Mi Hijo, Mi Espejo A - Ron Hutchcraft Ministries

TEMAS: La Crianza de los Hijos, El Liderazgo, La Salvación
UNA PALABRA CONTIGO - Por Ron Hutchcraft
"Mi Hijo, Mi Espejo – Cuando un Padre Levanta la Mirada Hacia
Arriba" (E)
Génesis 5: 21-24
Yo creo que una de las personas más encantadoras en la televisión, es el hombre del
tiempo llamado Al Roker. En un momento dado Al fue citado diciendo que pesaba 154
kilos con una estatura de un metro con 72 centímetros." Fíjate, que dije pesaba.
Después de cargar con todos esos kilos por un tiempo, un día, de repente se fue a un
gimnasio y les pidió que lo pusieran en una dieta y un programa de ejercicios que
redujera radicalmente su tamaño corporal. Él perdió casi 64 kilos.
¿Y qué fue lo que de repente hizo que quisiera hacer algo acerca del peso que había
estado cargando durante tanto tiempo? Su hija, Ella se le acercó un día cuando estaba
sin camisa e hizo una observación de cómo se veía su padre. ¡Eso fue todo! ¡Hola
gimnasio! Adiós grasa.
Hoy quiero tener UNA PALABRA CONTIGO acerca del tema "Mi
Hijo, Mi Espejo
– Cuando un Padre Levanta la Mirada Hacia Arriba."
Nuestra palabra de hoy de la Palabra de Dios nos lleva de regreso a casi el comienzo de
la raza humana a un hombre llamado Enoc. Pues bien, Dios tenía algunas cosas
especialmente elogiosas que decir acerca de Enoc. En Génesis 5, versículos 21-24, en el
Antiguo Testamento, Él reveló un cambio que tuvo lugar en la vida de este hombre y
que también podría cambiar el curso de tu vida.
La Biblia dice: "Enoc tenía sesenta y cinco años cuando fue padre de Matusalén." Luego
dice: "Después del nacimiento de Matusalén, Enoc anduvo fielmente con Dios
trescientos años más. En total, Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años." Bien ¿te
diste cuenta de las matemáticas aquí? No simplemente la vida larga que se disfrutaba
en aquel entonces. Enoc vivió los primeros 65 años de su vida sin ninguna mención de
una relación con Dios.
Entonces, de repente empieza a andar con Dios, y continúa teniendo esa relación íntima
con su Creador por el resto de su vida. ¿Cuál fue el catalizador que cambió a Enoc? La
misma cosa que cambió a una personalidad de la televisión con sobrepeso - su hijo. Se
dice, que después de convertirse en padre, fue cuando Enoc anduvo con Dios.
Hay algo acerca de tener un hijo que te hace empezar a pensar sobre ti en formas que
nunca antes habías pensado. Ellos son espejos para nosotros. Y nosotros como padres o
madres, tratamos de darle forma a esa vida que se nos ha confiado, conociendo los
peligros, los retos, las consecuencias, comenzamos a ver las cosas que quizás antes
nunca habíamos visto completamente. Como nuestra propia insuficiencia, nuestras
deficiencias, nuestras cargas, nuestras debilidades que ahora pueden hacerle daño serio
a esa vida vulnerable en nuestras manos; a nuestras propias necesidades insatisfechas,
a nuestras preguntas sin respuesta, a nuestros pecados sin conquistar.
De repente consideramos levantar nuestra mirada hacia arriba como posiblemente
nunca lo hemos hecho antes y decimos: "¡Ayuda!" Bueno, la buena noticia es que Dios
está listo para responder a nuestro clamor de ayuda a lo grande.
En última instancia, nuestros hijos nos demuestran la carga verdadera que hemos
estado llevando todos esos años; el peso de nuestro propio egocentrismo, nuestros
problemas no resueltos, nuestro lado oscuro, nuestro pecado. Nunca podemos andar al
lado de un Dios perfecto cargando todo esto. Y ser mamá o papá nos demuestra, como
ninguna otra cosa nos puede demostrar, la profundidad de nuestra necesidad por esa
relación personal para la que fuimos creados y lo mucho que necesitamos un rescate.
A pesar de nuestro pecado, Dios nos ama y quiere caminar contigo por el resto de tu
vida. Pero ese caminar solo puede comenzar en un lugar – en la cruz donde el solo y
único Hijo de Dios murió para pagar la pena de muerte que tú y yo merecemos.
Nosotros cometimos el pecado, pero Jesús murió. La Biblia dice, "A ustedes que antes
estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo."
Tu andar con Dios comienza cuando dices: "Jesús, estoy poniendo toda mi confianza en
Ti para que seas el Salvador de mi pecado." Si nunca has hecho esto, deja que este sea
el día en que digas, "Jesús, yo soy tuyo."
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Si eres una madre o un padre, ahora hay pies que te siguen dondequiera que vas. Por su
bien y por el tuyo, asegúrate de que estás caminando con Dios.
Una Palabra Contigo de Ron Hutchcraft.
791-INT-7391(E)2653 "Mi Hijo, Mi Espejo – Cuando un Padre Levanta la Mirada Hacia Arriba" © 2015 Ronald P.
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