9. - EL MILAGRO ALEMÁN Y EL INSTRUMENTO FINANCIERO EXPORTADOR DE ALEMANIA Nuevos golpes se preparan para nuestra autonomía comercial, y la política de liberación de nuestro mercado internacional. Se habla insistentemente de la destrucción del Instituto Nacional del Reaseguro, es decir, de la nacionalización del seguro. Es una fuente de divisas rescatada, que se quiere poner de nuevo a disposición de las compañías extranjeras para retomar el sistema colonial en que los acopiadores de nuestra producción interna y exportadores a vil precio también se llevan las primas. Los estudios poderosos vinculados al negocio extranjero del seguro siguen trabajando, mientras su amigo, el ministro de Economía, oculta que la única solución de nuestros problemas está en la estructuración nacional de la economía, pegando grititos escandalizados por hurtos domésticos, o amagando soluciones que ahora empiezan a llamar "nacionales", pero sólo destinadas a emparchar la economía colonial y no a modificar totalmente la base estructural de la economía argentina, para hacerla propia y por consecuencia, socialmente justa y políticamente soberana. Estoy muy lejos de ser un experto en materia económica; uno de esos sabios patentados que se turnan en la cátedra y en los ministerios, y que son simplemente loros repetidores de fórmulas abstractas de importación, creadas en otros países y para otras circunstancias y difundidas deliberadamente para que nos pongamos sus anteojeras y no veamos nuestra realidad, sino del color del cristal que traen, y deformada por su aumento. Pero con 139 lo poco que sé, podría pasar por un fenómeno de ésos, con sólo tomarme la comodidad de hablar "en difícil", en términos llamados "técnicos", para que la gente ño me comprenda. ¡Es mucho más difícil hablar fácil! Nuestros "expertos" son los Fu-Manchú que, bajo su apariencia sabihonda, disimulan que son prestidigitadores para pasar por magos, y me imagino que hasta usted lector, me respetaría mucho más si no me entendiese. Pero yo soy un modesto paisano como usted, que le llamo al pan, pan. y al vino, vino y cuando tengo que explicar algo lo explico para que me entiendan y no para que digan: "¡Qué fenómeno es este Jauretche! ¡Cómo sabe! ¡No entendimos nada, porque lo que sabe es muy difícil!" La economía es una cuestión de buen sentido y los términos técnicos ayudan para abreviar las explicaciones y nada más. El no utilizarlos me obliga a ser discursivo y usted, lector, tiene que aguantarse; perdóneme, porque una vez que usted ha entendido, todo le resulta claro y después por la pata saca la res. Sucede como en matemáticas, que el problema es entender las primeras operaciones y no aprenderlas de memoria; si usted entiende lo primero, lo que sigue lo entiende por añadidura, pero si no, no. Y nuestros técnicos lo que no entienden es lo primero. Por esto es que se ponen en difíciles; es por darse corte, pero también porque no saben. Y por eso es que el pueblo sabe más que ellos, porque sabiendo que no sabe, principia por querer conocer las cosas como las ve y no como se las pintan, y habla de la feria según le va en ella, cosa que es de elemental sentido común. El milagro alemán Por ejemplo: Constantemente hablan del milagro alemán, pa140 ra referirse a la Argentina, y después dicen que tendríamos que hacer como los alemanes pero que, desgraciadamente, sólo somos criollos. Pero del milagro alemán cuentan lo que les permiten sus patrones, y empiezan por ocultar la reforma monetaria del 48, que desvalorizó al diez por ciento todos los pasivos y activos, el sustituir el reichmark por el deutsch-mark, pero no los salarios, de donde éstos se multiplicaron en su capacidad adquisitiva, manteniendo y estimulando el poder de compra del mercado paralelamente al saneamiento contable de las empresas. Le ocultan que la restauración da la economía alemana se hizo sobre el hierro y el carbón que la guerra no había destruido, y seguía estando allí, uno cerquita del otro, con ríos y canales navegables, con ferrocarriles y caminos fácilmente reconstruibles. Le ocultan que había toda una técnica comercial, que venía de antes y no murió con la guerra, y que su población era una población de ingenieros y obreros técnicos. Le ocultan que el pueblo alemán está educado para ser soberano, para comerciar con quien le conviene y no con quien le impongan desde afuera, y que sólo tenia que reabrir mercados, donde su mercadería era conocida y esperada. Le ocultan que Alemania hace sólo cien años era también un país colonial y subdesarrollado, campo de batalla de los otros, desde los orígenes de la historia, sin que le sirvieran para nada el hierro y el carbón y la capacidad de los alemanes hasta que las ideas económicas de List y el genio político de Bismark arquitecturaron una política nacional y una economía nacional, en la cual, hierro, carbón, ríos y alemanes pudieron poner en marcha todo el potencial que estaba larvado —pero inútil— desde los orígenes de la historia, cuando las legiones de César se fortificaban en las orillas del Rin y las legiones romanas incursionaban hasta las marcas hamburguesas y pomeranias. 141 No le dicen eso, que es lo importante que hay que enseñarnos. Que esa Alemania "fenómeno" era hace cien años una aglomeración, sin una empresa unitaria, común, y que eso ocurría sobre el lecho de riquezas que había de fundar la gran Alemania. Pues si dijeran eso, estarían fabricando sus propias horcas de traidores, porque todos los argentinos comprenderíamos que podemos hacer lo mismo con sólo ser nacionales. Porque sólo hace cien años que ellos se organizaron como empresa propia; y hace cien años también que nos organizamos como empresa ajena. Tampoco le dicen que la reconstrucción de la Alemania de posguerra tuvo el aporte del Plan Marshall, que, inversamente, pretendió sometemos haciendo a sus dueños acarreadores y negociantes de lo nuestro, cosa que no permitió Miranda, prefiriendo no vender, a no vender como soberano para nosotros y a nuestros precios. Y ocultan que el Plan Marshall dotó a Alemania de una maquinaria mis nueva y por tanto más eficiente que la norteamericana, de donde a éstos se les apareció la viuda en forma de competidor. El "Hermes" y el racismo antirracista Pero en materia concreta del comercio exterior de que estoy hablando, no los habrá oído hablar ni por casualidad del "Hermes". Es que el Hermes es el instrumento financiero exportador que abre los mercados de Alemania y valoriza su producción. Vuelvo a preguntarles al general, al almirante, si alguna vez los Alsogaray, Verrieres y demás que Ies hablan de milagro alemán, les han hablado del Hermes. ¿Lo ha oído usted a Alsogaray en su audiencia televisada, mencionar al Hermes? No ¡Cómo van a revelar el secreto de la liberación en materia de comercio internacional! ¿Cómo van a divulgar los medios de comercialización que aquí 142 hay que impedir? ¡Papito!, los patrones se enojarían. Y lo que yo estoy proponiendo no es el Hermes de los alemanes, porque no propongo ninguna copia. Pero propongo el instrumento de función parecida, adecuada a nuestra realidad y que sobre nuestra realidad tenemos que crear. Pero la verdad es que nos hablan del milagro alemán, para grabar el complejo de inferioridad del coloniaje. "Cela va saris diré", para hablar como tilingo. Lo que se busca es marcar que aquello es posible porque se trata de razas del norte, y no de cabecitas negras, de criollos, de italianos, de españoles, de turcos y de judíos. Es el racismo de los antirracistas que padecemos desde Sarmiento. Nuestro obrero no sirve, nuestro burgués no sirve, nuestro bancario no sirve, nuestro militar, nuestro marino, nuestro aviador, n o . . . , no, eso no lo dicen, porque tienen que utilizarlos. Somos "vagos", inútiles, incultos, ladrones. Toda la enseñanza argentina ha funcionado para esto. Y la prensa, el libro, la cátedra... Este racismo forma parte de la masa de complejos destinados a mantenernos en inferioridad, en falta de fe en nosotros mismos, en el pesimismo y en la resignación. Porque si no rompemos ese complejo, es inútil enseñar cómo han hecho los otros para liberarse frente a la respuesta que el complejo pone inmediatamente de pie: los otros son superiores o, lo que es peor, nosotros somos inferiores, que es el corolario lógico de ese tilingo: "este país de m..." Vamos a ver lo que esto tiene que hacer con el comercio internacional. 143