Un modelo de la maestría en Administración. El caso de la UPIICSA

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Un modelo de la maestría en Administración.
El caso de la UPIICSA, del Instituto Politécnico Nacional
Juan Ignacio Reyes García, Nicolás Rodríguez Perego *
Introducción
D
esde que inició la evaluación de los programas
de posgrado por el Conacyt, que dio lugar a lo
que se llamó “Padrón de Programas de Posgrado de
Excelencia”, se ha presentado una situación injusta
y equívoca para los programas que no aparecen en
dicho padrón. En un principio se pensó que todos
los programas de posgrado podían realmente aspirar
a recibir el apoyo oficial, que con toda legitimidad
esperan de organismos cuyo objetivo es otorgárselos
mediante la distribución equitativa de los recursos
que el Estado asigna. Sin embargo, pronto se convencieron de que la aplicación rígida de un modelo
único de posgrado les cerraba las puertas de cualquier reconocimiento y los convertía en programas
de segunda categoría, sin derecho a reivindicar las
condiciones propias de su diseño y funcionamiento,
distintas a las definidas con criterios que por sí mismos no prueban ni descartan la posibilidad de ofrecer la excelencia académica a que todo programa
aspira.
Con objeto de llevar a cabo la reestructuración
del Programa de Maestría en Administración, que se
imparte en la Unidad Profesional Interdisciplinaria
de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas
(UPIICSA), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), se
realizó una investigación que consistió en un diagnóstico de dicho programa. Fue también un estudio
comparativo de los reglamentos que en la UNAM, la
*
Posgrado de la UPIICSA-IPN.
y el IPN regulan los estudios de posgrado. Aquí
presentamos los principales resultados de dicha investigación; se intenta demostrar que no existe un
solo modelo de estudios de posgrado, como podría
pensarse al observar el mencionado proceso de evaluación y como los propios reglamentos de las instituciones parecen afirmarlo.
UAM
1. Normatividad del Posgrado
Las diferentes ofertas de estudios de Posgrado que el
IPN presenta a la comunidad, se rigen por un reglamento especial de los estudios de ese nivel, teniendo
como marco de referencia más amplio a la propia
Ley Orgánica del Instituto Politécnico, a otros
ordenamientos como el Reglamento Orgánico y el
Reglamento Interno, al Programa de Desarrollo
Institucional 1995-2000 y a diversos documentos que
fijan los principios y las políticas dentro de los cuales
debe realizar sus actividades.
1.1. Ley Orgánica del Instituto Politécnico
Nacional
La actual Ley Orgánica del IPN, vigente desde el 30
de diciembre de 1981, en su artículo 1 menciona lo
que podría considerarse como la misión del Instituto: “Consolidar, a través de la educación, la independencia económica, científica, tecnológica, cultural y
política para alcanzar el progreso social de la nación,
de acuerdo con los objetivos históricos de la Revolución Mexicana, contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.”
En el artículo 4, al enumerar las atribuciones del
Instituto Politécnico para el cumplimiento de sus finalidades, se dice textualmente que una de ellas será
“impartir educación de tipo medio superior, de licenciatura, de maestría y doctorado, cursos de capacitación técnica y de actualización, especialización y
superación académicas, en sus modalidades escolar
y extraescolar, y establecer opciones terminales previas a la conclusión de cada tipo educativo”. Vale la
pena mencionar que en este artículo 4 se establece
que, en el cumplimiento de sus fines, el Instituto debe
otorgar a sus educandos la posibilidad de incorporarse al sistema productivo del país, “en cualquier tiempo y nivel de estudios”, a través de una organización
de planes y programas de estudio dentro de una estructura académica flexible. La incorporación que aquí
se señala, no necesariamente debe significar la culminación o el abandono de los estudios, sino que
ella debe suponer la realización paralela y simultánea de ambos tipos de actividades.
1.2. Reglamento Orgánico del
IPN
En la sección dedicada a la estructura académica y
administrativa, este reglamento establece la existencia de coordinaciones generales entre las cuales destaca la Coordinación General de Posgrado e Investigación. En su artículo 42, enumera las funciones de
la Coordinación de Posgrado, señalando específicamente, en lo que se refiere a la vinculación de las
actividades del nivel de posgrado con el desarrollo y
funcionamiento de otros sectores de la vida nacional, la de “asegurar la correspondencia de los planes
y programas de posgrado para garantizar su pertinencia con las necesidades de desarrollo del país”;
“diseñar, actualizar y evaluar los contenidos de los
planes, programas de estudio y proyectos de investigación, así como verificar su correspondencia con
las necesidades educativas, productivas, sociales y
culturales del país”; “fomentar las relaciones con los
sectores productivos del país, y, en su caso, establecer convenios para ofrecer servicios científicos y
tecnológicos tendientes a resolver las necesidades nacionales”.
1.3. Reglamento Interno del IPN
El artículo 3 de este reglamento ratifica que el Instituto Politécnico debe cumplir sus finalidades a través de sus “funciones sustantivas, la docencia, la investigación científica y tecnológica y la difusión de
la cultura”. Seguidamente (art. 4), se establece que
el modelo educativo institucional se basa en la integración de la docencia y la investigación, y en la combinación de la teoría y la práctica en programas académicos y planes de estudio, todo ello dentro de “un
conjunto sistemático, flexible y en permanente actualización, sustentado en la organización de conocimientos y valores”. También se reitera (art. 5) que
la función educativa se realiza a través de escuelas,
centros y unidades de enseñanza y de investigación.
La función educativa es definida por este reglamento, en su artículo 10, como “un proceso para generar, adquirir, trasmitir y divulgar conocimientos y
capacidades; para fortalecer e impulsar la investigación científica y tecnológica, así como para acrecentar y difundir la cultura. La función educativa
institucional, en sus diversos niveles y modalidades
educativos, tiene como propósito la formación
integral de técnicos, profesionistas, posgraduados e
investigadores”. En lo referente a la forma en que
deben estructurarse los planes de estudio, en los diferentes niveles que el Instituto los ofrece, y en cuanto
a su contenido, el reglamento dedica varios capítulos
a regular este punto, destacándose la fracción IV del
artículo18, en la cual se establece que debe señalarse
si la dedicación requerida para los alumnos será de
“tiempo completo o parcial”; enumerando más adelante, las diversas modalidades educativas, escolarizada, no escolarizada y mixta.
1.4. Programa de Desarrollo Institucional
1995-2000
Este documento se fundamenta en los lineamientos
del Plan Nacional de Desarrollo y del Programa Sectorial de Educación 1995-2000. En el texto de este
programa destaca la mención permanente de aten-
der los requerimientos de los sectores productivos,
el fortalecimiento de la estructura industrial, la pertinencia del sistema educativo con la estructura
socioeconómica, la modernización del sector de bienes y servicios, el fortalecimiento de las estructuras
productiva y tecnológica, el crecimiento económico
y demás aspectos directamente relacionados con los
resultados obtenidos por el funcionamiento de las
empresas, a través de la capacidad, la especialización y los conocimientos de los profesionales técnicos preparados por el Instituto. La relación directa
de la preparación ofrecida y las necesidades de las
organizaciones, principalmente las empresariales, no
está limitada a alguno de los niveles en que dicha
preparación se obtiene en escuelas, centros y unidades del IPN; se refiere en todos y cada uno de los niveles y en las instancias que lo integran.
Como estrategias fundamentales para alcanzar sus
objetivos, el programa señala al Instituto, la vinculación con los sectores productivo, educativo y social, el aseguramiento de la calidad educativa y la excelencia académica y la
evaluación permanente (pp. 3-6). Al detallar el significado de la primera estrategia, se menciona que la vinculación “representará el eje medular sobre el que se
apoyarán las acciones educativas y de investigación
para lograr la formación de los recursos humanos requeridos por la dinámica productiva del país, lo que
propiciará la participación equitativa y organizada de
las escuelas, centros y unidades con los diferentes
sectores de la estructura socioeconómica y permitirá
la integración de la educación con las demandas sociales y el óptimo funcionamiento del modelo educativo institucional” (p. 3). Además, se reconoce que
dichas acciones deben estar orientadas hacia “el logro
de la pertinencia y congruencia de la oferta educativa
y la demanda” (p. 3) y al fomento de un intercambio
tecnológico con la planta productiva, promoviendo
el empleo de los egresados en un mercado de trabajo
cada vez más competitivo.
El Programa de Desarrollo Institucional plantea
cinco programas específicos de entre los cuales destacan el Programa de Docencia, el Programa de Investigación Científica y Tecnológica y el Programa
de Apoyo Académico (pp. 6-18). Entre los aspectos
relevantes del Programa de Docencia cabe mencionar el de oferta educativa; con él se busca asegurar
“la cobertura, calidad y pertinencia de la oferta educativa con el perfil económico del país, el crecimiento específico de las ramas de la actividad productiva,
los requerimientos del mercado de trabajo y los adelantos de la ciencia y la tecnología” (p. 6). Esto se
logrará atendiendo, entre otras cosas, “a los requerimientos del aparato productivo y los avances en la
ciencia y la tecnología, para alcanzar el equilibrio
entre la oferta y la demanda educativa en el contexto
del Instituto” (p. 7). Se busca también obtener “una
mayor pertinencia con los requerimientos de los sectores social y productivo; rescatar a la población que
por motivos económicos o de trabajo hayan abandonado sus estudios; y ofrecer, en estos casos, opciones colaterales que cuenten con la certificación de
los conocimientos y habilidades adquiridos” (p. 8).
La calidad, la excelencia académica, la pertinencia de los programas de estudio son, como ha podido
verse, algunas de las principales preocupaciones y
componentes básicos de las políticas que se le han
definido formalmente al Instituto. En ese sentido, en
un documento elaborado en la Secretaría Académica
del IPN, titulado Reforma Académica Integral, se plantean los cambios y adaptaciones necesarios para lograr los objetivos perseguidos por el Programa de
Desarrollo Institucional 1995-2000. En la introducción de dicho documento se menciona, como requisito para que la educación impartida por el IPN se
amolde a las características contextuales de fines del
siglo XX y principios del XXI, el de ser “flexible y
polivalente, para que los egresados se adapten rápidamente a los cambios y estén preparados para aprender a realizar una amplia gama de tareas laborales”
(p. 2). Las principales líneas de acción que guían la
Reforma Académica Integral son: revisión de los
modelos educativos, desarrollo curricular, organización de la práctica docente y mejoramiento de la calidad académica.
Las limitaciones propias de este trabajo, relacionadas con los requerimientos de extensión estableci-
dos, y con el intento de presentar con mayor
detenimiento los rasgos distintivos del modelo de
posgrado estudiado, impiden hacer aquí un análisis
detallado del interesante contenido del documento.
Pero es conveniente señalar al menos que, al definir
y desarrollar esas líneas de acción, se establecen con
precisión los objetivos, destacando el resaltar las habilidades prácticas de los alumnos, la pertinencia de
planes y programas a través de una formación flexible, polivalente y relevante adecuada a las necesidades de los sectores social y productivo, la realización
de estudios de oferta y demanda con la participación
de dichos sectores y la puesta en marcha de prácticas
escolares, profesionales y estancias industriales.
1.5. Reglamento de Estudios de Posgrado
En este apartado se hará una breve comparación entre los ordenamientos especiales que en el IPN, en la
UNAM y en la UAM, están encargados de señalar la organización, las funciones, las características y las
condiciones dentro de las cuales se deben ofrecer e
impartir los estudios de posgrado. Tanto en la UNAM
como en el IPN existen sendos reglamentos especiales
de estudios de posgrado. Para la UAM se trata del Reglamento de Estudios Superiores, que incluye entre
sus normas las destinadas a regular los estudios llamados de posgrado, considerándolos por tanto como
parte de los estudios superiores.
En cuanto a la definición de lo que debe entenderse por estudios de posgrado, existe bastante similitud
entre los tres ordenamientos. El reglamento de la
UNAM, en su artículo 1, establece que “son estudios
de posgrado los que se realizan después de los estudios de licenciatura y tienen como finalidad la formación de académicos y profesionales del más alto
nivel. Al término de los estudios de posgrado se otorgará grado de maestro, grado de doctor o diploma de
especialización”. Por su parte, el Reglamento de Estudios Superiores de la UAM señala que “los estudios
de posgrado que se realicen con posterioridad a los
de nivel licenciatura, serán los de especialización,
maestría y doctorado. Los cursos de actualización
podrán impartirse en el nivel de licenciatura y de
posgrado; cuando sean en el nivel de posgrado, así se
especificará en el acuerdo que apruebe el Consejo
Divisional correspondiente”. El artículo 4 del Reglamento de Estudios de Posgrado del IPN define a los
estudios de posgrado como los “que se realizan después de la licenciatura y tienen la finalidad de formar
recursos humanos del más alto nivel. Comprenden
los cursos de propósito específico, y los programas
de especialización, maestría y doctorado”.
Interesa llamar la atención sobre un punto: para
las tres instituciones existen tres tipos de estudios de
posgrado: la especialización, la maestría y el doctorado. Para el IPN y la UAM, ciertos cursos que no conforman alguno de esos tres tipos pueden también ser
impartidos en este nivel; en una institución se les
llama “de propósito específico” y en la otra “de actualización”. Ninguno de los tres ordenamientos prevé
la existencia de los llamados “diplomados”, cursos
provenientes —en su conformación y en sus características— de las instituciones de educación privadas; en los últimos años han experimentado una importante expansión, y son ofrecidos e impartidos en
casi todas las áreas de conocimiento, incluidas las
tres instituciones públicas mencionadas. Es posible
que los términos “curso de actualización” y “de propósito específico” pretendan abarcar las que integran
los diplomados; por otro lado, la práctica muestra
que por los requisitos de admisión y las exigencias de
escolaridad y aplicación, los diplomados no tienen
en general el rango de estudios de posgrado.
En lo que se refiere a los objetivos perseguidos por
los estudios de posgrado, ya se mencionó lo dispuesto en el artículo 1 del Reglamento de la UNAM y en el
artículo 4 del Reglamento del IPN, en cuanto a los
fines comunes de dichos estudios. El Reglamento de
la UNAM, en el caso concreto de los programas de
maestría, exige que proporcionen al alumno una formación amplia y sólida en la disciplina, y deben de
tener “al menos uno de los siguientes objetivos: iniciarlo en la investigación, formarlo para el ejercicio
de la docencia de alto nivel, o desarrollar en él una
alta capacidad para el ejercicio académico o profe-
sional”. En lo que se refiere al doctorado, el objetivo
es preparar al alumno para la realización de investigación original, “así como proporcionarle una sólida
formación disciplinaria, ya sea para el ejercicio académico o profesional del más alto nivel”. El Reglamento de la UAM, después de señalar que los estudios
de posgrado tendrán como finalidad la formación de
investigadores, profesionales y profesores de alto nivel académico que correspondan a las necesidades
de la sociedad, específicamente establece que en las
especializaciones los alumnos deben adquirir los conocimientos que les permitan profundizar en el estudio y el análisis de problemas de carácter científico,
tecnológico, humanístico o artístico; en las maestrías
se les capacitará en el ejercicio de actividades de investigación o de desarrollo para la generación de conocimientos originales; en el doctorado se formarán
investigadores capaces de generar y aportar nuevos
conocimientos; en los cursos de actualización se proporcionarán conocimientos profesionales e información sobre avances recientes en determinadas áreas.
El ingreso, la revalidación y la actividad académica son
regulados de manera muy parecida en las tres instituciones. Pero en el Reglamento de la UNAM se otorga
un tratamiento a la maestría que de alguna manera
equivale a un reconocimiento de estudios diferentes
a los de doctorado, no sólo en términos de profundidad sino de objetivos. En este sentido, ya se mencionó que al programa de maestría no se le señalan varias finalidades sino “al menos uno de los siguientes
objetivos”, siendo éstos la preparación para la investigación, para la docencia o para el desempeño profesional de alto nivel. En el doctorado, el objetivo
tiene que ser la preparación para la realización de
investigación original. Esta diferenciación no aparece tan clara en los otros dos reglamentos, y en el de
la UAM hay un tratamiento menos específico y mayor
margen de maniobra a los diseñadores de cada programa; en el del IPN, por el contrario, se llega a grados
de especificación que reducen considerablemente la
posibilidad de regulación por parte de quienes están
directamente encargados del diseño y la aplicación
de programas, principalmente los de maestría.
El artículo 8 del Reglamento de la UNAM establece
que las actividades académicas de especialización y
de maestría tendrán un valor en créditos. Las tesis de
maestría, el examen general de conocimientos y las
actividades académicas de los programas de doctorado no tendrán valor en créditos. El Reglamento de
la UAM establece el mínimo de créditos que debe tener cada programa, los plazos máximos y mínimos
para cubrirlos, dejando a cada plan de estudios el
establecimiento de requisitos y examen de admisión,
de la duración normal y las modalidades para la obtención del grado en el caso de la maestría. El Reglamento del IPN describe de manera detallada el examen de admisión, la realización de cursos
propedéuticos, la elaboración de un programa individual de estudios para cada alumno admitido, el
número de créditos que debe tener cada programa, la
documentación requerida, la prohibición de cursar
dos o más programas de posgrado de manera simultánea, el procedimiento para conceder recesos, bajas
y altas en asignaturas, la obligación de elaborar y sustentar una tesis de grado, tanto para la maestría como
para el doctorado, el contenido formal de dicha tesis, la dedicación de tiempo completo de los alumnos de maestría y doctorado y muchos otros aspectos relacionados con el funcionamiento de los
programas.
El Reglamento de la UNAM establece que para obtener el grado de maestro se deberán cubrir todos los
créditos y los otros requisitos previstos en el respectivo plan de estudios y aprobar el examen de grado
correspondiente, “que consistirá en la defensa de la
tesis o en la presentación de un examen general de
conocimientos” (art. 18). El Reglamento de la UAM
prescribe que para recibir el grado de maestro o de
doctor se deberá cumplir con los requisitos establecidos en el plan de estudios y, para el grado de maestro, se deberá presentar una “idónea comunicación
de resultados y, en su caso, sustentar y aprobar examen de grado”. El Reglamento del IPN hace una detallada enumeración de los requisitos para obtener el
grado de maestro, entre las que destacan: cumplimiento individual del programa de trabajo elaborado al
inicio de los estudios, haber desarrollado una tesis y
aprobado el examen de grado. Además, este reglamento describe minuciosamente aspectos como el
registro de la tesis, el nombramiento de director, de
la comisión revisora y de sinodales del examen de
grado, la estructura formal de la tesis, el diseño de la
portada, la autorización del examen respectivo, los
posibles resultados y las condiciones y mecanismo
para el otorgamiento de mención honorífica.
2. Funcionamiento del Programa
El Programa de Maestría en Administración que se
ofrece en la UPIICSA comenzó a impartirse en 1976. A
lo largo de su vigencia se han llevado a cabo periódicas revisiones, no sólo para cumplir con una obligación emanada del Reglamento de Estudios de
Posgrado del IPN (que ordena hacerlo en cada programa una vez, por lo menos, cada cinco años), sino
para actualizarlo y alcanzar con mayor precisión los
objetivos que persigue. A continuación, se presentan los resultados de la revisión realizada en esta
oportunidad y se muestran datos de los últimos cinco años de su funcionamiento, con alguna referencia
histórica más antigua que sirve para conocer con
mayor claridad sus características y sus tendencias.
2.1. Proceso de admisión
Durante todos los años en que se ha ofrecido, la maestría en Administración ha mantenido una demanda
que oscila entre 150 y 200 aspirantes. Esta cifra corresponde al número de personas inscritas para presentar los exámenes de admisión y que participan en
el proceso de selección que se realiza una vez cada
año. Como resultado del proceso, la mayor parte de
los alumnos admitidos se inscribe en cursos
propedéuticos, al cabo de los cuales el número definitivo de alumnos aceptados inicia los estudios correspondientes al primer semestre de la maestría.
Desde el semestre del otoño de 1994 hasta el semestre del otoño de 1999, el promedio de alumnos inscritos en los cursos propedéuticos es de 45 y el pro-
medio de alumnos admitidos de manera definitiva a
partir del semestre de primavera de 1995, hasta la
primavera de 2000, es de 26. En cada proceso de
admisión hay un pequeño número de alumnos admitidos de manera directa al primer semestre, sin necesidad de llevar a cabo los cursos propedéuticos. El
promedio de tales alumnos es de 8, en los últimos
cinco años considerados. Gracias al proceso de selección, se produce una disminución significativa
entre el número de aspirantes y el número de alumnos finalmente admitidos. En los últimos años, 30%
de los aspirantes ingresa a los cursos propedéuticos y
15% al programa de la maestría. De la totalidad de
alumnos admitidos a los propedéuticos, 58% ingresa
a la maestría.
2.2. Alumnos egresados
Desde 1995 hasta 1999, el promedio de alumnos
egresados por año es de 22. Esto quiere decir que, en
un alto porcentaje (84%), los alumnos ingresados
culminan los estudios en lo que se refiere a las asignaturas y seminarios que otorgan los créditos establecidos por el programa. Esta proporción alta de
alumnos se explica por las características de los estudios de posgrado en los que los alumnos se inscriben
de manera voluntaria, tienen claramente definidas sus
expectativas y logran un equilibrio adecuado entre
las diferentes actividades que realizan.
2.3. Alumnos graduados
A pesar de la alta proporción de egreso que acaba de
señalarse, esto no significa que dichos alumnos obtengan el grado correspondiente ya que el Reglamento de Estudios de Posgrado del IPN señala la obligación a los estudiantes de maestría de elaborar una
tesis y sustentarla ante un jurado en un examen final
de grado y, para muchos, esto constituye un obstáculo muy difícil de superar. En los últimos años se ha
incrementado el número de alumnos graduados en el
programa; sin embargo, es necesario reconocer que
el porcentaje sigue siendo bajo respecto de los alum-
nos ingresados y los egresados. En tal sentido, el promedio de graduados anualmente es de 6 alumnos
(1995 a 1999), lo que equivale a 23 % de los ingresados y a 27% de los egresados.
2.4. Licenciatura de procedencia
Entre las licenciaturas estudiadas con anticipación
por los alumnos de la maestría, las más comunes son
las relacionadas con Ingenierías (diversas), Administración, Contaduría, Informática y Economía. En
1997, 48% de los admitidos había estudiado una licenciatura en Ingeniería y el resto se distribuyó entre
las siguientes carreras: Administración (33%), Informática (4%), Economía (4%), Contaduría (4%) y el
resto en otras carreras. Es de hacer notar que de la
totalidad de alumnos surgidos de entre las carreras
de Ingeniería, 30% venía de Ingeniería Industrial. En
1998 la proporción de ingenieros aumentó a 52%, el
de administradores bajó a 20%, el de informáticos
subió a 14%, no hubo admisión de contadores ni de
economistas, y la porción de admitidos de otras carreras fue de 14%. En 1999, 46% de los admitidos
estaba formado por ingenieros, 38% por administradores, 12% por informáticos, 4% por otros
profesionistas. En la admisión correspondiente a
2000, la proporción es: 45%, ingenieros; 30%, administradores; 15%, informáticos, y 10%, otros
profesionistas.
2.5. Situación académica de los admitidos
Es importante señalar que el Reglamento de Titulación del IPN considera, entre las opciones para obtener el título de licenciatura, la posibilidad de realizar
estudios de maestría equivalentes al 75% de la totalidad de los créditos (del grado de licenciatura). Esta
posibilidad ha dado lugar a cierto temor de que muchos alumnos escojan esta opción no con el ánimo
de hacer estudios de posgrado y obtener los beneficios que ello implica, sino con la intención principal
de obtener con menos requisitos la titulación en licenciatura. Así, cabe destacar que la proporción de
alumnos aspirantes no titulados fue sólo de 31% en
1997, de 30% en 1998, de 32% en 1999, mientras
que en 2000 la proporción ha aumentado a 60%. Si
consideramos que no todos los alumnos pasantes de
licenciatura que son admitidos en el programa provienen de escuelas del Instituto y que el hecho de ser
pasante no significa que se tenga la intención de optar por la modalidad de titulación mencionada, la
importancia de dicha proporción disminuye en lo que
se refiere a la distorsión que supondría el estudiar la
maestría con el principal propósito de obtener el grado inferior. Por otro lado, hay que señalar que ninguno de los alumnos que ha optado por la obtención
del título de licenciatura, a través de los estudios del
Programa de Maestría en Administración, que se analiza, ha abandonado dichos estudios al lograr ese
objetivo, sino que todos han continuado hasta concluir la totalidad de los créditos.
2.6. Institución de procedencia
Los aspirantes a estudiar la maestría proceden de
numerosas instituciones. Las escuelas que pertenecen al IPN son las que más proveen aspirantes. La propia UPIICSA aparece como la escuela donde han hecho
sus estudios de licenciatura la mayor parte de los interesados en estudiar la maestría. En 1997, 73% de
los aspirantes eran egresados de escuelas del IPN, 5%
de la UNAM, 6% de la UAM, 6% de la Universidad del
Valle de México y 10% de otras instituciones. En
1998, 78% provenía de escuelas del IPN, 10% de la
UNAM, 8% de la UAM, 4% de otras. En 1999, 78% eran
egresados del IPN, 3% de la UNAM, 3% de la UAM y
16% de otras instituciones. En el proceso de admisión que culminó en enero de 2000 la proporción fue
la siguiente: 85% egresados del IPN y 15% de otras
instituciones; entre los admitidos, no hubo estudiantes surgidos de la UNAM ni de la UAM.
2.7. Ubicación laboral
Una de las características de esta maestría, derivada
de su aplicación práctica, es la de que la gran mayo-
ría de sus estudiantes desempeñan actividades laborales al mismo tiempo que realizan sus estudios. Así,
84% de los alumnos admitidos en 1997 trabajaban
en empresas privadas industriales y de servicio, 8%
lo hacía en instituciones educativas y 8% en instituciones públicas. En 1998, 9% trabajaba para instituciones educativas, 6% para el gobierno y el 86% restante lo hacía en empresas industriales y de servicio.
En 1999, 5% se ubicaba en el sector educativo, 6%
en el público y 89% en el sector empresarial. En 2000,
la distribución es: 7% en el sector educativo, 7% en
el sector público y el 86% restante en el sector empresarial.
Esto las ha llevado a ser consideradas como
profesionalizantes, en el sentido de que por sí mismas
pretenden dar herramientas teóricas y prácticas que
permitan la realización de tareas específicas en las
organizaciones. Esta situación se deriva de que no
importando cuál sea la especialización técnica que
otorguen al profesionista con estudios de licenciatura,
después de ingresar al mercado de trabajo, en una
empresa determinada, éste se dedica a planear,
organizar y supervisar las labores relacionadas con
esa preparación técnica. Esto quiere decir que se
ejercita en actividades administrativas para las cuales
no ha recibido los conocimientos teóricos necesarios.
3. Características del Modelo
3.2. Supone responsabilidad laboral
como condición previa de estudio
La experiencia derivada del análisis del funcionamiento del Programa de Maestría en Administración, que
se imparte en la Unidad Profesional Interdisciplinaria
de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas
del Instituto Politécnico Nacional (UPIICSA), configurado a través de las relaciones establecidas entre la
aplicación de las disposiciones reglamentarias pertinentes, los fines que el programa persigue, los requisitos formales de admisión y permanencia, las características de quienes son admitidos a cursarlo y los
objetivos que los han llevado a hacerlo, conducen a
afirmar que con estos elementos se define un modelo de posgrado diferenciado, no sólo con respecto a
otras áreas del conocimiento, sino también con respecto a lo que se desprende de los otros tipos de
estudios de posgrado que la reglamentación prevé,
especialmente el que resulta de las disposiciones,
condiciones y funcionamiento del doctorado, aun
dentro de su propia área del conocimiento.
3.1. Permite un amplio perfil de ingreso
En lo que concierne a los requisitos de admisión, a
diferencia de muchos otros programas que se ofrecen
en el nivel de posgrado, las maestrías en Administración muestran gran flexibilidad en cuanto a la
preparación previa de quienes aspiran a realizarlas.
Formalmente, ha prevalecido la tendencia a exigir
dedicación completa a quienes son admitidos a realizar estudios de posgrado. El proceso de evaluación
del Conacyt, por ejemplo, lo establece como requisito para otorgar su apoyo a los programas que lo soliciten, y el Reglamento de Estudios de Posgrado del
IPN lo indica también de manera expresa. Sin embargo, esta exigencia pierde sentido si se aplica de manera general en todos los programas, especialmente
en los de las maestrías en Administración, por el hecho de que la necesidad de estudiarla nace del enfrentamiento directo con las actividades de gestión
que el fenómeno administrativo actual supone. Podría decirse entonces, sin exageración, que en el caso
concreto de estas maestrías el alumno no trabaja con
el propósito de obtener los recursos que le permitan
vivir y financiar sus estudios, sino que, por el contrario, estudia porque necesita mejorar su desempeño
laboral de manera inmediata. Es decir que en este
caso el estudiante no se encuentra en la situación de
trabajar para poder estudiar, sino que más bien “estudia porque trabaja”.
3.3. Posee elementos propios
que lo distinguen de las otras modalidades
de estudios de posgrado
Como puede observarse a partir de la lectura de los
diferentes ordenamientos legales reguladores de los
estudios de posgrado, en las tres principales instituciones públicas de educación superior existen tres
modalidades de estudios de posgrado: especialización,
maestría y doctorado. Se ha conservado la relación directa entre los tres tipos y a éstos se los ha regulado
de manera conjunta. El dinamismo propio de la realidad, en el ámbito específico del área de estudios
del fenómeno administrativo, se ha encargado de ir
estableciendo sólidas y definitivas diferencias entre
estas tres modalidades, de manera que se hace necesario revisar la concepción original que dio lugar a su
implantación y regulación integrada. En ese sentido,
destaca la grave reducción de la oferta de la “especialización”, obligada por una demanda cada vez
menor, en favor de un incremento sustancial de la
modalidad llamada “diplomado”, debido al prestigio
alcanzado por esta última y a la necesidad de competir por alumnos y recursos con instituciones educativas del sector privado. Por otro lado, los programas
de “doctorado” deben conservar una estructura y una
formalidad que aseguren la preparación y la disponibilidad de tiempo requeridas para generar nuevos
conocimientos mediante el estudio sistematizado y
la realización fundamental de actividades de investigación. Por estas y otras razones, la “maestría” se ha
ido consolidando como el nivel que garantiza
profundización en el conocimiento de teorías y de
técnicas para la práctica profesional, debido a sus
condiciones y a sus exigencias, más serias con relación a los diplomados y ante las casi inexistentes
especializaciones, y menos rígidas con respecto al
doctorado, y por la posibilidad de alcanzar un grado
académico superior al de la licenciatura.
3.4. Concilia objetivos institucionales
con objetivos sociales
Derivada directamente de la característica que acaba de explicarse, observamos otra: la relacionada con
la falta de correspondencia entre los objetivos formales que se persiguen al diseñar y ofrecer estudios
de posgrado y los que pretenden alcanzar quienes
desean estudiar y concluir los programas existentes,
de manera específica, en el área de Administración.
Puede decirse que en ese sentido son perceptibles
grandes diferencias entre los objetivos de la oferta y
los objetivos de la demanda. La definición formal de
metas a lograr mediante los estudios de posgrado gira
alrededor de la preparación para realizar actividades
de alto nivel, principalmente las relacionadas con la
docencia y la investigación. Se hace necesario avanzar en la determinación y separación precisa de los
objetivos perseguidos por cada modalidad, especialmente en la reglamentación existente en el Instituto
Politécnico Nacional, para que se permita buscar la
necesaria coincidencia de fines entre los programas y
sus estudiantes, que, en el caso específico del área
de Administración, se da de manera natural y no insistir en aplicar disposiciones reglamentarias que no
se adaptan a sus condiciones específicas ni a su ámbito contextual, pues ello ha creado una brecha que
impide la obtención de resultados y obstaculiza el
incremento de sus niveles de eficiencia y eficacia.
No se trata de relajar niveles de exigencia y de formalidad académicas, sino de adaptarse a las condiciones de la realidad y reconocer, por ejemplo, que la
dedicación de tiempo parcial no es un obstáculo para
la realización de la maestría en Administración; por
el contrario, constituye un elemento enriquecedor que
asegura la simbiosis entre teoría y práctica, que las
propias políticas y acciones auspiciadas por las autoridades del instituto definen y desarrollan.
3.5. Garantiza vinculación con los sectores
sociales y productivos
Como ha quedado evidenciado en la primera parte
de este trabajo, existe una preocupación constante,
tanto en las disposiciones legales y reglamentarias
como en los documentos que definen y señalan políticas y acciones a llevar a cabo, en cuanto a que las
actividades académicas se diseñen y desarrollen en
una permanente relación con las necesidades y requerimientos de los distintos sectores que reclaman
personal debidamente capacitado para atender las
responsabilidades que un mercado cada vez más competitivo les presenta y les exige. En ese sentido, el
Programa de Maestría en Administración establece
de manera espontánea una vinculación directa con
los sectores sociales y productivos representados por
los empleados y funcionarios de las diferentes organizaciones de dichos sectores que acuden a recibir
los conocimientos que el programa ofrece, con la intención manifiesta de recibir la preparación técnica
que establecen y requieren las funciones que se les
han encomendado, o aquellas a las que aspiran en un
proceso de promoción y ascenso. El hecho de que
esta vinculación se materialice mediante las necesidades individuales de los actores directos de las labores administrativas, y no mediante la suscripción
de convenios bilaterales entre la institución y las organizaciones interesadas, no le resta importancia. Por
otro lado, si se adquiere conciencia de su existencia,
podría explotarse positivamente para obtener mayores beneficios mutuos y para facilitar la aplicación de
otros mecanismos de vinculación más formales.
3.6. Acepta opciones terminales
El reconocimiento de rasgos distintivos entre la maestría y el doctorado en Administración traería como
consecuencia la posibilidad de diseñar opciones de
graduación que se agregarían a la única opción aceptada por el Reglamento de Estudios de Posgrado del
IPN, que consiste en la elaboración de una tesis de
grado y su defensa ante un jurado en el marco de un
examen final. Hacemos notar que los reglamentos
pertinentes de la UNAM y de la UAM ya han admitido
otra opción distinta a la de la redacción y defensa de
una tesis. En el caso de la UNAM, se prevé la posibilidad de obtener el grado de maestría con la realización de un examen general de conocimientos y, en el
caso de la UAM, se acepta otorgar el grado de maestría
mediante lo que el reglamento ha llamado, de manera general, una “idónea presentación de resultados”,
es decir un informe profesional. La naturaleza de los
estudios de maestría en Administración, y las características que han sido analizadas, permiten ampliar
las opciones de grados superiores mediante actividades que garanticen a los alumnos el cumplimiento de
sus expectativas de capacitación y les permita incorporarse plenamente a su trabajo profesional en un
plazo razonable después de haber concluido totalmente el programa de maestría.
Conclusiones
El padrón de programas de posgrado que integra el
Conacyt no responde a las necesidades y requerimientos de todos los programas de posgrado del país. Ello
es así sencillamente porque aplica criterios de evaluación que corresponden a un único modelo de estudios en ese nivel. Esta realidad institucional ha
comenzado a ser entendida, y otras instituciones han
elaborado padrones que consideran otros criterios con
el propósito de complementar el proceso de evaluación y de apoyo que el Conacyt lleva a cabo y de
garantizar que todas las áreas del conocimiento posean programas bien establecidos para hacer frente a
la demanda social existente. El programa de becas
del Conset, el programa Supera de la Anuies y el
Promep de la Secretaría de Educación Pública son
ejemplos concretos de los esfuerzos realizados en ese
sentido.
Tanto en la Ley Orgánica del IPN y en los diversos
reglamentos que norman sus actividades como en
las políticas, programas y acciones definidos por sus
autoridades, se insiste en la necesidad de vincular
los estudios con los requerimientos educativos, pro-
ductivos, sociales y culturales del país. El Programa
de Maestría en Administración que ofrece la UPIICSA
asegura la correspondencia con el desarrollo de otros
sectores de la vida nacional, la combinación adecuada de teoría y práctica y la formación de profesionales
de alto nivel. De esa manera contribuye actualmente, en forma muy clara y concreta, al cumplimiento
de los objetivos institucionales.
El Reglamento de Estudios de Posgrado del IPN
regula también los estudios de ese nivel a través del
diseño de un único modelo de posgrado. Por otro lado,
su carácter detallista no favorece la flexibilidad que,
de acuerdo con los demás ordenamientos legales y
los documentos oficiales de la institución, debe garantizarse en los diferentes planes y programas de
educación que se ofrecen. Además, tal como está
concebido, este reglamento contradice y obstaculiza
el cumplimiento de las actividades de vinculación en
aquellos programas de posgrado que no responden a
las características de ese modelo único.
Es imprescindible una reforma al Reglamento de
Estudios de Posgrado del IPN que permita reconocer
las características y las condiciones propias del Programa de Maestría en Administración y de otros que
posean rasgos que impiden su encasillamiento en
aquel único modelo. Una reforma de esta naturaleza
deberá hacerlo menos rígido y específico, más general y amplio, dejando a los responsables de diseñar
cada programa la posibilidad de establecer la
normatividad a aplicarse para su funcionamiento, tal
como la que se refiere a objetivos perseguidos, el
perfil de ingreso y de egreso, los requisitos de admisión, permanencia y duración, y las opciones para la
obtención del grado. Los órganos superiores deberán
encargarse de constatar que esa normatividad se halle dentro del marco general que le fije la reglamentación y de vigilar su cumplimiento, además de llevar a
cabo los trabajos de evaluación que aseguren la realización de los objetivos institucionales a través de
cada programa concreto.
La maestría en Administración aparece como un
modelo específico de estudios de posgrado, con características propias. Sin pretender generalizar, pero
reconociendo la similitud que existe entre los programas de maestría en Administración ofrecidos en
diversas instituciones, las características que se desprenden de un modelo de esta naturaleza son: amplio perfil de ingreso; el carácter de tiempo parcial de
sus estudiantes como un elemento enriquecedor al
lograr directamente la simbiosis de la teoría aprendida en el aula con la práctica de labores administrativas concretas; existencia de condiciones que la distinguen de la especialización y del doctorado en su
misma área; la posibilidad cierta de poder conciliar
objetivos institucionales con metas y expectativas de
los sectores sociales y productivos; el hecho de que
su sola oferta constituye una experiencia concreta de
vinculación con quienes representan a otras organizaciones; y la posibilidad de aceptar opciones terminales diferentes a la elaboración de una tesis de grado. Esta última característica se desprende de las
condiciones que han llevado a esta maestría a distinguirse del doctorado y que, en las últimas reformas
de la regulación del posgrado, han sido reconocidas
por la UNAM y la UAM.
Separar los estudios de maestría en Administración de los de especialización y de doctorado ofrecidos dentro de la misma área, reconociendo los rasgos distintivos que la primera ha ido adquiriendo
como una oferta válida que cubre las expectativas de
sus demandantes, es indispensable para ubicar de
manera precisa los estudios de posgrado y permitir
su desarrollo armonioso y su consolidación, no sólo
ante esos demandantes, sino ante organismos, instituciones y autoridades oficiales que han pretendido
ignorar su importancia.
Bibliografía
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Oficina de Control Escolar de la Sección de
Estudios de Posgrado e Investigación de la UPIICSAIPN.
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