TUNJA - BOYACÁ

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REFUGIO DE LA PATRIA Y TALLER DE LA LIBERTAD
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TUNJA - BOYACÁ
REFUGIO DE LA PATRIA Y TALLER
DE LA LIBERTAD
Mónica Zoraya Gaitán Divantoque
REFUGIO DE LA PATRIA Y TALLER DE LA LIBERTAD
Mónica Zoraya Gaitán Divantoque1.
Desde el comienzo del proceso independentista de la Nueva Granada, Tunja tuvo
una destacada participación; geográficamente era un punto estratégico por su
próxima ubicación a la capital del virreinato. Para el año de 1781, fue a esta
ciudad a donde llegaron hombres y mujeres, artesanos, agricultores y
comerciantes provenientes del Socorro, quienes organizados y usando como
herramientas sus utensilios de uso cotidiano, se movilizaron hacia Santafé en
contra del sistema de gobierno español, especialmente frente a la imposición de
los impuestos de la Alcabala y la Armada de Barlovento sobre las Ventas.
Este día, el 17 de mayo de 1781, los tunjanos asaltaron la administración de
tabaco y vendieron a precios muy bajos dicho producto para reunir el dinero que
financió la movilización de doscientos hombres hacia la capital del virreinato
(REYES, 12), movimiento conocido como la Revolución de los Comuneros,
insurrección que sentaría las bases para las posteriores manifestaciones
revolucionarias en la Nueva Granada y otras naciones de América.
Para la época del surgimiento de la República, hacia 1810, todo el territorio de la
Nueva Granada se encontraba inmerso en un desorden político, social y
económico, derivado de una indecisión por adoptar un sistema de gobierno único
para todas las provincias y territorios. En competencia estaban abanderados del
centralismo y del federalismo, quienes buscaban una vía democrática al sistema
de gobierno. En medio de este enfrentamiento ideológico, surgieron deseos de
libertad y fue cuando las provincias se organizaron para crear en primera
instancia, las Juntas de Gobierno, buscando independencia y autonomía en la
administración de sus recursos y destinos.
El 26 de julio de este mismo año, sólo seis días después de lo sucedido el 20 de
julio en Santafé, se organizó en Tunja una Junta Provincial, la cual propició un
cabildo abierto con el fin de crear una junta de gobierno para definir el plan de
acción a seguir a partir de ese momento.
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Estudiante de Licenciatura en Ciencias Sociales. Semillero Grupo de Investigación: “Conflictos
Sociales del Siglo XX” de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
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Sin embargo, la Junta fue desconocida por algunos cabildos de las diferentes
poblaciones de la Provincia que no fueron incluidos y que mostraron su
descontento por no participar de tales decisiones (sólo asistieron representantes
de Muzo y Leyva), por lo que se hizo urgente la instalación de una Junta Electoral
que permitiera conformar el Gobierno de la Provincia.
Ésta se instaló el 18 de diciembre de 1810, con veintiséis representantes de las
diferentes poblaciones, mediante el Congreso de Delegados de la Provincia con
el nombre de Junta Superior Gubernativa, la cual declaró que asumía el
gobierno económico y total de la provincia sin otra dependencia diferente a la del
Supremo Congreso Nacional.
El intento inicial de conformar la Junta de Gobierno en Tunja y su posterior
legalidad en la Junta Electoral demostró la unión de los dirigentes tunjanos
alrededor del un sentimiento patriota, reflejado por un descontento social en la
provincia, lo que propició el surgimiento de un gobierno autónomo y democrático.
Aunque en principio apoyaran al Rey Fernando VII, la formación de Juntas de
Gobierno en la Nueva Granada fue la puerta de entrada a las declaratorias de
Independencia total de España por parte de las diferentes provincias del virreinato,
fortaleciendo un concepto de nación enmarcado en las ideas de democracia,
emancipación y libertad.
Aquí un aparte de la Declaración de Independencia de Tunja el 10 de diciembre de
1813:
“TUNJA... declara a la faz del universo, que no reconoce ninguna
subordinación al gobierno de la Península, bien sea el que se ha
establecido hoy con el nombre de Cortes y Regencia, o cualquier otro que
se establezca en la sucesión de los siglos; que sólo reconoce, obedece al
Gobierno que ella misma se ha dado para su régimen interior y al General
del Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, en lo tocante
a los intereses comunes y nacionales...”.
En Tunja, el surgimiento de la Constitución Política antecedió a la Declaración de
Independencia. No obstante, a diferencia del acta redactada en Santafé que
proclamó la independencia, no del rey de España sino del gobierno francés que lo
depuso, los tunjanos manifestaron, desde el principio, una ruptura radical con la
monarquía española.
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Como bien lo afirma Nicolás García Zamudio:
“en Tunja logró reunirse la Asamblea de la Provincia que dictó la
Constitución Federal del 9 de Diciembre de 1811, y el Congreso Electoral
de 1813 que proclamó la independencia absoluta el 10 del mismo mes,
corporaciones a que asistieron ochenta y siete representantes a la primera,
y setenta y ocho a la segunda, que llevaban la voz a nombre de cada uno
de los pueblos de la provincia” (GARCÍA ZAMUDIO, 199)
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Copia del acta de independencia de la provincia de Tunja, 1813. Litografía colombiana.
Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 777.
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Con la Reconquista Española, liderada por Pablo Morillo y desarrollada de 1815 a
1819, la Provincia de Tunja, se convirtió en el escenario desde el cual Barreiro, por
órdenes de Pablo Morillo, dirigió las operaciones militares del ejército realista. En
este periodo fueron varios los fusilamientos que en Tunja se realizarón en el
conocido Paredón de los Mártires. En noviembre 29 de 1816, fueron fusilados allí
Juan Nepomuceno Niño, elegido Gobernador de la República de Tunja en 1812 y
José Cayetano Vásquez, Gobernador en 1813, quien se destacó por enviar
recursos para el mantenimiento de los ejércitos patriotas.
Otras ejecuciones a varios próceres de distintas ciudades del país en octubre,
noviembre y diciembre en este lugar histórico tenemos: Luis Abad, Joaquín Zerda,
Francisco Olmedilla, Frutos Joaquín Gutiérrez y Juan Salias nacidos en Pore;
Manuel José Sánchez y Joaquín Umaña, de Leiva; José Ramón Lineros, Alberto
Montero, José Manuel Otero, Ignacio Plaza y Antonio Palacio oriundos de Tunja;
Isidro Plata de Sogamoso; Pedro Manuel Montaña de Sogamoso; Martín Gamboa
y Vitoriano Valbuena de Chita y Joaquín Camacho de Bogotá.
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Paredón de los Mártires.
Foto: Ángel Jiménez.
Sin embargo, esta modalidad utilizada para pacificar por la fuerza a los dominios
coloniales fracasó, por cuanto la población rechazó los maltratos y las muertes
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exaltando el sentimiento popular de Independencia y Libertad que llevó a las
gentes de la provincia a apoyar decisivamente la Campaña Libertadora.
Finalizando el año de 1818, se había alcanzado un equilibrio militar entre las dos
fuerzas. En la Provincia de Tunja y su capital, convertida en cuartel general de la
III División, su comandante, el coronel de artillería José María Barreiro, quien
según OTÁLORA (161), tenía a su disposición 3700 hombres, entre ellos 400
jinetes, todos americanos, en tanto que el Ejército de Vanguardia, que Santander
había reunido en los llanos, completaba las 3400 plazas. (Ver monografías de
Tame y Pore).
En Tunja permaneció Barreiro dirigiendo las operaciones militares del ejército ya
dividido en diferentes puntos del territorio, desde donde diariamente enviaba
comunicaciones al virrey Sámano en Santafé informando la situación de las tropas
y en una ocasión manifestándole su estado de enfermedad, que lo tuvo en cama
varios días. Fue entonces cuando el Virrey, preocupado por el estado del ejército
español en estas tierras y por la forma como estaba dirigiendo las operaciones el
coronel Barreiro, decidió enviar al general Calzada en su remplazo, lo que Barreiro
tomó como un despido, respondiendo al virrey con afán, que sus condiciones de
salud habían mejorado y que inmediatamente dispondría de toda su logística para
orientarse a Socha, de acuerdo a las informaciones que tenía de que Bolívar se
dirigía por este camino hacia el interior de la Nueva Granada. (Friede 25, 46, 57)
En la etapa militar del proceso, Tunja se convirtió en el escenario estratégico de la
Campaña. Demostrada la superioridad militar del ejército libertador, en la batalla
que se efectuó el 25 de julio de 1819 en el Pantano de Vargas, Bolívar decidió
avanzar hacia Tunja, buscando cortar la avanzada del ejército realista con la idea
de llegar primero a Santafé o propiciar un encuentro con el enemigo en territorios
de la Provincia, antes de llegar a la capital.
Su llegada a la ciudad se dio a las once de la mañana del 5 de agosto de 1819,
por el camino que viene del municipio de Toca, cuando acompañado de la
caballería de Rondón y el estado mayor, instalaron la avanzada militar en la “Casa
de La Torre”, hoy sede de la Gobernación, lugar donde encontraron guarnecidos
algunos soldados realistas que se habían quedado en la ciudad, quienes los
recibieron con gran algarabía pensando que eran de los suyos, por su buen
vestido; en el acto fueron lanceados trece de ellos por el ejército patriota.
Esta toma fue fundamental para la estrategia triunfadora. Así la valora en su
informe el General Soublette:
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“La ocupación de esta ciudad, dice el Boletín del Ejército Libertador, ha
puesto en nuestro poder más de 600 fusiles, un almacén de vestuarios y
paños, los hospitales, botiquines, maestranzas y cuanto poseía el enemigo.
El ejército ha remplazado sus bajas, y se ha repuesto de sus fatigas, ha
aumentado su entusiasmo con el de los habitantes de esta ciudad que lo
recibieron con un júbilo inexplicable, y sin embargo de que el enemigo ha
reunido algunos cuerpos de infantería después de la Batalla del Pantano de
Vargas, estamos casi ciertos de la victoria” (SOUBLETTE, en MONTAÑA,
242)
Según la historiografía de la Independencia, esta acción fue una maniobra
estratégica del Libertador, ya que después de una marcha nocturna de casi
cuarenta y cinco kilómetros, quedó interpuesto entre el Virrey Sámano y Barreiro.
El Libertador se hospedó en la casa dicen era propiedad de la familia Gallo
Velasco 2, quienes brindaron su generosa hospitalidad a los jefes del estado
mayor, y las tropas alojadas en casas vecinas.
La Señora Juana Velasco de Gallo, -la misma que entrego sus hijos y sus mejores
caballos al paso de las tropas en el Pueblo de Toca-, a las cuatro de la tarde del
día 6 de agosto de 1819, ofreció una cena en honor al Libertador. Esta mujer de
gran sentimiento patriótico, convocó a las mujeres tunjanas para fabricar desde
días anteriores, más de mil camisas, que entregó al Libertador en vísperas de la
Batalla del Puente de Boyacá. Los sastres cortaron la tela y ellas se encargaron
de la costura, con mucha agilidad para que estuvieran listas esa tarde y las
pudieran usar el ejército patriota que estaba conformado por 2.850 soldados al
mando del General Simón Bolívar. La división de vanguardia al mando del general
Francisco de Paula Santander, conformada por 1.000 soldados patriotas; y la
división de retaguardia, por 1.250 soldados, al mando del general José Antonio
Anzoátegui (OCAMPO).
Entre tanto, el ejército realista se desplazó hacia Motavita y en una avanzada de
las tropas, llegó el 6 de agosto a las once y media de la mañana a esta población
donde acamparon durante el resto del día, muy atentos a los movimientos del
enemigo.
Este mismo día, el Libertador nombró Gobernador Político de la Provincia de
Tunja, al señor don Domingo Acero, distinguido patriota que contribuyó con la
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Otros autores afirman que para ese entonces pertenecía a la familia Holguín, debate que no ha
sido aclarado.
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suma de $100 para pagar los gastos de la guerra de Independencia (ROJAS,
177). Este personaje así como muchas de las gentes de esta provincia, costearon
la guerra que el virrey Sámano ordenó mantener a costa de la subida a los
impuestos y las cuotas que en reses de ganado y alimentos debían dar a las
tropas realistas, aún sin estar de acuerdo con ello.
En Tunja un señor llamado Julián Garzón conocido como “El Crespo”, visitó al
Libertador y le propuso su total disposición para visitar al ejército realista y espiar
sus planes; Simón Bolívar creyó en él y lo envió al campamento realista con
dieciséis pesos, advirtiéndole que si pensaba burlarlo le pagaría con la vida y que
sería bien recompensado si cumplía bien su misión.
“El Crespo”, llegó a donde el coronel Loño, con un presente de aguardiente,
dulces y pan, fue bien recibido, logrando averiguar de labios del propio Barreiro,
que las tropas avanzarían muy temprano hacia Santafé con la esperanza de
reforzar sus ejércitos, con lo que podía proveerle el Virrey en la capital. Por su
parte, el espía le manifestó que Bolívar pensaba quedarse en Tunja, por lo menos
quince días esperando refuerzos provenientes del llano, y que por lo tanto no se
pensaba en un enfrentamiento en este territorio.
Así le informó a Bolívar, quien para confirmarlo envió a unas lavanderas como
espías, que le confirmaron lo dicho por “El Crespo”, quien de paso desinformó a
Barreiro sobre su conocimiento de la ruta por Chiquinquirá, haciéndole creer que
iba para Sotaquirá y regresando con el valioso informe al cuartel del Libertador,
disfrazado de peón, logró obtener información valiosa para las decisiones
posteriores de la Campaña. (PEÑUELA, 114).
A la madrugada del sábado 7 de agosto, se escuchó el trinar de las cornetas que
llamaban al ejército patriota a formarse organizadamente en la plaza mayor. El
general Ignacio Mariño, se dirigió al Libertador, preguntándole por las razones
para marchar; el Libertador le manifestó que ya sabía que el enemigo no los
atacaría por ahora y que era preciso salir adelante y sorprenderlos antes de que
llegaran a Santafé. El general le manifestó que había dos caminos: uno por
Chiquinquirá y otro por el Campo de Boyacá, que se separaban en el llano de
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Sora; lo persuadió para observar el movimiento de las tropas enemigas desde “La
Loma de los Ahorcados” 3 conocida hoy como el “Alto de San Lázaro”.
Así lo describe el historiador Ramón C. Correa:
“el 7 de agosto de 1819, el Libertador Simón Bolívar ascendió con varios
subalternos, a la colina llamada ya de “Alto de San Lázaro”, a observar la
marcha de los españoles por detrás de esta cima, del pueblo de Motavita,
en vía directa hacia Santa Fe de Bogotá. Bolívar y sus acompañantes
vieron detenidamente el desfile de los jefes y soldados del Rey de España.
El Libertador descendió del “Alto de San Lázaro” a Tunja, dio algunas
órdenes de gobierno, partió en dirección al sur y llegó al Puente de Boyacá
cuando la acción bélica del 7 de agosto de 1819 se iba a empezar, entre los
ejércitos patriotas y realistas” (CORREA, 15,16).
Desde este escenario, Bolívar y sus acompañantes divisaron el movimiento del
ejército realista que entró al llano de Sora y notaron que habían tomado la
dirección hacia la izquierda, que conducía al Campo de Boyacá; ante esta
situación, el Libertador ordenó a los generales Anzoátegui y Santander, por medio
del coronel Manrique, que el ejército debía dirigirse hacia Ventaquemada por el
camino principal y estar listos para el combate en cualquier instante (RIAÑO, 263).
Así fue como el ejército patriota salió de la ciudad de Tunja, rumbo a librar la
batalla que le daría la Independencia total a la Nueva Granada. Alcanzaron a los
realistas en el puente sobre el río de Boyacá, donde se dio el enfrentamiento
decisivo
3
Para comprender el significado de su nombre es importante considerar lo siguiente: Ubicado en el
extremo occidente de la ciudad, en la época prehispánica, el Zaque Quimuinchatecha castigaba las
faltas graves de los indígenas muiscas con la pena de la horca en este lugar, donde había
mandado levantar muchos suplicios, para realizar las ejecuciones de los indígenas que
quebrantaban las leyes muiscas. Como lo explica Ramón C. Correa (p.15): “Al regreso de los
españoles del descubrimiento de las minas de esmeraldas de propiedad del cacique Sumindoco,
pasaron por el caserío de Soracá a las tres y media de la tarde del 20 de agosto de 1537. Al
principiar el descenso del “Alto de Soracá”, camino de la ciudad chibcha de Tunja, vieron
asombrados, que en la colina occidental se levantaban muchas horcas y de los patíbulos
pendientes cadáveres de indígenas. Ante este horroroso espectáculo, la pequeña eminencia
recibió de los extranjeros el título de “LOMA DE LOS AHORCADOS”.
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Entre tanto, los derrotados huyeron hacia la Casa de Teja, siendo éste el triunfo
más importante de la Nueva Granada, donde fue apresado el mismo comandante
Barreiro y fusilado en Santafé, meses después.
La Provincia de Tunja y su capital representaron para la Campaña Libertadora, un
escenario triunfal de libertad y gloria para un pueblo que durante años soportó
abusos y maltratos por parte de la Corona Española. Hombres y mujeres con
ansias de libertad e independencia aportaron ropa, alimentos, dinero y
propiedades para contribuir a la formación de una identidad que defendió la
formación de un Estado nacional basado en las ideas de Libertad, Democracia y
Justicia.
Así expresó su sentimiento hacia el pueblo de la provincia el Libertador Simón
Bolívar:
“¡TUNJA! Esta ciudad es heroica; en ella la reacción del espíritu ha sido
proporcionada a la opresión terrible de tres años. El clero secular y regular,
los monasterios de religiosas, los funcionarios, los viejos, los niños, los
pobres, las mujeres, los moribundos, se han acercado a mí, enajenados y
me han abierto su corazón. Yo no he hallado en todo esto el lenguaje de la
lisonja, sino la expresión del candor y del sentimiento de los bienes que trae
consigo la libertad. En este pueblo entusiasta de sus derechos sin
afectación, he visto el foco del patriotismo y creo que será el taller de la
libertad de estas provincias” (Tomado del libro “Presencia de Boyacá”).
Esta proclama expresa el respeto del Libertador hacia el pueblo boyacense,
recalca la entrega incondicional de la población de Tunja a la causa de la
Independencia, sin quienes no hubiera sido posible el mantenimiento y
permanencia de los ejércitos patriotas hasta el final victorioso.
En esta ciudad de Tunja se inició el camino de la Libertad de cinco naciones y se
consolidó el ideario de la República como un verdadero “Taller de la Libertad”.
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REFUGIO DE LA PATRIA Y TALLER DE LA LIBERTAD
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