CSJN Carbometal constitucionalidad destino dividendos

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Partes: Carbometal S.A.I.C. s/ quiebra s/ concurso preventivo s/ Recurso de Queja ante
la CSJN
Tribunal: Corte Suprema de Justicia de la Nación
Fecha: 14-nov-2006
Cita: MJ-JU-M-17490-AR | MJJ17490 | MJJ17490
Sumario:
1.-El recurso extraordinario es formalmente procedente en atención a lo dispuesto por el
art. 14, inc. 3, de la ley 48, debiéndose confirmar el decisorio apelado. Si el acreedor no
retira el pago en el tiempo que marca la ley, se produce la caducidad de su derecho en
los términos del art. 224 de la ley 24.522, en el entendimiento de que ha operado un
abandono suyo a la propiedad de fondos que le pertenecen a título de dividendo
concursal, sin que dicho abandono revierta al fallido o a los acreedores. En tal orden de
ideas, la reversión a favor del fallido no es admisible habida cuenta del ya ha indicado
carácter irrevocable del pago, y porque de revertirse el abono, también debería ocurrir lo
propio con la extinción de la obligación que produjo la puesta a disposición en calidad
de pago del dividendo concursal, lo cual no es jurídicamente admisible. Ciertamente, en
tal solución no hay agravio constitucional alguno, pues el fallido no es privado de algo
que le pertenezca, habida cuenta de que, en esta etapa de la quiebra, los fondos
respectivos pertenecen -como se dijo- al accipiens y no al quebrado.
2.-La culminación del proceso de quiebra mediante el reparto o distribución entre los
acreedores del producto obtenido con la liquidación o realización del activo resulta en
un pago a ellos, y todas las operaciones que en la quiebra preceden al reparto y
distribución citados sólo son preparatorias de ese pago. Por ello, si bien el
desapoderamiento dispuesto por el art. 107 de la ley 24.522 no implica para el quebrado
la pérdida del dominio que tiene sobre sus bienes, el que se mantiene -por subrogación
real- inclusive sobre los fondos resultantes de la realización de aquéllos, tal situación
sólo se extiende hasta que con el producto de la liquidación del activo desapoderado se
haga abono de los créditos a los acreedores concurrentes. Que, en tal sentido, el pago
que se hace a los acreedores del correspondiente dividendo concursal importa para el
quebrado la pérdida de la propiedad sobre los fondos provenientes de la liquidación
falencial, con el efecto propio de liquidar la deuda, es decir, de extinguir la obligación
existente entre el particular acreedor y el quebrado.
3.-si el acreedor no retira el pago en el tiempo que marca la ley, se produce la caducidad
de su derecho en los términos del art. 224 de la ley 24.522, en el entendimiento de que
ha operado un abandono suyo a la propiedad de fondos que le pertenecen a título de
dividendo concursal, sin que dicho abandono revierta al fallido o a los acreedores. En tal
orden de ideas, la reversión a favor del fallido no es admisible habida cuenta del ya ha
indicado carácter irrevocable del pago, y porque de revertirse el abono, también debería
ocurrir lo propio con la extinción de la obligación que produjo la puesta a disposición en
calidad de pago del dividendo concursal, lo cual no es jurídicamente admisible.
Ciertamente, en tal solución no hay agravio constitucional alguno, pues el fallido no es
privado de algo que le pertenezca, habida cuenta de que, en esta etapa de la quiebra, los
fondos respectivos pertenecen -como se dijo- al accipiens y no al quebrado.
4.-El hecho de que el abandono que hiciese el acreedor beneficie -como lo establece el
art. 224 de la ley 24.522- al patrimonio estatal, es solución que consulta principios
comunes (arg. art. 2342, inc. 3 , del CCiv.), que encuentra semejanza en otras normas
del ordenamiento legal (art. 18 de la ley 19.550), y a la cual no es ajeno el derecho
comparado. Así, la no reversión del pago a favor del resto de los acreedores, constituye
una solución que -partiendo de la distinción entre deuda y garantía- sin desconocer el
debitum de cada uno, es solo expresiva de una limitación de la garantía que para todos
ellos representa el patrimonio común del concursado, y que desde el punto de vista
constitucional encuentra suficiente sustento en la facultad que tiene el Congreso de
legislar sobre bancarrotas. Facultad que, como lo ha expresado esta Corte, comprende la
de reglamentar el ejercicio y la extinción de las acciones contra los fallidos. En este
sentido, no se afecta el derecho de propiedad de los restantes acreedores, toda vez que él
se encuentra acotado al cobro del dividendo concursal emergente del proyecto de
distribución aprobado, que les corresponde en cada caso, ni se afecta la garantía de
igualdad en los términos invocados por la sindicatura recurrente, pues la no reversión
del pago a la masa no significa ninguna contribución adicional impuesta a los
acreedores, sino mera limitación de la garantía patrimonial del deudor. En suma, la
disposición del segundo párrafo del art. 224 de la ley 24.522 no resulta inconstitucional
por irrazonable, ni es contraria a los arts. 16 y 17 de la Constitución Nacional
invocados por la sindicatura recurrente.
5.-La LCQ, en su artículo 224, ha establecido un plazo de prescripción o caducidad
(cuya eventual irrazonabilidad sólo podría invocarse por el acreedor afectado) para que
los acreedores titulares del derecho hagan efectivo el crédito reconocido y asignado
mediante el cobro respectivo en el trámite del juicio universal y ha previsto que vencido
el lapso para el ejercicio de la pretensión, corresponde su asignación al Estado Nacional,
por tratarse de un bien vacante (CCiv. art. 2342) a los fines de satisfacer un interés
general de la sociedad civil, es decir la de todos, incluidos los acreedores aquí
pretensores, cual es la de contribuir al fomento de la educación común. Ello descarta la
inexistencia de la supuesta violación a la igualdad de trato, porque la asignación al
Estado del crédito no cobrado no proviene de otorgarle un privilegio o preferencia
respecto de similares pretensiones sobre algo que comparte con otros reclamantes (en el
caso el activo del deudor como garantía y prenda común para la cancelación de las
obligaciones de sus acreedores) sino de la disposición de la ley sobre bienes vacantes o
que se han perdido para el dueño -el crédito del acreedor- para satisfacción de intereses
generales a través de los fines públicos que persigue. Es decir que no se trata más de un
bien de la masa, sino de uno particular del acreedor del que prescribió su cobro y sobre
el que carecen de todo derecho el resto de los acreedores que no son, frente a su
contenido, otra cosa que terceros totalmente ajenos sin potestades de ninguna índole.
Cabe concluir, entonces, que no se verifica en el sub-lite la alegada violación a los
derechos invocada por los recurrentes, y, por el contrario, existe un ejercicio razonable
de la capacidad reglamentaria del legislador, que regula de un modo socialmente justo el
ejercicio del derecho sobre el dividendo concursal incorporado al patrimonio de alguien
que no lo hizo efectivo. (Del dictamen Fiscal al cual la CSJN remite).
6.-Al haberse planteado la inconstitucionalidad del art. 224 de la LCQ por violación a
los derechos de propiedad e igualdad de expreso reconocimiento en el texto básico, el
recurso extraordinario deducido en autos es procedente, debiéndose confirmar la
sentencia venida en queja. Frente a tal planteo, corresponde poner de resalto que, la
violación al derecho de propiedad, supone la afectación o privación de un bien o
derecho incorporado al patrimonio de quien invoca el agravio, aspecto que no se
encuentra verificado en el sub-lite. Por cuanto se trata solo de la pretensión en torno de
un bien o derecho que no pertenece a los acreedores representados por la sindicatura. En
efecto las sumas pretendidas dejaron de pertenecer al fallido, circunstancia que disipa
cualquier expectativa de accionar por los acreedores sobre tal activo, y ello es así,
porque no se trata de un bien que haya ingresado al patrimonio de aquel con
posterioridad en los términos del artículo 222 de la ley 24.522, ni del remanente que
hubiera quedado de su activo realizado; ya que tal supuesto presume que han sido
desinteresados mediante el pago total y pleno los créditos de todos los acreedores
presentados y reconocidos (conforme a la previsión del artículo 228 de la citada ley).
Se trata solo de derechos adquiridos por los que dejaron pasar los plazos prescriptivos
sin cobrar, a partir del reconocimiento judicial de sus créditos en una sentencia de
verificación pasada en autoridad de cosa juzgada material y formal, que se perfecciona
mediante la habilitación del pago, luego de la aprobación del proyecto de distribución
que realizó la sindicatura. La mencionada decisión judicial de aprobación del proyecto
de distribución, una vez que se encuentra firme, sustenta de manera indudable la
incorporación al patrimonio de los acreedores de las sumas asignadas, y no puede
pretenderse que tales derechos así abandonados o renunciados por algunos de ellos,
generen su adjudicación a favor de alguien en particular, en el caso los restantes
acreedores. Máxime, cuando la ley, expresamente dispone que en caso de la vacancia o
caducidad del derecho, serán dispuestos los fondos a favor del Estado, para atender a la
educación común. (Del dictamen Fiscal, al cual la CSJN remite).
Fallo:
Procuración General de la Nación
Suprema Corte:
-ISuprema Corte de Justicia de la Provincia de Mendoza, resolvió a fs.75/88 de los autos
principales (folios que citaré de ahora en más) rechazar el recurso de
inconstitucionalidad local planteado a fs.28/43, contra la sentencia de la Segunda
Cámara Civil de la Primera Circunscripción Judicial de dicha Provincia.
Luego de exponer los antecedentes doctrinarios y jurisprudenciales sobre la materia en
debate, señaló que correspondía rechazar el recurso de inconstitucionalidad porque la
Cámara de Apelaciones había argumentado, sensatamente y sin crítica de los
recurrentes, que el juez de primera instancia, cuando resolvió distribuir las sumas
provenientes de la caducidad del derecho de dos acreedores entre el resto, lo hizo sin dar
ninguna razón que justificara el apartamiento del texto expreso de la ley, y sin declararla
inconstitucional, lo que traducía un acto fundado sólo en su voluntad.
Destacó que es cierto, como lo sostienen los recurrentes, que la interpretación de una
norma no concluye en el mero análisis de su letra, pero también lo es que se debe
empezar por sus palabras y si el interprete se apartara de su texto debe decir porqué lo
hace, máxime cuando el tribunal apelado adhirió a la doctrina que sostiene la
constitucionalidad de la norma, dando fundamentos suficientes vinculados a la
naturaleza pública del proceso concursal.
En orden a la objeción al plazo de caducidad, dijo que la norma puede ser explicada con
fundamentos razonables, y el punto de partida es, que en la práctica, en la quiebra
difícilmente se cobre algo, razón por la que algunos acreedores abandonan la vigilancia
del expediente, quedando el dinero de sus créditos depositados en los bancos, sin que
nadie los retire, y el efecto de ese abandono otorgado a favor del Estado puede encontrar
justificación, no sólo en el carácter publicístico que insufla el proceso concursal, sino en
el dominio eminente del Estado.
Podrá decirse -adujo- que la solución no es conveniente para los fines generales
delconcurso, pero nada hay de absurdo, irrazonable e inconstitucional, en que la ley
presuma que esa renuncia es a favor de un tercero (El Estado) y no del deudor, ni de los
acreedores, considerando que los derechos de unos y otros quedaron consolidados con
el auto que aprobó la distribución.
Agregó que el hecho de que la exposición de motivos no explicite las diferencias entre
la ejecución individual y la colectiva, y que erróneamente se refiera a los acreedores que
no concurrieron a verificar (en lugar de mencionar a los que no concurrieron a cobrar el
dividendo) no es suficiente para declarar la invalidez constitucional del artículo.
Afirmó, que llevando a extremos el argumento de los detractores de la norma, habría
que declarar inconstitucional el plazo mismo de caducidad, diferente en naturaleza y
extensión al plazo de prescripción de la acción individual, y que resulta en tal sentido
coherente el argumento de que constituye una exacción del patrimonio del acreedor,
justificado por el deseo del legislador de concluir en forma definitiva el proceso
falencial.
Señaló, por otra parte, que el destino público dado por la ley a dichos fondos, puede
encontrar además justificación en que, a diferencia de lo que ocurre en la ejecución
individual, el Estado pone todo el aparato jurisdiccional al servicio de la ejecución
colectiva, tomando a su cargo responsabilidades suplementarias de modo superior a la
de aquélla.
Puso de resalto que la declaración de inconstitucionalidad de una norma es un acto de
suma gravedad institucional, que configura el último remedio al que debe acudir un juez
y las razones expuestas, convencen al tribunal de que la norma legal sortea el test de
constitucionalidad.
Añadió que, aún cuando desde el punto de vista legislativo, podría ser sostenible una
nueva distribución entre los acreedores, para generar mayor confianza en el sistema
judicial, o la entrega al deudor, para permitirle una vida digna por un período mínimo,
no puede afirmarse que el destino para la educación común carezca de sentido
trascendente como para tornarlainconstitucional.
Ello es así, a su criterio, desde que no se vulneran derechos adquiridos del deudor, ni de
los acreedores y no es confiscatorio, pues en el camino de la presunta garantía
constitucional de estos sujetos, se intercepta un acto procesal consentido por ellos
mismos, que dispone una manera de distribuir y no favorece de modo discriminatorio a
un determinado sector, sino que coadyuva al fomento de uno de los servicios esenciales
del Estado como es la educación común.
-IIContra dicha sentencia interpusieron recurso extraordinario a fs.95/106 los Síndicos de
la quiebra, el que desestimado a fs.124/125, da lugar a esta presentación directa.
Señalan los recurrentes que el artículo 224 de la ley de concursos, en cuanto dispone
que los fondos de los acreedores a quienes les ha caducado su derecho de cobro se
destinen a la educación común resulta violatoria de la garantía de propiedad, y de la
igualdad en la distribución de las cargas públicas e importa una injusticia notoria que
agravia el principio constitucional de afianzar la justicia posponiendo loas derechos de
los acreedores.
Destacan que los fondos remanentes provienen de la realización de los bienes del
deudor fallido, o sea de la prenda común de los acreedores, en los términos del artículo
2312 del Código Civil y el derecho a hacer efectivos los créditos de los acreedores
sobre el patrimonio del deudor integra el derecho de propiedad en el sentido dado por
los fallos de V.E.
Agregan que el patrimonio del deudor, es la garantía común de los acreedores a la que
alude el artículo 2312 del Código Civil, cuya protección se da a través de acciones
conservatorias y ejecutivas, como la acción revocatoria o subrogatoria con el objeto de
asegurar que dicho patrimonio responda por las deudas contraídas por el titular.
En el caso, sostienen que ese derecho se encuentra disminuido por una norma que
dispone desplazar hacía el patrimonio Estatal el producido de dicha garantía, que ha
vuelto a la masa como consecuencia de la caducidad del derecho de los acreedores que
han abandonado el dividendo concursal.
Indican que el quid de la cuestión radica en que el legislador dispone de bienes
afectados a la garantía en beneficio Estatal, cuando la privación de un derecho subjetivo
en beneficio del estado reconoce sólo dos fuentes, que son la expropiación y el poder
impositivo y en el caso ninguno de estos institutos han sido puestos en movimiento y la
decisión convalida la atribución a favor del Estado en la razonabilidad de la presunción
de la renuncia a su favor.
Ponen de relieve que la disposición del artículo 224, violenta el artículo 17 de la
Constitución nacional, en la medida que priva a los acreedores diligentes del derecho
reconocido de que los bienes pasados, presentes y futuros del deudor están afectados al
pago de sus obligaciones.
Consideran que también resulta afectado el principio de igualdad consagrado en el
artículo 16 de la Constitución Nacional, en cuanto el Estado confisca el producido de
bienes provenientes de la realización de la garantía común de los acreedores y los lleva
a la Caja común del Estado, que si bien tiene un noble destino, implica imponer un
sacrificio desigual a los acreedores que ya contribuyen a la formación de la caja común
por medio del mecanismo de la contribución tributaria.
Estiman que la circunstancia de que la disposición legal no sea discriminatoria
respectode ningún sector, no implica que no viole la garantía de igualdad, en tanto nadie
esta obligado a contribuir en forma suplementaria a la formación del erario público, por
encima de lo que hacen los demás habitantes que exhiben igual capacidad contributiva y
es evidente que los acreedores que no perciben sus créditos en forma integral, no
evidencian una mayor capacidad contributiva y no se advierte cual es la razón por la
cual deban sacrificar su derecho a la prenda común, imponiéndoles una contribución
adicional a la del resto de la comunidad.
Además -resaltan- la aplicación de la norma violenta el principio de razonabilidad ya
que, en la causa, los acreedores laborales perciben sus créditos de modo ruinoso, porque
reciben un mínimo porcentaje de sus acreencias y peor en el caso de los quirografarios
que nada han cobrado.
Respecto a los argumentos que sustentan la aplicación de la norma, piensan que son
insuficientes para justificar el desplazamiento patrimonial del derecho de los acreedores
hacía el patrimonio del Estado.
Explican que ello es así por cuanto el carácter publicístico del proceso no autoriza que
el Estado haga suyos los fondos que integran la prenda común de los acreedores, siendo
por el contrario el interés público comprometido en el proceso el que habilita la
disminución de la incidencia de la insolvencia sobre los acreedores.
Interpretan que, además, la norma no guarda armonía con el resto del ordenamiento
concursal, porque el deudor no queda privado de la propiedad, sino desposeído, lo cual
constituye una forma de instrumentar el derecho de los acreedores sobre el patrimonio
del deudor, constituido sobre bienes, pasados presentes y futuros hasta la rehabilitación,
cuando aún después de la distribución final pueden existir distribuciones
complementarias por bienes ingresados con posterioridad, por lo que el derecho de los
acreedores no queda consolidado con la aprobación de aquélla.
- III V. E.tiene dicho que el recurso extraordinario no tiene por objeto revisar decisiones de
los jueces de la causa relativas a la interpretación o aplicación que han efectuado de las
normas de derecho común, cual es el caso de autos donde se impugna la resolución del
tribunal a-quo que, con base en normas de tal naturaleza, rechazó la pretensión de los
recurrentes.
En el caso, estos alegaron, en lo sustancial, que en vir tud de la caducidad del derecho
de algunos acreedores a cobrar el dividendo concursal, tales importes debían acrecentar
los porcentuales correspondientes a los restantes, y no, conforme lo dispone el artículo
224 de la Ley 24.522, destinar tales sumas al Estado Nacional para el fomento de la
educación común.
Al haberse planteado la inconstitucionalidad del mencionado artículo 224, por violación
a los derechos de propiedad e igualdad de expreso reconocimiento en el texto básico, el
recurso extraordinario deducido en autos es procedente.
En cuanto a tal planteo, corresponde, en primer lugar, poner de resalto, que la violación
al derecho de propiedad, supone la afectación o privación de un bien o derecho
incorporado al patrimonio de quien invoca el agravio, aspecto que no se encuentra
verificado en el sub-lite.Por cuanto se trata solo de la pretensión en torno de un bien o
derecho que no pertenece a los acreedores representados por la sindicatura.
En efecto las sumas pretendidas dejaron de pertenecer al fallido, circunstancia que
disipa cualquier expectativa de accionar por los acreedores sobre tal activo, y ello es así,
porque no se trata de un bien que haya ingresado al patrimonio de aquel con
posterioridad en lo términos del artículo 222 de la ley 24.522, ni del remanente que
hubiera quedado de su activo realizado, ya que tal supuesto presume que han sido
desinteresados mediante el pago total y pleno los créditos de todos los acreedores
presentados y reconocidos (conforme a la previsión del artículo 228 de la citada ley).
Se trata solo de derechos adquiridos por los que dejaron pasar los plazos prescriptivos
sin cobrar, a partir del reconocimiento judicial de sus créditos en una sentencia de
verificación pasada en autoridad de cosa juzgada material y formal, que se perfecciona
mediante la habilitación del pago luego de la aprobación del proyecto de distribución
que realizó la sindicatura.
La mencionada decisión judicial de aprobación del proyecto de distribución, una vez
que se encuentra firme, sustenta de manera indudable la incorporación al patrimonio de
los acreedores de las sumas asignadas, y no puede pretenderse que tales derechos así
abandonados o renunciados por algunos de ellos, generen su adjudicación a favor de
alguien en particular, en el caso los restantes acreedores.
Desde que al igual que en otros supuestos, regulados por la ley civil, el instituto de la
prescripción de los derechos presupone su abandono o renuncia por su titular,
institución esta que constituye uno de los modos de pérdida de derechos sobre un bien
que es propio y su reatribución, solo puede provenir de una expresa disposición legal,
según surge del artículo 2606 del Código Civil.
En el supuesto que nos ocupa, la ley de concursos, en su artículo 224, ha establecido un
plazo de prescripción o caducidad (cuya eventual irrazonabilidad sólo podría invocarse
por el acreedor afectado) para que los acreedores titulares del derecho hagan efectivo el
crédito reconocido y asignado mediante el cobro respectivo en el trámite del juicio
universal y ha previsto que vencido el lapso para el ejercicio de la pretensión,
corresponde su asignación al Estado Nacional, por tratarse de un bien vacante (art. 2342
) a los fines de satisfacer un interés general de la sociedad civil, es decir la de todos,
incluidos los acreedores aquí pretensores, cual es la de contribuir al fomento de la
educación común.
Ello descarta la inexistencia de la supuesta violación a la igualdad de trato, porque la
asignación al Estado del crédito no cobrado no proviene de otorgarle un privilegio o
preferencia respecto de similares pretensiones sobre algo que comparte con otros
reclamantes (en el caso el activo del deudor como garantía y prenda común para la
cancelación de las obligaciones de sus acreedores) sino de la disposición de la ley sobre
bienes vacantes o que se han perdido para el dueño -el crédito del acreedor- para
satisfacción de intereses generales a través de los fines públicos que persigue.
Es decir que no se trata más de un bien de la masa, sino de uno particular del acreedor
del que prescribió su cobro y sobre el que carecen de todo derecho el resto de los
acreedores que no son, frente a su contenido, otra cosa que terceros totalmente ajenos
sin potestades de ninguna índole.
De allí que asimismo no tenga entidad sus reclamos sobre la base de la igualdad de las
cargas públicas.
Cabe concluir, entonces, que no se verifica en el sub-lite la alegada violación a los
derechos invocada por los recurrentes, y, por el contrario, existe un ejercicio razonable
de la capacidad reglamentaria del legislador, que regula de un modo socialmente justo el
ejercicio del derecho sobre el dividendo concursal incorporado al patrimonio de alguien
que no lo hizo efectivo.
Por ello, en atención aque la declaración de inconstitucionalidad de una norma legal
constituye la última ratio del orden jurídico, conforme lo ha sostenido reiteradamente
doctrina de V. E. y admisible, sólo, cuando la regulación de los derechos, en el ejercicio
de las facultades propias de los otros poderes del Estado, en el caso el Poder legislativo,
contraría de modo flagrante las garantías o derechos constitucionales, supuesto que a mi
ver, dista de presentarse en el caso, corresponde desestimar la solicitud de declaración
de invalidez constitucional respecto del artículo 224 de la ley 24.522.
Por ende, opino que V. E. debe conceder el presente recurso extraordinario y confirmar
el decisorio apelado.
Buenos Aires, 20 de octubre de 2004.ES COPIA
FELIPE OBARRIO
Corte Suprema de Justicia de la Nación
Buenos Aires, 14 de noviembre de 2006.
Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por Mónica C. Rubio y Maricel Sottano
(síndicos) en la causa Carbometal S.A.I.C. s/ quiebra s/ concurso preventivo".
Considerando:
1º) Que los antecedentes del caso y los agravios planteados por la sindicatura concursal
se encuentran adecuadamente reseñados en el dictamen del señor Procurador Fiscal que
antecede, al que corresponde remitir por razones de brevedad.
2º) Que el recurso extraordinario es formalmente procedente en atención a lo dispuesto
por el art. 14, inc. 3 , de la ley 48.
3º) Que la culminación del proceso de quiebra mediante el reparto o distribución entre
los acreedores del producto obtenido con la liquidación o realización del activo resulta
en un pago a ellos, y todas las operaciones que en la quiebra preceden al reparto y
distribución citados sólo son preparatorias de ese pago (Ramírez, J.A., La quiebra, t. II,
págs. 1729/1730, Barcelona, 1998).
Por ello, si bien el desapoderamiento dispuesto por el art.107 de la ley 24.522 no
implica para el quebrado la pérdida del dominio que tiene sobre sus bienes, el que se
mantiene -por subrogación real- inclusive sobre los fondos resultantes de la realización
de aquéllos, tal situación sólo se extiende hasta que con el producto de la liquidación del
activo desapoderado se haga abono de los créditos a los acreedores concurrentes.
4º) Que, en tal sentido, el pago que se hace a los acreedores del correspondiente
dividendo concursal importa para el quebrado la pérdida de la propiedad sobre los
fondos provenientes de la liquidación falencial, con el efecto propio de liquidar la
deuda, es decir, de extinguir la obligación existente entre el particular acreedor y el
quebrado.
Liquidación que, naturalmente, tiene carácter definitivo, toda vez que el pago así
realizado es irrevocable. En este sentido, si el pago voluntario realizado por un deudor
in bonis es, como regla, irrevocable, salvo los casos de pago indebido, por error, sin
causa, etc. (Busso, E., Código Civil anotado, t. V, págs. 334/335, Nº ?361, Bs. As.
1955), con mayor razón ello debe ser así tratándose de un pago forzoso o judicial como
es el del dividendo de liquidación concursal.
5º) Que si el acreedor no retira el pago en el tiempo que marca la ley, se produce la
caducidad de su derecho en los términos del art.224 de la ley 24.522, en el
entendimiento de que ha operado un abandono suyo a la propiedad de fondos que le
pertenecen a título de dividendo concursal, sin que dicho abandono revierta al fallido o
a los acreedores.
En tal orden de ideas, la reversión a favor del fallido no es admisible habida cuenta del
ya ha indicado carácter irrevocable del pago, y porque de revertirse el abono, también
debería ocurrir lo propio con la extinción de la obligación que produjo la puesta a
disposición en calidad de pago del dividendo concursal, lo cual no es jurídicamente
admisible.
Ciertamente, en tal solución no hay agravio constitucional alguno, pues el fallido no es
privado de algo que le pertenezca, habida cuenta de que, en esta etapa de la quiebra, los
fondos respectivos pertenecen -como se dijo- al accipiens y no al quebrado.
Por su lado, la no reversión del pago a favor del resto de los acreedores, constituye una
solución que -partiendo de la distinción entre deuda y garantía- sin desconocer el
debitum de cada uno, es solo expresiva de una limitación de la garantía que para todos
ellos representa el patrimonio común del concursado, y que desde el punto de vista
constitucional encuentra suficiente sustento en la facultad que tiene el Congreso de
legislar sobre bancarrotas; facultad que, como lo ha expresado esta Corte, comprende la
de reglamentar el ejercicio y la extinción de las acciones contra los fallidos
(Fallos:135:122; 139:10). En este sentido, no se afecta el derecho de propiedad de los
restantes acreedores, toda vez que él se encuentra acotado al cobro del dividendo
concursal emergente del proyecto de distribución aprobado, que les corresponde en cada
caso, ni se afecta la garantía de igualdad en los términos invocados por la sindicatura
recurrente, pues la no reversión del pago a la masa no significa ninguna contribución
adicional impuesta a los acreedores, sino -tal como se dijo- mera li mitación de la
garantía patrimonial del deudor.
6º) Que el hecho de que el abandono que hiciese el acreedor beneficie -como lo
establece el art. 224 de la ley 24.522- al patrimonio estatal, es solución que consulta
principios comunes (arg. art. 2342, inc. 3, del Código Civil), que encuentra semejanza
en otras normas del ordenamiento legal art. 18 de la ley 19.550), y a la cual no es ajeno
el derecho comparado.
En efecto, el art. 117 de la ley de quiebras de Italia (decreto real 267 del 16 de marzo de
1942), que ha sido fuente mediata del art. 221 de la ley 19.551 (actual art. 224 de la ley
24.522) dispone que ".Para los acreedores que no se presentaran o pudieren ser hallados,
la suma debida será depositada en un instituto de crédito. El certificado de depósito
valdrá como carta de pago.". Como lo explica la doctrina italiana, valiendo el depósito
del dividendo de liquidación como pago, hay una transferencia de la suma respectiva, de
lo cual resulta la liberación del concurso de ulteriores obligaciones y responsabilidades
(De Semo, G., Diritto Fallimentare, Cedam, Padova, 1967, Nº ?451, p. 454); y
transcurridos inútilmente cinco años sin percepción por el acreedor, queda ella a favor
del instituto de crédito designado, es decir, adquirida definitivamente por el Estado
(Pajardi, P., Manuale di Diritto Fallimentare, Giuffre, Milano,1998, Nº 116, págs.
502/503, texto y nota 62 in fine).
7º) Que, en suma, la disposición del segundo párrafo del art.224 de la ley 24.522 no
resulta inconstitucional por irrazonable, ni es contraria a los arts. 16 y 17 de la
Constitución Nacional invocados por la sindicatura recurrente.
Por ello, y lo concordemente dictaminado por el señor Procurador Fiscal, se hace lugar a
la queja, se declara formalmente procedente el recurso extraordinario y se confirma la
sentencia apelada en lo que ha sido materia de recurso. Con costas por su orden en
atención a la naturaleza de la cuestión decidida. Notifíquese. Agréguese la queja al
principal y remítase al tribunal de origen. ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI ELENA I. HIGHTON de NOLASCO (en disidencia parcial) - CARLOS S. FAYT JUAN CARLOS MAQUEDA - E. RAUL ZAFFARONI - RICARDO LUIS
LORENZETTI - CARMEN M. ARGIBAY.
ES COPIA
DISIDENCIA PARCIAL DE LA SEÑORA VICEPRESIDENTA DOCTORA DOÑA
ELENA I. HIGHTON de NOLASCO
Considerando:
Que esta Corte comparte los fundamentos expuestos por el señor Procurador Fiscal en
su dictamen al que corresponde remitir en razón de brevedad.
Por ello, se hace lugar a la queja, se declara formalmente procedente el recurso
extraordinario y se confirma la sentencia apelada en lo que ha sido materia de recurso.
Con costas. Notifíquese. Agréguese la queja al principal y remítase al tribunal de origen.
ELENA I. HIGHTON de NOLASCO.
ES COPIA
Recurso de hecho interpuesto por la sindicatura de la quiebra de Carbometal S.A. I.C.
patrocinada por los Dres. Ariel A. Dasso y Carlos A. Parrellada.
Tribunal de origen: Suprema Corte de Justicia de la provincia de Mendoza.
Tribunales que intervinieron con anterioridad: Cámara Segunda de Apelaciones en lo
Civil, Comercial y Minas, de Paz y Tributario de la ciudad de Mendoza y Segundo
Juzgado de Procesos Concursales y Registro de dicha ciudad.
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