisis reflexivo y
comentario con otros de autobiografías escolares, provocar en los docentes en formación
procesos que les permitan posicionarse como protagonistas de su propia formación. Narrar
reflexionando sobre lo que se hace o hizo dentro de una comunidad de pertenencia con la que
se puede interactuar, direcciona al narrador a asumir una actitud de objetivación de su
escritura subjetiva o una subjetivación del discurso objetivo (Passeggi y De Souza, 2009:199).
Desde esta perspectiva nos interesó indagar acerca de cómo la escritura autobiográfica
favorece el proceso de invención y expansión de sí, la reflexión sobre sí mismo, con el otro y
con el mundo en especial considerandolas dimensiones sociológica, heurística, hermenéutica,
afectiva, autopoyética y política.
Acerca de la dimensión sociológica, los relatos autobiográficos constituyen un
espacio-tiempo propicio para problematizar acerca de cómo han devenido docentes en
formación y lo que proyectan como su llegar a ser. Las dimensión heurística permitiría a los
actores-autores historizar sus aprendizajes, sus recorridos de
formación y
saberes al
reinventarlos, percibirlos y clarificarlos. La hermenéutica focaliza los hechos personales
relativos a la formación y cómo a partir de allí los futuros docentes pueden pensarse como
futuros integrantes del colectivo docente. Sostenemos que hacerse autores de sus propios
relatos repercute positivamente en la autoestima, valorizándose ante sus propios ojos. A esta
dimensión la llamamos afectiva. La autopoyética permitirá ir develando el tejido de
representaciones sobre sí y de los principios fundadores de la docencia, reconociendo en sus
travesías autobiográficas elementos para tornarse quienes están siendo. Por último la
dimensión política se deberá constituir como un discurso problematizador, pasible de
modificar el relato y los modos de ser instituidos para dar paso a la creatividad y la
autonomización.
Este proyecto parte de reconocer la insuficiencia en la implementación de
dispositivos de formación que recojan los saberes de la experiencia de los docentes en
formación, sus trayectorias escolares, así como sus memorias de formación como alumnos del
sistema educativo.
Entre los supuestos desde los que el equipo de investigación inició este recorrido
podemos mencionar aquel que entiende que los dispositivos y las modalidades que se utilizan
en la formación docente han dejado de lado, o, en todo caso han minimizado la importancia
de las subjetividades en la construcción del ser docente. La formación se ha centrado más en
la transmisión de saberse teóricos y la reproducción de estos.
Conviene demarcar la
comprensión que tenemos de la formación como un movimiento constante y continuo de
construcción y reconstrucción del aprendizajes personal y profesional, involucrando saberes,
experiencias y prácticas (Novoa, 1992).
La necesidad de contemplar las trayectorias de
formación de los estudiantes se convirtió entonces en un origen y en un camino para la
investigación. Desde este lugar lo que nos propusimos no fue simplemente investigar desde
los relatos autobiográficos de nuestros alumnos, sino mirar esos
relatos en cuanto
experiencias de formación. Estudiar la autobiografía como experiencia de formación es por
tanto poner en primer plano las múltiples facetas, dimensiones y cualidades de las vivencias
en las se participa en las situaciones educativas: acontecimientos que están situados en un
tiempo, que se viven temporalmente, que están localizados en momentos, lugares, relaciones,
que suceden siempre en un cuerpo sexuado, las formas en que son experimentadas, sentidas y
vividas por alguien en particular. (Contreras y Pérez de Lara, 2010).
Otro de nuestros supuestos se relacionó con la dimensión experiencial de los
aprendizajes y de la escuela en general. Lo que se establece para cada cual durante el período
escolar, se reactualiza en el período de formación docente, resultando una configuración de
relaciones entre la escuela, la familia, los grupos de amigos y el mundo social en general,
representando un campo particular de experiencias para la formación venidera (Dominicé,
1999).
La propuesta fue pensar el relato autobiográfico como acción cognitiva mediante la
cual se delinea, antes de cualquier trazo, la figura de sí (Dominicé, l990). Con base en
“moldes” heredados socio históricamente, el ser humano re(crea) su recorrido y su proyecto
en lenguajes verbales, mientras va construyendo, en la narrativa como relato autopoyético,
una figura de sí. Al despojarse de valores pre-establecidos “busca y defiende la coherencia,
evitando la disonancia y la contradicción mediante procedimientos psíquicos altamente
evolucionados “(Bruner, 2013).
La reflexión posterior de la autobiografía no forma al sujeto en alguna materia en
particular, lo prepara y dispone para la formabilidad (Delory Momberger, 2009), o sea, para
su capacidad de tomar conciencia de sí como aprendiz, de saber observar lo que aprende y
cómo aprende, y decidir qué hacer con lo aprendido.
En este contexto y orientados por los supuestos enunciados nos preguntamos: ¿ de
qué manera la escritura de la autobiografía escolar nos permite a los formadores de
formadores apropiarnos de un instrumento semiótico (grafía), culturalmente heredado, socio
históricamente situado, construyendo así un camino de formación que se ubica en otra
racionalidad en el proceso de formación docente? ¿Cómo se construyen figuras de docentesproyecto (Delory Momberger, 2009) a partir de la reflexión y la socialización de experiencias
autobiográficas donde cuentan sus procesos de formación? ¿Qué vínculos aparecen entre la
escritura de la autobiografía y las dimensiones sociológica, heurística, hermenéutica, afectiva,
autopoyética y política? ¿Qué transformaciones operan en el docente en formación a partir de
la escritura y el análisis reflexivo de su autobiografía escolar? ¿Qué relación se establece entre
la subjetividad del que escribe y la escritura de la autobiografía?
En tiempos de reformas curriculares sobre la formación docente surge la necesidad
de interpelar el concepto de acompañamiento y formación, a partir de la construcción de
dispositivos que indaguen y valoren el principio de reflexividad como propulsor de la
formación centrada en la investigación autobiográfica, evidenciando el lugar del sujeto al
formarse, ya que el trabajo con la narrativa de formación implica que el autor-actor entienda,
a través de la reflexión y la concientización del transcurso de su vida, su proceso de
formación.
Marco teórico
Elizeu Clemetino de Souza refiere al vínculo necesario entre acompañamiento,
mediación biográfica y formación de formadores, colocando al sujeto en el centro del proceso
de formación (Souza, 2010). El autor afirma que la formación integra la construcción de las
identidades social, personal y profesional, que al interrelacionarse demarcan la autoconciencia
y el sentido de pertenencia. Entendiendo la formación como acompañamiento, considera que
las acciones de formación deben estar centradas en el adulto en tanto actor - autor de su
proyecto existencial. Acompañar en el contexto de formación significa entonces compartir
experiencias, participar del desarrollo profesional a través de mediaciones, propiciar la
autoformación. Algo así cómo trabajar en la organización de lo que algunos autores llaman
"memoria fuerte " (Candau, 2008; Balandier, 1994). Una memoria fuerte es una memoria
organizadora, en el sentido de que es una dimensión importante en la estructuración del
sujeto, y en la representación que éste va a hacerse de su propia identidad.
En este sentido, la investigación autobiográfica en el proceso de formación de
formadores se vincula a la idea de que es la persona la que forma y se forma a través de la
comprensión que elabora del transcurso de su propia vida, permitiendo al sujeto percibirse
como actor de su trayectoria de formación (Souza, 2010, p. 47). De este modo, mediante la
investigación autobiográfica el sujeto construye un conocimiento sobre sí que se revela a
través de la subjetividad. El trabajo sobre las historias de vida o autobiografías de los sujetos
en formación cambiaría la perspectiva de la formación, ya que es el sujeto quien se forma a
partir de la experiencias que vivió, de los aprendizajes que construyó a lo largo de su vida y
de los sentidos que atribuye a esas vivencias. El autor propone dejar de entender formación
como la acción de formar para entenderla como la acción de formarse. En este sentido, la
autobiografía y la autorreflexión ocupan un lugar central: "El principio de la reflexividad es
propulsor de la formación centrada en la investigación autobiográfica porque evidencia el
lugar del sujeto al formarse, ya que el trabajo con la narrativa de formación implica que el
autor-actor entienda a través de la reflexión y la concientización del transcurso de su vida, su
proceso de formación" (Souza, 2010, p. 48)
Este análisis de tipo situacional piensa a las trayectorias de los sujetos en formación
en términos de un camino en construcción permanente, que tal como lo señala Ardoino (2005)
va mucho más allá de la idea de algo que se modeliza, que se puede anticipar. Somos seres
que viven en la provisionalidad de " situaciones biográficamente determinadas " (Melich,
2006:41) en donde la herencia como movimiento constitutivo tiene que ver con mandatos
culturales, sentidos y representaciones profesionales, que intentamos entender para conocer
cómo hemos llegado cada uno de nosotros al espacio y tiempo que hoy habitamos. Y es aquí
donde, a través del trabajo reflexivo el que hablamos antes, los sujetos se apropian
anticipadamente del futuro, para proyectar, soñar, imaginar ( Nicastro, 2009:29).
Asimismo, pensar la trayectoria como relato nos permite dibujarla en dinámica
constante atravesadas por las vicisitudes propias del tiempo narrado, del tiempo de su
narrador, quien a su vez se ve atravesado por su estar en el tiempo. Al respecto nos dice
Ricoeur “... sobre el recorrido conocido de mi vida, puedo trazar varios itinerarios, narrar
varias historias." (Ricoeur 1996: 163)
Acerca del valor de lo "vivido" sostenemos, tanto en nuestra práctica docente como
en nuestro proceso de investigación, una línea de trabajo en la que la experiencia y la
presencia del sujeto constituyan el núcleo de sentido de nuestro quehacer. Adherimos en este
punto a José Contreras (2010), quien postula la necesidad de recuperar el saber de la
experiencia, entendiendo la experiencia como lo vivido que deja huella, que apela a la
memoria: se trataría entonces de recuperar el sentido de lo experimentado que nos modifica,
considerándolo como un modo distinto de conocer. Investigar la experiencia educativa, afirma
Contreras, "es pensar sobre lo que da que pensar la educación a sus protagonistas", "... supone
una mirada apegada a los acontecimientos vividos y a lo que suponen o significan para quien
los vive", es, ante todo, preguntarse por el sentido - y el sin sentido - de la experiencia
educativa.
Estado del Arte
El género autobiográfico fue inaugurado por Juan Jacobo Rousseau. Corría el año
1765 y ya siendo un escritor veterano decide "escribir lo que me venga, sin escrúpulos, diré
cada cosa como la sienta, como la veo, sin vergüenza. "
Años más tarde la dimensión hermenéutica de la autobiográfica fue reconocida por
pensadores del campo de la filosofía que procuraron un modo de comprensión apropiado para
el estudio de los fenómenos humanos, entre ellos el alemán Wilhelm Dilthey (1833-1911).
Para este autor el estudio de autobiografías ofrecía un modelo tangible para reconstituir el
material de vida, heterogéneo y fragmentado ofreciendo un conjunto dotado de unidad y
coherencia.
Si bien el conocimiento pedagógico dominante ha relegado la tradición
autobiográfica por considerarla trivial y hasta anecdótica, los relatos acerca de lo que les
sucedió a los actores en el transcurso de su trayectoria escolar fue tomando transcendencia y
convirtiéndose en un género ampliamente difundido hoy en día.
En todo Europa, pero también en Brasil, y últimamente en Argentina, México y
Colombia se ha consolidado un campo de investigación académica muy prolífico en torno a la
investigación autobiográfica, y cómo algunos autores lo advierten (Bolívar y Domingo, 2006)
la conformación de este nuevo territorio ha redundado en la democratización de la
investigación en educación, redefiniendo posiciones de saber y poder en el campo
pedagógico.
Veamos algunos aportes: Pierre Dominicé (1990) y su equipo en la Universidad de
Ginebra sostuvo que las biografías escolares dejan patente el peso de la escolaridad inicial en
la historia de la formación de sus autores. Junto a otras sistematizaciones construidas por
Josso (l991 y 2002), Pineau (1988 y l993) y Delory Momberger (2004 y 2008) Dominicé
trabajó en el abordaje biográfico y la historia de vida gestando un movimiento de
comprensión y de trabajo con la formación, visto que es el sujeto quien se forma a partir de
las experiencias que vivió y de los aprendizajes que construyó a lo largo de la vida. Para estos
autores persistir en reducir la formación a un conjunto de técnicas es reforzarla en la
racionalidad técnica.
Guiada por el espíritu de libertad que conquistó a los jóvenes a finales de los años 60,
se había fundado la Asociación Internacional de las Historias de Vida en Formación. Cada
uno de los investigadores que componían este equipo discutirán diversos aspectos. Gastón
Pineau (1999) diferenciará cuatro categorías de modelos de narración: la biográfica, la
autobiográfica, los relatos orales y las historias de vida. Este autor advierte en sus
investigaciones que entre la acción de los otros ( heteroformación) y la del medio ambiente (
ecoformación) existe una tercera fuerza, la del yo (autoformación) Pierre Dominicé (1996)
abordará la categoría de "biografía educativa" para introducir el concepto de trayectoria
educativa en la vida de los sujetos. Josso, M.C (l991) presupone que el sujeto no puede
entender el sentido de la autoformación si no percibe las lógicas de apropiación y transmisión
de saberes que vivió a lo largo de su vida. Desde la misma agrupación Delory Momberger
(2003-2010) sistematizará información sobre la construcción biográfica y la educación de sí,
sosteniendo que todo trayecto de vida es un trayecto deformación, por lo que se postula a
favor de la investigación biográfica resaltando la estrecha relación entre proceso de
biografización y proceso de formación. La misma autora en el artículo “ Espacios y figuras de
la ritualización escolar “ trabajado desde la Universidad de Paris 13 Francia, cambia el eje de
la discusión poniendo en perspectiva teórica y analítica las formas de la ritualización escolar y
las construcciones biográficas específicas que la institución escolar dispone e impone a los
sujetos mediante diversas “ figuras de estudiante”. Estas figuras, entendidas como conjuntos
de prescripciones que definen los modos de participación en la acción ritual de la escuela,
funcionan como "standares biográficos” o “ biografías típicas” que prefiguran las
elaboraciones subjetivas y dan cuenta de su performatividad, en la medida en que establecen
un orden biográfico particular que entra en tensión con las figuras de sí.
En una perspectiva más enfocada a la historia de la educación, Philippe Lejeune
(1993) toma autobiografías de niñas para investigar la educación de las chicas de la burguesía
del siglo XIX mostrando la manera por la cual esas chicas integran los principios de
educación de su medio para constituir su ser personal y social.
Un grupo de investigación interdisciplinario iniciado en la Universidad de Frankfurt
participa en el 2004 de un trabajo que se inscribe en el análisis de relaciones de género: ¿Las
biografías de niñas son iguales que las biografías de niños? ¿Qué papel desempeñará la
escuela en la definición de las imágenes de lo masculino y lo femenino?
Desde la Universidad de Harvard el psicólogo culturalista Jerome Bruner (1996)
sostuvo que es esencialmente a través de nuestros relatos que construimos una concepción de
lo que somos en el universo, y es a través de los relatos que una cultura proporciona a sus
miembros modelos de identidad y acción.
José Contreras (2010), por su parte, postulará la necesidad de recuperar el saber de la
experiencia al considerar la experiencia como un modo distinto de conocer, fruto de lo vivido,
pensado, donde no se pierde la unidad de la vida de cada sujeto ni la complejidad de cada
situación.
En varios países latinoamericano la confluencia entre investigación en el campo de
las autobiografías y formación de docentes ha rebasado los límites académicos expandiendo
los alcances de su productividad hacia territorios más amplios de experimentación teórica,
metodológica y política (Suárez, 2011), al surgir impulsadas por las reformas neoliberales de
los años ochenta y noventa en la región.
En Brasil María da Conceicao Passeggi desde la Universidad Federal do Rio Grande
do Norte, Brasil, luego de dar cuenta de la diversidad de géneros narrativos generados por este
nuevo paradigma se detiene en configurar una cartografía del prolífico espacio biográfico en
la investigación educativa en Brasil a partir de la identificación de dos ejes: uno delimitado
por los enfoques de investigación que ponderan las fuentes biográficas como método y otro
que propone a las narrativas de sí como práctica de formación. Por otro lado Elizeu
Clementino de Souza (Universidad do Estado da Bahía, Brasil) profundiza dos aspectos
fundantes y complementarios de la formación de profesores en el contexto contemporáneo
brasileño: la mediación biográfica a través de la investigación autobiográfica de los docentes
en formación y el acompañamiento en las prácticas de formación centradas en la construcción
de narrativas de sí.
En nuestro país, a partir de su trabajo "Los maestros y sus obras" Andrea Alliaud
(2009) propone pensar las categorías "saber de la experiencia" construidos por los docentes en
los procesos de transmisión cultural en la escuela. Todo parece indicar que estos saberes
tienden a conjugarse en términos narrativos y autobiográficos. Años anteriores en su tesis de
doctorado: "La biografía escolar en el desempeño profesional de los docentes noveles" analiza
las biografías de doce docentes que escribieron acerca de su trayectoria escolar. También
desde la UBA, desde el Instituto de investigaciones en Cs. de la educación de la FF y L,
Daniel Suárez viene desarrollando un grupo de investigación denominado "Memoria docente
y documentación pedagógica” mostrando distintos aspectos y problemas teóricos y
metodológicos vinculados a la docencia, la enseñanza y el aprendizaje.
Metodología
Encuadramos la investigación en la lógica de la investigación cualitativa –
autobiográfica y en el paradigma crítico de investigación. Entendemos que en el pensamiento
crítico, teoría y práctica son construcciones sociales que se llevan a cabo en contextos
concretos y articulados dialécticamente originando teoría en la práctica, y procurando su
mejora.
La investigación autobiográfica entiende que el campo de acción en educación se
estructura en torno a dos ejes ya consagrados: el primero: el que utiliza las fuentes biográficas
como método de investigación. El segundo, el que recurre a las narrativas autobiográficas
como práctica de formación y de intervención. Nuestro interés se revela hacia este último eje.
Su base teórico-metodológica está vinculada a las obras de los pioneros más representativos
del movimiento socieducativo de las historias de vida en formación: Gastón Pineau (1983,
2006a, 2006b) Pierre Dominicé (2000) Marie-Christine Josso (2010a, 2010b) Novoa (1992).
El principio orientador de nuestro trabajo considera a las narrativas autobiográficas
dispositivos que propician un proceso de investigación-acción-formación. Realizadas en un
marco institucional de formación propiciarían el desarrollo de una dimensión heurística
permitiendo a quien escribe, exponer las experiencias de formación y transformar saberes
tácitos en conocimiento (investigación). El narrador redefiniéndose como aprendiz se
reinventa (formación). En este proceso hermenéutico de permanente interpretación y
reinterpretación de los hechos, el docente en formación reelabora el proceso histórico de sus
aprendizajes (acción). En este sentido se puede hablar de investigación-acción-formación
Otro aspecto que quisiéramos dejar expresado es el interés de la investigación
autobiográfica por garantizar condiciones ideales del retorno sobre sí mismo, para que el
trabajo de biografización ejerza la acción de reversibilidad sobre el pensamiento de quien
narra, transformando representaciones anteriores de sí y de sus trayectorias. Esa acción
regresiva y progresiva es lo que permite hablar del sí mismo como un yo reflexionado. De
modo que mediante el uso de la escritura (grafía) el yo (autos) toma conciencia de sí y
resignifica la vida (bios) para nacer de otra manera: autopoiesis.
Nuestro rol en la investigación está dado por lo que varios autores han llamado
mediación biográfica. Se trata de una actividad práctica que puede ser ejercida por el
formador con el propósito de provocar cambios deseables para el docente en formación. No se
trata ni de injerencia ni de interferencia. Por ser formativa la intención de formar (se) es
guiada por el coemprendimiento del formador y de quien se forma. La mediación biográfica
está más cerca del cuidado y del respeto mutuo. Asimismo las funciones del mediador
evolucionan conforme el narrador va avanzando en el proceso de biografización, ayudando a
quien narra a hacer un zoon sobre sus experiencias para tener con (ciencia) de lo que sabe.
Los supuestos de credibilidad y validación que hemos adoptado son:
a) Implicación activa del investigador, y de comprensión empática hacia el narrador.
b) Carácter constructivista de la autobiografía, dándole significado a la propia vida
del sujeto.
c) El marco de referencia de lo que se dice debe ser suplido por el de la propia
inserción del relato en la vida: "verdad narrativa" vs. "verdad histórica".
El universo de estudio estuvo conformado por el escenario y la dinámica de las
clases de 3° año de Formación Docente para el Nivel primario en el marco del "Taller de
Escritura de narrativas pedagógicas "en el ISFD N°11 del Partido de Lanús.
Las unidades de análisis estuvieron conformadas por seis estudiantes mediante el uso
del muestreo intencional. La elección de los sujetos comporto un conjunto de decisiones
éticas y estratégicas que se relacionaron con el interés por participar y la capacidad narrativa
de los sujetos (Passeggi, 2011) y su trayectoria escolar signadas por la pobreza,
estigmatización y situaciones de violencia.
Este tipo de investigación se apoya en el concepto de artesanía intelectual que
introduce el sociólogo C. Wright Mills (1961), quien convoca al investigador a despojarse de
toda técnica que sesgue la mirada del observador sobre el objeto de estudio. La artesanía
intelectual reposa en la manualidad epistemológica, esto implica que, si bien utilizaremos
marcos teóricos de referencia, tanto nuestro objeto de estudio, como nuestras categorías de
análisis y nuestro método, serán construidos por el grupo de investigadores en base a las
necesidades del objeto de estudio y los objetivos que persigue la investigación. Mills aconseja
utilizar la experiencia de la vida en el trabajo intelectual, examinándola e interpretándola.
Análisis preliminares
Lo que sigue son los primeros resultados del trabajo. Si bien la muestra estaba
conformada por seis estudiantes tomamos como insumo para esta presentación la historia de
cuatro de ellos: Mariana, Juanjo, Dolores y Alejandro. No solo sus autobiografías escolares
son muy interesantes (todas lo son), también lo son las reflexiones que escribieron luego de
la lectura y el comentario de las mismas con sus compañeros.
Dos de ellos se criaron en barrios muy humildes de la zona sur del Gran Buenos
Aires, otros dos en villas miseria de Lanús, también al sur del Gran Buenos Aires. Hoy, los
cuatro están terminando su formación docente. Y se reconocen otros. Los cuatro tienen una
trayectoria escolar marcada por la estigmatización relacionada, en parte, con su lugar de
origen. Los cuatro lograron borrar ese estigma y eligieron ser docentes. Los cuatro, en sus
relatos, hablan de volver a la escuela como maestros, quieren ser maestros de chicos como
ellos lo fueron, apuestan a la superación de esos chicos, hablan de potenciar lo que les pasó,
lo que vivieron y usarlo para algo bueno, para ser mejores docentes.
Creo que me portaba como un niño de esa edad… tenía problemas en casa y creo que los llevaba a la
escuela (…) Puedo entender a los niños que tienen problemas, muchas veces el problema de los
adultos lo cargan los menores y las consecuencias son las que escuchamos por sus comentarios.
Afirma Alejandro, que en su relato narra que además de los retos de la maestra,
recibía a diario las palizas de su papá por portarse mal en la escuela.
Alejandro es un caso particular porque terminó la carrera y solo le quedó por cursar
este Taller, por lo que temí lo tomara como un peso o un obstáculo para obtener su título. Sin
embargo, en su reflexión Alejandro escribe:
De haber cursado este taller en su momento justo, quiero decir, cuando cursaba 3º año, creo que me
hubiera facilitado en el 4º y último año ciertos aspectos tanto en las prácticas como en la residencia,
ya que en las reflexiones de aquellos momentos, la biografía escolar me hubiera marcado como
docente lo que me tocó vivir a mí en su momento como alumno, y estando al frente de los alumnos
como profesor, me hubiera permitido corregir cosas en las que pude equivocarme como lo hicieron
conmigo cuando fui a la escuela. Pese a que he finalizado mis estudios terciarios, quiero expresar que
nunca se termina de crecer, de aprender, y que este taller me hace purgar de ciertos conceptos y me
renueva cada miércoles con nuevas experiencias que aprendo junto a mis compañeros y compañeras.
Para Juan, escribir la autobiografía y leerla con otros “fue medio terapéutico, puse un
montón de cosas que ni me imaginaba, salen cosas de tu historia personal, llevas la escuela a
tu casa, lo que traes, te das cuenta que compartís cosas con otros…” Juanjo creció y aún
vive muy cerca de las drogas, la delincuencia y la muerte. Sus papás, de nacionalidad
paraguaya y muy trabajadores, según narra en su autobiografía, decidieron mandarlo a una
escuela semi- privada fuera de la villa, fue un excelente alumno y afirma que eso lo hacía
sentirse culpable. Tanto él como Mariana reivindican con orgullo su origen villero.
“El tema es que ahora la biografía pasaba a ser una cuestión de familia. Papá se
encargaba de recordarme cada domingo en la mesa familiar nuevas anécdotas, así que siempre
mi biografía escolar estaba incompleta. Qué memoria la del viejo! (…) Un par de domingos
más y mamá comenzó a sacar fotos de la valijita donde ella las guarda…”, escribe Dolores
en su reflexión, que tituló “La marca invisible”, en la que también confiesa que “escribir mi
biografía me pareció hermoso, alentador, mágico. Me hizo revivir un montón de sensaciones
que creía haber olvidado.” Dolores realizó su escolaridad primaria en una escuela rural del
Chaco que era como su segunda casa, y vivió un gran cambio al mudarse a Buenos Aires a los
11 años y asistir a una escuela en la que los chicos eran estigmatizados por su pobreza, ella
habla en su autobiografía del “choque entre lo que era la escuela para mí allá, en el Chaco, y
lo que fue acá”, sobre todo por la falta de contención de los docentes, la distancia que
imponían, “para los maestros de allá cada uno era importante”, afirma.
Mariana tiene una trayectoria excelente en el profesorado, nació y creció en un la
Villa El Ceibo, de Lanús y habla en su biografía, por ejemplo, de su soledad, de lo duro que
es ser niño en una villa miseria, del lugar que ocupaba la escuela en su vida y el vacío
intelectual que sintió al salir de ella: “ ahí se nota la diferencia de clases” dice Mariana,
“convirtieron mi escuela en un comedor, llenándonos la panza de comida que ni los perros
comerían y olvidándose de llenar nuestras cabecitas con saberes”. Mariana postula en su
reflexión cuestiones como las siguientes:
La biografía escolar resulta en definitiva el reencuentro con uno mismo, es desnudar una realidad,
desnudarse uno mismo… Es, en definitiva, un espacio donde sos por esa vez protagonista de una
historia que será leída, transmitida, y generará algún efecto. Es también un click que activará un
porvenir, un futuro que quiero ser, donde florecen convicciones humanas, donde el pasado se
convierte en un futuro transformador de realidades. Es cuando te das cuenta que existe ese pibe que
sos vos, que no está en cualquier escuela, está donde querés estar. La narrativa es, fundamentalmente,
reconocerse a uno mismo y reconocer al otro que me interpela y necesita que el sol también salga para
él, es esencialmente mirarme y reflejarme a partir de mis intenciones con ese alguien con quien deseo
encontrarme.
Conclusiones provisorias
Creemos firmemente en el poder transformador de la escritura de relatos de
experiencia, relatos de sí, y del cambio que ese poder transformador produjo en nosotros y
en nuestros alumnos. Alejandro dijo al terminar nuestra primera reunión como grupo de
investigación- reflexión: “En la residencia (práctica del último año de la carrera) tuve que
poner en juego mi persona y mi historia, y no me conocía. Recién cuando escribí mi
autobiografía me conocí. Lástima que no lo hice antes.” Mariana agregó: “esto de la biografía
te sacude, te llena de esperanza”; “también sacude a la familia”, completó Dolores, “porque
en mi familia desde que hicimos la autobiografía traemos recuerdos, anécdotas, todos estamos
involucrados.” “Se da que la biografía la hacés en un momento de la carrera en el que estás
colapsado y la autobiografía te ayuda a recordar por qué estas acá, es como que volvés a
pensar por qué querías estudiar”, dijo Juanjo antes de irse. Narrarse sacude, moviliza, ayuda a
conocerse, a involucrarse.
Como quedo expresado a lo largo de esta comunicación, sostenemos tanto en
nuestras prácticas docentes como en nuestro proyecto de investigación, una línea de trabajo
en la que la experiencia y la presencia del sujeto constituyen el núcleo de sentido de nuestro
quehacer. Adherimos en este punto a José Contreras (2010), un autor que modificó nuestra
perspectiva acerca de la formación. Contreras postula la necesidad de recuperar el “saber de la
experiencia”, entendiendo la experiencia como lo vivido que deja huella, que apela a la
memoria. Se trataría entonces de recuperar el sentido de lo experimentado que nos modifica,
considerándolo como un modo distinto de conocer.
Investigar la experiencia educativa, afirma el mencionado autor, “es pensar sobre lo
que da que pensar la educación a sus protagonistas”, “supone una mirada apegada a los
acontecimientos vividos y a lo que suponen o significan para quien los vive”, es preguntarse
por el sentido (y el sinsentido) de la experiencia educativa.
(…) En ocasiones, muy poco frecuentes, nos encontramos a nosotros mismos y descubrimos quienes
somos, tal vez como "el alquimista", tenemos que recorrer el mundo para darnos cuenta que lo que
necesitamos está en casa. De esas vueltas de la vida se trata esta materia; del ejercicio de vislumbrar
que cada piedra en el camino forjó nuestro presente. Seguramente tuvimos muchas personas que nos
atosigaron con dificultades, pero sin ellos no agradeceríamos a quienes nos dieron una mano. Abrimos
el cajón de los recuerdos, momentos que pusimos en un rincón hoy se nos presentan como tesoros del
pasado que nos iluminan el camino. En particular descubrí con júbilo como en lo simple se encuentra
la esencia de las cosas; no en un obra maestra con recovecos claroscuros, no en una reflexión erudita,
sino en una persona que nos escuchó cuando lo necesitábamos más que el agua, o en una sonrisa entre
tantas caras largas, o tal vez frente una profesora que nos invitara a viajar al pasado para encontrarnos
con nuestro presente… (Alejandro)
Narrar nuestras experiencias nos permite repensar nuestro paso por la primaria. Pensarlo desde otro
punto de vista, no darle un simple argumento valorativo, sino pensar en el porqué de las acciones de
los docentes, pensar el cómo a la hora de enseñar, pensar en cómo nos sentimos y como queremos
hacer sentir a nuestros futuros alumnos.
Narrar, analizar y buscar en nuestros recuerdos, nos hace pensar en el porqué de las decisiones que
tomamos hoy como estudiantes del profesorado, pero es algo que debemos realizar también ya
situados en las aulas desde nuestro rol docente, para no encontrarnos en algún momento de la carrera
repitiendo viejos esquemas que todos conocemos y que de nada sirven (…) Se trata de hacer consiente
lo inconsciente para mejorar nuestras prácticas cotidianas. (Maríana)
Este año pude otra vez escribir con el corazón, escribir sin miedo a que me devuelvan mi hoja llena de
correcciones en rojo, recibiendo devoluciones amorosas, motivadoras y reconfortantes, que ayudaron
a que recupere la confianza. Gracias a este Taller recuperé las ganas de escribir, sentía que lo que
escribía era importante para otros. Gracias a este Taller pude escribirle a mi bebé un diario de
embarazo (…) por eso siempre lo voy a recordar como una bisagra, como un antes y un después en mi
paso por el profesorado, donde pude otra vez abrir mi corazón a la escritura. (Dolores)
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