El efecto Fermat José Acevedo Jiménez Santiago, Rep. Dom. [email protected] Pierre de Fermat, un jurista francés aficionado a las matemáticas, escribió: “Es imposible descomponer un cubo en dos cubos, un bicuadrado en dos bicuadrados, y en general, una potencia cualquiera, aparte del cuadrado, en dos potencias del mismo exponente. He encontrado una demostración realmente admirable, pero el margen del libro es muy pequeño para ponerla.” La idea llegó a la cabeza de Fermat mientras estudiaba, en la obra Arithmetica de Diofanto, el problema que trata sobre las ternas pitagóricas, es decir aquellos números cuadrados que se pueden expresar como la suma de dos cuadrados. En el margen de la copia del libro de Diofanto, Fermat aseguraba haber encontrado una prueba maravillosa de lo que pasó a conocerse como el último teorema de Fermat, sin embargo, según las palabras del jurista el margen de la obra era poco espacioso para contener dicha demostración. Pese a que Fermat no era un matemático deshonesto, en matemáticas, no basta con afirmar hay que presentar la prueba por lo que la denominación del problema como último teorema resultaba incorrecta. Después de muchos intentos fallidos, de parte de matemáticos, finalmente el problema fue resuelto por Andrew Wiles a mediados de la década de los noventa. El enunciado del último teorema de Fermat es sumamente sencillo, cualquiera puede entenderlo, sin embargo encontrar una solución al problema ha sido sin dudas una labor reservada para titanes. Dada la poca, por no decir ninguna, utilidad práctica del teorema de Fermat-Wiles, muchos pueden caer en el error de pensar que no vale la pena invertir tanto esfuerzo para tratar de resolver tales tipos de problemas “tan poco útiles”. La verdad, pese a lo que puedan pensar muchos, los problemas como el planteado por Fermat suelen ser muy beneficiosos para las matemáticas, su demostración conlleva, por lo general, incursionar en territorios no explorados por las matemáticas, mismos que resultan ser muy favorables para el desarrollo aplicado de dicha ciencia. Este efecto Fermat, como me gusta llamarlo, no sólo es favorable para la matemática como ciencia, también lo es para las personas poco versadas en la materia, quienes se dejan seducir por la aparente inocencia del problema adentrándose de esta forma en el fascinante universo de las ciencias exactas. El efecto Fermat se puede enunciar de la siguiente manera: Problemas de enunciados sencillos y poco aplicables, dan como resultado, en sus demostraciones, soluciones prácticas y complejas.