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Diez años de la huida de Natascha Kampusch
Deutsche Welle · Thursday, August 25th, 2016
Ocho años y medio (3096 días) estuvo encerrada en la casa de su
captor en el austríaco Estado de Baja Austria. El mismo que se
suicidó el día que Natascha Kampusch logró escapar. “3096 días”,
así se llama el libro que publicó Kampusch cuatro años después de
su huida, y así se titula la película que cuenta cómo fue su juventud
en cautiverio.
Ya en su primera entrevista en televisión –sólo dos semanas después de su huida–
expresó la por entonces joven de 18 años su deseo de narrar la historia por sí misma.
“Quizá me gustaría, o no, escribir un libro sobre mí misma. Lo que no querría es que
alguien se presentara como experto sobre mi vida. Para eso, lo escribo yo misma”. Y
eso es lo que hizo. Tras la publicación de su primer libro y la película del mismo
nombre en 2010, en cuyo proceso de creación y rodaje participó activamente,
Kampusch acaba de publicar su segundo libro: “10 años de libertad”.
Numerosas apariciones en televisión, entrevistas con los medios, la película, los libros.
Todo apunta a un intento de Nascha Kampusch por mantener el control sobre su vida
y sobre todo lo que se dice de ella. El mismo control que tuvo día y noche sobre ella su
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captor durante los ocho años y medio que la mantuvo secuestrada.
8 años y medio en un sótano
Wolfgang Priklopil. Así se llamaba el hombre que capturó el 2 de marzo de 1998 a una
niña de diez años llamada Natascha Kampusch cuanto ésta iba a la escuela. La llevó a
su casa y la encerró en un sótano sin ventanas asegurado con una puerta acorazada.
La humilló, abusó de ella, la ató y casi la dejó morir de hambre. Y mientras la grababa.
“Trató de darme tan poca ropa como pudo, para demostrarme que él era quien
mandaba y yo sólo era la esclava”, contó Kampusch en un documental de la cadena
ORF, emitido con motivo de los 10 años de su fuga.
Natascha Kampusch es una víctima especial. Es una mujer fuerte, con
autodeterminación y que habla abiertamente. Una mujer que es consciente de lo que
sufrió y del poder que tiene su historia. “Natascha Kampusch, usted es la cara más
solicitada del mundo”, le dijo el periodista durante su primera entrevista hace diez
años. Entonces, Kampusch sacó la lengua y abrió los ojos de forma exagerada.
Segundos después recuperó la compostura y le contestó tranquila: “Por la atención
despertada tengo cierta responsabilidad, y me gustaría utilizarla. Para mi propio
beneficio y para el de otras personas”.
Obras de beneficencia
Ya entonces tenía las cosas claras. Ella, que acababa de escapar de la casa en la que
la Priklopil la mantuvo durante toda su juventud, dijo después de su liberación que
tenía la intención de establecer una fundación, habló de las mujeres asesinadas en
México y del hambre que padecían tantas personas. Quería utilizar el dinero que
ingresaría por dar información sobre lo que le ocurrió para reducir en sufrimiento en
el mundo.
Y no eran palabras vacías. Natascha Kampusch ayudó a financiar un hospital
pediátrico en Sri Lanka, lleva diez años implicándose en asuntos sociales, visita
hogares de ancianos e intenta, con la ayuda de una amiga, dar alojamiento a
refugiados en la casa en la que estuvo 8 años y medio encerrada.
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on Thursday, August 25th, 2016 at 2:30 am and is filed under Vivir
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