PRECIOS DE SUSCniClON. PUNTOS DE SUSCRICION. Kxt B n r o e l o n M t BARCELONA —D. JijAK VAZQÜEZ, Rambla del Centro, nüm. 31. 12 NÚMEROS, 12 REALES. Eln. e l r e a t o d e lEl«pañfti MADRID.—LIBRERÍA DE MOYA T PLAZA, Carretas, 8. HIJOS DE PELEGRINI, Caballero de Gracia, 8 RB8T0 DH B8PAÑA.—PRENCIPALBP . 1 ; tlBREftlAS /HABANA. —LA PROPACA^A LITERARIA, * 0'ReilIy,''54, esquina i'i la U REALES 12 NÚMEROS. U l t r a m a r , F r a n c i a ét I t a l i a • 4 0 REALES 2 4 NÚMEROS N ú m e r o a sneltoat 8EGUN LOS GUSTOS Tí Sfif.UN LOS GASTOS. NUMERO 93 Se publica una vez á la semana. 2 ele J u l i o d e 1 8 T 1 No sucedería mas si en lugar de hombres públicos se traíase de mujeres públicas. Miren Vds. que es empeño ese de que un ministro no puedadimitir mientras posee la conlianza de la maiCuidado si es desgracia la que tienen cierloa hom- yoría de las cámaras. Poro, señor, sí la mayoría la bresl Entre esos hombres deagraciados sobresalen nombró el ministerio, si se compone de allegados y ocho españoles. ¡Ocho entre diez y seis millonesl... empleados, si debe ol ser á los ocho dimisionarios ¿qué tiene de particular que la mayoría les esto agradecida? ¿Es desgracia? Sin embargo ¡oh admirable idea! Si lodo consiste en PüDgaoseVds. en lugar del ministerio. Quieran dimitir, quieran echar de sus espaldas y á todo trance la que la mayoría sea hostil al gabinete, tenemos á mano, carga que les oprime... jOuieran y no puedan! Cuan- es decir, tienen los ministros á mano, conseguir bredo tantos son los que quieren lo contrario... Hay vemente este resullado. Con dejar cesantes á cuantos basta para cometer un disparate; hasta para conti- padres de la patria perciben sueldo del erario nacional, se obtenía lo que no han podido conseguir ni Moret nuar siendo ministros. con su banco de París, ni Sagasta con la partida de la Cualquier hijo do vecino, aun no siendo federal, es porra. ^ libre de renunciar un deslino que se le haya conferido. Apesar de lo cual, es muy difícil que el ministerio La verdad es que no se presentan muchos ejemplos de osle ejercicio do los derechos individuales; úr.icamonle siga nuestro consejo, por mas que otro recurso no lo Sagasta y sus compañeros están amarrados al yugo de quede. ¡Es tan duro eso de sacrificar á una porción de españoles que se hallan bien con sus empleos y los seis mil duros de sueldo... Y luego hay quien sostiene que terminaron los tiem- con los ministros que les han empleado! El corazón del ministerio, que es un corazón muy pos de los esclavos y de ios siorvoál... No seflor, no ha terminado: en España hay todavía ocho parias; en ancho, no se resigna á tan cruenta hecatombe. Entre dos sacrilicios elige el propio. España ¡donde hay diez y seis millones de hombres declarados ciudadanos libres por la constitución del Y continua gobernando. estado! Alejandro Magno no hizo nada tan magno. Dios aparte de nuestra mente la terrible idea de La mayoría aplaude... Entiéndase, cobra. aceptar en tiempo alguno el ministerio de mas mala Únicamente el S. Romero dimite su destino. ¡Pobre muerte que haya en España. Nosotros queremos que la Sr. Romero!... Cuando estaba tan cerca de la poltropuerta por donde entramos, permanezca abierta siem- na... Otro día será... Defijo,de fijo que será. pre, para cuando se DOS ocurra decir; hasta otra... Cuando llegue ese día, no permita V. que para ocho El aprendiz tiene libertad para despedir al maestro; ministros se nombren ochomagyares. Para el papel de este la tiene para despedir al oficial; yo despido á mi lego basta y sobra con el Sr. Sagasta. criada cuando se me ocurre, y la criada se despide de mi siempre que la conviene. El ministerio español no pudo despedirse de los españoles. Ocho hombres públicos se hallan atados á ocho sillas ministeriales. LuA. IVlAX-iA. E S T R . E L . L A . CORRESPONDENCIA: Á D. JUAN VÁZQUEZ, Ranéla del Centro^ 31, Barcelona. EL SUFRAGIO UNIVERSAL. Algunos han creído que sufragio universal es un sistema de elección, por el cual lodos los ciudadanos, sÍD escepcion de clases ni forlunas, contribuyen al go* bierno del país por medio del libre nombramiento de sus representantes. ¡Grave error que puede costar un disgusto á cualquiera! Sufragio universal no es mas que un caballero particular, á quien el ministro de la Gobernación del roÍDo nombra gobernador civil de una provincia. Procedimiento. El gobierno convoca al pueblo para elección de diputados provinciales, pongo por caso. El pueblo deposita en la urna sus sufragios; súmanse estos y resultan elegidos unos cuantos federales. El gobierna nombra un gobernador civil de pri-. mera. De primera quiero decir que no se para on barras. Dicho gobernador se pone en viaje, llega á la capital de su jurisdicción, habiéndose olvidado/)or casualidad on la corte el código fundamental del país que, encuadernado en vitela, le había regalado el ministro; y empieza á demostrar con los hechos quo es hombre poco escrupuloso, pero, eso sí, hombre do orden á caria cabal. Se levanta un clamoreo regular contra tan ordenada administración. El gobernador cierra los oídos. Le recuerdan ciertos artículos de la constitución del reino. Como se le quedó en Madrid el ejemplar, no para mientes en esta advertencia. La Diputación, cuerpo eminentemente administrativo y esencialmente político^ (por mas que así no parezca) usando del derecho de petición, común á lodos